Capitulo 43 - Una visita inesperada
Charlie dormía plácidamente en su mullida alcoba. Dejándose llevar por el sueño de la noche. Agotada después de un trabajoso día. Dejando sus preocupaciones atrás y centrándose en descansar para mañana despertar con gran energía.
Hasta que, sobre las cinco de la madrugada, unos golpeteos comenzaron a aporrear la ventana de su habitación seguidas veces. Hasta tal punto de despertarla de golpe. Haciendo que se incorporara rápidamente. Con miedo a que se tratara de algún asaltante o un ladrón que había entrado en el hogar.
Giró su cabeza hacia la ventana. La cual se agitaba por cada golpe que el quien fuera estuviera dando. En un principio quiso preguntar en plan amenazante quién era y qué era lo que quería a esas horas de la noche. Cuando...
- Charlie... - una voz familiar, perteneciente al supuesto visitante nocturno de identidad desconocida, murmuró su nombre detrás de la ventana. En un tono suave y delicado - Charlie... Ábreme. Por favor...
Esta, insegura de si le abría o no a aquella persona, al final optó por la primera opción. Probablemente sería alguien bueno. Por su voz no parecía una amenaza. De haberlo sido ya habría entrado allí por las malas. Derribando la ventana y abalanzándose sobre ella como un animal que caza a su presa.
Con cuidado, fue abriendo la ventana poco a poco...
Y lo que se encontró frente a sus ojos la dejó sin palabras.
Era una criatura alada. De altura media, piel gris, pelo blanco plateado largo y grandes garras. Además, uno de sus ojos estaba sellado por una cruz rosa. Por la cabeza le asomaban unos grandes cuernos. Y alrededor del cuello le colgaba una cadena de oro. La cual llevaba una especie de campanita de cristal muy bonita.
No podía creérselo. Era un ángel. No exterminador. Sino del paraíso. Un ser celestial de los que tenía Dios bajo su poder. Pero... ¿Qué hacía allí? ¿por qué estaba en el infierno? ¿Quién era?
- Charlie... - volvió a decir aquella criatura - Cuánto me alegro de volver a verte...
- Eh... ¿Cómo? - estaba muy confusa. No comprendía por qué se sabía su nombre - ¿De qué me conoces?
El ángel, poniendo una cara algo triste, se inclinó a ella. Y con una voz más femenina que con la que estaba hablándole antes, le dijo:
- La vida no es un musical, cielo...
Al instante, tras escuchar aquella frase, Charlie reconoció al ser que tenía ante sus ojos.
- ¿Vaggie...? - el ángel asintió con una pequeña sonrisa - ¡Eres tú!
Se lanzó a su cuello y la abrazó con fuerza. Pero al poco estuvo de caerse al vacío tras saltar de la ventana hacia su pareja. Así que Vaggie tuvo que agarrarla bien para evitar que tuviera un accidente grave.
Tras un abrazo de treinta segundos, Charlie, mirándola con ojos brillantes, le invitó a pasar. Y esta aceptó. No sin antes decirle:
- No tengo mucho tiempo... No se me está permitido salir del paraíso...
Cuando ambas estuvieron dentro, la princesa le preguntó muy ilusionada cómo era la vida ahí arriba. Si era tan buena como ella se pensaba. Y esta le explicó que todo en ese lugar era genial. Que allí las almas viven en paz y armonía. Y que los ángeles eran muy simpáticos con sus súbditos.
- Oh, Vaggie... ¡Me alegra tanto que digas eso! - dijo esta. Dando botes de alegría. Llevándose las manos al pecho por la emoción.
Sin embargo, Vaggie no pareció muy alegre como ella. De hecho, su cara se le desencajó después de que le contara todo aquello. Pero como no quería preocupar a su querida novia, negó con la cabeza y le preguntó:
- ¿Y cómo te ha ido a ti después de que me ascendieran al paraíso?
Ella le contó los sucesos que tuvieron lugar durante su ausencia. Lo de la profecía, el descubrimiento de su pasado, Devilon, los pecadores que se unieron a ella, el día de la Pascua, los overlords...
- Aparte de todo eso... - fue terminando de contarle Charlie - Alastor trató de detenernos. Pero yo con mi carácter demoníaco lo puse en su sitio. Y desde entonces me tiene respeto y no intenta contradecirme...
Lo último que dijo hizo que Vaggie alzara la cabeza de golpe y apretara los dientes llena de furia.
