Capitulo 11 - El dúo de caníbales
Tras el reencuentro de Devilon y Octavia, el cual fue interrumpido por Blitzo después de que saliera a la calle a ver dónde se había metido su hijo adoptivo, los dos decidieron ir a dar una vuelta por la ciudad. Y de paso parar en algún bar a tomar algo.
Pero a pesar de los planes que tenían, eso no quitó que el mercenario sinvergüenza fuera con ellos. Y no le fue necesario pedirles permiso para eso.
En compañía de Loona (la cual quería saber hasta dónde llegaban ese par en su "supuesta" cita de amigos), los siguió sin que se dieran cuenta. Escondiéndose tras las esquinas de las calles o en cualquier sitio que pillaba. Armado con una escopeta por si los atacaba algún demonio peligroso.
Aunque no os lo podáis creer, Blitzo por sus hijos mata...
Durante el paseo, Devilon y Octavia se pusieron a charlar en plan amigable del día a día. Manteniendo una cercanía tan confiable que cualquiera que los hubiera visto habría pensado que eran novios.
- Dime, Devi... - la joven enamorada miraba a su amigo muy feliz. Intentando no sonrojarse por su presencia - ¿Qué tal te va en la academia de mecánica? - ella no sabía nada acerca de que formaba parte de la resistencia. Pues si lo llegaba a saber, entonces dejaría de ser su amiga. Ya que eso significaba estar en contra de Stolas y su familia - ¿Todo bien?
Este, intentando no parecer falso ante esa mentira, le contestó:
- La verdad es que bastante bien... Nadie me supera en cuanto al montaje de las piezas de un bólido... - le sonríe. Gesto que a esta le resultó atractivo - ¿Y tú con tu padre?
- Ufff... ¿Para qué te voy a contar?
Ella le explicó los acontecimientos que ocurrieron cuando él no estaba. Entre ellos, el del episodio en el que Stolas la llevó al parque de atracciones Loo Loo Land para estrechar lazos en su relación. Y lo que ocurrió después.
- Vaya... - murmuró este. Sorprendido por lo que le había contado su amiga - Me alegra saber que por fin os lleveis mejor...
- Jeje... Sí... - se retira el flequillo de los ojos con timidez. Le costaba trabajo admitir lo mucho que quería a su odioso padre - Fue un gran día para nosotros... La verdad...
En pleno camino, Octavia observa por el rabillo del ojo la mano de Devilon. La cual se balanceaba por cada paso que daba. Y estaba muy cerca de la de ella.
En ese momento, algo nerviosa, intentó agarrarle de la mano. Gesto que, de hecho, solían hacer los dos cuando eran pequeños. Les gustaba mucho estar cerca el uno del otro. Pero de eso ya había pasado tanto tiempo...
----------------Doce años atrás...--------------------
Devilon y Octavia se conocieron en el jardín de párvulos. Ambos habían sido castigados en el pasillo de la escuela por haber dibujado en sus cuadernos de ortografía un dragón en vez de la letra "a" del abecedario que les pidió el profesor.
Los dos habían coincidido en que habían dibujado lo mismo. Por lo que se presentaron. Con un poco de timidez y a la vez sorprendidos por la coincidencia. Y se pusieron a hablar en plan amigable hasta que terminó su tiempo de castigo.
Tras la salida de todos los niños de la escuela para reencontrarse con sus padres, ellos fueron los únicos que quedaron allí sólos. Esperando a sus familias. Como de costumbre.
A Devilon rara vez solían ir a recogerlo o Blitzo o alguno de los (en aquellos momentos), trabajadores de la empresa IMP. Pues a menudo se olvidaban de su existencia. Su hermano no iba a la escuela porque era demasiado rarito para los ojos de los demás niños. Por su apariencia extraña a simple vista. Por lo que pasaba el día en casa. Para evitar que se burlaran de él.
A Octavia tampoco iban a buscarla debido a que su padre y su madre estaban siempre atareados (o eso decían ellos...). Así que esa vez, aprovechando la ocasión, decidieron ir juntos a casa. Agarrados de la mano. Y fue a partir de ahí cuando nació su tierna amistad.
