5th
Hyunjin no era un simple tarotista, Hyunjin era un príncipe del vudú.
Su madre fue una denominada reina del vudú, bastante popular entre los barrios bajos de Nueva Orleans, la cual siempre trató de enseñarle a Hyunjin que lo importante no era el dinero, sino que la experiencia de la vida. Siempre le enseñó las prácticas del vudú con tal de instruirlo como un sacerdote vudú, empero, nunca dio frutos positivos.
Hyunjin siempre fue creyente de lo que manejaba el mundo era el dinero y el poder, por supuesto, jamás se quedó con lo que tenía, siempre dejando en claro que su objetivo es ascender y tener la ciudad en la palma de su mano. Nunca conforme con su origen ni su poder al haber sido limitado con las enseñanzas de su madre con tal de que su corazón no se dejara llevar por la avaricia.
Es así como Hyunjin dejó su educación como houngan para convertirse en un bokor, un hechicero con sus propias reglas. Y tal como se puede sospechar, no se arrepiente de nada.
Lograr lo que ha logrado con la magia vudú no es poca. Su propia sombra tiene vida al haberla dado como trato por uno de sus hechizos con los loas.
Por supuesto, este proyecto suyo no era menor, pero, más allá de tener miedo, en realidad estaba confiado, solo debía encontrar a ese sapo y pronto Nueva Orleans estaría bajo su poder.
— ¡Amigos míos! Ha sido un largo tiempo desde que tuvimos una conversación como esta —los loas lucían enfadados con la presencia de Hwang, incluso Bondye —. Sé que tengo muchas deudas con ustedes, y lamento esa situación.
Bondye lucía su molestia, Hyunjin tenía demasiadas deudas con ella por sus negocios fallidos respecto a que siempre había algo que ocurría de imprevisto, pero esta vez la confianza estaba porque, si lograba convencer a Bondye y al resto de los loas, logrará pasar el el imprevisto.
—Pues, la verdad es que otra vez estoy viéndome en la necesidad de pedir un poco de su ayuda, ¡no para comenzar de nuevo! Si no que, hay un pequeño sapito, que no encuentro —se quitó su sombrero, y el ceño fruncido de Bondye lo hacía entender que estaba apenado en verdad por tener que recurrir a ellos —. ¡Lo sé! Entiendo que se han de estar preguntando qué ganarán al ayudarme con un simple sapo. Y aquí es donde les digo: que si lo tengo de vuelta, después del Mardi Gras, toda la ciudad estará en la palma de mi mano —el joven mostró su palma, donde una escala pequeña de Nueva Orleans se hacía ver, la gente caminaba y hacía su vida, tal y como si no hubiera pasado nada —. Con la fortuna de papi Kim, Nueva Orleans será mía, y las almas que quieran serán para ustedes.
Sus pupilas destellaban en verde mientras su sonrisa se hacía ver al creer que su fantasía estaba cada vez más cerca de volverse realidad, sopló sobre la pequeña escala de Nueva Orleans, viendo a la gente gritar y convertirse en las almas que iban como aroma hacia las deidades frente a Hyunjin, quienes se miraron entre ellos, llegando al acuerdo entre todos.
Bondye miró a Hyunjin con advertencia y pronto desplegó un pequeño séquito de sombras, las cuales rodearon al bokor, causando que celebre.
— ¡Eso era lo que quería! —las sombras rieron, Hyunjin sonriendo ante la victoria que sus ojos divisaban en el futuro —. ¡Busquen en todos los pantanos, el barrio francés, el bayou, donde sea! Quiero ese sapo en mis manos pero con vida. Que su corazón siga latiendo, ¡por ahora!
Las sombras celebraron y fueron enviadas, saliendo del emporio de Hyunjin, tan emocionadas por el caos que estaban por esparcir mientras Hyunjin reía, hasta que vio a alguien en su fantasía.
Se encaminó al café que visitaba de vez en cuando, viendo que otra persona estaba atendiendo, notando a la chiquilla que por mucho ha sido la única chica que podría estar en el corazón de esta persona, y lo mismo sería de vuelta.
Frunció el ceño, confundido de verla sola, preocupada y tan atenta a la gente que ingresaba al local, como si estuviera esperando ver a alguien entrar, tal vez hasta el miedo de haber sido plantada o abandonada.
Ingresó al café, cruzando miradas con la chica, quien tenía la desilusión pintada en su rostro por no ver a quien esperaba.
《Lo está buscando a él.》
Iba a acercarse a la chica, deteniéndose al ver cómo el señor papi iba con ella y le daba noticias que parecían haberla destrozado más, levantándose y tomando la mano del hombre, apunto de llorar.
Los dos se fueron y vio a la chica subir al auto del hombre, donde ambos se retiraron quién sabe a dónde. Bufó al verla irse sin decir nada a él.
Tenía que investigar un poco y prepararse por si es verdad, sería una desgracia si esta persona arruina sus planes con su ideal tan oxidado y su labia tan denigrada a tal punto que todos se mofan de ello.
Por supuesto, al ver las sombras escurrir de la oscuridad hacia los lagos y ríos de Nueva Orleans, sonrió con confianza cuando las luces del local parpadearon, atrayendo la atención de los clientes y del personal, saliendo del local a los pocos segundos y comenzando a tararear mientras caminaba con unos pasos rítmicos, sin sentirse preocupado en lo absoluto por lo que acababa de ver y de tampoco sentirse preocupado por la manera en la que Jimin tuvo que esconderse de Beomgyu y la familia Kim, todo para mantener su narrativa y estar cada vez más cerca de tener esa jugosa fortuna.
Estaba en su mundo, feliz de demostrar a su madre, la cual lo ha estado vigilando desde una profundidad, un terreno que ambos acordaron no cruzar para evitar que todo acabe en un gran conflicto, al menos más grande de lo que ya fue.
De todas formas, todo se debía a su esfuerzo y a su influencia en el más allá.
— ¿Y qué tipo de platos vas a servir en el restaurante que quieres abrir?
Taehyun nadaba mientras que Soobin reposaba en su lomo y Yeonjun miraba el paisaje nocturno con admiración, escuchando la conversación que llevaban sus otros compañeros de viaje.
—Jambalaya, gumbo, beignets… He intentado enfocarme en que el menú sea de comida típica.
— ¡Oh! Entonces, ¿servirás etouffee de cangrejo?
—Así es.
Taehyun celebró saber eso, entonces comenzaron a hablar de otros potenciales platillos en el restaurante.
—Ah, me encanta escucharlos hablar pero, ¿pueden dejar de hablar de comida? —Yeonjun rió mientras miraba a sus compañeros —. Hacen que aumente mi apetito.
De repente, pasan unos mosquitos y Yeonjun les pone especial atención, al menos hasta que su lengua se lanza y vuelve a su boca, encontrando interés en otra cosa que no fuera la charla de Soobin y Taehyun.
—Curioso —murmuró y pronto estaba sumergiéndose en el agua del pantano, directo a seguir ese grupo de mosquitos y hacer lo que un sapo promedio haría.
Cazar esas moscas.
Lanzó su lengua unas cuantas veces, fracasando de forma estrepitosa.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunta Soobin con cierta burla, solo para que Yeonjun lo haga callar.
—Estás espantando a la comida, no hagas ruido —pidió Yeonjun mientras acechaba al grupo de moscas, pero fallando en cazar al momento de lanzar su lengua, siendo material de burla del mesero cuando vieron como Yeonjun capturada una rama.
Obviamente Soobin lo encontraba divertido, en especial porque se trataba de ver a Yeonjun hacer el ridículo, pero la risa duró poco al ver a un insecto volador no identificado volar en frente suya para que su cuerpo fuera capaz de desarrollar ese mismo instinto y su lengua saliera como un reflejo.
El pánico se abrió paso en su sistema cuando se percató de su actuar, perturbado y aliviado de no haber cazado al insecto, tapando su boca y dándose cuenta de lo que acababa de hacer.
—No, me niego, ¡No autorizo! Me niego a besar un sapo y comer insectos en la misma vida.
Sin embargo, su cuerpo estaba en contra de ello y sus instintos actuarán según sus necesidades, por lo que quiera o no, su lengua iba a tratar de alcanzar a ese pequeño insecto.
Su lengua cada vez iba ganando más fuerza, haciendo que comience a jalarlo hasta el largo tallo de la planta en la cual se posó el bichito, pacífico mirando al cielo.
—Mira eso.
Yeonjun sonrió con malicia y empezó a lanzar su lengua hacia el mismo insecto, sin saber que Soobin se estaba encargando de manera forzosa.
Es así como ambos iban haciendo su camino hacia el insecto, lanzando sus lenguas hasta que finalmente capturaron algo.
A ellos mismos.
Las lenguas pasaron a llevar la planta en la que el insecto estaba, así que este salió volando de nuevo, mientras que las lenguas se enredaban por error, causando que Yeonjun y Soobin terminen atraídos a ellos mismos.
Soobin frunció el ceño, mientras que Yeonjun solo le saludaba.
— ¡Quédate quieto y déjame…!
— ¡Parece que pudieron cazar algo-! Oh, eso luce mal —comentó Taehyun, quien había estado esperando a sus amigos, pero, al ver el problema, se acercó y los tomó —. Intentaré desenredarlos.
El cocodrilo comenzó a acomodarlos, pero a diferencia de lo que buscaba, el resultado fue peor al incluso haberse perdido el origen de la lengua, esta vez incluso haciendo imposible que ninguno de los sapos pudieran moverse, peor aún cuando el nudo dejó de hacerse visible.
—Ay no —Taehyun se dio cuenta de su error, y pensó seriamente cómo podía deshacerse del nudo y librar a sus amigos, hasta que una idea llegó a su cabeza —. ¡Ya sé, hace falta una rama! Iré por ella, esperen aquí.
Taehyun los dejó en el suelo y se fue lo más rápido que pudo en búsqueda de una rama que le fuera de ayuda para sus amigos, los cuales comenzaron a pelear entre palabras mal pronunciadas y balbuceos producto de sus lenguas enredadas.
Toda esta tontería estaba haciendo que Soobin perdiera la paciencia aún más.
La discusión se detuvo cuando Soobin notó que el mismo insecto se les acercó.
—Caray, luce como que se les fue un poquito la lengua, par de tórtolos.
— ¡No, no, no!
El insecto miró a los otros dos sapos que intentaban negar haber hecho lo que estaba insinuando con cierto humor.
—Ah, entonces déjenme ayudarlos —el insecto golpeó su parte trasera, fue entonces que se iluminó, dejando ver que se trataba de una luciérnaga —. Mucho mejor, ¿no creen?
El insecto se les acercó para inspeccionar el problema, de repente metiéndose entre los sapos, saliendo minutos después con una de las dos lenguas entre sus patas, la cual jaló y sacó del aprieto al par.
Soobin sintió el alivio al tener su propio espacio de vuelta, al menos hasta que se fijó en la luciérnaga.
— ¡Bien, es momento de que me presente! —Yeonjun miró con cierta confusión a Soobin, al menos hasta que la luz de la luciérnaga se hizo más fulgurante —. Me llamo Bang Chan, pero todos me llaman Chan.
—U-uh…
—Sus rostros no son familiares, ¿son nuevos?
—Heh, nosotros venimos de un lugar demasiado lejano —contestó Yeonjun, emocionando a la luciérnaga.
—Eso es asombroso, ¿de qué pantano vienen?
Yeonjun intentó responder, pero luego negó.
—No, no. Somos humanos.
—El principito se dejó hechizar por un hechicero del vudú —completó Soobin.
—Ya entiendo. Pero, ¿entonces qué hacen aquí?
—Vamos a ver a Irene para que nos ayude a romper el hechizo —contestó Soobin, confundido al ver el jadeo de Chan.
— ¿Eh? Si van a ver a Irene, déjeme decirle que van en la dirección contraria, cher.
— ¿Qué?
Los arbustos hicieron ruido, así como Taehyun al volver emocionado porque ya tenía la rama que necesitaba, al menos hasta que se detuvo de golpe, viendo que Soobin y Yeonjun ya eran libres de sus propias lenguas.
—Oh, ya están libres.
Soobin tomó aire, dando unos pequeños saltos al cocodrilo.
—Taehyun, Chan acaba de decirnos que vamos en la dirección contraria.
Y fue entonces cuando Taehyun sonrió con nerviosismo.
—E-es que me emocioné mucho y… Bueno, ¿a quién no le pasa?
—Regla número uno del bayou, no le pidan indicaciones a un cocodrilo —indicó Chan.
— ¡Solo quería ayudar! —contestó Taehyun.
—Bueno, lo agradecemos, pero aún necesitamos encontrar a Irene —completó Soobin, mientras Yeonjun comenzaba a molestarlo al tratar de posar en su cabeza las plantas que iba encontrando.
— ¡Mi familia y yo los podemos guiar!
Yeonjun se detuvo al escuchar aquello, mirando a la luciérnaga.
— ¿Tú familia?
—Oui.
Entonces Chan se dedicó a llamar a su familia, quienes encendieron sus partes traseras, mostrando una gran cantidad de luciérnagas que iluminaban el pantano.
— ¡Sigan el trasero brillante!
Los sapos se miraron, entonces Taehyun se posó en el agua y los sapos se subieron de inmediato al lomo de este.
Soobin estaba algo frustrado, entendía las razones de Taehyun para haberse equivocado, pero, los había hecho perder el tiempo.
La puerta de su cuarto fue golpeada, despertando a Beomgyu de su sueño y causando que se quite el antifaz que llevaba en su sueño, confundido de lo que pasaba.
Revisó su celular, viendo que era de madrugada.
¿Acaso era su príncipe, quien no podía esperar al Mardi Gras para estar juntos y pasar una noche preciosa? Beomgyu rió con inocencia al creer eso, al menos hasta que la puerta fue golpeada por segunda vez.
Beomgyu se levantó de su cama y se encaminó a la puerta, descubriendo que no se trataba de su amado príncipe, sino que se trataba de Eunchae, quien lucía derrotada, con los ojos hinchados por haber estado llorando.
—Eunnie… —la chica se lanzó a abrazarlo, comenzando a llorar de nuevo, así que Beomgyu correspondió y acarició su cabello largo y negro —. ¿No puedes dormir?
—Lo si-siento —contestó la joven entre hipidos, hundiendo su cara un poco en el pijama del mayor —. Extraño mucho a So-Soobin.
—Oh, nena —Beomgyu acarició el cabello unas tres veces más y luego la ingresó a su cuarto, donde la pudo sentar en su cama y luego cuidar de las lágrimas que corrían en sus mejillas —. Te entiendo, has de estar muy preocupada por él. Yo también lo estoy.
La chica sollozó antes de recibir otro pañuelo por parte de Beomgyu, quien luego se sentó a su lado y la abrazó, ofreciéndole consuelo.
Eunchae había ido a todos los lados por donde sabía que su hermano podía estar, pero ya había perdido las esperanzas de encontrarlo en esos lugares. Era como si se hubiera esfumado en el aire, dejando como último vestigio de su existencia ese traje de príncipe y el papel que siempre mantenía en los bolsillos de sus pantalones y abrigos, aquél que tenía su sueño.
Beomgyu no sabía cómo darle ánimos a Eunchae, él sabía que intentó de todo, ya que hasta supo que esa tarde fue a la policía para dejar la denuncia por su desaparición, la cual no pudo iniciarse al los policías considerar que Soobin había desaparecido por cuenta propia. Y no iban a investigar un caso así, sobre todo al saber que se trataba de un adulto.
Nadie lo entendía, nadie excepto ellos tres entendían que ese no es un comportamiento habitual en el joven mesero.
Lo triste era que Soobin hasta dejó su celular. Era como si sólo hubiera querido irse, dejando todo de lado y ya.
Miró por su ventana, buscando ideas, al menos hasta que la estrella que tanto brillaba se hizo la protagonista de su vista, y eso le dio a Beomgyu una idea.
Desde que la señora Moon falleció, Soobin se ha encargado de seguir criando a Eunchae, ya que ella apenas tenía once años, seguía siendo una niña en esos tiempos.
Soobin, en su dolor, jamás alimentó las historias de cuentos de hadas, siempre le dijo a Eunchae que todo lo que ella quiera, debía trabajar de forma justa para ganarlo, ya que una estrella no iba a solucionar sus problemas.
Cuando Eunchae le contó de eso, tuvo una fuerte pelea con Soobin.
Entendía el dolor y la desilusión de Soobin, de todas formas, era el único al cual Soobin tuvo el valor de contarle que le rogó a la estrella para que esta salvará a su padre de morir enfermo, y que no quería que su hermana tuviera el mismo golpe de realidad, pero, no podía destrozar sus ilusiones de forma tan abrupta.
La hermana menor de Soobin es una chica bastante reservada, juiciosa y muy inteligente, sin olvidar que es talentosa en todo lo que haga, destacando en la escritura y mantiene con honor los recuerdos de su madre al mantener su habilidad para la costura.
Eunchae es demasiado fuerte, al igual que su hermano y sus padres. No podía evitar que el corazón se le partiera al verla llorar, tan indefensa por sentirse sola y pequeña ante el mundo.
—Sé que por la crianza de Soobin, no has de creer mucho en los cuentos de hadas.
La chica lo miró confundida, sorbiendo su nariz por el llanto reciente.
—Pero, si la estrella del atardecer me dio a mi príncipe, estoy seguro que nos traerá de vuelta a Soobin.
—La estrella no te dio al príncipe Yeonjun.
—No tienes idea de las noches que pasé pidiéndole a la estrella del atardecer para que me diera a mi príncipe, y fue así hasta que Yeonjun llegó a la fiesta.
Dudosa, Eunchae inclina su cabeza.
— ¿Ah, sí?
Beomgyu asintió, tomando las manos de la joven mientras le sonreía.
—Creo que es momento de que le pidas un deseo a la estrella, cariño.
Luego de pensarlo, Beomgyu estaba abriendo las puertas de su balcón y estaba saliendo al lugar con Eunchae de la mano, quien miraba algo insegura a Beomgyu de lo que estaba por hacer.
Era algo vergonzoso, pero también estaba desesperada, necesitaba encontrar a su hermano mayor, se conformaba solo con obtener pistas de su paradero o por qué pudo haberse ido.
Solo quería saber si su hermano estaba bien, que aún la quería y que también quería volver a casa.
Juntó sus manos y cerró los ojos, pidiendo a la estrella del atardecer por una señal o algo que le demuestre que su hermano esté bien, deseando aquello con todo su corazón y dolor.
— ¿Puedes, puedes, puedes…?
Abrió los ojos, mirando a la estrella directamente, sintiendo el aturdimiento de haber hecho algo tan grande, tal vez estaba así por esperar que su deseo se cumpla y el mundo de verdad pueda ayudarla para encontrar a Soobin, o al menos saber si su hermano estaba bien.
La mano en su hombro hizo que mire a Beomgyu, quien le sonreía y la abrazaba con comprensión y cariño.
—Puede tardar, pero si mantenemos la esperanza, tu deseo se va a cumplir.
Eunchae sonrió con cierta tristeza y abrazó a Beomgyu, luego de eso volvieron al interior del cuarto, donde ella le pidió dormir juntos, ya que necesitaba sentir que estaba en compañía, y el mayor aceptó.
Aún sentía que estaba desesperanzada, más era inevitable que se pregunte qué tan real puede ser el testimonio del joven Kim.
Sobre todo, qué podría haber causado que su hermano se fuera.
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