"Si el mundo es cruel, yo soy peor. "
Lan-Sui
El sonido a espadazos era distante, pero aún resonaba a través de los pasillos solitarios y casi vacíos del castillo de la ciudad Blanca. Un lugar pacífico que gozaba de una paz anormal luego de tantos años plagados de ajetreo.
Afuera nevaba sin misericordia, los copos aplastaban sin piedad a los árboles y animales debajo. Detrás del manto de protección, arriba, en una terraza al aire libre, la emperatriz contemplaba su pequeño gran problema sin tener la resistencia suficiente para hacer uso de su poder y detener aquel nevado intenso.
Suspiró frustrada, el niño que sostenía en brazos estaba dormido y gruñó al sentir como su madre se movía. Zaia se dejó caer sobre el suelo agotada. Las túnicas y partes lizas de su hanfu se desparramaron sobre el hielo, como emperatriz era su trabajo mantener al clan nieve próspero, pero su poca resistencia no ayudaba.
Tenía el poder, pero la debilidad de su cuerpo le impedía usarlo.
De nuevo tenía problemas, pero acudir en busca de ayuda era inapropiado. Más la ayuda acudió sin necesidad de ser convocada.
—Es malo para tu salud exigirte más de lo que tu cuerpo puede soportar. —Lan-Sui se detuvo junto a su hermana, y con un ademán extinguió la ferocidad de la tormenta. —Sé que antes podías hacerte cargo, pero tu parto fue complicado, tu cuerpo es menos resistente, no hagas tonterías cuando yo estoy aquí para ayudarte.
Zaia rio sin ganas.
—¿Y qué debería hacer entonces? Han pasado años desde mi parto y soy la emperatriz, no puedo dejar que hagas todo mi trabajo cuando igual hay cosas más importantes por las que deberías de preocuparte.
Lan-Sui bajó su mirada para toparse con la de su hermana. Sus orejas se movieron, y su instinto le dijo a gritos que algo estaba pasando y ella aún no era consciente.
—Hay rumores. —continuó Zaia. Sus manos acariciaron el pelaje de su hijo, el pequeño había tomado su forma de zorro luego de volver a estar cómodo, y soltó un un ronroneo cuando los dedos de su madre trazaron círculos y líneas sobre su cuerpo.
—¿Qué tipo de rumores? —Decir que Lan Sui no tenía curiosidad sería una mentira, su interior rugía por saber que era lo que pasaba ahora.
Ella mejor que nadie, conocía el alcance y poder de los rumores. ¿Cómo no hacerlo cuando estuvo involucrada en varios y protagonizó otros más?
Escuchar, vivir y crear rumores era algo así como su pasatiempo, sus hermanos y su familia no los mencionaban porque estaban al tanto de los juegos peligroso que Lan-Sui se atrevía a llevar acabo. Pero, si ahora Zaia estaba dispuesta a hablar de uno significaba que era especial, y Lan-Sui moría de ganas por saber qué tipo de especial.
—Se dice que Lan-Sui del clan Nieve está manteniendo una relación no oficial y concebida fuera de los parámetros "aceptables" con la princesa Aries del clan de Acero.
Lan-Sui se mordió el interior de sus mejillas para no soltar la carcajada que comenzaba a subir por su garganta. ¡Vaya que el mundo sí que inventaba cosas muy llamativas!
¡Los mortales tenían creatividad e imaginación, debía de admitirlo!
—Eso es una estupidez. —Lan- Sui terminó soltando una suave risa, si su hermano estuviera allí se hubiera orinado por lo gracioso del asunto. —¿No me digas que te lo creíste y vienes hasta aquí para confirmarlo?
Zaia negó con la cabeza ante la actitud de su hermana. No admitiría nunca en voz alta que sí llegó a pensarlo posible, no fue hasta que vio a Lan-Sui contener la risa que supo que era falso, como todos.
—En absoluto, sé hasta donde llegarías, no eres el tipo de demonio que hace eso con una dama. —Esas palabras al menos sí eran verdad, pero no quitaban el hecho de que Zaia fantaseó a su hermana en una relación con la princesa humana.
—¿Por qué me dices esto entonces?
—Porque a veces los rumores, por muy falsos y absurdos que sean, se esparcen rápido. En esta ocasión este rumor ya es bien conocido por todos los clanes y su gente.
Lan-Sui alzó una ceja, Zaia no supo decir si estaba sorprendida o preocupada. Pero conociendo a su hermana posiblemente ninguna de las dos opciones fuera la correcta.
—Si es así, ¿cómo es que yo no me había enterado hasta ahora?
—Nuestra gente te respeta lo suficiente como para no tener el valor de decírtelo. —agregó Zaia con un bostezo.
Esta vez Lan-Sui rio con ganas, sujetando su estómago poco después a causa del dolor punzante por reír tanto.
—Pero tú eres mi hermana, y los hermanos se encargan de soltarte las verdades en la cara por muy duras que sean. —dijo sin terminar de reír.
—Correcto.
Por un momento ninguna dijo más, Lan-Sui estaba muy ocupada riendo y Zaia arrullando a su hijo para que no despertara por las estrepitosas carcajadas que soltaba su tía.
—Aún así, —Lan-Sui tomó una bocana de aire y recuperó la compostura. —no sé por qué te preocupas. Mi reputación ha caído muy bajo, tú la has visto caer, y no nos importa. Bueno, al menos a mí no me importa. —Se corrigió Lan-Sui al ser testigo de la mirada asesina que su hermana le lanzó. —¿Por qué hasta ahora?
—Por qué ahora la reputación de la joven princesa, Aries, se vio arrastrada al fondo por la tuya.
—¡Absurdo! Para empezar, jamás estaría con ella de esa forma.
—Lo sé, pero últimamente, durante los encuentros entre clanes le has dado un trato especial.
—¡Eso es porqué le estoy ayudando a buscar una forma nada sospechosa para matar a su padre! ¡Estos planeando un complot no una boda! —Se excusó Lan-Sui mientras se golpeaba la frente con la palma de la mano, queriendo borra así la estupidez del mundo.
Zaia se quedó en blanco.
¡¿Qué su hermana estaba planeando hacer qué?!
Un dolor azotó en su cabeza, más tarde hablaría con aquel incorregible demonio acerca de lo que estaba mal en el mundo, y de que no podía ir por ahí planeando matar gente, así como así
Pero sería luego, en ese momento solo manejaría un asunto a la vez. Tratar con su hermana de por sí ya era difícil, si se desviaba ahora podría no tener otra oportunidad para volver al tema del que hablaba el rumor.
—Dudo mucho que alguien te crea si dices eso. Se ve forzado, y solo ganarías un pase directo a la cárcel por intentar atentar contra la vida de un líder sin que te haya provocado.
—Mmm. ¿Qué sugieres?
Solo existían dos formas de decirle las cosas a Lan-Sui, con un camino lleno de halagos para acolchonar su brutal respuesta, o soltar las cosas directas. Zaia tenía cierta preferencia por la última, así que sin detenerse dijo:
—Participa en la cacería de luna llena de este año.
El rostro de Lan-Sui perdió color.
—¡¿Qué?! ¡No, No! ¡No!
Zaia estaba preparada para esta reacción, así que pudo acondicionar su tono para proseguir con calma. Combate fuego con fuego decían, ella prefería apaciguar las llamas con tierra, eso se le hacía más efectivo.
—Piensa, si lo haces tú reputación caerá más bajo, pero la de Aries se mantendrá intacta. Ella está prometida y si las cosas no mejoran su compromiso podría anularse. Para ti ya no hay remedio.
Lan-Sui se dejó caer sobre el hielo, cruzando los brazos y haciendo un puchero. Era igualita a como fue de pequeña, los mismos gestos, la misma forma de enojarse, en encapricharse. Zaia le dio un par de palmaditas en la espalda, ese gesto siempre la calmaba, aunque fuera un poco.
—¡No quiero ir! ¡No! ¡Lo último que necesito ahora es casarme!
—No necesitas casarte. Solo ve, la gente creerá que Aries no es más que otras de tus conquistas y dejarán de hablar mal de ella, solo le tendrán compasión un rato antes de que olviden por completo el asunto.
—Zaia, no quiero. —Lan-Sui se restregó contra el hombro de su hermana, buscando mimos y consuelo.
—Entonces buscaré otra forma más tarde. Pero procura no hacer nada cuando vayamos al clan Amatista mañana, sería inapropiado y solo incentivaría más los rumores. Ninguna saldrá bien favorecida si la cosa continúa así.
Copos de nieve cayeron sobre ambas, Lan-Sui tenía la mala costumbre de arrastrar el invierno a cualquier parte en donde estuviera, y cuando sus emociones se desestabilizaban, la nieve caía más rápido.
—Katana va a participar. —Lan-Sui estiró un dedo y picó el cuerpo peludito de su sobrino, al ver que no se despertaba volvió a hacerlo. —Creo que puedo considerar tu propuesta.
Zaia le acarició el cabello.
—No te fuerces, si no quieres.
—Será divertido. —Lan-Sui sonrió. —Además escuché cierto rumor hace un par de días.
—¿Cuál? —Zaia la miró de reojo, la sonrisa de su hermana era peligrosa, rara vez significaba algo bueno.
—Cierta princesita de cierto reino parece estar perdidamente enamorada de Lan-Sui. Me gustaría adivinar cual de todas las jóvenes es la culpable de tan terrible condena.
Ante esas palabras, Zaia no pudo evitar estar más de acuerdo. Si ese rumor resultaba ser cierto, sentiría misericordia por la joven que llegó a enamorarse de su hermana.
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