Capitulo 37 - Charlotte morirá
Vaggie nunca llegó a esperarse que el cielo fuera tal y como lo describía Charlie en sus dibujos felices y coloridos. Un mundo de paz envuelto en tonalidades que pasaban del celeste al azul oscuro.
Tras recibirla los ángeles con mucha amabilidad, pudo darse cuenta de que su aspecto era distinto.
Ya no era una polilla humana con rasgos de salvadoreña. Ahora era un ángel. De grandes alas, piel grisácea y afiladas garras. Se parecía mucho a los que tenía bajo su mando Lucifer en el infierno. Pero de apariencia amable.
El comité de bienvenida que le hicieron fue bastante corto. Simplemente le regalaron un par de saludos forzados y seguidamente le rodearon el cuello con una cadena de oro. La cual llevaba colgada una pequeña campana de cristal. Brillante y preciosa.
Según ellos, la campana tenía que tocarla por si acaso necesitaba algo o tenía algún problema grave. Algo rollo servicio de habitaciones. Pero para emergencias.
Hasta ahí la cosa fue bastante normal. Pero su estado de tranquilidad cambió de un zarpazo cuando tres de los guardias celestiales, unos bastante enanos, la condujeron a una habitación del palacio de Dios. Y la ataron de pies y manos tras entrar en ella. Pillandola por sorpresa.
Dichos guardias en realidad eran tres querubines de aspecto extraño. No parecían ángeles de verdad. Tenían un aire malvado. A pesar de que al principio parecían adorables y tiernos.
Estos, tras tenerla encadenada e inmovilizada, riéndose con maldad, le dijeron a la vez:
- Ahora harás lo que nosotros te digamos, condenada... ¡Juajuajua...!
En ese momento, la pobre Vagatha, sin comprender qué era lo que estaba ocurriendo, dijo para sus adentros muy preocupada:
- Charlie... Espero que estés bien...
*
Entre tanto, sin tener ni idea de lo que se estaba cociendo ahí arriba, Charlie y compañía se disponían a prepararse para salir a hacer una manifestación pacífica a la ciudad.
Aquel día iba a tener lugar la Pascua (celebrada por los humanos cristianos en la Tierra en honor al libertador que salvó a los hebreos de la esclavitud de Egipto). Y ellos no la iban a dejar pasar de largo.
Era la única festividad sagrada a la que Lucifer le consentía a sus súbditos más humildes celebrar. Mientras no blasfemaran contra la corona o intentaran realizar un golpe de Estado.
Con lo cual, los plebeyos no tenían nada que temer. Además, estaban con Charlie. Teniendo a la hija del rey de su lado no les harían ningún daño ni los overlords ni los ángeles exterminadores.
Querían aprovechar esa ocasión para mostrar a los ciudadanos que todavía hay almas buenas en el infierno. Y que por mucho que empujaran, jamás los lograrían parar.
Tras estar todos listos, cada uno llevando entre sus manos una palma (y algún que otro un simple palo mohoso), Charlie, mirando a sus nuevos huéspedes con orgullo, exclamó por alto:
- ¿Estáis preparados? ¡Ha llegado la hora!
Los únicos que no se atrevieron a participar en esa especie de boicot religioso fueron Husk, Nifty y Angel Dust. No fue porque no estuvieran a su favor. Sino que tenían miedo de lo que pudiera pasarles. Era un acto demasiado arriesgado.
Por lo que los tres, desde el balcón del hotel, vieron cómo la masa de gente, encabezada por Charlie y Devilon, se alejaba del hogar. Agitando las punzantes palmas y los afilados palos de un lado a otro.
Alastor tampoco estuvo presente en ese desdichado evento. Ni en sueños quería hacer el ridículo como esos fanáticos jesuitas. Lo único que conseguiría con eso sería perder su prestigio como asesino.
