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¹⁵ˑ 𝘵𝘰𝘬𝘺𝘰





𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
¹⁵ˑ "𝘵𝘰𝘬𝘺𝘰"




Todos los del vóley se habían dado cuenta de que Akira y Sugawara eran novios. Eran muy evidentes, pero al parecer, no era suficiente como para acallar los rumores que seguían circulando de que Sugawara la había dejado en la friendzone o de que a Akira le gustaba las chicas y fingía que le gustaba Sugawara para que nadie la pillara.

Aunque Sugawara iba a buscarla siempre a su clase en cada cambio de hora o para ir a los descansos, siempre iba acompañado de Sawamura, por lo que nadie pensaba que algo pasaba entre la pelinegra y el peligris.

Otros que también iban siempre al piso de los de segundo eran Hinata, Kageyama y Tsukishima.

El rubio iba en busca de la pelirroja para evitar que los de ciencias se metieran con ella al retirar sus proyectos, mientras que los otros dos iban a la clase de Umiko porque les gustaba pasar tiempo con esos de segundo. Además, Umiko hablaba el idioma de la parejita de intensitos.

Todos estaban en el receso, pero en mesas diferentes del patio hablando tranquilamente, aunque Sakura ayudaba a Nishinoya y Tanaka a hacer un trabajo en el que tenían que recortar, porque se les había olvidado y tenían que tenerlo hecho antes de última hora.

—¡Todavía me cuesta creer que seas amiga del gran rey! —se emociona Hinata, hablando con Umiko. Estos estaban un poco más apartados de los de tercero.

—Querrás decir, futura novia del gran rey —se burla Ennoshita.

—Ya empezamos otra vez —se queja Umiko. Ya no iba a confesarle nada al chico, aunque la verdad, simplemente estaba bromeando. Ni Ennoshita y Kinoshita iban a contarle a nadie los secretos de Umiko, pero sí que les gustaba reírse un poco de ella desde que vieron como Oikawa era con la chica y lo mucho que pegaban como novios.

Es más, desde el punto de vista de los chicos, parecían novios que no paraban de tener citas.

—¡Eso es más difícil de creer todavía! —suspira Hinata, quejándose.

—¿Y eso por qué? —se cruza de brazos Umiko. —¿Es que acaso no soy suficiente para el gran rey, o qué?

—¡Nada de eso! ¡Eres preciosa! —se sonroja Hinata, rascándose la cabeza al darse cuenta del desliz que acababa de tener. —Es lo que... bueno, es que el voleibol es super importante.

Hinata sabía perfectamente que no tenía nada que hacer contra el gran rey, al menos, fuera de la cancha.

—Que vosotros no seáis capaces de ver más allá del vóley, no significa que los demás chicos no lo hagan. Miren a Suga y Akira siendo novios —les explica Ennoshita.

—¿¡CÓMO QUE SUGAWARA Y AKIRA SON NOVIOS!?

No solo Umiko y los cuatro chicos se giraron a oír la reacción de un grupo de chicas de entre primero y segundo, sino también el resto que estaban en mesas diferentes.

—¿No era que le gustaba las chicas?

—¿Cómo van a ser novios? Con lo fea que es.

—Oh, oh —se lamenta Hinata al ver el aura de violencia que desprendía Umiko, como una llamarada roja.

—¿Qué demonios has dicho de mi hermana? —pregunta, poniéndose de pie.

—Umiko, déjalas. Solo quieren llamar la atención —interviene rápidamente Ennoshita, intentando calmar a la rubia.

—Que es una fea, y la otra es una loca demente.

—Fea te voy a dejar la cara, y loca demente es como acabarás cuando te la veas al espejo, niñata de mier...

—Cálmate Umiko —le vuelve a pedir Ennoshita con un tono de voz mucho más autoritario.

—Eso, hazle caso a tu novio, estúpida barbie superficial.

Y con risitas, las chicas se fueron corriendo cuando vieron que Umiko sí que era capaz de pegarse con ellas, pero Ennoshita la agarró y la alejó. Ambos terminaron en la mesa donde se encontraban casi todos, por lo que los demás se unieron también.

—En algo no se equivoca —murmura Tsukishima. —Sí que eres una barbie superficial.

Umiko se gira todavía enfadada, pero su enfado desaparece y frunce el ceño cuando ve a su hermana mayor reírse por el comentario del rubio.

—¿Qué? ¡No me mires así! Sabes que es un poco verdad —se encoge de hombros Sakura.

—Eso no es cierto —Umiko no se estaba riendo, es más se la veía molesta.

—¿Cómo que no? ¿Verdad que sí, Kira?

—Bueno... un poco sí, pero... —Akira se estaba dando cuenta de que Umiko estaba molestándose por el comentario, por lo que no quería que se sintiera mal. —A ver, siempre te has obsesionado un poco con tu apariencia física y en verte bonita, así que por esa parte, un poco sí ¿no?

—¿Un poco? —frunce el ceño Sakura. —¿Sabes lo que tarda en arreglarse el pelo y en cuidárselo para supuestamente parecerse a Rapunzel?

