Todo es más sencillo si te relajas
Amaba demasiado mi cabello, pero no más que a SiYeon.
En sí ella es un amor, logró completarme en lo que sería menos seis meses. Todo lo que necesitaba eran sus abrazos, caricas, chistes, besos, básicamente lo que una pareja tiene, y yo encontré al amor de mi vida. SiYeon lo es todo para mí, no sé que haría si ella no estaba conmigo. Hasta cuando se iba por minutos, me parecía una eternidad y rezaba a todo el mundo para que venga lo más pronto posible y envolverla en mis brazos.
No me costaba nada saber que SiYeon era la que me rodeaba con sus brazos, la reconocería por ese aroma a vainilla y chocolate tan embriagador que tiene.
Sin duda ella se convirtió en una persona especial en tan solo pocos meses, y más decir que es el amor de mi vida. No lo sé, es lo que realmente siento que es ella.
Cuando MinJi me preguntó como la conocí tuve que mentirle, lo odiaba demasiado pero no tenía otra escapatoria.
Había inventado que nos conocimos porque ella accidentalmente tiró mis libros cuando iba caminando, y como ella era la prima de HoSeok podía merodear por la universidad aunque no fuese alumna. Luego de eso me invitó un café como disculpas y comenzamos a hablar, de allí que me enamoré.
Ojalá que eso haya sonado muy creíble...
Pero lo bueno es que ya no tengo que andar escondiendola de MinJi, ahora puede merodear por mi casa como si fuera una de la familia sin problemas.
—¿En qué piensas princesa? —me giré para encontrarme con ese bello rostro que tanto anhelo.
—Cosas absurdas —le sonreí y me acerqué para darle un beso.
—¿Y esas cosas absurdas me incluyen? —me acercó más hacia ella.
—Si te incluyeran dejarían de ser absurdas —ahora fue ella la que me robó un beso.
—¿Cómo puede ser que seas tan perfecta? Dios no se equivocó cuando creó al ser más perfecto y me lo trajo a mis manos.
—¡Awww Singnie! Siempre tan empalagosa —negué divertida volviendo a besarla.
—Si pero lo soy por ti —soltó una carcajada y luego su rostro se puso serio cuando me senté en la cama—. ¿Pasó algo?
—Estuve pensando... ¿te gustan los cines? —la miré y me observó con una mueca extraña.
—No es algo que me guste mucho, ¿por qué?
—Quería invitarte el sábado a ir con mis amigos... pero sé que dirás que no —me puse un poco triste porque en realidad quería que vaya, algo así como una cita, porque mis amigos traeran a sus respectivas parejas y yo... estaré sola con HyunJin, a no ser que tenga pareja—. Todos irán con su pareja y sería lindo si yo llevase la mía.
—Bueno, mi respuesta obviamente sería que no pero por ti hasta bajaría la luna —se sentó conmigo y entrelazó nuestras manos.
—¿En serio harías eso por mí? —me giré hacia ella con una sonrisa— ¿A pesar de que no te gusten?
—Claro que sí, eres mi mayor prioridad y hacerte feliz es un deseo que quiero cumplir —me sonrió mostrando sus dientes, no podía creer las hermosas palabras que estaba diciendo. Mis mejillas ardían y los monos vinieron, otra vez.
No pude aguantarlo y me tiré sobre ella con cuidado de no lastimarla.
Comencé a darle muchos besos en el rostro y luego iba a sus hermosos y jugosos labios. El beso de alguna manera se intensificó, pasó de uno suave y sereno a uno salvaje y necesitado, pero era así, ambas nos necesitabamos como cielo y tierra, universo, estrellas y constelaciones, sol y luna, Romeo y Julieta. La punta de su lengua pasó por mi labio inferior, pidiéndome permiso para entrar. Abrí la mía y con gusto le di la entrada, saboreando la suya como si fuera lo más dulce que he probado en mi vida.
Con suavidad me recostó y se posó encima mío, pasé mis brazos por su cuello y la atraje hacia mí para profundizar el beso. Su lengua recorriendo mis labios eran como una hermosa droga que nunca iba a dejar, al igual que sus labios. Trazaba un camino de besos desde mi boca hasta mi cuello, allí lamió un par de lugares hasta dar en mi zona sensible, no pude evitar soltar un gemido que alertó todos sus sentidos, genial, ahora sabía mi punto sensible y no dudaría en usarlo en mi contra. Comenzó a mordisquear, dar chupones y luego lamer el lugar adolorido.
Sentía una pequeña incomodidad en mi feminidad, algo así como punzadas extrañas... ¿Acaso me estaba...?
—S-SiYeon —le dije mientras intentaba recuperar el aliento, me sentía excitada por alguna razón. Ella paró al instante.
Mi entrepierna seguía palpitando y no podía controlar la calentura que había en mi cuerpo, era la primera vez que me sentía así.
—¿Pasó algo linda? —me dijo algo preocupada.
—No lo sé, ¿n-no crees que vamos muy rápido? —no podía sacarme la calentura de mi cuerpo. Observé mi entrepierna y mi pantalón estaba ¿m-mojado? SiYeon observó mi entrepierna y sonrió ladina, ¿acaso le gustaba ver mi sufrimiento?
Rápidamente me tape la zona mojada, maldita sea parecía que una cascada haya pasado por aquí. Oh no, ¿cómo mierda iba a mirar a SiYeon luego de que me haya mojado de la excitación?
—Estás mojada —fue lo único que dijo.
—Y-Yo... perdón —bajé la cabeza apenada, no quería verla después de lo que vió en mis pantalones, maldita sea mi calentura.
Ella se acercó a mí con cuidado y me volvió a besar, pero esta vez suavemente y no desesperadas como antes. Me encantaba la forma en que nuestros labios encajaban perfectamente como rompecabezas, estaban diseñados por algún Dios del amor para estar juntos, para que se acoplen y no se separen jamás. No podía evitar volver a sentirme caliente, mi entrepierna volvió a palpitar con el paso de su lengua por mi cuello, volviendo a hacer más chupones y lamerlos con cuidado para aliviar el dolor.
Levanté mi cabeza hacia atrás para darle más espacio, me encantaba esta dulce sensación de sus labios golpeando mi piel, me hacia ver como que era una pieza delicada ante sus ojos, siendo cuidadosa de no romperla.
Una mano traviesa se coló por debajo de mi blusa y gemí ante el tacto de su piel chocar con la mía. Cada movimiento que hacía prendía fuego mi cuerpo y el cosquilleo en la entrepierna de hacía más molesto cada vez.
Levanté mi brazos para que pueda deshacerse de mi blusa. Acercó su boca a mi vientre y con cuidado lamió mi vientre, ahora si estaba más caliente que el fuego. Una de sus manos acarició mi pecho por encima de mi encaje negro, mientras con la otra intentaba desabrochar mi pantalon.
Creo que vamos un poco rápido pero en realidad no quiero parar, me gustaría que me haga suya en este instante, no sé, siento como un tipo de conexión rara que me une con ella, es raro pero esa "conexión" es la que me incita a dejarle hacer todo esto. Y aunque vayamos solo un par de semanas como novias no puedo dejar de pensar en sexo.
Es raro, lo sé, pero me siento como... preparada.
Cuando terminó de desabrochar mi pantalón, tiró de el hasta sacarlo por completo y tirarlo por algún lugar de la habitación. Me sentía desnuda en frente de ella aunque tenga mis bragas y mi sujetador, yo también quería verla a ella semidesnuda. Volvió a besar mis labios desesperadamente, su mano trazaba un largo recorrido desde mi cadera hasta mi muslo y allí se quedaba, trazando pequeños circulos que volvían loco mi ser.
—S-SiYeon... —tomé su rostro con mis manos y la obligué a mirarme, hasta este punto era un desastre como yo estaba físicamente. Me costaba respirar ya que la excitación me estaba consumiendo por completa.
—¿Voy muy rápido? —me miró preocupada y le sonreí respirando jadeante.
—Estamos yendo bien p-pero quiero verte a ti t-también.
Con una sonrisa ladina y cínica se quitó su blusa. Pude admirar sus pechos bien formados (tapados por su encaje color blanco) y esos malditos abdominales me volvieron loca por un segundo. Segundos después se quitó su pantalón, dejando a la vista su calzoncillo blanco, al igual que su sujetador.
Dejo a libre vista su erección y por un segundo quise saber qué se sentía ser SiYeon. Sin más rodeos comenzó a besarme nuevamente. Nuestras lenguas volvieron a encontrarse en una batalla para ver quién tomaba el control, el cual ganó ella sin duda. Su erección hizo presión por encima de mi braga y solté un gemido ronco, no podía pensar en otra cosa que no sea su miembro, de alguna manera la quería dentro de mí.
Parezco una puta necesitada.
Desabrochó mi sujetador y lo tiró por algún lado de mi habitación como hizo con ambas blusas y pantalones, creo que tiene la costumbre de tirar todo a la mierda. Se tomó unos segundos para admirar mis -seguramente- planos pechos, y no pude evitar sonrojarme.
—Eres perfecta —se mordió el labio y se acercó a los míos para besarlos.
Suavemente fue bajando sus besos hasta uno de mis pezones y con una primera lamida logró sacar un gemido de mi garganta. Con su mano libre llegó al seno contrario y lo masajeó, amaba como me ponía con tan solo un toque en mi piel, calentaba mi cuerpo de una manera increíble.
Lamia, mordia y chupaba mi pezón, haciéndome sacar varios gemidos que alertaron a mi parte baja. Cuando terminó con uno siguió con el otro, mientras que el anterior era masajeado.
Sentía que no podía más, necesitaba algo dentro de mí para calmar mi excitación. No era que estaba desesperada por tener ese -hermoso- miembro, solo que con eso calmaria mi calentura. Además, todas las veces que estábamos por hacer el amor terminaban porque alguien nos interrumpía, hasta llegué a perder la cuenta de cuantas veces pasó.
Y como si ella escuchara se deshizo de mi braga, quedando completamente desnuda ante la vista de SiYeon.
Se relamió dos veces el labio e hizo un camino de besos hasta llegar a mi feminidad, la cual no tardo en palpitar cuando SiYeon comenzó a dar pequeños circulos con su pulgar.
Parecía una gemidora descontrolada, pero no lo podía evitar soltar gemidos y jadear el nombre de SiYeon. Me encantaba esa sensación placentera, la amaba demasiado aunque sea la primera vez que sentía todo esto. Acercó su lengua a mi centro y con esta masajeó mi clítoris, mientras que con la otra masajeaba mi seno.
En un momento podía sentir su lengua dentro de mí, más rápidas embestidas con esta.
No pude contenerme, de un momento a otro podía sentir que iba a llegar al orgasmo. Cuando todo terminó pude sentir como SiYeon saboreaba mis fluidos y que daba gruñidos de deleitación. Se acercó a mí, que aún estaba respirando entrecortada y me miró sonriente, pero podía decifrar más detrás de esa mirada lujuriosa.
—Realmente eres muy dulce princesa, te probaría una y otra vez —canturreó la última parte y me dije mentalmente que no volvería a ver el mundo como antes—. Pero todavía no terminamos princesa, esto es solo el comienzo.
¿C-Cómo que no terminamos? TENGO MIEDO LEE SIYEON.
Cuando iba a hablar sus labios se posaron en los míos y no me dejo decir ni una palabra. No me podía negar, sus labios eran la octava maravilla mundial, tan hermosos e irresistibles. Con mis manos desabroché su sujetador y lo dejé en el piso al lado de mi cama, a comparación de ella que los deja tirados por algún lugar de la habitación.
Sus senos se veían aun más perfectos que antes, con mi mano libre (porque la otra estaba agarrada a las sábanas) tomé uno de ellos y los masajeé, logrando un gemido por parte de SiYeon. Pero luego frené mi movimiento cuando su mano llegó de nuevo a mi palpitante clítoris y lo masajeó otra vez con su pulgar, oh Dios mío jamás me cansaria de esta placentera sensación.
—¿Lista? —me sonrió y la miré extrañada. Mojó sus dedos con su saliva y luego acercó el mismo a mi vagina, más bien a mi centro— Si duele me dices ¿si? —asentí un poco tímida y me acarició la mejilla— Tranquila bebé no es nada raro, te estoy preparando.
¿Preparándome para qu-... oh, ya entendí.
Con cuidado introdujo un primer dedo, era demasiado dolorosa la sensación. Cerré los ojos para contenerme del maldito dolor, me salían lágrimas y tuve que agarrar muy fuerte la sábana para contenerme.
—Dios mío que estrecha estás princesa —me dio un tierno beso y luego sacó su dedo suavemente.
