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Reencuentros alegres (final)

Me despierto totalmente desorientada del lugar donde me encontraba ahora. La luz pegaba fuertemente mi rostro y de a poco intento adaptarme a la fuerte luz.
Nunca había estado aquí, es como si estuviera en otro mundo pero a la vez lo conozco.

Me levanto del piso y me doy cuenta que estaba en una especie de campo floreado con rosas, tulipanes y girasoles. Camino tocando las hermosas flores y de estas sale un brillo como en las películas. ¿Acaso estaba en el paraíso? ¿Era esto real?

Escucho risas, varios niños corren y ríen con barriletes en las manos. Entre ellos, una pequeña niña con cabello negro que se me hacía familiar su esencia. Pero ella no estaba felíz, hasta que viene otra niña con cabello castaño y la abraza, alegrando su humor. En cierta forma esto me recordaba a mi niñez, cuando Dahyun siempre venía y me salvaba de todos mis lloriqueos absurdos. Sonrío al ver que las niñas se van felices a jugar por los prados.

Quería saber que era esto y con que propósito me encontraba aquí. ¿Quizá me habré muerto?

- Parece que te cuestionas muchas cosas, Mina.

Esa voz retumbó por todo mi cuerpo y me dió un ligero escalofrío. Volver a escuchar su sinfonía era como estar en casa luego de un día agitado. ¿Acaso estaba soñando o era real?

Giro mis talones y allí lo veo, con un traje blanco y el pelo tal como estaba cuando se fue. Él era un hombre formal, siempre se preocupaba por los otros y daba todo lo que tenía para complacer a las personas de su alrededor. Era el mejor padre que una persona pueda tener.

Me lanzo hacia él en un gran abrazo y aspiro su esencia a lavanda, como solía recordarlo. Es extraña esta sensación de verlo aquí cuando recuerdo que el estaba en el cielo. ¿Es que acaso yo también lo estoy?. Acaricia mi cabeza mientras sollozo de la alegría al ver a la mejor persona, al mejor amigo y el mejor padre del mundo.

- P-Papá... -Digo con dificultad mientras nos separamos. Estaba alterada y sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho en cualquier momento-

- Hola cariño. -Me sonríe y limpia mis lágrimas. Al sentir su tacto en mis mejillas mi piel se eriza, no esperaba este momento- ¿Cómo has estado?

Hasta su voz era la misma.

- ¿Sin tí? Para la mierda. -Ambos soltamos una carcajada-

Me observa por unos segundos y su sonrisa se ensancha más.

- Estás igual de bella que la última vez que te vi. -Me sonrojo por instinto, mi padre era un hombre muy coqueto- Tienes el rostro de tu madre.

- Pero tengo tus ojos, papá.

Ríe.

- Lo sé.

Me toma del hombro y comenzamos a caminar, observando todo el paisaje que al fin y al cabo era temporal. Habían niños correteando por todos lados, al igual que adultos disfrutando de un día de picnic.

Es como un deja vú.

- Supongo que has venido porque quieres respuestas. -Pregunta frenando debajo de un árbol-

- No tengo idea, solo me desperté y no recuerdo lo que me pasó anteriormente. Me duele la cabeza al intentarlo.

- Pues las deidades te han traído aquí por alguna razón. -Se sienta y palmea su lado izquierdo- ¿Por qué no compartes con tu padre toda tu travesía, hija?

Pensaba que no iba a escuchar nunca esa frase. Ordeno lo que dice y me siento a su lado, este ambiente era bellísimo para charlar, y más con él.

- Todo esto empezó cuando fui a la casa de Solar. Ella me contó una leyenda de un gran lobo blanco, yo en ese entonces no creía en esas cosas. Pero gracias a eso, conocí a una loba.

- ¿Te refieres a Chaeyoung? -Pregunta confundido-

- Sí, ella es el amor de mi vida, papá. Si supieras lo maravillosa que es... espera, ¿cómo sabes que se llama Chaeyoung? -Acuso curiosa y suelta una risa-

- Estoy en el cielo, no, estamos en el cielo cariño. Los ángeles podemos ver todo lo que sucede en la tierra desde nuestra muerte. Y estamos ahí para proteger a nuestros seres queridos.

Eso significa que...

- ¿Ya morí? -Digo atemorizada y con ganas de llorar. No quería dejar mi mundo tan pronto-

- Estás en un trance entre la vida y la muerte. Es parte de tí decidir si te quedas o te vas.

Suelto un gran suspiro y observo todo mi alrededor. La gente era felíz con sus seres queridos, y yo también quería serlo aquí con mi padre. Pero debía tomar una decisión ante todo esto, y no me gustaba porque ambas conducían a mi felicidad.

Pero si escojo una, la otra opción sufrirá pase lo que pase. A menos que...

- ¿Qué se supone que hago aquí, papá? -Lo observo y parpadea con una gran sonrisa- Si realmente no estoy muerta, ¿cuál es mi propósito en este lugar si estoy entre la vida y la muerte?

- Le pedí a las deidades que podamos vernos por última vez. Pero fue hace mucho tiempo ya, y no quería meterte en todo esto. -Suelta un gran suspiro y me mira con los ojos cristalinos- Yo sabía desde mi muerte que tu destino fue morir a manos de un animal, y por eso extendí todos los sucesos hasta ahora.

Me quedo boquiabierta ante su confesión. Él me ha estado protegiendo todo este tiempo, y por eso no he muerto...aún.

- Lo siento cariño, debes pensar que soy un idiota egoísta pero realmente quería verte y abrazarte al menos una vez más. -Se tapa el rostro y su sollozo me rompía el corazón-

Me acerco hacia él y saco sus manos del rostro, lo miro con una sonrisa enorme.

- Jamás pensaría eso de tí, papá. Me has protegido todo este tiempo. Luego de lo que pasé, pensé que todo era parte del destino pero no, fuiste tú todo este tiempo. -Le doy un gran abrazo y me corresponde- Gracias papá.

- Lo siento soy muy sentimental con todo esto. -Se limpia las lágrimas y suelto una risita. Era verdad- ¿Y... has decidido?

Oh....

- Sí.... -Me aclaro la garganta cuando se me forma un nudo. No quería decir esto, quería seguir con mi padre un rato más- Pero... ¿puedo quedarme un rato más contigo? Es sólo que en la tierra me hace falta mucho tu presencia. Hay muchas cosas que quiero preguntarte antes de irme.

- Estoy dispuesto a constestar cada una de ellas todo el tiempo que gustes. -Me sonríe y me abraza de hombros mientras caminabamos-

- ¿Por qué nunca me dijiste que eras un lobo? -Frunzo el ceño y el suspira-

- En ese entonces era peligroso Mi. No podía arriesgarme, y más cuando habían descubierto que tenía tres hermosos hijos. Sé que Minseok te lo dijo, estuve observandote todo ese pequeño tiempo.

Todo esto me ponía mal y quería desaparecer del mundo. ¿Por qué la gente tiene que sufrir de esta forma?

- No quería ponerlos en peligro, ni a tí, ni a mi familia. Entonces hice lo correcto, defendí lo que era mío, aunque eso conllevó a mi muerte. -Toma mi mano, como en los viejos tiempos- ¿Otra pregunta?

Asiento frenéticamente.

- ¿Por que Minseok te asesinó?

- Larga historia. Para resumir, yo era parte de sus planes por ser amigo de Mike. Por cierto, ¿cómo se encuentra él? ¿y su familia?

Frunzo el ceño pero luego de cinco segundos recalculo quién era Mike.

- Ellos están bien, papá. Aunque hace tiempo que no los veo desde que escapé de esa casa, ¿te conté que ellos me salvaron cuando Minseok me cortó la yugular?

- No, pero lo ví desde aquí. Ya te dije que podemos ver todo nosotros, pero no exactamente todo el día.

Asiento convencida. Pasar tiempo con papá es como volver a los viejos tiempos, lo extrañaba demasiado.
Pronto escucho una risa que se me hace conocida y volteo con una gran sonrisa. Dos personas estaban en un día de picnic, la chica pelinegra le hacia cosquillas a la castaña y ella solo reía sin importar cuan raro la gente pueda verla. Pues la homosexualidad no estaba bien vista en mi país y era algo extraño ver a dos chicas, una encima de otra, riendo.

