Cap. 3 El príncipe y ¿un cuento para dormir?
Lynette volvía a suspirar seguidamente el dia de hoy, pero esta vez era distinto. La faceta que mostraba aquel día era una que confundía incluso a Lyney pues ademas de encontrarse feliz lo expresaba de manera muy abierta en sus gestos y actos, sin contar que ninguno de sus dos hermanos conocían el motivo: "¿Qué habrá sucedido anoche?"
-¿Qué me miran? - Preguntó a sus hermanos al ver sus miradas atónitas.
-Es solo que te ves muy... Feliz - Respondió Fréminet -¡Q- quiero decir! Me alegra, pero es raro... No, ehh... No me refiero a que nunca estés feliz es solo que ugh.
-No te preocupes, entiendo - Lo tranquilizó Lynette.
-¿Por qué actúas de manera tan alegre? - Decidió por preguntar Lyney -Además de que fue después de... Fallar en la misión.
-El príncipe Aether es distinto a lo que pensaba - Le contestó sin vacilar -Es alguien amable y atento, también parece ser alguien muy honesto.
-Claramente esta actuando, quiere ganarse nuestra confianza, ya sea para sus planes malignos y pervertidos o por que nos ha descubierto - Discutió -Incluso si fuera así, no podemos fallar en nuestra misión, no sería la primera vez que nos topamos con un objetivo aparentemente inofensivo y amable ¿no? O es que acaso... ¿Estás...?
-¡No es eso! -Interrumpió de inmediato algo sonrojada.
-Emm... ¿Está bien si digo algo? - Preguntó Fréminet.
-¿Sí?
-Yo debo de ir esta noche pero, si ustedes dos fallaron no creo ser de mucha utilidad... - Suspiró pesadamente.
-¡Esta bien! Tendremos más oportunidades, no te culpes a ti mismo si no lo consigues, tus hermanos mayores tampoco pudieron después de todo - Respondió Lyney intentando reconfotarlo.
-Y no tengas miedo - Continuó Lynette -Aether no va a lastimarte, eso quiero creer al menos.
-Sí... Respecto a aquello, me había hecho una promesa, no pensé que la cumpliría, espero que lo haga hoy también - Comentó el hermano mayor.
Mientras la conversación continuaba entre ellos, Aether miraba desde la distancia, parecían ser hermanos cercanos como él y Lumine. Pensó en acercarse e intentar socializar con ellos, especialmente para arreglar lo sucedido con Lyney y poder hacer sentir más cómodo a Fréminet para aquella noche, pero, no iba a interrumpir su conversación de hermanos para eso, tendría más oportunidades para corregir sus acciones con el hermano mayor de ellos y confiaba en ser capaz de no incomodar más adelante al menor.
Si hablaba del día a día dentro del palacio, si tuviera que decir cual es el sirviente del cual menos sabía era de Fréminet, tampoco sabía mucho de su hermano mayor, pero, Fréminet era increíblemente callado y reservado, solo hablaba con Lyney y Lynette y se concentraba tanto a la hora de trabajar que no decía ni una sola palabra, era un misterio para muchos en aquel lugar, pero había algo de lo cual se había enterado, una única cosa y era: ¡Se la pasaba sus tiempos libres en la biblioteca! Obviamente el acceso a la biblioteca está prohibido a sirvientes, puesto que hay muchos conocimientos que no son necesarios para ellos, pero hizo una excepción sin que ellos lo supieran, los tres hermanos eran los únicos con acceso a los libros, aunque le sorprendió el hecho de que los dos gemelos ni se asomaran al lugar pero que el menor estuviera gran parte de su día allí; por esto mismo aquel día se dirigió a la biblioteca.
-Fréminet -Llamó apenas lo vió. se encontraba sentado en un rincón mientras leía, su mirada se dirigió de inmediato a él mientras ocultaba el libro entre sus brazos.
-E- en estos momentos me encuentro en mi tiempo libre... - Dudó nervioso -... Aunque si es una orden cumpliré lo que me pida.
-No vine a molestarte - Respondió sentándose a su lado -Me quedaré aquí un tiempo, espero que no te moleste.
-No lo hace - Se levantó y se dirigió a sentarse más alejado de él para continuar leyendo aún intentando ocultar la portada y contraportada del libro -Si me disculpa, continuaré con este libro.
-¿Qué lees? - Ante la pregunta Fréminet se sobresaltó y sus mejillas se tiñeron de carmín -¿Puedo ver?