Durante los siguientes seis años vivieron miles de aventuras juntos.
Eran inseparables.
Solían hacer la mayoría de cosas el uno con el otro: iban a jugar al recreo juntos; se tomaban la merienda juntos; se bañaban juntos; veían películas de terror juntos; le robaban las galletas a Blitzo juntos; jugaban al exterminio anual juntos; espiaban a Stolas juntos... Y... Bueno... Incluso iban a hacer popó juntos...
Entre las otras muchas cosas que pasaron "juntos", Octavia ayudó a Devilon a aprender a montar en bicicleta. Tuvieron muchos tropiezos. Pero al final ella consiguió que se manejara correctamente y sin ayuda alguna.
En otra ocasión, compraron un pollito muy mono al que llamaron "Chochi" (en realidad el nombre se lo puso el guarro de Blitzo porque el animalito le recordaba a simple vista al aparato reproductor femenino...). El cual lo criaron hasta que se convirtió en un gallo demonio fuerte y precioso. Sin embargo, los dejó bastante pronto. Debido a que lo cocinaron para comérselo en el día de acción de gracias (eso último fue también idea de Blitz...). Lloraron su muerte los pobres. Pero estaba muy rico.
Pero lo mejor que hicieron durante su etapa de amistad pura y tierna fue cuando hicieron volar la cometa.
Devilon la fabricó para Octavia como regalo de su octavo cumpleaños. Y ese mismo día fueron a probarla los dos sólos a la azotea de la empresa IMP. Para ver hasta cuánto aguantaba en el aire.
Al principio, lograron mantenerla en lo alto del cielo. Pero debido a una delicada ráfaga de viento, la cometa hizo que los dos salieran volando hacia arriba. Dejando atrás el suelo. Dando botes por los tejados de las casas. Y fue bastante divertido. Se lo pasaron genial. Ahí los dos juntos recorriendo Hell City desde el techo. Sujetados a la cuerda de una simple cometa de papel. Riendose con fuerza. Atrayendo las miradas de algunos demonios que paseaban por la calle tranquilamente.
Terminaron chocando contra un poste que rompió la cometa y les hizo caer sobre un toldo. Pero no les pasó nada. Se rieron felizmente. Y fue ese mismo día cuando se prometieron que siempre serían amigos. Y que nada del destino cambiaría eso.
Por desgracia, con el paso del tiempo, se fueron haciendo mayores. Los padres de Octavia, al ganar más poder en la sociedad del infierno, no dejaron que ella fuera a ver demasiado a su mejor amigo. Ahora considerado como un plebeyo. Y en cuanto a Devilon, como se había unido, junto con su hermano, a la resistencia, pues estaba muy ocupado. Y no tenía demasiado tiempo para ir a verla.
Entonces se fueron distanciando. Esperando a que algún día sus caminos volvieran a reencontrarse de nuevo...
--------------------------------------------------------------
Los recuerdos de aquellos viejos tiempos tan encantadores pasaron por la mente de ambos adolescentes como una flecha. Mientras seguían caminando sin decir palabra.
Justo a punto estuvo Octavia de tocarle la muñeca a Devilon, cuando la repentina parada en seco de este la detuvo.
Él, poniendo una cara algo seria, se puso frente a esta. Y le dijo casi susurrando, como si no quisieran que lo oyeran los que deambulaban cerca de allí:
- Octavia...
- Eh... - se sentía muy avergonzada. Él estaba tan cerca de su espacio personal que parecía como si quisiera darle un beso. ¿Por qué se estaba poniendo así? ¿Qué pretendería decirle? - ¿Sí, Devi?
Entonces pasó algo que ella no se esperó para nada. Le tomó las manos con delicadeza, y subiendo y bajando la vista un par de veces entre los ojos de ella y el suelo, le contestó:
- Yo... Te he echado mucho de menos...
- Ah... - no esperaba que le soltara eso. Era lo mismo que ella quería decirle cuando se lo encontró en la empresa de Blitzo - Y... - sonríe con algo de corte - Y yo... - sus mejillas se estaban poniendo coloradas - Yo también...