- Grrr... Conque ese tío sigue en ese plan ¿Verdad? - cerró los puños - Maldito c#### hijo de p### y gili#####... - sus palabrotas eran silenciadas por una especie de zumbido estático que salía de su boca - Argh... Esta gente del cielo... Se me olvidó que me tienen prohibido decir tacos...
Charlie, para tranquilizarla, le tomó de las manos y le dijo:
- Tranquila, Vags... Él de momento no está buscando hacerme daño... - sonríe - Me está ayudando... Ha hecho reformas en el hotel para hospedar a mis nuevos huéspedes... Y la publicidad que ha ido colocando por cada rincón de la ciudad está haciendo que otras personas se interesen por nuestro negocio...
- ¿Pero confías en...? - lo último que intentó preguntarle lo dijo casi sin pronunciar por los pensamientos de celos que se le estaban pasando por la cabeza - ¿Tú y él estáis...?
- ¿Qué?
Al ver que estaba tocando un tema ridículo del que no deseaba hablar, Vaggie negó con la cabeza. Y tras suspirar un poco, recordó entonces a qué había venido a verla. Y comenzó a decirle pausadamente lo que deseaba confesarle.
- Charlie... - posa sus manos huesudas sobre los hombros de esta - Es probable que esto que te vaya a decir te duela. Pero...
- ¿Qué quieres decir?
Tragó saliva un poco nerviosa y prosiguió.
- Ti... Tienes que abandonar lo que estás haciendo...
- Co... ¿Cómo? - sus ojos se abrieron como platos.
- Tienes que dejar de atraer a pecadores a tu hotel... - frunció el ceño muy seriamente - Es por tu propio bien...
- Pe... Pero... - se fue retirando poco a poco las manos de esta - ¿Por qué?
- No... No puedo decírtelo... - negó con la cabeza - Pero por favor... Haz caso a lo que te digo si no quieres que...
- ¿Si no quiero el qué? - puso cara de preocupación - Vags... Me estás asustando...
La nerviosa Vaggie, humedeciéndose los labios muy preocupada y al mismo tiempo angustiada por lo mal que estaba haciendo sentir a su novia, trató de explicarle más a fondo la causa de lo que le estaba pidiendo que hiciera. El motivo. Aunque tuviera que decirle entre comillas la razón por la que lo decía.
Sin embargo, apenas tuvo tiempo de decírselo, cuando de la campanita de la cadena que colgaba de su cuello comenzó a emanar una luz azul celeste. Acompañada de un silbido agudo y a su vez suave.
- Ah... - Vaggie miró su collar con cara de sorpresa - Me... Me llaman... Es la señal de que... - se vuelve hacia la ventana. Enmudeciendo lo que casi estuvo de murmurar - Me tengo que ir...
Se acercó con prisa hacia el exterior. Con la intención de marcharse volando. Pero Charlie fue tras ella para detenerla.
- ¡Espera! - la agarró por el brazo derecho - ¿Qué era eso que querías decirme? ¿Por qué tengo que abandonar mi proyecto?
Esta simplemente la miró con gesto de piedad. Y soltándose de su agarre con un movimiento rápido, le dijo antes de marcharse:
- Tú sólo hazme caso... Y evitarás que "él" te mate...
Lo último hizo que a la joven se le pusieran los pelos de punta.
- ¿Matarme quién? - le preguntó confusa y algo asustada. Rodeándole la cintura. Evitando que se marchara de allí - ¿Uno de los overlords? ¿Alguno de los pecadores que están conmigo? - sus pupilas se le dilataron tras pasársele por la cabeza a una persona en particular - ¿¡Alastor!?
Pero Vaggie no le dijo nada más. Y se deshizo de su abrazo. Apartándose de ella. Sintiendo una punzada de dolor en su pecho por haber hecho eso.
Desplegó sus grandes alas de plumas blancas y brillantes. Y tras echarle una última mirada a Charlie, sabiendo que probablemente no la volvería a ver hasta dentro de mucho tiempo (o incluso nunca), alzó el vuelo. Lanzándose como una flecha en dirección al cielo sombrío de la noche. En el cual terminó fundiéndose en la oscuridad. Hasta desaparecer en un diminuto haz de luz.
Después de que desapareciera de su vista, Charlie, con miles de dudas que rondaban en el interior de su cerebro, alzando los brazos hacia arriba, como si tratara de trepar hasta el paraíso y volver a alcanzar a Vaggie, murmuró con voz temblorosa:
- ¿Qué tratabas de decirme?
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