En vez de eso, fue a una reunión que los overlords más prestigiosos del reino (entre ellos su amiga Rosie), habían planeado esa misma tarde realizar. Seguramente iría sobre el tema de Charlie y la profecía.
Tenía la intención de asistir a esa reunión por si acaso esos privilegiados planeaban un levantamiento contra el hotel. En ese caso, no tendría más remedio que evitar que sucediera...
Bah... ¿Pero en qué estaba pensando? Para lo único a lo que iba a verlos era para entregarles a Charlotte. Y que para ello, necesitaría un pago a cambio. Así se terminaría todo de una maldita vez.
Sin embargo, otra parte de él le ordenaba todo lo contrario a eso.
*
La reunión de los overlords tuvo lugar en la zona de las obras donde trabajaba Seviathan con sus esclavos. La cual estaba completamente vacía. Ya que ese día los obreros lo tenían libre por el tema de la Pascua.
El grupo, liderado por el orgulloso Frederick, estaba subido en uno de los andamios de la obra. Todos a cada lado. Alejados unos de otros.
Stolas, Valentino, Vox, Seviathan, Velvet, Rosie y Alastor eran los que componían la reunión que había convocado el terrible demonio polilla. Los demás no habían querido asistir por motivos desconocidos.
En medio de tanto silencio, en el que sólo se oía el silbido del viento, los miembros del círculo comenzaron a cantar en plan macabro. Mientras, a lo lejos, unas manchas grises comenzaron a resurgir. Acercándose a la gran metrópolis.
VALENTINO
Oh, Gran Frederic, todos esperan ya...
Los campesinos se han preparado ya...
El serio demonio polilla, clavando su mirada en la muchedumbre de plebeyos, se unió al canto (si me preguntáis a qué viene de repente ésto, es porque es un musical y algunas escenas las interpreto de este modo).
FREDERIC
Todos sabéis por qué estamos aquí...
Hay un problema, hemos de decidir...
En la distancia, las voces melodiosas de los manifestantes resonaron en el aire. Llegando a los oídos de éstos. Quienes se volvieron hacia semejante escándalo.
PLEBEYOS
¡Hosanna Superstar!
¡Hosanna Superstar!
¡Hosanna Superstar!
¡Hosanna Superstar!
Tras escuchar aquella frase repetidas veces, a Alastor se le puso la piel de gallina. Acordándose de lo que escuchó la otra noche cuando Charlie lo intimidó en plan aterrador. Esas voces fantasmales que emanaron de algún lugar...
Stolas tomó la palabra. Pareciendo indignado. Pero sin perder su compostura elegante.
STOLAS
Ved como el populacho está entregado a ella...
Dos trucos de mierda y el pueblo está a sus pies...
En toda la canción, lo único que hizo Alastor fue quedarse callado y escuchar.
OVERLORDS
¡Peligro es!
PLEBEYOS
Danos la liberación...
OVERLORDS
¡Peligro es!
PLEBEYOS
Dinos qué va a pasar...
STOLAS
Ésta mujer a nuestro pueblo quiere revolucionar...
La dama sonriente se hizo oír en la reunión. Pareciendo bastante tranquila a pesar de la situación. Pero escondiendo tras su sombrero una mueca de rabia irritante que daba algo de miedo.
ROSIE
Charlotte es un peligro que debemos abortar...
OVERLORDS
¡Peligro es!
PLEBEYOS
Danos la liberación...
OVERLORDS
¡Peligro es!
Seviathan, sabiendo que su padre tenía el poder de llamar a la guardia para arremeter contra esos bufones, con temor a que llegaran a la ciudad, le suplicó que hiciera algo.
SEVIATHAN
Oye, padre, a punto están de entrar...
Valentino y los demás, también temerosos, imitaron al joven caprichoso.
VALENTINO
Vamos, mi lord, la guardia has de llamar...
Pero Frederick, frustrado, mandó orden. Alzando el brazo y pegando una voz. Sobresaltando al grupo.
FREDERICK
¡Esperad!