Tras su respuesta, el muchacho fue acercando lentamente, sin comprender por qué lo estaba haciendo, sus labios a los de ella. Sin echarse atrás en ningún momento. Murmurando:
- So... Sólo... - apoya su frente contra la de ella - A tí...
La pobre Octavia no pareció importarle que la besara. Pues en ningún momento se inmutó por semejante gesto. El caso era que llevaba meses soñando con ese día. El día en el que su amado mejor amigo le correspondería. Y por fin, después de tanto tiempo esperando una respuesta, por fin había llegado.
- De... Devi... - posó sus mano sobre las mejillas de este. Entrecerrando los ojos mientras sus labios se acercaban más y más a los de él - Ah... Yo...
Pero antes de que pudieran darse ese delicado beso que tanto deseaban desde hace tiempo, un dramático giro de los acontecimientos los interrumpió.
Octavia vio a espaldas de su amigo una escena horrenda que la hizo palidecer. Perdiendo así el deseo amoroso que tenía de un zarpazo.
Dos demonios larguiruchos y sonrientes acababan de atacar y despedazar con sus fauces a un tipo que se les había empujado en plena carrera. Por lo visto, tendría prisa por algo. Pero eso no fue una escusa para esos dos seres extraños. Los cuales, tras el empujón, acorralaron al pobre señor y se lo cargaron.
- Eh... Via... - murmuró Devilon. Tras ver la cara de susto de su amiga - Va... ¿Va todo bien?
Esta, sin perder la expresión de terror de su rostro, muy lentamente, alzó el brazo
Y le señaló con el dedo lo que estaba mirando detrás de él.
El chico, prestando atención a la temerosa indicación de la adolescente, se giró de forma pausada. Manteniéndose alerta por si acaso.
Tras ver aquella escena grotesca, por poco estuvo de sacar de forma rápida la lanza que llevaba colgada sobre su espalda. Porque esos dos tipos que acababan de matar a ese individuo desconocido no eran demonios normales.
Eran caníbales.
De repente, los ojos siniestros de ese par de sicópatas se clavaron en los dos asustados jóvenes. Los cuales no sabían qué hacer en esos instantes. Y acto seguido, se fueron acercando a ellos sin nada de prisa.
- Vía... - se giró para mirarla un poco. Estaba muy asustada.
- ¿Qué...? - le contestó esta. Petrificada por lo que había visto antes.
Este, alargando su brazo para blandir su lanza, le contestó, frunciendo el ceño y sin bajar la guardia:
- Huye...
Ella al principio trató de negarse. No quería abandonar a su amigo en una situación así. Pero al ver los ojos centelleantes del valiente y apuesto muchacho, supo que sólo pretendía protegerla. Así que, muy preocupada por lo que llegarían a hacerle, asintió y dio media vuelta para echar a correr.
Sin embargo, justo acababa de girar en redondo, cuando de sopetón se encontró cara a cara con uno de los dos sujetos que estaba hace un momento en la calle de detrás de ella. ¿Se habría teletransportado?
Era una dama algo alta. De dientes afilados y de apariencia oscura. Parecía una Mary Poppins siniestra. O más bien una "Lady Dimitrescu" en versión piraña.
- ¿Adónde crees que vas, jovencita? - le preguntó. Con un tono de frialdad en su voz. Mostrándole su exagerada mandíbula de depredadora.
- ¡Ah...! - se volvió a su amigo - ¡De... Devilon...! - pero la mujer de negro le tapó la boca y la agarró por detrás para que no escapara.
Devilon se dio cuenta a tiempo de la extraña aparición de ese monstruo con apariencia de mujer de los años 20. Y agarrando con fuerza su arma, sabiendo entonces quién era, muy furioso, exclamó:
- ¡Quita tus sucias manos de ella! ¡Zorra mal parida hija de la gran...!
- Esas no son formas de hablar a una dama. Muchacho...
Una voz metálica, similar a la de un locutor de radio, sonó detrás de él. Lo que hizo que se le erizara el bello cabelludo. Porque ya sabía quién era.
- Demonio radio... - murmuró este. Mientras sentía cómo un sudor frío le recorría la espalda.