La observé y vi que se estaba levantando para buscar sus pantalones. Alzó este y sacó del bolsillo un pequeño paquete.
—Aquí estás —dejó los pantalones en el suelo y volvió hacia mí.
Me pregunté mentalmente que era eso, pero todo se aclaró cuando abrió el paquetito y de allí sacaba un condón.
Lentamente se sacó los calzoncillos y Dios mío me iba a morir en ese instante.
No por algo le dicen la gran bestia blanca, ahora ya veo el porqué.
Cuando terminó de ponerse el condón estaba preparada para llegar a la última fase, donde BoRa iba a morir. Decidí mirar a lo que estaba haciendo pero por unos segundos el pánico invadió mi cuerpo, ¿cómo demonios iba a entrar eso en mí? Tengo demasiado miedo.
—Princesa, no tengas miedo ¿si? Es solo mi pene, no es nada anormal.
—¿P-Pero es normal tú tamaño? ¿Crees que eso entrará en m-mí?
—Tranquila linda, solo déjame todo el trabajo a mí.
Se acercó gateando hacia mí y me dio un besó en la mejilla para tranquilizar mi pánico, que ahora estaba multiplicado por cinco.
—Debes estar relajada, no me gustaría dejarte lastimada por algún lugar.
Respiré hondo unas cuantas y luego la observé, lista para ser penetrada. Tal vez este sea mi fin, y si Dios es piadoso me lleve al cielo.
Tomó su miembro con una de sus manos y lo acercó a mi centro, la punta rosa tocó el mismo y de a poco lo sentía adentrarse en mí. Mis músculos se contrajeron al sentir solo la punta dentro de mí, cerré los ojos fuertemente y apreté las sábanas, el dolor era horriblemente insoportable pero al fin y al cabo me la tenía que aguantar.
—Lo siento bebé —se acercó hacia mí y limpió mis lágrimas—. Si pudiera quitarte el dolor lo haría, por favor perdóname.
Sus labios se posaron en los míos y me relajé al sentir su suave mano en mi mejilla. A medida que el beso continuaba el dolor en mi interior disminuía, o sea sí, dolía un poco pero era soportable hasta este punto. Volvió a besar y morder mi cuello (que debe estar con muchos chupones y mordidas), hasta que luego de un rato frenó y me observó con una sonrisa.
—¿Ves? Todo es más sencillo si te relajas bonita. Ahora quiero que disfrutes, te lo mereces por todo lo que has hecho —asentí un poco tímida.
Lentamente comenzó a irse para atrás y para adelante, oh maldita sea que bien se siente tenerla adentro mío. Mis gemidos no tardaron en aparecer cuando sus embestidas subieron el nivel, arqueando mi espalda para que su pene entre aún más en mi vagina. Gemía su nombre en alto y pedía que vaya más rápido, la lujuria y excitación me invadieron por completo. Me encantaba este maldito placer, ¿por qué no lo descubrí antes?
Sus embestida eran más rápidas de lo normal, mi cuerpo de repente tembló y sentía que iba a llegar al orgasmo. Estímulo mi clítoris con su pulgar para darme más placer y cuando llegué al orgasmo grité su nombre en alto.
Mi pecho subia y bajaba frenéticamente, me costaba respirar ya que la calentura seguía en mi cuerpo, pero al cabo de unos segundos esa parte desapareció como si nada, al igual que el condón que usó hace un rato para protección.
Volvió a mis labios para besarme con pasión, de nuevo nuestras lenguas se apresuraron a salir, mezclándose con mi propio sabor. Un hilo de baba salió cuando nos separamos por la falta de aire. Su miembro duro y pesado chocaba contra mi vientre, yo había pensado que ya no estaba erecto pero me sorprendió que era duradero el efecto, hasta podía ver la puntita.
Sus besos fueron bajando hasta mi cuello, donde mordió y lamió para calmar el dolor. Mis gemidos no tardaron en aparecer cuando sus dedos rozaron mi clítoris, mi vagina ya estaba más que despierta y comenzó a palpitar de la excitación al imaginarme su miembro de nuevo dentro mío, llenandome con sus -seguramente deliciosos- fluidos y aquellos mismos chorreando por el centro de mi feminidad.
—Date la vuelta y ponte en cuatro cariño —oddenó algo seria, no pude evitar levantarme y ponerme en cuatro como si fuera su sumisa.