- Veo que tu y Chaeyoung se han vuelto más unidas de lo que creí. -Dice mi padre abrazando por mi hombro-

- Chaeyoung es como la otra mitad que me falta para estar completa, papá. En poco tiempo se convirtió en una persona muy especial y esencial para mi vida, no se que haría sin ella.

Ella sin duda es la mujer de mi vida.

- Ella es tu pareja predestinada, cariño. Aunque desde un principio no lo creí, con el tiempo me di cuenta que tenían en común muchas cosas y que de igual manera eran la una para la otra. Pero como te he dicho, el destino te preparó otra cosa.

Mi padre suspira y me observa, ya sabía que con esa mirada me decía que era la hora de partir.

- ¿Y cuál es tu decisión, linda? -Me sonríe esperando la opción correcta-

- Decidí que volver con ellos sería mejor. En serio quiero quedarme contigo papá, pero hay gente que está esperando por mí y sería injusto dejarlos tan pronto.

Me acaricia la cabeza y río.

- Asi es, pequeña Mi.

- ¡Papá! ¡Ya estoy mayor para eso!

- Nunca es tarde para ser joven, Mina.

- Entonces... ¿este es nuestro adiós?

- Sí princesita, es nuestro adiós.

Con todas mis fuerzas lo abrazo. Esta era la última vez que iba a ver a mi padre, y mis ojos se empaparon de lágrimas. Sentir este pequeño calor de padre e hija entre los dos me hacia recordar a mi yo del pasado, cuando éramos muy unidos.

Pero el lado bueno de esto, podía verlo con mis ojos y sentir sus abrazos. Él no era una ilusión, él era real.

- Recuerda siempre sonreír porque...

- Es la llave que se ajusta a toda cerradura. -Limpia mis lágrimas y toma mis mejillas con ambas manos-

- Siempre estaré en tu corazón, y estarás siendo protegida por el mejor ángel del mundo.

- ¿Tú? -Río-

Niega con una sonrisa.

- Chaeyoung.

Besa mi frente, sentir su tacto me ponía la piel de gallina.

- Viaje bueno, cariño.

- Adiós, papá.

(~)

Cuando vuelvo a tener la conciencia, me doy cuenta que esta vez estaba en un hospital. Logro abrir los ojos con dificultad, llevo mis manos hacia mi rostro para adaptarme de la luz pero habían cables conectados a todo mi cuerpo que me dificultaban moverme.

Desconecto todos los artefactos molestos y éstas máquinas hacen un pitido que alertó a medio hospital, trayendo a muchos doctores que se sorprendieron cuando me vieron desconectando todos los cables de mi cuerpo. En unos cuantos segundos mis seres queridos estaban parados en frente mío y parece que estaban aterrados ante mi presencia. ¿Qué no era la misma de antes?

Una de las primeras personas era Chaeyoung. Tenía sus ojos hinchados y con ojeras debido a que debió llorar cuando morí. Suena gracioso decirlo.
Lo único que pasaba entre nosotras fue una mirada amorosa y de sorpresa, Dios mío estaban todos petrificados de la sorpresa.

Cuando reaccionan los doctores se acercan a mí y tapan mi vista hacia mis amigos. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba con otros cables y eran más fáciles para moverme por al menos un rato.

Los doctores se largan y me dicen que no me mueva mucho, algunos de ellos hablan con mis amigos mientras que veo a la chica que cautivó mi corazón acercarse hacia mi con lágrimas en los ojos. Ella no dice nada y me preocupa porque es de las personas que hablan mucho.

- ¿Chae? ¿Está todo bie-

Sin pensarlo se lanza a mis brazos con suavidad y comienza a sollozar en mi hombro. Su hermoso calor corporal apareció y entre nosotras se unió lo que antes estaba separado.