- El mismo...
Devilon, intentando olvidarse de sus malditos miedos, se dio la vuelta rápidamente. Y sin dudarlo ni un momento empuñó su lanza con fuerza y apuntó contra el malvado overlord. El cual, esbozando una sonrisa amenazante, lo miró con gesto siniestro.
- Atrás, cabrón... - le gruñó el chico. Apretando los dientes - Un paso en falso y te rebano el cuello...
Esa actitud amenazante que estaba tomando el rebelde demonio a Alastor le recordó un poco a Vaggie. Y el pensar en que era otro sujeto que, al igual que esa niñata, tampoco le tenía respeto alguno, le sacaba de quicio.
Aparte de eso, fue capaz de reconocer sin problema alguno la cara de ese tipo. El que acudió a salvar a su archirival Vox de sus garras.
Cuando se hubo acordado de él, frunciendo el ceño, murmuró:
- Tú...
- ¡Devilon! - chilló Octavia. Resistiéndose al agarre de la extraña dama. La cual se trataba de Rosie - ¡No lo provoques! ¡Te va a matar!
Este se volvió a ella. No sabía lo que hacer. Estaban los dos acorralados por una pareja de entes asesinos. ¿Cómo podrán salir de aquel lío?
- ¿¡Qué queréis de nosotros!? - exclamó. Sin perder de vista a Octavia - ¿¡Por qué nos molestais!?
El sonriente demonio estuvo a punto de responderle. Sin embargo, la mujer que iba con él lo interrumpió.
- Al... - se puso entonces esta a inspeccionarle la cara a la pobre chavala. Que no dejaba de retorcerse - Nos hemos equivocado... Éstos no son los gamberros que me robaron el sombrero...
Tras sus palabras, Devilon abrió los ojos como platos.
- ¿Sombrero? - murmuró - ¿¡Todo ésto ha sido por un puto sombrero!?
De golpe, sorprendiendolo, Alastor alargó su zarpa hacia el cuello de este y lo agarró con fuerza. Casi ahogandolo. Acto seguido, lo levantó como a una marioneta y lo acercó a su rostro. Y le gruñó (sin perder la sonrisa de su oscura cara):
- Yo que tú cerraría la bocaza, pequeño... Con mi amiga nadie se mete... Y menos los canijos como tú... - alza la mano libre. Mostrando sus afiliadas garras - Qué pena que ya no vivas para contarlo...
- ¡No...! - gritó Octavia. Todavía sin poder quitarse de encima a Rosie. La cual estaba disfrutando del momento. Parecía como si el tema del sombrero lo tomaran como escusa para matar a gente - ¡Déjalo en paz! ¡So capullo...!
El vil monstruo se dispuso a mutilar al chico. Con la simple intención de verlo sufrir para divertirse un rato. Estaba ya arto de tanto tiempo sin hacer nada por la tonta de Charlie. Ya era hora de que volviera a la vida de la que disfrutaba antes de entrar en ese estúpido hotel para santurrones.
Sin embargo, antes de que pudiera hacerle nada, una voz masculina de tono burlón exclamó:
- ¡Oye, par de esmirriados!
Rosie, quien fue la primera en oírlos, alzó la cabeza en busca del responsable de aquella voz. Diciendo molesta:
- ¿¡Quien ha dicho eso!?
Arriba, sobre las cabezas del par de demonios caníbales y los otros dos jóvenes, estaba Blitzo. Quien parecía tener en sus manos una especie de bola de bolos (que a saber de dónde la habría sacado). Y sin perder el carisma de su cara de payaso, le contestó a la frustrada dama:
- ¡Yo! ¡Jajaja! - y soltó la bola encima de Rosie.
Antes de que cayera abajo, Octavia pudo finalmente deshacerse del agarre de la fea señora y huir de su lado. Dándole un codazo en las costillas.
Pero antes de que la dichosa overlord fuera tras ella para capturarla de nuevo...
¡CLONC!
La bola de bolos la golpeó en el cráneo. Haciendo que perdiera el sentido y se desplomara en el suelo como un saco de papas.
Eso hizo que Alastor soltara de un tirón a Devilon. Pues le habían hecho daño a su amiga. Entonces fue a dirigirse a ver cómo estaba. Esperando que no la hubieran matado.
Devilon y Octavia se abrazaron. Está última rompió a llorar en su hombro por el miedo que habían pasado. Blitz bajó de donde estaba y fue a reencontrarse con ellos. Y cuando estos lo vieron, dijo en plan sarcástico, señalando a la moribunda overlord:
- Vaya... Eso sí que ha sido un golpe de altura... ¡Jajaja!
Pero la situación divertida no duró demasiado. Pues Alastor, furioso porque le hubieran hecho daño a Rosie, fue a por ellos. Lo que hizo que el pícaro mercenario se pusiera en plan defensor.
- ¡Poneos detrás de mí! - le ordenó a los dos jóvenes. Tratando de protegerles - De este cara culo ya me ocupo yo...
- ¿En serio? - murmuró Devilon por bajo. Cruzándose de hombros - Conociéndote, de seguro que luego tendré que salvarte yo...
- ¡Calla, idiota! - le gritó este por sus burlas hacia él - ¡Se supone que yo soy el mayor de los tres!
El furioso demonio, con el rostro oscurecido de la rabia y soltando chirridos metálicos, fue en dirección hacia los tres para hacerles daño. Mientras Blitzo, poniéndose de escudo para los atemorizados Devilon y Octavia, trataba de buscar una manera de acabar con él.
Sin embargo, antes de que pudiera llegar hacia donde estaban, una salvación llegó a tiempo a ayudarles.
Loona, de la nada, apareció de repente en escena. Poniéndose delante de ellos para defenderlos. Y se encaró con Alastor. El cual, tras verla, se quedó paralizado y puso cara de susto.
Le habían encontrado su punto débil. Eso ya lo sabían la mayoría de los que poblaban el infierno. Al demonio radio le daban fobia los perros. Y mucho.
Loona, aprovechando que lo tenía cagado de miedo, sin poder evitar sonreír en plan vacilante, le dijo:
- Debería de darte vergüenza meterte con niños chupa biberones que aún ni se han destetado de sus mamaitas... - señala con la cabeza a Devilon y a Octavia - ¿Te parece bonito?
- ¡Oye! - exclamaron los dos adolescentes a la vez. Molestos por que los hubiera llamado así. Pero esta no les hizo caso. Y prosiguió con sus provocaciones.
- Mira... ¡No te doy un guantazo ahora mismo porque tengo otros asuntos importantes que hacer...! - se pone a cubrir a sus tres amigos y se los va llevando lentamente de allí. Rodeando al tenso Alastor sin ningún miedo - Así que hala... ¡Hasta luego, pendejo...!
Tras estar algo distantes de este, Rosie se incorporó mareada y con un chichón del tamaño de una naranja en la frente. La bola de Blitzo la había dejado bastante hecha polvo. Y aprovechando la ocasión, la astuta loba sacó de detrás de ella el sombrero que le habían quitado a la dama y se lo arrojó en la cara. Pero esta, a causa de su estado de cao, no se inmutó.
- Ahí tienes... Pa tí... - dijo el idiota mercenario. Ahora con menos temor por sentirse protegido por su hija adoptiva.
Entonces la pandilla, ya a salvo de lo que podrían haberles hecho, se dispusieron a cruzar la esquina. Sin embargo, Loona, para seguir pinchando al aterrado overlord, antes de marcharse, le soltó:
- Y por cierto... ¡Comete un bocadillo de jamón, que como venga una brisa sales volando...! - Blitz y Devilon la agarraron por la cola para arrastrarla fuera de aquel callejon y que se marcharan de una vez. Lo que hizo que esta se molestara un poco - Madre mía, chicos... En vaya líos os metéis, coño...
Tras haber conseguido largarse de allí, el demonio radio volvió a retomar su compostura. Y frunciendo el ceño furioso, gruñó entre dientes:
- Esos cerdos se van a enterar la próxima vez que los pille...
Entre tanto, Rosie, todavía incapaz de volver en sí por el golpe, murmuró:
- Pues yo me pido ser el carrito del helado...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro