Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 25.

Era un hecho, Soo Bin no podía concentrarse debidamente en chuparle la polla a Yeon Jun.

Por más que lo intentaba, lo único que conseguía hacer era llenar de saliva la roja e hinchada punta del palpitante miembro y lloriquear de placer al sentir una húmeda lengua adentrarse hábilmente en su pequeño orificio.

Apenas y lograba sostenerse, creyó que recrear la famosa posición del sesenta y nueve sería relativamente sencillo, pero todo estaba en su contra esa madrugada, pues seguía drogado, con el cerebro desenchufado y con las piernas débiles a los costados en la cara de Yeon Jun.

Todavía traía puesta su braga, solo fue removida por un par de dedos curiosos hacia un lado, dando el perfecto acceso al pliegue entre sus nalgas, mismas que eran apretadas con salvajismo por esas manos que lo tenían doblegado.

Sudorosos sobre el tapete, con los botes de pintura regados en el piso y manchas de colores adornando cada mínimo espacio de piel.

—Alfa, estoy... —murmuró, inclinándose más y chocando la nariz con el muslo contrario—. N-no puedo, es demasiado...

Encajó los dientes en la carne de esa área, proporcionando una fuerte mordida que hizo bramar al mayor.

—Si no tengo mi polla entre tus labios, no voy a seguir —gruñó, al suspender el trabajo con su boca—. Chupa, hazlo.

Descansó la nuca en el piso, encontrándose con la luz distorsionada de la luminaria y parpadeó al recuperar un gramo de aliento.

—Es que no puedo, es... te necesito tanto —El omega sollozó, alterado por la súbita falta de atención en su agujero—. C-cómeme, por favor...

Era obvio que la ausencia de vergüenza se debía totalmente al delicioso brownie, porque a pesar de olvidarse de la timidez cuando se hallaban en pleno polvo, el grado de descaro se elevó sin que pudiesen impedirlo.

Y Yeon Jun estaba igual o peor que él.

Un par de jóvenes desinhibidos y distraídos, enfocados en el placer.

—¿No oíste lo que te dije? —espetó, jalando el elástico delgado de la lencería y enseguida lo soltó. Soo Bin gimoteó por la quemazón producida—. No me hagas ponerte de rodillas para hacer que la tomes, porque vas a estar vacío de aquí...

Impaciente, le acercó el pulgar al culo, cepillando el borde del anillo muscular con la yema y le escuchó sollozar, al mismo tiempo en que empujaba con ansia las caderas hacia su rostro.

Tuvo que sonreír, la forma en que el lubricante salía de Soo Bin era obscena, sus muslos se convirtieron en una puta cascada de fluidos y él, solo rogaba beber como un frenético de ahí.

—Junnie, no me hagas esto... —Aquello fue un ruego evidente—. Tú lengua, por favor.

—¿Quieres que te haga llegar solo con mi lengua? —No se contuvo y azotó una de las regordetas nalgas, ni siquiera midió la fuerza—: Gánatelo.

El rizado quiso echarse a llorar y no precisamente por el manotazo en su tierna tez, si no por la horrible necesidad que sentía de un buen orgasmo.

Obtener una corrida, una buena follada y los mimos que venían al término de ella... Pan comido.

—Está bien, alfa —En un acto de sumisión, se fijó ir por el derecho a la liberación—. ¿O prefieres que te diga daddy?

Cambio de técnica, no lo reflexionó.

Y algo en Yeon Jun hizo cortocircuito.

El latir de su corazón fue contundente, enloquecido por el caliente apodo que tardó unos segundos en digerir. Su polla no podía estar más dura de lo que ya estaba, hubo un destello de inconsciencia en el que anheló con todas sus fuerzas penetrarlo, en cuatro, hasta hacerlo gritar y desgarrarse las cuerdas vocales.

No obstante, recordó que estaba bajo las garras de un omega con carácter cuando este lamió lentamente una larga franja, desde el glande hasta la base de su polla, probando cada milímetro de su extensión.

Los puntos intermedios no existían, si Yeon Jun quería una mamada, Soo Bin se la daría y obtendría su meta.

—Eres tan grande, siempre te siento profundo —masculló, envolviendo su mano en la pesada hombría—. Me encanta tenerla adentro, me llenas muy bien...

No se consideraba un experto en el sexo, pero tampoco se colocaba límites y sencillamente se dejaba llevar, hacía lo que le apetecía en el momento y por ende, disfrutaba al máximo los encuentros que tenían.

Inició a bombear con calma, la boca se le hizo agua al instante, también era un suplicio para él porque claramente moría por devorarlo hasta que detonara.

Sus ojos sellados en los movimientos que realizaba con la mano, oyendo los ruidos de goce arrojados por la víctima y una sonrisa modesta en su cara, complacido de su buen desempeño. No era un ególatra, pero ya tenía conocimiento de cómo desenvolverse para aumentar la temperatura en su alfa.

—¿Debería meterla a mi boca? —preguntó con inocencia y trazó con la punta de la lengua, una de las sobresalientes venas—. ¿Qué te gustaría, alfa?

La excitación les arrebató la capacidad de razonar.

—Me gustaría que te callaras y te la tragaras —habló fuerte y claro. Ojos ensombrecidos por la libido—. Deja de jugar, maleducado.

El segundo azote arribó en el glúteo derecho y el omega tembló, jadeando por el exagerado ardor.

—Otro... —balbuceó, al tiempo en que le otorgaba un empapado lametón al glande—. Otro, por favor.

Por primera vez en la historia, su exigencia no fue cumplida y a pesar de empujar el culo hacia atrás, no obtuvo nada de lo esperado.

Yeon Jun omitió el hecho de tener el trasero de Soo Bin justo en la cara, podía ver el erguido pene bajo la ropa interior que pedía a gritos un roce y la resbaladiza entrada deseando un incentivo que lo llevara al extremo.

—Dedícate a lo tuyo, cariño —Aprisionó una de sus rechonchas piernas—. Abre la maldita boca y cómeme la polla.

Esa noche, él tomaría el mando.

Para su sorpresa, el ojiverde ronroneó contento, tentado hasta el infierno por la manera sórdida en que le habló y no postergó meterse entre los labios la cabeza de su polla, dándole una dadivosa succión que lo hizo poner los ojos en blanco.

Las mejillas de Soo Bin fueron ahuecadas y con una facilidad envidiable, bajó hasta la mitad de la carnosa longitud, cubriendo con la mano los centímetros que no alcanzó a tomar con su cavidad bucal mientras le toqueteaba los testículos llenos.

—Siempre te pones tan sucio, se te olvidan los buenos modales y te conviertes en una... —El mayor hizo una pausa para gemir, encajándole todavía más los dedos en el muslo—. En una puta.

Era oficial.

La marihuana les había cambiado la configuración mental y eso los estaba llevando a experimentar rincones nuevos en el laberinto de las relaciones sexuales.

Y joder, Soo Bin estaba flotando y botando el líquido con su esencia a chorros por las sensaciones inéditas que estaba presenciando.

Volvió a chuparle el pene, arropándolo con la calidez particular de su boca e hizo que su propia saliva se le desbordara por las comisuras en un intento de tomar más allá de lo que generalmente podría. Por fortuna, logró controlar las grotescas arcadas cuando su garganta fue invadida, y devoró con afición, disfrutando de su labor.

—Mierda, eres tan bueno... —pronunció, con la voz ronca. El huracán en su abdomen provocando estragos—: Me pusiste una correa al cuello, me... me encantas, cachorro.

El menor gimió con los labios resbalando por su enorme polla y un torrente de vibraciones ocasionó que los dedos de sus pies se encogieran.

La cabeza de Soo Bin se movía de arriba hacia abajo, sus mejillas estaban rojas, a punto de estallar y su agujero se contraía, suplicando un dedo, o dos si le hacía el favor.

Por suerte, Yeon Jun pensó que era tiempo de entrar en el lascivo juego, así que no demoró en volverse a enganchar del par de piernas que tenía abiertas sobre sí. Retiró el exquisito encaje, se alzó un poco y con ayuda de su lengua, recogió el lubricante que no paraba de salir por la ajustada entrada del omega.

Las extremidades de Soo Bin se aflojaron, otra vez gimoteó sobre la erección y no paró su deber, aunque un par de lágrimas se escaparan de sus ojos irritados. Estaba hipersensible, mareado por las feromonas encapsuladas de su alfa y saboreando el presemen que comenzó a gotear de la hendidura.

Lo masturbó a la par, lamiendo los costados de la gran extensión y pegando los labios a ella con el único fin de evitar los sonoros gemidos. Al menos, eran conscientes de que no estaban en el cuarto de un hotel y los sonidos vulgares a un volumen alto, no estaban permitidos.

—Sí, joder... sí —Se sumergió en el placer al volcar los orbes—. Estoy tan mojado, daddy... mojado por ti.

Yeon Jun jadeó, repartiendo un último lengüetazo en la zona y alejó su rostro, dejando la vía libre para incrustar los dedos índice y medio de golpe, hasta los nudillos.

Y eso orilló a que el menor le clavara las uñas pintadas de verde en sus piernas, informándole lo bien que se había sentido ese reemplazo.

—Mira esto, tu agujero aprieta sumamente bien mis dedos, los traga con facilidad... —Se aturdió con la hipnotizante escena—. Estoy seguro de que podrías tomar tres sin problema, ¿es así?

No le respondió, se hallaba en el mismísimo cielo, recorriendo con el músculo de su boca la prominente erección y escupiendo hilos de saliva sobre ella.

Ante el notable instinto de obediencia, el alfa esbozó una egocéntrica sonrisa. Soo Bin no descuidó su tarea a pesar de que estaba hecho pedazos por la laguna de gloriosas emociones.

Complacido, el dedo anular formó parte del protagonismo al hundirlo profundamente junto a los otros dos y como era de suponerse, su polla fue abandonada gracias a que la lujuria asedió al omega.

—Basta, voy a correrme —Dio el aviso, en un murmullo—. N-no, yo voy a....

Una mordida en su nalga izquierda le generó una marea de calor, sus párpados bajaron y la curvatura en su espalda se marcó debido a la placidez ocasionada por los dígitos.

—¿Esto es suficiente para ti? —preguntó, al girar la muñeca—. Precioso omega insaciable...

—¡Oh! Junnie, daddy —El incremento gradual de las acometidas, lo desordenó—. T-tócame la polla, te lo suplico...

Y por fin, una de sus órdenes fue atendida.

Un espasmo incandescente, un escalofrío que se transportó por su columna y las gotitas de sudor apareciendo en su nuca al sentir que una mano empezaba a frotar su erección por encima de la delicada braga.

Las rodillas le temblaron, se tapó la boca en busca de ahogar el gemido gutural que amenazó con escabullirse y después de dos hondas penetraciones con el trío de dedos que tenía jodiéndole el agujero, más la estimulación a su pene, una onda eléctrica lo arrastró hasta el clímax, enviándolo sin retorno a la cumbre del éxtasis.

El semen salió en cálidas tiras, aterrizando en el abdomen de Louis y sobre las flores que minutos atrás, le pintó con los pigmentos neón.

—No puede ser —siseó. Se le dificultó respirar—, es...

No pudo comentar cuanto le había encantado la consumación.

Un jalón en los rizos de su cabeza lo llevó a erguirse y tuvo que abrir los ojos cuando fue obligado a cambiar de posición. El alfa lo quitó de encima, empujándolo hacia un lado y le indicó que se hincara en el frío piso, sin importarle que aún estuviera endeble por su potente orgasmo.

El omega se sentó sobre sus talones, su lencería estaba húmeda a más no poder y su torso tenía manchas de diferentes colores esparcidas. Sus labios malogrados, rotos y resecos, sus cachetes sonrojados y un par de tirabuzones pegados a la frente gracias al sudor...

Yeon Jun se levantó, con el mínimo equilibrio que le restaba y al no sentir rastro de vértigo, se posicionó frente a él, ocasionando que su entrepierna quedara a la altura de esa hermosa cara.

Se agarró la polla, acariciándola con tranquilidad y luego cerró su puño en ella, comenzando a masturbarse desalmadamente.

—Saca la lengua, amor —indicó. La velocidad de sus movimientos, incrementó—. Separa esos labios, rápido.

En un pestañeo, Soo Bin hizo lo que le fue solicitado y antes de que cualquier desgracia ocurriera, cerró los ojos.

Yeon Jun acabó por gemir sofocado al venirse en la boca y rostro que yacía a su merced, salpicándolo de semen mientras la hinchazón en la base de su miembro, tomaba forma.

Si hubiese tenido una cámara a la mano, seguramente habría pedido permiso para fotografiar la manera en que la piel del rizado terminó bañada en aquel líquido blancuzco, se veía jodidamente excitante.

—Tan precioso, mi lindo artista también es mi puta, ¿verdad? —Lo tomó del mentón, barriendo el pulgar en su labio inferior—. Me vuelves loco, Soo Bin.

El nombrado recuperó su sentido de la vista, tragando lo que pudo de la corrida y se limpió el resto con el dorso de la mano, sin quebrar el contacto visual con su alfa.

—Yo seré lo que tú quieras —respondió, en un suspiro—. Solo te voy a pedir una cosa...

—Lo que sea, ¿qué necesitas?

—Promete que vas a comprarle más brownies a Jackson... —Esbozó una pequeña sonrisita revoltosa—, por favor, daddy.

El ojiazul se rio al negar con la cabeza.

Después platicaría con él sobre los efectos negativos de consumir ese tipo de sustancias, jamás le daría algo que repercutiera en su salud a corto y largo plazo.

Lo cuidaría eternamente.

O quizá... De vez en cuando podrían hacer excepciones y sí, conseguir un par de bizcochos no les vendría nada mal.

—¡Y ahí tenemos al participante estrella! —Huening Kai habló hacia el lente frontal de su celular—. ¡El futuro ganador del concurso de arte!

Soo Bin escuchó la exagerada presentación que hizo su amigo y la esquina de su boca se elevó, sintiéndose levemente adulado. Ensimismado en la imagen que iba creando con sus propias manos, echó un vistazo al guapo modelo que permanecía sentado al otro lado del caballete.

Yeon Jun estaba inmóvil, apenas moviendo el pecho al respirar mientras parpadeaba con calma, resguardando el entusiasmo que sentía de ser representado en un lienzo por el omega que tanto quería.

Fue un honor que lo tomara en cuenta, llevaban varios días trabajando en la pintura y aunque los músculos le dolían en las noches por mantener la postura un buen rato, lo disfrutaba al mil por ciento.

—El estudiante Kim está muy concentrado en pintar a su alfa, como podrán ver... —El beta se colocó velozmente a un costado del menor—. Es muy meticuloso con todo lo que hace.

Acomodó la cámara desde un mejor ángulo, grabando a Soo Bin pero también enfocándose él sin dejar de sonreír.

—Oye, es un video de evidencia académica, no un videoblog para youtube —Ameno, Beom Gyu le recordó desde la cama—. Lo estás distrayendo.

De mala gana, el rubio entrecerró los ojos y lo miró en advertencia.

—Es original, mucho más real que una edición de varios cortos con música clásica de fondo explicó, poniendo pausa a la grabación—. Estoy seguro de que le darán puntos por la producción.

—No hay producción, solo eres tú hablando y filmando sin sentido.

—¡Me ofrecí como camarógrafo oficial! —refutó, levantando el celular—. ¡Esta es mi herramienta de trabajo!

El omega de ojos café difundió una risita, negando ante la rotunda sobreactuación de su amigo y volvió su vista a la pantalla de su celular.

Y ni hablar de lo arrepentido que estaba Soo Bin por haber accedido a que Kai lo ayudara, nunca pensó que aceptar su cooperación, implicaría tenerlo encima, hablando sin parar y sintiéndose el influencer con más seguidores en la galaxia.

No podía entregar semejante filmación, los jueces lo descalificarían por falta de profesionalismo.

Fue inteligente al prevenirse, su segunda opción se basó en colocar una cámara digital en su repisa que enfocaba directamente a la pintura desarrollada; al final, era preferible realizar una aburrida edición con una linda pista de fondo, que presentar el contenido distorsionado que el otro recopiló en la memoria de su teléfono.

Lo aturdía, perdía la concentración con el ruido que hacía, no lograba avanzar nada, llevaba quince minutos estancado en el trazo base de la pequeña nariz y no se atrevía a seguir, temía echar a perder su avance o arruinar la perfección que el rostro de Yeon Jun poseía.

Tenía la obligación de hacerle justicia al dios griego que tenía enfrente, no entregaría algo que no se pareciera al menos un noventa y nueve por ciento a la fuente de inspiración.

Pero con sus amigos ahí, era imposible.

—¡Que te calles, no dejas que se enfoque! —Beom Gyu bramó.

—¡Tú tampoco! —Ofendido, Huneing Kai se defendió—. ¡Estás muy risueño viendo tiktok y tus carcajadas no permiten que siga!

Soo Bin cogió su pincel y empezó un conteo mental del uno al diez.

—¡Yo no soy el que se cree estrella de redes sociales!

—¡Tengo todo para triunfar! —Arrugó la nariz y enseñó los colmillos—. Cuando tenga un millón de suscriptores, no me acordaré de ti.

El suspiro profundo del menor, fue violentamente audible.

Yeon Jun no se movió ni un milímetro y peleó por no sonreír al verlo perder la paciencia poco a poco.

—¿Te olvidarías de los que estuvimos contigo desde el inicio? —Dramáticamente, Beom Gyu se colocó la mano en la frente—. ¡No mereces fama, traidor!

—¡La merezco, obviamente los invitaría a realizar retos o cosas así! —contrapuso el de ojos celestes—. Ya abrí mi canal.

—¿Cuántos seguidores tienes?

—Catorce —notificó con rigor—. Dieciséis si los cuento a ustedes dos.

La boca de Beom Gyu fue cubierta con su mano, consideraba que era de muy mala educación reírse en la cara de alguien.

—No te atrevas... —Lo sentenció.

Y la risotada fue inevitable, dando continuidad a la boba disputa.

Naturalmente, Soo Bin explotó, botando el tubo de pintura que se disponía a abrir y se puso de pie, dejando sobre el escritorio todos sus materiales.

—¡Chicos, ya basta! —chilló alterado, captando la atención de ambos—. Por favor, me están hartando.

Beom Gyu se hizo pequeño en el colchón, Huening KAI dio un pasito en retroceso y golpeó con el buró.

Yeon Jun aprovechó para destensar la espalda, estar perfectamente erguido por tanto tiempo era agotador.

—¿Quieres un jugo de la máquina expendedora? —El otro omega trató de remediar.

—¿O unas galletas? —Por su lado, el rubio contribuyó—. Lo sentimos.

Se veían sinceramente apenados, pero no sería suficiente para persuadir a Soo Bin, quién ya estaba tomando el picaporte de su puerta y señalando hacia afuera.

—Los adoro, son de mis personas favoritas en el mundo, pero les voy a pedir de la manera más atenta, que se vayan a sus dormitorios, a la biblioteca, a recorrer el campus o a comer, pero desalojen mi cuarto, por favor —Solicitó con simpatía, marcando un ademán que los invitó a salir—. No se enojen, pero no quiero estresarme, ¿sí?

—¿Estás diciendo que nuestra presencia te causa estrés?

El rizado jadeó, refrenando la desesperación.

—De acuerdo, ya entendimos, nos vamos —El ojimiel notó la imprudencia cometida por el beta y en busca de salvaguardar su amistad, abandonó la cama—. Nos vemos más tarde, envíanos mensaje si necesitas algo, ¿de acuerdo?

—Lo haré.

En ningún momento actuó de forma grosera, pero en serio necesitaba privacidad para seguir con su actividad y afortunadamente, el par de chicos lo entendió sin tomárselo personal.

Huening Kai fue sacado a rastras por Beom Gyu, le propuso ir a comer pizza y luego adueñarse de algún puff en la sala de televisión de su edificio. Todavía era temprano, así que las horas alcanzarían perfecto para pasar un buen rato sin necesidad de que los prefectos lo corrieran a su dormitorio.

Después de que el dúo más desastroso de la facultad evacuara el espacio, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, pegando la nuca a la madera barnizada de la puerta.

Ocupaba un minuto de serenidad, la química de su cerebro se estaba desajustando a causa de la presión provocada por la cercanía en la fecha de entrega para el concurso, las tareas acumuladas más la falta de sueño y de entretenimiento.

Dedicaba tres o cuatro horas diarias a su pintura, sin importar que tan cansado estuviera, estaba dejando todo su empeño en el retrato de Yeon Jun.

Y mierda, también se sentía mal por él, porque después de su servicio comunitario en la biblioteca, el alfa corría a su alcoba para ayudarlo, tomando su lugar y quedándose quieto hasta que hubiese un avance significativo en la obra.

Ya empezaba a quejarse de algunos dolores en la zona lumbar en consecuencia a la rígida posición, pero era demasiado bueno como para decírselo; no quería mortificarlo, sin embargo, Soo Bin sabía que tampoco era bueno que se forzara a cumplir con un deber que no era sustancial.

—¿Quieres descansar? —Parecía que Yeon Jun tenía la capacidad de leerle la mente—. Tus amigos te llevaron al límite, ¿no es así?

El omega afirmó y arrastró los pies hasta el banco donde el alfa estaba sentado.

—Creo que es mucho para mí, no sé si fue buena idea —expresó fatigado y unos fuertes brazos lo envolvieron por la cintura—. Falta una semana y apenas llevo una tercera parte, me da miedo no acabar.

El olor de Yeon Jun y las caricias que le proporcionó en la cabeza, se comportaron como un sedante que disminuyó sus niveles de estrés en cuestión de segundos.

—Valdrá la pena, ya verás —musitó, besándole ensordecedoramente la mejilla—. Todos van a quedar maravillados con tu talento, lo presiento.

—Dices eso porque eres mi alfa y me quieres ver triunfar —Se acurrucó, aferrándose a su cuello—. Pero no podemos asegurar nada, hay casi cuarenta alumnos participando, estará reñido.

—Tú eres de los mejores, cree en ti y confía en tu capacidad, ya te lo dije —Mimosamente, le frotó la espalda—. Vamos, tómate un respiro, te llevaré por un helado.

El menor no replicó, se mantuvo abrazándolo en silencio; no estaba convencido de salir, tampoco tenía tantas ganas.

—Anda, ponte tus tenis y vamos —insistió—. ¿O te negarás a obedecer lo que dice tú daddy?

Vaya forma de reanimarlo.

—¡¿Qué?! —Sus ojos casi botaron de las cuencas. Se ruborizó en un santiamén—. Ugh, cállate, no estaba pensando debidamente esa noche.

Últimamente, era molestado mucho con aquella indecorosa situación.

Y siendo franco, le gustaba recordar cómo fue que llegó a darle tal título.

—Di lo que quieras, pero sé que te encantó tanto como a mí, omega juguetón —Le concedió una ligera palmada en la nalga—. Vamos, antes de que cierren la heladería de la avenida.

¿Qué clase de obsesión tenía con su trasero? ¡Siempre lo estaba manoseando!

Soo Bin se acercó a la orilla de su cama para sentarse y colocarse los tenis. Se ató los cordones mientras pensaba en que todos los omegas del mundo, merecían un alfa con las cualidades de Yeon Jun.

Amable, educado, inteligente, protector, detallista, responsable, divertido, respetuoso, romántico, caliente, sexy...

Y la lista podía seguir hasta el infinito.

•━━━━━━━━━━•

Es posible que mañana regrese las historias que mande a borradores y una nueva! ❤️

Espero les haya gustado el capitulo! 🫶🏻

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro