ꕤ「capitulo 16」
— No, no, escucha, los vi salir, entré a su habitación, pero no encontré nada fuera de lugar, quizás aún no lo hacen. — Se encogió de hombros mientras salía del hotel rumbo a su hogar.
— ¿Y a dónde se fueron?. — Preguntó.
— No lo sé Jimin, te dije que fui a su habitación, estoy cansado, por hoy los dejaré, mañana volveré a vigilarlos, ¿Quieres que les tome fotos no?, lo haré. — Se subió a su auto.
— Bien, descansa, después hablamos, adiós. — Colgó.
— No hacia esto desde hace mucho tiempo, estoy un poco oxidado. — Dijo Namjoon para si mismo.
El rubio era un ex detective privado, actualmente está retirado, era uno de los mejores, trabajaba en Australia, es ahí donde conoció a su ahora esposo Kim SeokJin, pero no piensen que se conocieron de la mejor manera, pues Namjoon había sido contratado por el ex de su esposo para espiarlo, si, ese señor estaba realmente enfermo, el rubio no supo cuando o cómo pero al pasar de los días mientras espiaba a SeokJin, este había empezado a enamorarse de él, el pecoso era precioso, Namjoon quería acercarse a él y hablarle, pero estaría faltandole el respeto a su trabajo, así que prefirió renunciar a ese caso, el ex de SeokJin no entendía porque este había dejado el trabajo, pero lo acepto igualmente.
Cuando Namjoon ya no tuvo más contacto con ese señor, no dudó ahora sí en acercarse a SeokJin, el rubio le contó todo, absolutamente todo, y el pecoso no dudó en separarse de su pareja, pues no podía estar con alguien así, ambos desde ahí entablaron una muy linda amistad que tiempo después se hizo una relación y mucho más adelante se hizo un hermoso matrimonio, ahora ambos vivían en Italia desde ya hace unos buenos meses, se fueron de Australia porque ambos querían tener una vida tranquila.
Y así fue cómo ambos terminaron juntos, quizás no de la mejor manera al principio, pero qué más da, el pasado es pasado, y eso a ambos ya no les importaba.
🌿
— Me encanta, tiene mucho queso. — El menor estaba feliz, pues el restaurante en el que estaban era muy lindo y las pizzas eran deliciosas.
— Mañana iremos a un museo. — El pelinegro le dijo mirándolo con una leve sonrisa.
— Escuché que aquí los museos son de otro mundo, tengo altas expectativas.
— Y si qué lo son, visite algunos anteriormente, te sorprenderás.
— Por cierto, ¿Mina se habrá dado cuenta de qué estoy compartiendo habitación contigo?.
— No, ella está muy concentrada comprandose ropa de cualquier boutique, qué no nota lo que pasa a su alrededor, no te preocupes por eso.
— Aveces me sorprende qué sea tu secretaria, ella aveces es muy despistada.
— Si, pero hace un buen trabajo, no me puedo quejar.
Tae siguió devorando su pizza tranquilamente qué no se dio cuenta de la pequeña mancha de salsa de tomate que estaba en las comisuras de sus labios.
Jungkook sonrió enternecido, cuando estaba con Taehyung nunca podía dejar de sonreír cómo idiota, el mayor no dudó en agarrar una servilleta y acercarse al castaño para limpiar sus labios.
— Gracias Koo. — Sus regordetas mejillas se pusieron de un color rojizo, aún no podía controlar sus sonrojos.
— De nada, pero procura comer despacio cariño. — Le acarició la mejilla delicadamente.
— No actúes así....— Murmuró.
— ¿Porque?. — Sonrió ladino.
— Porque, si sigues tratándome así, querré casarme contigo ahora mismo.
— ¿Me estás proponiendo matrimonio ministro?.
— Eh, ¿Si?, puede ser que si...— Afirmó tímidamente.
— No puedes hacer eso, el qué debe proponer matrimonio aquí soy yo, aún no te me adelantes precioso.
— Bueno, no me adelantaré....— Tae seguía tímido y sonrojado, se estaba odiando por su comportamiento tan sumiso en esos momentos.
Jungkook notó eso y se acercó a él para decirle algo al oído. — ¿Te he dicho qué me prendes de sobre manera cuando te pones tan sumiso sólo para mi?. — Y antes de separarse le dio un pequeño beso en el cuello haciendo al menor estremecerse.
Bien, el alma de Taehyung oficialmente abandonó su cuerpo.
— ¿Qué pasó ministro?, ¿Te comieron la lengua los ratones?. — Se burló.
El castaño no se dejaría, así qué se armó de valor para responder ante eso, se acercó al mayor con cautela y Jungkook pensó qué solo le iba a decir algo en el oído, pero en realidad el menor tenía otros planes.
— No te diviertas mucho Jungkookie, porque yo también puedo jugar. — Tae bajó su mano y apretó levemente la entrepierna del mayor por debajo de la mesa.
Jungkook soltó un jadeo mientras una risita se escapaba de los labios de Tae.
— ¡La cuenta porfavor!. — Dijo el mayor casi gritandolo desesperadamente.
Esa noche Taehyung tenía algo planeado, algo qué quizás al principio no le agrade al querido presidente.
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