Nuevas personas.
— ¿Por qué has faltado? No me vengas con el cuento de "Istibi infirmi" porque eso no funciona conmigo.— Dijo cerrando su casillero molesta.
—No se me apetecía venir y además tuve un gran problema que surgió repentinamente.
Trato de no recordar lo que pasó, o mejor dicho, trato de no recordad a la chica que no me dejó en paz desde aquel día que la dejé sola.¡Qué va! ¡Si debería sentirme más que bien! Además se lo tenías bien merecido esa maldita bestia ¿Qué se cree? No iba a dejar que mi vida peligre una vez más, no estoy lista para dejar este mundo.
— ¿Y cuál es ese problema si se puede saber?.— Su mirada de acusadora me intimidaba mucho, en si ella es intimidante con su forma de ser y sabía que no le podía mentir con cualquier cosa porque primero, ya conocía mis mentiras y segundo, iba a creerme de loca, demente si le contaba lo sucedido.
—No me creerías si te lo dijera.— Reí y frunció su ceño confundida pero al cabo de los segundos rió conmigo.
El timbre sonó indicándonos que vayamos a nuestros respectivos salones. Como yo no tenía con Dahyun eso me ponía triste, que va, me aburría en clase sin ella.
Tomé asiento en mi típico lugar al lado de la venta y puse mi mochila en la otra silla porque tristemente nadie se sentaba conmigo y lo agradezco mucho. Mis compañeros comenzaron a entrar y a tomar sus asientos de forma rápida. Al cabo de unos segundos la profesora entró.
Las clases fueron aburridas, como siempre, exceptuando una cosa extraña que sucedió cuando observé por la ventana los árboles llenos de hielo y nieve por todos lados. Había visto los mismos puntos azules que había visto en casa de Solar (Porque al ser temprano y de épocas invernales se veía oscuro el cielo) no sé si era mi imaginación o pertenecía a la chica esta, nah, era imposible ya que un animal no podría entrar a esta escuela ni raspando.
Me dirigí a la cafetería y encontré a Dahyun hablando con otras chicas que no las conocía ni se me hacían conocidas en lo absoluto.
— Oh, Mina, ellas tres con Momo, Jihyo y Seulgi.— Señaló.— Y ellos dos son Hoseok y Tae.
Los dos chicos saludaron con una reverencia mientras que las tres chicas lo hicieron con un apretón de manos. Algo me incomodaba mucho, era la chica de cabello bordo que creo que se llamaba Momo, bueno, ella me observa de arriba a abajo con el ceño fruncido tratando de buscar algo, algo me da mala impresión de esta chica no logro descifrar que es esa cosa que me da mala espina. Dahyun se removió un poco incomoda y me tiró del brazo.
— Chicos, ella es Mina, mi mejor amiga.— Sonrió y me miró.— Minari, ellos son nuevos en la escuela y están en mi clase. Espero no te moleste si te dejo sola un rato... ya sabes, para enseñarles como funciona la institución y demás. Como representante del curso es mi deber y no puedo negarme a ello.
¿Acaso significa que me vas a dejar sola? ¿Hasta que me vaya a mi casa? Que buena amiga eres, Dahyun.
— Está bien,— Sonreí falsa y un poco incómoda ya que la chica me seguía observando y me estaba empezando a fastidiar.— Ve y diviértete.
— ¿En serio? ¡Gracias amiga! ¡Eres la mejor!.— Habló dando saltitos y que me parecieron muy tiernos,en si Dahyun es tierna y muy adorable.— Te veré luego en el café.—Depositó un beso en mi mejilla y luego se marchó.
Y allí me dejó, sola, pero eso no me molestaba que fuera así porque Dubu era así todo el tiempo. Tampoco me molestaba que fuera así porque, sin tener el toque "Dubu" no sería ella misma.
...
Me despedí de Dahyun, luego de un día duro trabajando en esta acogedor café, cogí mi chaqueta que me protegía del frío y salí de aquel lugar en plena noche.
La noche fría la encontraba agradable de alguna forma y además de eso me encantaba cuando respiraba y salía el humo de mi boca pareciendo como si estuviera humeando, bah, me divertía haciéndolo. El fuerte viento azotó mi cabello y luego cesó de manera repentina y eso me asustó un poco pero no había nada que temer porque soy una persona que alucina... ¿Verdad?
Mi corazón empezó a latir más fuerte cuando sentí pasos de alguien corriendo a mi atrás, volteé pero no había nadie, aunque mi corazón seguía latiendo como si alguien me hubiera pegado un susto enorme. Pero seguía latiendo como si alguien me hubiera pegado un susto enorme. Pero seguía escuchando pasos, y mi corazón cada vez latía con rapidez, pero no solo eso, sino que mis manos empezaron a temblar del miedo que tenía. Perdí la cuenta de cuantas veces volteé para ver si alguien me seguía pero no era nada más que mi imaginación jugando con mi cuerpo
Una vez que llegué a casa, cerré la puerta con llave y fuí directamente a mi cuarto.
Nunca había experimentado esta sensación de miedo, jamás en mis veinte años. Pero de algo estoy segura y es que seguirá pasando porque la mala suerte y el karma están en contra mía.
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