Volver a ella era lo más importante que quería, volver a sentir sus abrazos, sus besos, sus caricias, todo lo que ella tenía era mi paraíso. Estaba tan enamorada de ella que no notaba lo que me había pasado en toda mi travesía, y gracias a eso aprendí muchas cosas que me sirvieron para llegar hasta donde estaba ahora.

- M-Maldita sea Mina, no me a-asustes así nunca más. -Se separa y limpio sus lágrimas con un beso para cada una. Estaban saladas, bueno eso era más que obvio- N-No te vuelvas a ir...por favor...

- Descuida amor, no me volveré a ir jamás.

Acerco mi rostro al de ella y la misma corta la distancia que había entre nosotras uniendo nuestros labios en un lento beso pero con todos los sentimientos que nos queríamos decir hace tiempo.

- Te extrañé mucho princesa, no sabes la falta que me hiciste en estos meses.

- Lo sé, Chae, lo sé todo. Luego te contaré todo.

Todos mis amigos vienen hacia mí y me dan un abrazo grupal de sorpresa. Admito que me quejé un poco de dolor pero solo fue una pequeña cosa momentánea.
Las risas y lágrimas de felicidad no tardaron en aparecer mientras todos se lamentaban su descuido hacia mí. Aunque de alguna manera no fue su culpa sino mía.

Recuerdo que hace unas pocas horas estaba hablando con mi padre sobre mi vida mientras él respondía mis pocas preguntas. Comenzaba a extrañarlo, pero no debía preocuparme por él porque dijo que siempre estaría conmigo y yo realmente lo siento a mi lado aunque no pueda verlo. Daría lo que fuera por volver unas horas atrás y verlo por última vez.

Los dias pasaron rápido, todas las personas que amaba estaban a mi lado desde siempre y no se separaban por nada en el mundo, pero más cierta persona. Ya me habían dado el alta y la única cosa que tenía que hacer era reposo absoluto.

Y Chaeyoung era muy insistente con eso.

- ¿En que estás pensando? -Se sienta a mi lado y me besa. Correspondo al instante-

- Sólo pensaba en todo lo que nos pasó. Y mira, ahora estamos felices juntas Chae.

- Como lo deseé desde el primer día que te ví en aquel bosque.

Le doy un tierno beso en la mejilla y ríe. Chaeyoung era muy sensible ante eso, por eso tomaba ventaja.

- Sabes... antes de despertar en el hospital me encontré con mi padre. -Abre los ojos sorprendida y se acomoda para que prosiga a contar-

- ¿Michael?

- Sí. Al parecer él quería reencontrarse conmigo.

- ¿Y qué pasó luego? -Pregunta curiosa-

- Pues hablamos y ya, no es que podíamos hacer otra cosa. Pero cuando lo ví pude sentirme bien por un rato, estar con él un rato más era lo más lindo que podía haberme pasado aparte de tí.

- ¿Y qué te dijo?

- Solo contestó un par de preguntas y pasamos un rato como solíamos de pequeños. -Sonrío al recordarlo. Él siempre estará conmigo pase lo que pase- Y también me dijo una cosa.

- ¿Qué cosa? -Arquea una ceja divertida-

- Te lo diré si me das un beso. -Se acerca y pongo los labios para el beso pero ese nunca llegó. A cambio, besa mi mejilla- ¡Hey!

- No especificaste el lugar. -Se encoje de hombros y ríe- Pero si quieres uno en los labios tendrás que contarmelo primero.

- Entonces no te cuento nada. -Actúe como diva y me "enojé"- Te cagas Chaeyoung.

Fingió estar indignada.

- ¿A tu novia le hablas así? -Niega exagerada- Necesitas una lección.

Y sin más me toma desprevenida y me besa. Al principio no reaccioné por la sorpresa pero luego moví mis labios al compás de los de ella.

- Mi padre me dijo que tu eras mi protectora, el ángel más sangrado que puedo tener. Eso era.

Esboza una gran sonrisa contagiosa.

- Entonces tú eres la princesa y yo soy tu lobo. Tu lobo ángel protector.

- No, lobo ángel protector suena mal.

- Entonces tú eres la princesa.

- Y eres mi lobo.

Fin.

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