-¿Es una orden? -La verdad al príncipe empezó a matarle la curiosidad, especialmente por lo mucho que se esforzaba aquel sirviente en no mostrar aquel libro y en lo nervioso que se había puesto.
-No te forzaré a hacer algo que no quieres bajo el pretexto de que es una orden.
-Comprendo... - Nervioso le paso el libro el cual era un cuento ilustrado, algo mucho más inocente de lo que esperaba -¿Le parece infantil?
-No - Aether respondió mientras empezaba a leer rápidamente las primeras páginas -Yo también suelo leer cuentos de vez en cuando, ¿cuántos años tienes?
-17.
-¡¿17?! Eres menor de lo que esperaba... - Respondió sorprendido -Es cierto que te ves jovial, pero pensé que tendrías unos 19... ¿Cuántos años tienen tus hermanos?
-Ambos tienen 21.
-Ya veo, eres el menor por 4 años. En mi caso yo tengo 20, así que no te preocupes, soy 3 años mayor y aún leo cuentos de hadas también - Fréminet le sonrió suavemente ante sus palabras, ya no se veía tan nervioso -Ugh... Me gustaría quedarme más tiempo pero tengo trabajo que hacer, nos vemos esta noche.
Lamentaba tener que despedirse de un modo tan poco apropiado y no poder seguir hablando, pero ya no podía hacer más, el pequeño sirviente se despidió de él con un gesto y continuó con su lectura. Y unas horas después, la noche llegó.
Tercer desafío: el hermano menor, Fréminet.
A diferencia de sus dos hermanos, él no causó ningún problema, solo se acostó en la cama y se quedó quieto y en silencio solamente había pedido permiso antes y ya. De algún modo se sintió más solitario, no había sido capaz de preguntarle nada tampoco.
-... No me puedo dormir - No sabía cuanto tiempo había pasado, pero sí sabía que estaba durmiendo muy cómodamente y Fréminet lo despertó para decir estas palabras, ciertamente le molesto pero intento actuar comprensivo.
-¿Qué sueles hacer cuando no puedes dormir?
-Mis hermanos me suelen contar un cuento para dormir.
-Ay... ¿Quieres que te cuente un cuento? - Preguntó agotado el príncipe, a lo cual el sirviente le respondió con un suave "sí" -Mmm... Dame un momento para pensar que podría contar... ...Y vivieron felices para siempre. Fin.
-Es el final más horrible que he escuchado. Pobre Liù - Respondió con tristeza a la historia contada. Una sobre un príncipe exiliado quien se enamoraba de una princesa tirana. Si la princesa, de nombre Turandot, lograba descubrir el nombre del príncipe antes del alba, él moriría, pero en caso contrario quedarían juntos. La esclava Liù se suicidó frente al público después de declarar ser la única quien conocía su verdadero nombre, una mentira hecha por 2 motivos, para que no torturaran al Rey exiliado, padre del príncipe y para que el príncipe pudiera estar con quien amaba y no fuera ejecutado.
-No sabría decirte si es un mal final, sin embargo el final de la ópera de Turandot no fue hecho por el mismo compositor, puesto que falleció antes - Le comentó el príncipe.
-¿Una ópera?
-No sabía que contarte, la verdad - Ese era el caso pues, Fréminet pasaba todo el tiempo en la biblioteca así que debía conocer tal vez ya todos los cuentos que el príncipe conocía. Además que no se le daba bien improvisar, solo resumió a modo de cuento aquella ópera.
-Nunca he visto una ópera - Dijo sin pensar. Siendo esta la realidad, nunca había asistido a una interpretación teatral de ninguna ópera.
-Puedo llevarte mañana a ver una - Tras las palabras de Aether, la habitación quedó en silencio.
El sirviente pensó que se trataba de algún tipo de broma, no sabía como reaccionar, por poco y se emociona, pero un príncipe nunca sería tan amable con alguien como él. Aún sintiéndose incómodo se volvió a acomodar para intentar dormir, cosa que por suerte logro antes de hundirse en sus pensamientos.
El príncipe por su lado, finalmente pudo dormir, solo que debía de asegurarse de despertar temprano para preparar todo, llevaría a los hermanos a ver una ópera, sonaba a una buena oportunidad para demostrar que no tenía ninguna mala intención con ellos. Así, decidido, se dispuso a dormir.
Tercer desafío: ¿pospuesto?
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