—¿Y qué tiene de malo? —la defiende Yui, cruzándose de brazos. —Yo también me cuido mucho el pelo.

—No tiene nada de malo, lo que quiero decir es que a ella le preocupa más el físico y verse bonita.

—Pero eso nos gusta a todos.

Umiko no se había molestado en intervenir en la pequeña discusión que tenían Yui y Sakura. Su decepción era más que notable para la mayoría de los que estaban en la mesa hasta el punto de que le brillaban un poco los ojos.

Tenía ganas de llorar porque ya no aguantaba más cómo su hermana mayor siempre terminaba metiéndose con ella.

No lo pensó dos veces cuando le quitó las tijeras de la mano a Nishinoya, se agarró un mechón de pelo enorme y empezó a cortárselo.

Akira fue la primera en reaccionar, soltando un pequeño sollozo de asombro.

—Umiko... —se entristeció la pelinegra, sabiendo cuanto había tardado la rubia en dejarse crecer tanto el pelo, pues le llegaba por la cintura.

Y la rubia, con un mechón en la mano de su propio pelo, se lo enseña a su hermana mayor.

—Esto es lo poco que me importa la apariencia física —deja el mechón de pelo en la mesa y coge otro más, cortándolo de la misma forma. —Absolutamente nada.

—Umiko, yo no quería...

—¿Qué? ¿Qué no querías Sakura? ¿No querías burlarte de mí como siempre haces? ¿En qué te diferencias a las que te llaman loca?

—¡No es lo mismo! —se queja Sakura.

Umiko resopla, resignada.

—Ahora entiendo lo que me dijiste una vez —la mira directamente a los ojos. —Hablar contigo es como hablar con una piedra.

Umiko coge sus mechones de pelo y los tira a una papelera. De camino a su clase, se recoge el pelo en una coleta. Sus mejores amigos la siguen sin dudarlo.

—Para ser tan lista eres muy estúpida —le reprocha Yui, levantándose de la mesa. —No os imagináis cuánto os ha defendido Umiko estas semanas aún cuando vosotras seguís tratándola fatal.

Akira agachó la cabeza porque sabía que tenía razón por mucho que Sugawara intentara consolarla.

Pero antes de que nadie dijera nada, oyen como cerca de ellas empieza una pelea entre las animadoras y unas chicas de primero.





◦     ◦     ◦





Ser la capitana de las animadoras tenía sus inconvenientes a veces, como por ejemplo tener que hablar con personas que no quería ni ver.

—¡Sawamura!

Sí, estaba en el grupo 4 de los de tercero. Ella era del grupo 6, porque por muy animadora que era, también era muy lista y era la que tenía una de las mejores notas de los de tercero.

Y es que si no fuera así, iba a tener muchos problemas en casa.

—¿Yui?

Después de todas las veces que la rubia había ignorado al capitán de voleibol, al chico le extrañaba que se acercara a la clase en su busca. Lo peor de todo es que no tenía ni idea de por qué Yui había dejado de hablarle salvo cuando estaba en grupo junto con Umiko.

Akira tampoco le había sonsacado nada, y mucho menos le iba a preguntar a su hermana, que nuevamente volvía a no dirigirle la palabra.

Su novia estaba en la clase, pero aunque estaban juntos, parecía que ella no le prestaba atención porque estaba ocupada hablando con una de sus amigas de vóley que también estaba en esa clase.

Sawamura se levanta y se acerca a la puerta para ver qué quiere la rubia con la esperanza de que le diera una tregua o bajara el hacha de guerra que no sabía por qué existía.

Eran amigos. ¿Qué había pasado tan grave o qué había hecho él como para que la chica no quisiera ni mirarle como justo en ese momento?

—Es por la ceremonia de clubs deportivos. Sois los quinto. Díselo a tu novia también. Adiós.

—Gracias, pero... ¿por qué no se lo dices tú?

—Porque ya lo puedes hacer tú.

Y justo cuando se gira para dejar de hablar con él, Sawamura pone un pie fuera de la clase y la agarra con delicadeza del codo asegurándose de no hacerle ningún daño, pero evitando que se marchara.

—Yui.

—No quiero hablar contigo.

Y antes de que se suelte, se ve a acorralada contra la ventana y pared. Si iba para un lado, Sawamura levanta un brazo y la detiene, si iba para el otro, así lo mismo. Si intentaba salir, él la agarraba y la colocaba el en mismo sitio y la soltaba de nuevo.

—Deja de comportarte como una niña pequeña y dime qué te he hecho, Yui.

La chica suspira y traga saliva.

Se estaba dando por vencida porque sabía que no era justo... él no tenía la culpa.

—No puedo decírtelo, Daichi. Lo siento. Prefiero que guardemos las distancias y que lo dejemos así.

—Yo no quiero que lo dejemos así. Somos amigos desde primero y nos convertimos en capitanes todos a la vez. Así que dime, ¿qué es eso tan malo que no puedes decírmelo?

Pero la chica agachó la cabeza, guardando silencio.