Todos guardaron silencio.
Alastor lo observó curioso. Tratando de no reírse de lo mal que lo estaba pasando el dichoso noble creído.
Frederick, observando atentamente a la princesa, entrecerró sus relucientes ojos verdes y se puso muy serio.
FREDERICK
Resolvamos para siempre este grave problema...
Todos lo miraron indecisos por sus palabras. ¿Qué pretendía hacer? ¿Quedarse de brazos cruzados mientras esos necios se manifestaban libremente? ¿En qué estaba pensando?
Y como era de esperar, los miembros del círculo estallaron en una serie de quejas hacia lo que pasaba ahí fuera. Desesperados y nerviosos por que Frederick no hiciera nada al respecto.
SEVIATHAN
¿Entonces qué hacemos con la santurrona?
La gran milagrera una ídola es...
VALENTINO
Ni armas, ni luchas, ni guardias, ni slogans...
FREDERICK
Parece muy lista, eso ya se ve...
En ningún momento, ni Frederick ni los demás perdieron de vista a Charlie y a su grupo de fanáticos.
VOX
No hay que dejarle que hable o que cante...
Porque no sabremos callar a sus fans...
STOLAS
¿Cómo detenerle, si su fama crece?
Si nos descuidamos, la coronarán...
FREDERICK
Veo malos presagios
Sé que los reyes nos castigarán...
Una gran conmoción
También nuestra propia eliminación...
Será nuestra propia eliminación...
OVERLORDS
Será, será, nuestra destrucción...
FREDERICK
Y por su culpa, la eliminación...
OVERLORDS
Será, será, la revolución, nuestra eliminación...
VALENTINO
¿Cómo cortaremos la "Charlottemania"?
STOLAS
¿Cómo detendremos a tan nueva reina?
ROSIE
Ésta mujer se hace profeta en un día...
Y como el Bautista, impondrá su ley...
Ante lo que decían, Frederick negó rotundamente. No estaba dispuesto a perder en vano contra el nuevo liderazgo de la hija de Lucifer. Por mucha sangre real que corriera por sus venas. Haría todo cuanto estuviese en su mano para acabar con ella. De ese modo el rollo de la profecía terminaría.
FREDERICK
¡Basta!, ¿no comprendéis?
Que de nuestros cargos nos despojará...
Los presentes, salvo Alastor y Rosie, pusieron caras de espanto. Soltando murmullos de preocupación.
FREDERICK
Debemos destruirla
Igual que el Bautista, Charlie morirá...
Tras lo que dijo, éstos asintieron en plan idiota.
FREDERICK
Por el bien de mi pueblo, Charlie morirá...
OVERLORDS
Charlotte, Charlotte, Charlotte morirá...
FREDERICK
Igual que el Bautista, Charlie morirá...
OVERLORDS
Charlotte, Charlotte, Charlotte morirá, morirá, morirá...
El escuchar eso, hizo que Alastor pusiera cara de atemorizado. Lo sabía. Sabía que tarde o temprano los overlords llegarían a pensar en hacer semejante cometido.
No le quedaba otra. Debía de entregarles a Charlie. Puede que, gracias a Lucifer, luego no la harían sufrir ningún daño. Pero sospechaba de eso. Los demonios poderosos como ellos no tenían miedo de nada si se trataba de cometer un crimen como lo era ese.
Pero su idea de ofrecérsela en bandeja a esos odiosos se la pensó un buen rato. Y aceptó en su cabeza el esperarse un poco hasta que las cosas se calmaran aquel día. Entonces se lo propondría a Frederick y a los demás.
Por el momento prefirió guardarselo para él.
El grupo de overlords, tras terminar de hablar - cantar, miraron algo nerviosos, y a su vez con mucho odio, cómo la multitud de plebeyos entraba por las puertas de la ciudad.
Alzando sus palmas y palos. Cantando con alegría una sencilla pero encantadora canción de carácter religioso.
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