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2nd

El joven pelinegro veía cómo los de bienes raíces sacaban el letrero de su empresa, dando a entender que el terreno por el cual su padre y él nunca dejaron de soñar finalmente estaba por pertenecer le.

—Todo luce maravilloso, señor Smith —habló el chico con una gran sonrisa mientras miraba el lugar casi en ruinas, feliz de ver que estaba cada vez más cerca — ¿No es así, Eunchae?

—Seguro...

El señor y la jovencita miraban al muchacho con cierta confusión, ya que normalmente el corredor de bienes raíces no tenía gente que tuviera el gusto de adquirir aquella propiedad precisamente por su aspecto tan polvoriento y añejo. Mientras, la chica realmente sólo veía un polvoriento y desahuciado lugar

Pero sucedía que en la mente del chico ya estaba planificando la decoración externa, cada pequeño detalle como lo había soñado su padre.

Era un viejo y feo molino de azúcar a punto de convertirse en lo que ahora cree que será el corazón de Nueva Orleans.

Y por supuesto, haría que su padre se sienta orgulloso.

Mientras Soobin estaba acordando firmar los papeles correspondientes en la fiesta de los Kim, el invitado de honor miraba con bastante diversión unos memes en lo que aterriza en Nueva Orleans.

El Príncipe Choi Yeonjun de Ansan, un joven noble que no se caracteriza en su país por ser el heredero al trono, más bien lo es por ser el tercero en la línea de sucesión, por apenas haber sido nombrado como el duque de Ansan y ya ser nombrado por las malas lenguas como el alma de las fiestas algo extremas.

Alguien que no tenía mayores responsabilidades en su vida y que utilizaba su tiempo en pasarla bien antes de palmar.

Yeonjun sonrió a las cámaras mientras saludaba y bajaba del avión, seguido de Park Jimin, quien cargaba todo su equipaje.

—Su alte... —una vez los periodistas y algunos fanáticos del noble fueron dispersados, Yeonjun se retiró los ornamentos que delataran su origen real y los lanzó a su asistente, lo intercambió con su preciado ukelele y se marchó casi dándose a la fuga de sus guardias y Jimin — ¡Su alteza!

Y Park Jimin tuvo que seguirlo, al menos hasta que su presión se viera un tanto aliviada cuando los guardias le interrumpieron el paso al príncipe y este hacía una mueca.

— ¡Oh vamos, estamos en Nueva Orleans! —se quejó el rubio mientras que Jimin se le acercaba —Es increíble que no me permitan disfrutar así sea una pizca de todo lo que es Nueva Orleans. Por todos los cielos ¡Es la ciudad natal de Louis Armstrong!

Jimin suspiró acercándose al joven noble.

—Le voy a decir por qué, su alteza —habló el más bajo —Le recuerdo que estamos aquí para que pueda comprometerse con Kim Beomgyu, o de lo contrario deberá conseguir empleo -contestó mientras señalaba a puras penas a un auxiliar de limpieza, lo cual hizo que Yeonjun suspire resignado.

—Bien, bien. Tú ganas —habló con desgano y fue encaminado por los guardias al auto que los llevaría a la mansión de los Kim.

—No se desanime, alteza. Pararemos por algunos lugares, de todas formas necesita un disfraz para la fiesta de esta noche —explicó Jimin y Yeonjun alzó una ceja con una sonrisa socarrona.

— ¿Ah sí?

—Así es, alteza.

—Pido ir disfrazado de...

—Su disfraz de príncipe estaba listo, por lo que tengo entendido, luego de eso nos iremos a la casa de los Kim y finalmente asistirá a la fiesta de disfraces —Yeonjun hizo un puchero.

— ¿No puedo escoger mi disfraz, aunque sea?

Jimin lo miró como si hubiera dicho algo desafortunado, haciendo que alce una ceja en forma de confusión.

—Su alteza —inició y el príncipe rápidamente supo que estaba por comenzar otro sermón —Usted no puede vestir algo de lo que no estemos seguro sea bueno para su imagen. Estamos hablando de que usted tuvo que venir por beneficios a parte del dinero, partiendo por su desastrosa imagen.

—Auch —comentó el príncipe, pero luego sonrió y alzó sus hombros, como si no pudiera hacer nada más —Bueno, lo intenté —Comenzó a tocar el ukelele mientras caminaba con los guardias hacia el auto, y una vez estuvo a punto de subir al auto, pudo ver a Jimin dejando sus maletas en la cajuela del auto.

Lo pensó nuevamente y vio la oportunidad perfecta para darse a la fuga, entonces salió corriendo mientras reía hasta que chocó con un pilar y cayó al suelo.

Comenzó a reír pero se detuvo al ver que un bastón se posó frente a él, confundido alzó la mirada, encontrando a alguien totalmente nuevo ante su vista.

—Así que, la nobleza está visitando Nueva Orleans —era un hombre, lucía bastante joven y rápidamente está persona se reverenció —Enchanté, su alteza.

Yeonjun sonrió de lado y se dejó ayudar por el hombre y su curioso bastón, entonces el misterioso joven le entregó una tarjeta de presentación.

—Soy el doctor Hwang, pero a la gente le gusta decirme el Hombre sombra, alteza —Yeonjun leyó la tarjeta, cada vez más interesado en lo que veía.

"Doctor Hwang. Lecturas de tarot, encantamientos, pociones..."

—Se realizan sueños —leyó en voz alta lo último. En su país era sabido de las creencias que el príncipe mantenía. De hecho había tenido muchas lecturas de su mano, todas sus dudas las consultaba con un chamán y otras veces realizaba limpiezas de energía.

Claramente estaba interesado en lo que el Hombre Sombra le estaba ofreciendo.

— ¡Su alteza! —Yeonjun miró a Jimin, recordando lo que estaba haciendo segundos antes de encontrarse con el hombre sombra —Nuevamente ha hecho de las suyas, debe venir...

—Jimin —el príncipe se acercó a su asistente y tomó su mano, notablemente emocionado —Este hombre leyó mi mano.

Hyunjin sonrió de lado, viendo lo iluso que estaba siendo un noble quien se supone debería ser más escéptico. Algo que por supuesto, Jimin mantenía en cuenta, entonces, con clara atención a los detalles anotó uno por uno en su mente al mirar de arriba abajo, notando que tenía un periódico.

—Sí, o más bien leyó el periódico —jaló un poco al noble y comenzó a susurrar —Vámonos, este hombre es un estafador.

Notablemente no podía confiar en alguien que tuviera vestimentas tan oscuras, con el morado en su camiseta y encima estuviera teñido de rubio. Él príncipe estaba teñido de rubio, era un punto para su razonamiento.

Hyunjin escuchó aquello, entonces, con cierto disgusto rodó sus ojos.

—Escucha, pequeñín, Nueva Orleans es mi mundo, y tú estás en él de visita ¿no?

—Y-yo...

—Tal vez no me creas, pero yo de verdad tengo influencia en el más allá.

—Daebak —pronunció el príncipe al pensar en ello y rápidamente se dirigió a su asistente —Jimin, será sólo unos minutos ¿sí?

—Señor...

—Puedo darles una lectura de cartas rápida, algo para satisfacer a nuestro invitado ¿no?

Los ojos de Yeonjun brillaron al oír aquella oferta, poniendo más presión en el asistente, el cual suspiró y asintió.

—Luego a la casa de los Kim ¿entendido? —Yeonjun asintió energético y Park hizo un gesto a los guardias para avisar que estarían yendo con el chico de vestimenta oscura, sin saber lo que les esperaba.

Decidió ir con la mente en paz, en conocimiento de que luego estaría regañando al príncipe por creerle a un estafador como este hombre y que encima llevaban un notorio atraso.

—Y entonces... Me estás diciendo que irás a una fiesta.

—A trabajar a una fiesta —corrigió el pelinegro mientras se terminaba de alistar con su disfraz de aviador —Es lo que necesitaba para el restaurante, no puedo perder la oportunidad, Eunchae.

La niña sonrió y se acercó a su hermano mayor, ayudándolo mirándolo por unos segundos antes de ayudarlo a arreglar su cabello.

—Me alegra que ya estés más cerca de abrir el restaurante, pero ¿no crees que trabajas mucho? —preguntó la menor haciendo un ligero puchero.

Leeseo le contaba sus vivencias con su hermano mayor, y a ella también le gustaría poder pasarla así de bien con el suyo. Entendía que había una gran influencia de su padre en la filosofía laboral de Soobin, pero estaba segura de que no le habría permitido partirse el lomo de la manera en la que lo hace.

-Lo sé, pero no voy a detenerme ahora -respondió el mayor y Eunchae resopló, entonces, el flamante papel que se llevaba conservando desde que Soobin era un niño hizo presencia nuevamente ante sus ojos -Es una realidad lenta. Ya llegaré a ese lugar, y te prometo, que cuando llegue el día de inaugurar el restaurante, me dedicaré a descansar contigo, Chaennie.

La niña sonrió con cierta tristeza al ver la seguridad con la que hablaba su hermano.

—Oppa ¿Puedo ir contigo? Kazuha y Danielle no podrán venir, sabes que no me gusta quedarme sola —dijo haciendo los gestos más tiernos posibles para convencer a su hermano, el cual de verdad se lo pensó.

Nueva Orleans tristemente, dentro de todo lo bonito que era el jazz y los carnavales, estaba el racismo estructurado.

No había oído de casos recientes donde las casas fueron allanadas, pero su hermana apenas había cumplido dieciséis. A pesar de que estaría volviendo a la medianoche, no quería tentar a la suerte y comprobar que era seguro dejarla sola en casa.

—Sabes que estaremos volviendo a medianoche ¿no?

—Oh vamos ¡Sí fuera por Beomgyu nos quedamos hasta la semana siguiente! —Ambos rieron por aquello y Soobin asintió, dándole la razón a su hermana —Él nos quiere mucho.

—Sí... —Miró el reloj y suspiró —Bien, tienes veinte minutos para vestirte, te recuerdo que el camino hacia allá es largo y la idea es llegar a tiempo.

— ¡Sí! —la chica corrió a su cuarto para poder sacar a relucir el disfraz de ángel que pudo hacer junto a sus amigas la semana pasada para un proyecto, entonces aprovechó para avisarle de su acompañante a su amigo, el cual rápidamente contestó con varios emojis que denotaba la emoción por él a la jovencita.

Eunchae tenía razón, entre los tres fácilmente podrían considerarse hermanos, incluso cuando no había como tal una obligación, Beomgyu ha sido un gran amigo y compañero para los hermanos Moon.

Siempre que Soobin debía cubrir horas extra, le preguntaba a Beomgyu si podría cuidar de su hermana menor, el cual de inmediato le responde de manera positiva y le avisa que ya está de camino para acompañarla.

En gran parte se siente culpable, ya que es él quien debería estar corriendo para cuidar de su hermana, pero al ser el único sustento económico, necesitaba mantenerse activo y proveer no sólo a los ahorros del restaurante, porque también debía priorizar el bienestar de su hermana.

Quedaron huérfanos en un momento bastante crítico, y a pesar de que es lo que Soobin quiere, no se puede dar el lujo de descansar.

Estaba por llegar, sólo pedía un poco más de tiempo.

— ¡Estoy lista!

Se volteó para mirar a su hermana y le sonrió.

— ¿Lo hiciste tú sola? Es precioso el disfraz.

La chica rió y negó con la cabeza.

—Leeseo y Garam me han ayudado mucho, en realidad.

—Tienen buenas manos para la costura ustedes tres, las felicito —las mejillas de la menor se ruborizan ante el halago de su hermano y finalmente da unos pasos para darle un pequeño pellizco en el brazo.

—Vamos, dijiste que se nos hará tarde si no nos movemos.

Soobin acarició la parte en la cual su hermanita le pellizcó y finalmente se fueron en dirección a la casa de los Kim.

Comenzó a pensar un poco en el plan de su amigo para llevar a cabo su conquista como si fuera un cuento de hadas y soltó una pequeña risa mientras que lo pensaba.

Su amigo siempre pensó en contraer matrimonio con un príncipe; no por el título nobiliario, sino que en realidad siempre quiso vivir las sensaciones del amor a primera vista.

Realmente pedía que el Príncipe Choi Yeonjun fuera un buen partido para su amigo, alguien que lo escuche, que lo ame y lo cuide porque debería ser para él su tesoro más preciado.

Dirigió su vista a la ventana mientras pensaba en ello, y es que realmente no estaba interesado en contraer nupcias con nadie, sus prioridades eran otras y preferentemente no le gustaba alimentar las fantasías de lo que puede ser el amor verdadero. Es algo lindo, algo que le gustaría tener, pero sabe que eso es algo que está fuera de su alcance por el momento. Y eso estaba bien.

Se preguntaba a veces cómo sería tener un romance como el de sus padres, aquel que consistió de tanto apoyo y esfuerzo que incluso dio frutos, siendo Eunchae y él la muestra más sincera de ello. Pero se cuestionaba si realmente había posibilidades al ser un asiático en Estados Unidos, y también si acaso el resto del mundo dejará de verlo como un tonto por el sueño que se albergaba en su corazón y razón de ser.

Notó que estaba comenzando a ponerse el sol, y sonrió al ver a la estrella que, fulgurante, se llevaba la mayor parte del protagonismo, mientras que la otra parte se la llevaba la luna menguante.

Recordó aquél tiempo en el cual le pedía fervientemente y entonces su sonrisa lentamente se desvaneció al recordar qué fue lo último que pidió.

Miró a su hermana, a quien desde que su madre falleció, se encargó de no alimentar las ideas sobre la magia y los deseos a la estrella, que solamente podías conseguir lo que querías si trabajabas duro.

La fiesta en sí estaba transcurriendo bien, la gente bailaba, algunos bebían y otros simplemente conversaban sobre la fiesta.

Pero Beomgyu no, él estaba buscando a su príncipe con la mirada y fingiendo que todo estaba bien en su mente.

—Beomgyu, me dijiste que podíamos bailar luego, y ya ha pasado un largo rato.

El castaño gruñó, exasperado.

—Scott, cuando te dije eso, fue en el idioma de las mujeres —Inició mientras se acercaba al chico con un semblante elegante y un tono delicado pero grave en su voz —Y cuando uno se refiere a 'luego' en realidad es un 'jamás' —aclaró y el pobre Scott suspiró —Ve por ahí, seguro hay gente que se muere por bailar hasta el amanecer contigo —caminaba mientras el chico se alejaba y luego corrió hacia la mesa donde Soobin estaba entregando los beignets.

—Oh, Beommie —saludó amable, pero rápidamente su expresión se volvió de confusión al ver cómo el chico tomaba las servilletas —Uh... ¿Todo bien?

Beomgyu se acomodaba los papeles en su cuerpo y cuello, estaba sudando por los nervios y el traje de príncipe que estaba vistiendo no lo ayudaba en lo absoluto.

— ¡Nada está bien, ya va a ser medianoche y el príncipe no ha llegado! —Soobin hizo una mueca, entonces el más bajo comenzó a lloriquear — ¡No es justo, mi príncipe nunca vendrá!

—B-Beom, no te pongas en ese plan —intentó animar el pelinegro, alzando luego se vio persiguiendo al chico cuando lanza su corona y corrió hacia las escaleras mientras se quejaba y reclamaba no obtener lo que quería —Vamos, seguro se trata de un altercado.

— ¡Eso es, tal vez no le he pedido a la estrella lo suficiente!

— ¿Qué?

— ¡Sí! —el castaño se volteó hacia la estrella, juntó sus manos y comenzó a murmurar repetidas veces un "puedes, por favor" como si se tratara de un disco rayado.

—Beommie, una estrella no...

— ¡Con ustedes, su Alteza el Príncipe Yeonjun! —Ambos guardaron silencio y miraron hacia la entrada al jardín, en la cual se encontraba el dichoso príncipe haciendo una entrada triunfal.

Beomgyu abrió la boca de la impresión mientras sonreía, rápidamente se quitó los restos del llanto en su rostro y silbó para dar inicio a su entrada triunfal, tiró brillantina y fue iluminado, en ese momento tenía una postura que lo hacía ver realmente elegante y a la altura de su estatus.

Pero Soobin estaba confundido, miró la estrella unos segundos, antes de notar que el príncipe extendía educadamente su mano hacia su amigo, en señal de invitarlo a bailar. Entonces, todos vieron la rapidez abismal con la cual el castaño bajó las escaleras y jaló de la mano al príncipe para poder comenzar con su baile.

Su amigo estaba luciendo genuinamente feliz al no poder quitarle la mirada a los ojos del príncipe, y predisponiendo los pensamientos ajenos, podía jurar que el chico creía haber encontrado el amor verdadero.

Sonrió ante aquel pensamiento y bajó para volver a su puesto, estaba seguro de que no tardaría mucho en tener que preparar los beignets para el príncipe y que su amigo pudiera consumar la conquista.

Movió su cabeza al compás de la relajada y romántica melodía, sin percatarse que a su lado yacía una persona enfocada en hacer lo mismo, siendo algo curioso por la máscara del caballo que llevaba encima.

—Una noche maravillosa ¿No crees, Moon? —sacudió su cabeza al escuchar la voz que provenía de la máscara y vio cómo el hombre se la quitaba, revelando que era el señor Smith. Sonrió nuevamente y asintió.

—Sí, uh —miró el disfraz del señor Smith, notando que constaba de un conjunto que sería más bien ropa muy normal.

—El disfraz de BoJack no lo aprecia nadie, una lástima —comentó el hombre y Soobin sólo dejó ir una expresión de entendimiento y le ofreció beignets, perdiendo un poco de formalidad al ver que que hombre sonreía y tomaba más —Los beignets huelen bien, y saben bien.

—Y considerando esas cosas, van a ser nuestra especialidad cuando firme los papeles pendientes —contestó con la mejor de sus sonrisas.

—Ah sí, sobre eso —el hombre comió otro beignet antes de continuar —Recibí otra oferta. Un hombre se decidió a pagar todo en efectivo y total —La sonrisa de Soobin desapareció al oír aquello.

— ¿Otra oferta?

—Sí, pero como me caes bien, decidí darte hasta el próximo sábado para que mejores tu oferta, sino, te tocará decirle adieu a tu amado lugar —comentó con poco interés y finalmente el hombre emprendió su camino, pero el pelinegro lo detuvo.

— ¿Usted tiene idea de cuánto me llevó reunir el dinero que usted me pedía? Literalmente, subió el precio casi al doble cuando supo que estaba interesado en ese lugar.

— ¡Exacto! —el hombre colocó sus manos en los hombros del menor y lo volteó —Es por esas cosas que un chico como... Tú, nunca podría abrir su propio restaurante, no.

Soobin frunció el ceño ante el rebajo a todo el esfuerzo, a todo el tiempo que sacrificó. Se sintió como una burla.

—Estás mucho mejor así —Concluyó el hombre y volvió a emprender su camino.

—Espere ¡¿Qué cree que está haciendo?! —el hombre se volteó ante la insistencia de Soobin, pero esta vez lucía molesto.

—Escúchame bien, Moon Soobin. Yo le entregaré ese terreno a quien quiera, intenté hacerlo por las buenas —avanzó un paso, haciendo que Soobin retroceda —Quién sea el nuevo dueño de ese molino no te concierne, ¿quién te crees que eres? Sólo eres un mocoso que no sabe aceptar un "no" como respuesta ¡Déjame en paz!

Smith dió un pisotón, causando que Moon perdiera su enfoque en el hombre y cuando menos lo esperó, recibió un fuerte empujón que lo hizo caer y golpear contra la mesa donde estaba todo lo respectivo a los beignets.

Cayó al suelo después de ese suceso, y en lugar de defenderse y devolver el golpe, se sintió incapaz de alzar la mirada, abrumado y humillado por lo que acababa de ocurrir.

— ¡Soo, es momento de que Yeonjun pruebe tus...! Dios mío —levantó la mirada cuando Beomgyu yacía frente a él, completamente sorprendido por el estado de su amigo — ¿Estás bien?

—Y-yo...

No sabía si estaba comenzando a llorar, pero no parecía ser el caso.

—Está bien, ven conmigo, debes ponerte algo limpio —Beomgyu lo ayudó a levantarse, pero sus piernas se sentían tan pesadas e inestables que se vio en la necesidad de ir aferrado a su amigo.

El castaño se volteó y le dio el aviso al príncipe que estará con él muy pronto, luego trataba de consolar el shock en su amigo, contándole que tenía el disfraz ideal para él.

Incluso cuando estaban en el cuarto de Beomgyu, Soobin realmente parecía ser capaz de procesar todo lo que ocurrió, pero mientras más lo procesaba, cada vez su corazón se terminaba por destruir.

¿Cómo mejoraría la oferta de alguien que ofrecía el pago en efectivo y total en sólo seis días?

Mantuvo su mirada en el suelo, incluso cuando Beomgyu le puso una linda corona de un príncipe, inadvertido del terrible sentimiento que tenía el pelinegro, luego decidió darle su tiempo y se fue con el príncipe Yeonjun.

El pelinegro suspiró y encontró en el suelo el papel que siempre tuvo en sus bolsillos, pronto lo abrió y dejó ver ahí lo que era el prototipo del "Mesón de Moon".

Sus ojos picaron, quería llorar pero, sentía tanta vergüenza y tan humillado que no creía estar en el derecho de llorar, y simplemente, sus lágrimas no caían.

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