Quería decirlo, pero si lo hacía... todo el mundo se iba a enterar de su secreto y eso...

No, no podía pasar.

—Lo siento mucho, de verdad. No te lo mereces.

Sawamura suspira.

—Está bien —termina murmurando tras un largo silencio para que solo ella le oiga. —Pero quiero darte las gracias por defender tanto a Akira. Sé que te resultará difícil y... no está bien ni es verdad eso que dicen de que es asqueroso o una abominación que a una chica le guste a otra chica. Yo entiendo que a cualquiera pueda gustarle las chicas. A mí me encanta las chicas —se encoge de hombros, como si fuera de los más normal. —Pero, esto... sí, que muchas gracias.

Yui levanta la cabeza de golpe y le mira a los ojos.

En la mirada de Sawamura podía notar sinceridad y compresión...como si supiera más de lo que decía.

—¿Tú... lo sabes?

¿Habían descubierto su asqueroso secreto?

Estaba empezando a entrar en pánico y Sawamura lo notó.

—Tranquila —le suplica él, colocando sus manos sobre los hombros de la chica. —Nadie sabe nada. Ni los chicos... ni las chicas.

—Entonces... ¿cómo has...?

—Ya te lo he dicho... somos amigos desde hace tres años y te conozco. ¿Crees que yo no me iba a dar cuenta? Pero quiero que estés tranquila, no pasa nada.

—Solo lo sabe Umiko —murmura ella, mirando al suelo y carraspeando. —Ella también se dio cuenta por lo que me afectaban esos comentarios que hacían de su hermana. En cierta forma ella también me defendía a mí y no solo a Akira.

—Me lo imaginaba. Umiko es muy sensible cuando se trata de ella, pero cuando se trata de los demás... es como una llamarada de fuego —la rubia asiente, pero no sonríe, y eso le preocupa a Sawamura. —No se lo contaré a nadie, te lo prometo ¿vale? Ni a Akira, ni a Suga, ni a Michimiya.

Al oír el nombre de su novia levanta la cabeza y decide que no iba a ocultárselo más. Se gira un poco y mira dentro de la clase para ver si la chica estaba distraída y cuando se da cuenta que ni se ha enterado de que su novio había salido de la clase, ella le mira y le agarra de la mano tirando de él.

—Ven conmigo, tengo que contarte algo y no quiero hacerlo en mitad del pasillo.

Mientras que Yui le daba la peor noticia que podía darle a Sawamura, Akira estaba con Sugawara ayudándole a copiar todas las señales que había pensado en varias hojas para dárselo a los demás jugadores.

—Gracias por ayudarme con esto, enana —le comenta él, terminando la última hoja y viendo como a su novia solo le faltaba terminar la última señal.

—No hay de qué —le responde ella.

Cuando ve que termina la última señal, sonríe y la rodea con sus brazos para levantarla y sentarla sobre su regazo. Ahora ella estaba colocada un poco más alta y él rozaba su nariz con su barbilla.

Akira se sonroja.

—Te ves tan linda cuando te sonrojas, por eso me encanta venir aquí... donde no hay nadie, para provocarte un poquito.

—¡Lo haces queriendo! —se queja ala chica, frunciendo el ceño.

—Pues claro —sonríe él, mirando hacia arriba.

Tenía tantas ganas de besarla. No había besado aún, y sus labios no habían vuelto a tocar los de ella desde la semana pasada cuando le robo un casto beso por pura desesperación.

Y justo así estaba ahora, desesperado.

—Tramposo —se queja ella, haciéndole un puchero.

—Lo sé, amor —asiente él. Cuando ve que la chica vuelve a sonrojarse pero también quedarse paralizada al oír cómo la había llamado, sonrió.

¿Estaba nervioso porque no tenía ni idea de lo que así?

Sí.

¿Se había visto cientos de películas románticas para no cagarla?

Sí.

Se sabía la teoría, había buscado ejemplos y las ganas no le faltaban, solo tenía que dejar de estar nervioso y actuar.

Así que se levanta cargando a la chica en brazos y la sienta sobre la mesa, siendo él ahora más alto al estar de pie. Y antes de estar en esa situación, se había asegurado de que no había nadie por los alrededores que cotillearan lo que estaba pasando.

Cuando Akira sintió los dedos de Sugawara sobre sus labios, cerró los ojos por instinto y abrió ligeramente la boca, como si soltara un leve suspiro casi inaudible. Pero con lo cerca que estaba el chico, lo había escuchado perfectamente y no pudo contenerse cuando se inclinó y la besó.

Primero fue un beso casto, se separó unos centímetros y se relamió los labios para volver acercarse a ella y juntar sus labios. El labio inferior de la chica era más gordito y se moría de ganas por atraparlo entre sus dientes y morderlo, pero de momento se conformaría con usar solo sus labios.

Pero poco duró su conformidad cuando Akira le correspondía a ese beso con la misma intensidad. Ni ella misma se había dado cuenta de que tenía sus manos en la cabellera del chico y jugaba con el pelo de la misma forma que él hacía con ella.

Cuando se quedaron sin aire se separaron, alejándose un poco para mirarse el uno al otro, no se dijeron nada. Sugawara lleva la mano por el rostro de la chica y lo acaricia con mucha ternura y delicadeza, o al menos con toda la que podía, pues, aunque había empezado a usar cremas para tener las manos más suaves para tocarla y que no le molestara, todavía tenía algunas heridas y ampollas, y partes donde la piel era muy dura y áspera.

Alza la barbilla de la chica y roza sus labios con los de ella, provocando que ambos suspiraran y cerraran los ojos.

—Perdóname por haber tardado tanto, amor. Te prometo que te lo pienso compensar siempre.

—Si me vas a besar siempre así, estás más que perdonado —la chica no supo cómo le habían salido las palabras, pero ahí estaba sonrojada y suspirando por su novio.

Sugawara sonríe antes de empezar a esparcir besos mojados por el rostro de la chica sin bajar al cuello... por ahora.

—Te beso todas las veces que quieras, donde y cuando quieras —le dice, sin dejar de rozar los labios de ella con su pulgar y sus propios labios.

—¿Tú estás seguro que no te has besado antes? Porque no lo parece, eh.

—Podría decirte lo mismo a ti, enana —le reprocha él, alejándose un poco de la chica para poder mirarla a los ojos.

—Yo es que veo muchas películas románticas. ¿Cuál es tu excusa?

—No tengo ninguna —ladea la cabeza él. —Llevo mucho varias semanas viendo películas románticas también, no solo para ver como se besan, sino también para ver como confesaban sus sentimientos y bueno... soy muy observador con los detalles. Por algo soy colocador, amor.

—Mmmmmh.

—¿Podemos besarnos otra vez antes de que nos vayamos a entrenar?





◦ ◦ ◦



Los entrenamientos de voleibol se estaban volviendo más intensos conforme se acercaba fecha de los partidos de la eliminatoria del interescolar.

Ya se sabía contra quienes jugaban cada escuela y tenían a sus favoritos. El Karasuno tendría que ser el mejor dentro de 60 escuelas diferentes si querían volver a competir con el Nekoma oficialmente.

—Me sorprende que tu hermana le de tan bien al balón —comenta Sawamura cuando Akira le lanza un balón a él para que lo defienda. Para poder avanzar, el entrenador había hecho tres filas en donde él lideraba una, Akira otra y Sakura otra para lanzar la pelota.

—Sí, quiere hacerlo bien —asiente Akira. —Aunque creo que ya le está doliendo la mano —comenta ella frunciendo el ceño. —Tal vez...

—¿Qué estás tramando ahora, enana?

Aunque Akira estaba acostumbrada a que Sugawara la llamara enana, ahora era mucho más diferente, por lo que se ponía muy nerviosa cada vez que le decía algo bonito o coqueteaba con ella.

—¿Sabes como se te quita la vergüenza, Akira? Dejando que Suga te meta la lengua hasta el fondo —se burla Sawamura, devolviéndole a la chica la que le hizo una vez. La pelinegra le saca la lengua.

—No tramo nada... solo que... esa chica nueva, esta con las animadoras. Podría mandarle un mensaje a Yui y que le diga que venga a echarnos una mano. Estoy segura de que vendrá más rápido de lo que se dice vóley.

Akira se refería a Kaizumi Iwazaki, la chica nueva del Aoba Johsai que tenía un hermano mellizo que jugaba al futbol. Ella no pertenecía a ningún club, pero por un altercado Yui tenía que hacerse cargo de ella y por eso estaba en las animadoras, para no quitarle los ojos de encima. En las animadoras también estaba Ren, otra de primero. Hinata parecía llevarse bien con ella y, para sorpresa de todos, Kageyama solía hacer frases de más de cinco palabras cuando estaba con ella.

Yui y sus amigas de tercero también habían empezado a relacionarse más con las chicas de primero y darle escarmiento a las de segundo. 

Después estaba la otra chica, Nozomi, aunque ella no formaba parte de las animadoras. solo era la amiga de Ren. Akira la conocía porque según su hermana Sakura, era la única chica de primero lista que había entrado en el club de ciencias cuando ella todavía estaba. Aunque no era superdotada ni nada, le caía bien a la pelirroja, por lo que seguramente era muy buena chica. Ella seguía en el club de ciencias y eso le preocupaba un poco a Sakura. Según la pelirroja, a la chica de mechas violetas le pasaba algo raro.

Pero la razón por la que Kai vendría a ayudarles sin dudarles es porque no rechazaría la oportunidad de compartir el mismo aire que Yamaguchi.

Ella no había sido nada discreta a la hora de ocultar su obsesión por cierto chico de pecas que intentaba siempre alejarse de ella por vergüenza y timidez.

Y por lo inestable que podía ser a veces.

Pero tal vez, el chico solo necesitaba un empujoncito, y tal vez eso le ayudara a ganar confianza también en el voleibol.

—No te había tomado por una cupido, Akira —se burla Sawamura.

—Estoy pensando en el equipo. ¿A qué chico no le va a gustar que una chica esté detrás de él? Eso seguro que le ayuda a subir su autoestima y jugará mucho mejor. Encima Kai es una chica super molona.

—Querrá decir problemática —la corrige Sawamura. Ella se encoge de hombros.

—Tiene su punto —asiente Sugawara, apoyando a su novia. —A mí me motivó mucho llamar la atención de Akira.

—No puedo con vosotros dos.

—¡Pero si somos tus mejores amigos! —sonríe Akira, antes de mandarle un balón a traición.

—¡Qué solo estoy! —se queja Tanaka, que estaba en la misma fila de Sawamura y Sugawara.

—Pero tenemos que echarle un ojo a Asahi, ya sabéis —comenta Akira un poco preocupada. —No me gustaría que le pasara lo del año pasado y estoy segura de que Umiko tampoco quiere que lo pase mal.

—Sí, esos dos se han hecho buenos amigos —siente Sugawara. —Podemos encargárselo a Noya. Seguro que le encantará.



◦ ◦ ◦



Sakura había convencido a su padre de que la dejara pasar el fin de semana en casa de su mejor amiga... en Tokio.

Akira también la había ayudado, diciéndole que Chihiro era muy buena chica, una amiga increíble, que le caía muy bien y que estaba muy preocupara por Sakura. También le comentó que tal vez le vendría bien pasar tiempo con alguien que intelectualmente estuviera casi a su mismo nivel, o que al menos hablara su mismo idioma.

Así que al acabar las clases, el señor Ohagi había llevado a Sakura a coger el tren bala que la dejaría en la estación de Tokio donde los padres de Chihiro la recogerían con la chica.

Ambas familias habían hablado por teléfono y no había problemas ya que la familia Kozume entendía lo que era tener a alguien superdotado y que tuvieran pocas habilidades sociales. Ellos estaban encantados de que su hija Chihiro tuviera una amiga tan lista también y prometieron avisar de inmediato si pasaba algo. Tendrían mucho cuidado para que la chica no se sintiera fuera de lugar.

Y aunque Kenma sabía que la chica iba a venir, su hermana le había amenazado con tirar a la bañera su consola para que no pudiera jugar más, aunque eso significara que la castigaran a ella.

El único que no sabía que Sakura iría a pasar el fin de semana en Tokio era Kuroo.

Hasta Yaku lo sabía porque Chihiro le había pedido que lo entretuviera si pasaba algo y la chica se retrasaba y que la cubriera, puesto que la excusa del club de ciencias no le iba a servir porque los proyectos estaban hechos y ahora solo ayudaban a los de los de primero y segundo a adaptarse y que ayudarles con sus ideas para futuras Expos. Ademas, cuando se acercaban los partidos oficiales, Chihiro siempre dejaba de ir para apoyar a su hermano y su mejor amigo y ayudar en todo lo que podía.

Pero cuando Sakura la llamó preguntándole si podía quedarse en su casa el fin de semana porque quería ver a Kuroo, no dudó en querer ayudarla a ella y él. Todos sabían que si la chica iba a Tokio era para ver a cierto capitán del equipo del Nekoma.

Aunque Kuroo intentaba ocultarlo, estaba un poco decaído porque la chica no le había devuelto los mensajes. Tampoco había hablado mucho con Chihiro y eso lo consolaba un poco. Ambos consideraban que la chica iba a necesitar un poco de tiempo después de lo que le pasó en la Feria.

Y Kuroo lo entendía, pero quería poder hacer algo por ella... aunque ella no le dejaba.

Después de llegar a la estación de Tokio y avisar a sus padres, los Kozume llevaron a Sakura y a Chihiro a la escuela superior del Nekoma. La chica le había pedido permiso al entrenador para traer a Sakura y él encantado acepto a que viniera, sobre todo cuando vio como los del Nekoma se habían llevado tan bien con los del Karasuno, en especial cierto capitán.

—¿Crees que se va a enfadar conmigo? —en todo el trayecto hasta llegar al Nekoma, Sakura no le había preguntado nada de Kuroo, pero ahora le empezaban a temblar las manos de los nervios.

—Dudo que eso pase —le responde. —Él ha estado preocupado y solo ha querido saber de ti.

La pelirroja suspira.

—¡Por fin has llegado, Chihiro! ¿Dónde estabas? ¡Necesitamos toda la ayuda posible para entrenar para los partidos! —se queja Yamamoto.

—Ya, ya, lo sé —se excusa la chica aireando la mano. —Por eso me he traído una ayudita extra desde Miyagi para este fin de semana —sonríe la chica de oreja a oreja.

A Tetsuro Kuroo se le cayó la pelota de las manos cuando la vio en la puerta. Llevaba puestos unos vaqueros, deportivas y una camiseta blanca que no se ajustaba a su cuerpo, pero si se podía diferenciar mínimamente su figura.

Y tenía su precioso pelo suelto.

—Ah, bien, ya habéis llegado —comenta el entrenador con una sonrisa que irradiaba calor, como cuando hace mucho frio y entras en casa y pones la calefacción, o cuando abrías en horno y sacabas unas galletas recién hechas. —Toda ayuda siempre es buena.

—Hola, Sakura. Gracias por venir hasta aquí —la saluda primero Yaku, acercándose a la chica. —A ver si le pones ya la correa para que se concentre, que me tiene frito de los nervios que me hace coger.

Sakura no puede evitar reírse por el comentario de Yaku.

—Será mejor que nos cambiemos primeros —interviene Chihiro al ver que Kuroo todavía no es capaz de reaccionar y que a Yamamoto se le había parado el cerebro. —Ven, Saku, vamos a los vestuarios de chica.

Se cambiaron rápido, ya que ninguna dijo ni una sola palabra.

Chihiro se podia imaginar que Sakura estaba muy nerviosa y no quería empeorar la situación y le pasara algo a la chica. Le había costado mucho a la chica convencer sobre todo a su padre, así que tenía que esforzarse porque Sakura estuviera bien para poder repetirlo incluso si las cosas con Kuroo no salían bien.

Ella seguiría siendo su amiga de todas formas.

Cuando las chicas entraron a la pista, se notaba una tensión un poco rara, por lo que Sakura agradeció que Yaku tomara la iniciativa y se acercara a ella.

—¿Qué sabes hacer?

—Todo, en realidad —comenta ella.—Estoy en el club de vóley para ayudar a los chicos a entrenar. Además, sé jugar desde pequeña, al igual que al futbol, baloncesto, tenis y golf. Aunque no se me dan tan bien los deportes.

—¿Hay algo que no sepas hacer? —pregunta Yaku, divertido.

—Mmmmmh, montar en bicicleta.

—¿De verdad? —se vuelve a reír.

—¡No te rías! —se queja ella, frunciendo el ceño. —¿Quieres que te ponga la bola?

—Entrenador, yo me quedo con Yamamoto, Inuoka y Lev —le avisa para entrenar como hasta ahora han hecho. —Vente Sakura.

—¡Sakura! —la saluda al fin Inuoka. —¿Cómo está Hinata?

—Oh, pues genial —le responde ella. —Aunque seguro que se caga encima cuando empiecen los partidos oficiales.

—¿Qué? —se ríe el chico. —¡Mas le vale darlo todo!

—Bueno, sigue recibiendo regular.

—Oye, Yaku, me da un poco de miedo que pueda hacerle daño a esta chica —murmura un chico altísimo que Sakura nunca había visto.

—Oh, tranquilo, yo no soy como mis hermanas. Yo sí que me aparto, no vaya a darme un balonazo y quedarme sin neuronas. ¿Cómo iba a convertirme en una revolucionaria de la ciencia si no? ¿Saco yo?

—Por favor —asiente Yaku, dándole el balón a la chica.

En el otro extremo de la pista, Kuroo estaba tan concentrado en el juego para no pensar en la chica que tenía a escasos metros de él que jugaba mejor que nunca.

—Hoy sí que estás fino, Kuroo —comenta Chihiro cuando le pasa la bola a su hermana, el cual se la coloca a Shibayama y pira. Kuroo y Kai lo para.

—Ya hablaremos tu y yo cuando acabe el entrenamiento.

Para que todos pudieran jugar, en entrenador dejó que las chicas participaran en un partido y así probar cómo se desenvolvían los chicos.

Todos se esperaban que ganaría el equipo donde estaba Kenma, ya que era el colocador. Y muy bueno.

Pero sorprendentemente ganó el equipo de Sakura por muy poco.

La chica se sabía la teoría y podía defender casi como el tal Lev, aunque él tenía mejor condición física.

Pero Kenma activaba la vena competitiva de la chica, y por muy listo y astuto que fuera, la chica era más lista y estaba acostumbrada a ver todo tipo de jugadas en muchos deportes, era lo que tenía ser la niña de papi, que para pasa tiempo con él, no solo hacían ciencia, sino que también veían deportes juntos... en familia.

O lo hacían.

Sakura se acerca a Kenma con una gran sonrisa y se agacha doblando las rodillas para poder verle la cara al chico, el cual estaba todo sudado tirado en el suelo.

—Creo que ya entiendo por qué te gusta el voleibol. Bueno, no solo a ti, a todos también. Pero para ti es diferente, verdad.

—No soy tan rarito como vuestro colocador.

—Ya —se ríe ella. —Pero... ¿cual es tu coeficiente intelectual?

—Es más bajo que el de mi hermana. No soy tan listo como ella.

—¿No eres tan listo... o simplemente no lo quieres intentar porque te da pereza?

Kenma abre los ojos sorprendido por la pregunta de la chica. Sus ojos curiosos hace que se incorpore del suelo y se quede sentado.

—¿Cómo has podido leer las jugadas y crear estrategias tan buenas?

—Porque además de ser superdotada y considerar realmente sencillo hacer estrategias deportivas, estoy acostumbrada a ver deportes con mi papi desde pequeña. Algo que también puede hacer Akira y Umiko. Aunque ella no son tan listas.

—Ah, ahora entiendo lo de insufrible sabelotodo —se queja él, rodando los ojos y negando con la cabeza. —Oye, ¿podrías hacerme el favor de no hacerle daño a mi mejor amigo?

Sakura se había quedado en shock ante su pregunta.

Primero Kuroo y después Kenma.

¿Por qué tenían la extraña idea de que le iba a hacer daño mentida en sus cabezas?

Por muy lista que fuese, Kuroo podría tener a cualquier chica en cualquier momento. Ella solo era una más.

—Esa no es mi intención —le responde al fin, poniéndose de pie cuando él también lo hace.

—Pues para ser tan lista, estás haciendo justo lo contrario.

Y entonces la deja sola, pues se acerca a su hermana para coger agua.

La chica se había quedado ahí plantada mirando el suelo cuando por fin Kuroo se acercó a la chica por voluntad propio.

—Toma un poco de agua.

La chica volvió en sí al oír como se dirigía a ella con la misma delicadeza de siempre.

Ahí estaba el pelinegro de metro ochenta y algo dándole una botella de agua.

—Muchas gracias —responde ella, cogiendo la botella y empezando a beber agua. No se había dado cuenta de lo sedienta que estaba hasta que él le ofreció agua. Otro de los problemas que tenía con obsesionarse con algo es que se olvidaba de lo más básico.

—¿Vas a pasar el fin de semana con Chihiro? —la chica le asiente dejando la botella a un lado para empezar a ayudar a Kuroo a recoger los balones del gimnasio. —Guay.

—Sí —se repite la chica. —En realidad... —pero entonces se queda en silencio. Se estaba poniendo nerviosa. Esto solo le pasaba cuando se trataba de Kuroo y eso la hacía rabiar.

—¿Estás bien? —le pregunta el chico, empujando el carrito de las pelotas para acercarlo a Sakura y que colocara las pelotas dentro.

—Sí —suspira.

—Genial. Voy a colocar esto ahí dentro. Tú si quieres ayuda a quitar la red.

Y el chico no le da tiempo a decir nada más cuando se dirigió al almacén donde guardaban todos los materiales. Sakura cierra los puños con fuerza y no se lo piensa más cuando corre hacia el almacén entrando en él justo antes de que el chico saliera.

Kuroo, sorprendido, retrocede un poco y la mira.

—He venido a Tokio porque quería verte. No podía escribirte porque me moría de vergüenza por lo que pasó en la Feria. No quería que nadie supiera lo que tengo y lo que conlleva ser así de lista. A veces desearía ser más... normal y no así para que no me pasara esto. Y me moría de ganas por escribir o llamarte o lo que sea. Quería saber de ti, pero me daba miedo que tal vez no... que tú también pensaras que era rara y que no querías verme o...

—¿Por qué pensaste eso cuando yo fui el primero que te escribí? Varias veces. En varias ocaciones diferentes —el chico se había acercado a ella lentamente mientras ella hablaba

—¿Por que...eres...muy buena...persona...tal vez?

—Sí, soy buena persona, pero también estoy loco por ti, bombón.





◦ ◦ ◦



Que Sakura estuviera pasando el fin de semana en Tokio con su mejor amiga y que Akira estuviera entrenando con los de vóley era algo que a la chica le beneficiaba para poder salir el sábado.

Llevaba casi dos semanas sin ver a Oikawa por los entrenamientos. Ella lo entendía perfectamente porque el chico tenía una responsabilidad como capitán. Y a veces no podía salir mucho de casa porque se quedaba sin excusas para ir a la academia de baile. Ademas de bailar, había empezado a usar el estudio de grabación y pasaba mucho tiempo allí, por lo que tenía que tener cuidado.

Umiko no quería que nadie se enterara que estaba yendo a la academia de baile porque no quería que fuese algo solo suyo. Por eso solo se lo había contado a Ennoshita y Kinoshita, ademá de Oikawa e Iwaizumi.

—¿De verdad me estás diciendo que Ryu ha hecho eso...prácticamente desnudo?

—Así es —le responde él, por el otro lado de la línea sin poder aguantar la risa. —¿Y tú qué? ¿Ya has llegado al Aoba?

—Sí, ya estoy en la puerta. La amiga de Kai ya viene a buscarme.

—Todavía no me creo que vayas a meterte infiltrada en la escuela.

—Es que soy toda una espía —se burla ella.

—Sí, sí, lo que diga Agente Burbuja —se burla el chico del otro lado de la línea.

—Te dejo que creo que ya viene.

—Cuídate —le responde él.

Justo delante de ella aparece una chica rubia platino con flequillo, aunque sus puntas del pelo eran rosadas pastel. Estaba vestida con el uniforme de la escuela y de su cuello colgaba una cámara de fotos.

—Tú debes de ser Umiko, ¿verdad?

—¿Yuki?

—La misma —asiente ella. —El uniforme de Kai te queda genial. Tienes muchas suerte que aquí hay tantos estudiantes que nadie se dará cuenta de que estás aquí.

La chica sonríe. Ambas empezaron a andar hacia el gimnasio donde estarían entrenando los de voleibol.

—Gracias por esto.

—Ah, no hay de qué. De hecho me alegro que Kai esté haciendo amigas. Aquí solo estaba conmigo y se metía constantemente en líos.

Umiko se lo esperaba más lleno, pero había unas cuantas personas, probablemente jugadores que entrenaba pero que no iban a jugar y también algunos otros de otros deportes.

Los de voleibol estaban llegando todavía porque no era la hora todavía de entrenar, aunque alguno madrugaban para seguir mejorando.

No hacía falta que Yuki le dijera donde estaba Oikawa porque la chica le encontró a la primera. Estaba sentando con Iwaizumi mientras se colocaba las deportivas, así que no dudó en acercarse a ellos por la espalda para saludarles.

—¡Qué sueño tengo hoy!

—Tienes que dormir más, idiota —se queja Iwaizumi.

—Que sí, mami.

—Eso, hazle caso a Iwa.

—Lo que digas, burbuja.

Los chicos se quedaron en silencio. Oikawa había respondido por inercia porque él sabía a ciencia cierta que esa voz era de Umiko, pero... ¿estaba teniendo visiones?

Ambos se giraron para ver a la rubia vestida con el uniforme del Aoba Johsai y una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Qué tal me queda? ¿Genial no?

—¿Pero tú qué haces aquí? ¿Cómo lo has hecho?

—Tengo mis trucos y espías infiltrados —comenta ella con una sonrisa de oreja a oreja, entonces mira a Oikawa. —Y te echaba de menos.

—¿Qué? —pregunta él, atontado.

—No lo voy a volver a repetir.

Pero lo que no se esperaba es que el chico se levantara y la rodeara con los brazos en un fuerte abrazo, levantándola un poco del suelo. Él nunca había tenido un arrebato así con ella, pero para su buena suerte, ella le rodeó con los brazos y eso hizo que se pudiera relajar y respirar el olor del perfume de la chica, al igual que el olor de su pelo. Hola a flores de cerezo.

—Yo también te echaba mucho de menos —añade él antes de ponerla en el suelo. —El pelo corto te queda increíble, burbuja.

—¿Tú crees?

—Sí.

—La verdad es que fue un arrebato. Cogí las tijeras y corté. Después tuve que ir a la peluquería y cuando mi madre me vio casi le da un infarto. Pero ya se ha acostumbrado.

—Las dos coletas te quedan genial.

La chica le sonríe.

—Pues he venido a verte jugar, darte ánimos, y con un poco de suerte, pasar tiempo contigo después de que acabes el entrenamiento de hoy.

—¿Podemos cenar?

—¿Bollos en un parque? —le pregunta ella, ladeando la cabeza y sonriendo. Él se ríe.

—Lo que quieras. Y espero que después del entrenamiento me cuentes qué es todo esto —le señala el uniforme.

—Oh, claro. Pero Yuki se tiene que venir. Y tú también Iwa.

—¿Yuki? —preguntaron los dos a la vez, frunciendo el ceño.

—¿Quién es Yuki? —pregunta esta vez Oikawa.

—Esa chica de allí atrás con la cámara.


𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...

holiwis vvs

FELIZ NAVIDAD CORAZONES DE MELÓN <3

estoy perdida porque ando viendo anime, leyendo y estudiando y encima me puse muy mala de gripe JAJA, pero ya estoy mejor y nos vamos con el capi

tiene un capítulo largo y con MUCHAS cosas

primero, quiero dejarles respirar un poco y avisarles que suga y akira sin endgame y ya no les voy a hacer sufrir mas. ellos forman el bestfriends to lovers trophe y ya van a ser felices por siempre, pero OBVIO que les voy a dar contenido de ese par.

como es que se dan un beso, SU PRIMERO BESO DE VERDAD, y me sale TAN SEXY??? 🫦

casi me da un infarto dios mio, no me los quiero imaginar haciendo el delicioso (sí que quiero)

UMIKO SE CORTÓ SU PELO LARGO Y AHORA LO TIENE CORTO Y LO LLEVA EN COLETITAS Y A OIKAWA LE ENCANTA ME MUERO >>

es que tenía que hacer más guiños a las supenenas, aunque todavía hay muchos que no los habéis descubierto gg

SAKURA FUE A TOKIO A VER A KUROO Y VA A PASAR EL FINDE CON ELLOS AHHHH

que creen que pasará??

el drama de daichi cada vez se hace más grande y ahora yui también está involucrada y tiene secretos

qué creen que ocurre ahí?

también tenemos una pequeña presentación de nuevos personajes que aparecerán aquí esporádicamente, pero que son las protagonista de ghostbusters! el primer capítulo lo subiré justo después de este para que vayan a ver de qué va gg

os gustó el capi??????

qué creen que pasará en el siguiente??

os leo bbs <3

os amo hasta el infinito y más allá <3<3

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〘 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 𝑏𝑜𝑦𝑠 〙
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