Se acercó a mí y beso mi nuca, su mano traviesa se coló por mi seno haciendo masajes en mi pezón, lo pellizcaba y lo apretaba haciendo que suelte pequeños jadeos. Su otra mano viajaba por toda mi espalda hasta mi trasero y de allí acarició como si fuese lo más delicado del mundo.
—¡AUCH! —exclamé cuando me dió una nalgada bastante fuerte— ¡M-Maldita sea SiYeon!
—Lo siento, me deje llevar por el momento —contestó pícara acariciando el lugar donde ahora me ardía—. Ahora quiero que relajes, tienes los músculos muy tensos y así no voy a poder entrar hermosa, sería más doloroso para ti.
Levanté la cabeza sorprendida al escuchar lo que dijo, ¿entrar en dónde?
—¿A qué te ref...
—Shhh —interrumpió acercándose a mi nuca y dando un tierno beso. Su miembro chocaba con mi trasero y no podía esperar a tenerlo dentro de mí otra vez—. Relájate princesa..
Respiré hondo mientras una de sus manos se posaba en mi cadera y la otra... no sabía con certeza donde estaba. Sostuve mi peso con mis codos, ya me imagino que iba a hacer pero no estaba segura si ahí era el lugar correcto.
Sentía la punta de su pene en mi ano y un escalofrío invadió mi cuerpo, esa zona era demasiado sensible para mí. Solté varios gemidos ahogados mientras lentamente se adentraba allí, mi cuerpo temblaba del placer que me estaba causando su enorme pene en mi pequeño culo. La base de su miembro tocaba todo mi trasero y esa era una señal de que la metió toda dentro de mi interior, no sabía si estar feliz por ese logro o triste por lo que me dolerá luego. No había nada de dolor, pero si un poco de molestia.
Moví un poco mi cadera para hacerle saber que ya podía moverse. Sobó un poco mi cadera y luego dio la primera embestida, oh Dios mío, el placer recorrió todo mi cuerpo y solte un gran gemido cuando dio otra delicada embestida.
Tomé con fuerza la sábana cuando incrementó el paso de sus embestidas, ahora solo me dedicaba a gemir ante el placer que me provocaba aquellos movimientos. Mis codos se cansaron así que me apoyé en la cama, ahogando mis fuertes gemidos en la almohada. Con una mano sostenía mi cadera y con la otra daba embestidas en mi centro, una combinación de placer que sin duda me enloquecia.
Llegamos al orgasmo al mismo tiempo, ella dejando sus fluidos dentro de mí y los míos dentro de su boca, porque se decidió a lamer mi vagina para no desperdiciar nada de mis "dulces fluidos".
SiYeon se acostó a mi lado un poco cansada. Ella nos tapó con las sábanas y la observé mientras posaba sus manos en mi cadera y me acercaba más a ella.
Pero me sentía algo culpable. Ella hizo todo el trabajo y ella no pudo recibir nada, tengo que hacer algo lindo por ella la próxima vez que lo hagamos.
—Y... ¿te gustó? —besó mi frente.
—¿Qué me gustó? Dios SiYeon es lo mejor que sentí en mi vida, fue perfecto.
—Tenías que saber que era el verdadero sexo princesa, pero este fue algo especial porque sé que era tu primera vez y realmente lo siento si lo hicimos muy apresurado.
—No no, Singnie, está bien, aunque me siento mal por dejarte hacer todo el trabajo y que no hayas recibido nada —le dije con un puchero.
—No bonita, te dije que esta era tu día y sigue siéndolo. Tu presencia ya es un regalo para mi y no necesitas recompensarme con nada por hacer todo esto —besó mis labios.
—Quiero preguntarte.. ¿c-cuánto te mide? Es que no me parece normal... ay perdón si te incomodé —dije algo nerviosa—. Solo quería saber...
—Veinte centímetros —contestó sonriendo—. Aunque no lo creas son veinte centímetros, ni más ni menos —bostezó en silencio.
—Debes estar cansada ¿no? —pregunté satisfecha y asintió— Duerme Singnie, necesitas descansar.
—Entonces... buenas tardes noches hermosa —besé su frente y se acomodó en mi cuello.
Podía sentir que estaba dormida, y que yo también iba a estarlo en poco tiempo.
—Buenas tardes noches lobito.
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