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⁰¹ ˑ 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘸𝘦 𝘨𝘰





𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
⁰¹ ˑ " 𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘸𝘦 𝘨𝘰" by moonbaby


Si le preguntaban a Akira qué era lo que le ponía de más mal humor, ella respondería que sus hermanas Umiko y Sakura sin pensárselo dos veces.

Umiko era el estereotipo perfecto de niña perfecta, caprichosa y mimada que consigue todo lo que quiere tan solo con una mirada inocentemente juguetona y que, si no lo consigue, le da una rabieta.

Y la verdad, eso no difería mucho de la realidad.

Cuando Umiko era pequeña, le entraban enormes rabietas y se ponía a llorar a todo pulmón mientras abrazaba a su peluche de felpa llamado Pulpi, arrasando con los tímpanos de todo aquel que tenía a su lado.

Con el tiempo se volvió más indiferente, pero era risueña y alegre. Era super sociable y quería ser amiga de todo el mundo. Pero todo eso cambió en la escuela media.

Desde entonces, se había convertido en una chica un poco más superficial e interesada que intentaba siempre buscar el beneficio propio. Y cuando no lo lograba... ya no le daban rabietas ni se ponía a llorar agarrada a Pulpi, se quedaba en silencio y hacía como que ya no eras relevante.

En su mundo, ya no existías.

Y no existir en el mundo de Umiko era una verdadera pesadilla.

Y que lo dijera Akira, que era sin lugar a dudas la definición más cercana a pesadilla, era mucho decir. Que se lo preguntaran a todos esos niños que había zurrado hasta la fecha por tirarle de las coletas a su hermana Sakura mientras leía tranquilamente sin molestar a nadie (aunque siempre se las daba de sabionda y a nadie le gustaban las sabiondas, incluida Akira).

—¿Tengo que recordarte que esa falda está muy por encima de lo permitido, Umiko? —Sakura, la pelirroja, leía tranquilamente cuando, por el rabillo del ojo, se dio cuenta de que la falda de su hermana se subía demasiado por encima del muslo al cruzar la pierna encima de la otra.

Pero la pregunta en cuestión... ¿cómo podía leer en el coche sin marearse?

La nombrada ignora por completo a su hermana y sigue sorbiendo su jugo de frutas porque, según ella, no era bueno desayunar algo que no fuera líquido por las mañanas por la cantidad de calorías que podía retener tu cuerpo y por ende, engordar.

—Podría subírmela más. Pero como es nuestro primer día en primero, prefiero tantear el terreno.

Estar en medio de estas dos era lo peor que le podía pasar a Akira, porque era una lucha constante por ver lo que era más fuerte: si la inteligencia o la belleza.

Akira en lo personal prefería la violencia y fuerza bruta, pero Umiko diría que eso se debe a que nació en el año del dragón y es un signo de fuego en el zodiaco.

—Hablar contigo es tan útil como hablar con las piedras —Sakura pasa la página de la biografía de un científico norteamericano. ¿No lo había empezado ayer y ya lo está acabando? Si hasta tiene anotaciones y páginas marcadas. —Kira ¿por qué has elegido al Karasuno si no tienen un club de artes marciales?

—Porque hay un profesor que conoce al sensei de la mejor escuela de artes marciales de Miyagi y quiero que él me entrene para poder ir a los nacionales. Pero seguiré yendo a la academia de artes marciales de siempre, solo que con los mayores de la escuela superior. Por eso empiezo un poco más tarde.

—Bien, como esperaba. Entonces buscare algún club para pasar las tardes mientras tú das patadas al aire.

—No solo doy patadas al aire —se defiende Akira.

—Lo sé, me leí los fundamentos de las artes marciales desde que te lo habías tomado en serio cuando tenías 6 años y querías ganar un cinturón. Solo dije eso por abreviar —se encoge de hombros la chica.

—Qué par de raritas —se queja Umiko, rodando los ojos. —¿Crees que nos encontraremos a alguien del año pasado?

—Ojalá que no —suspira Sakura. —Necesito rodearme de personas que usen la cabeza más que vosotras dos, y eso ya es decir mucho.

—Si te zurro ¿se te morirán algunas neuronas?

—Aunque me zurres tengo neuronas suficientes y de sobra para seguir siendo brillante.

El coche negro con ventanas tintadas se para justo delante de la puerta de la Preparatoria Karasuno, donde muchos empiezan a murmurar y mirar sin disimulo alguno al vehículo, pues llamaba mucho la atención que un coche de lujo se parara justo ahí.

Aunque en Miyagi vivían algunas de las familias adineradas que querían salir del aturullado Tokio, era raro que hubiese estudiantes de dichas familias en alguna de las escuelas superiores. Normalmente tenían tutores privados y estudiaban desde las comodidades de sus mansiones, pero si Akira tenía que estudiar desde casa con esas dos seguramente acabaría cortándose las venas o tirándose por el balcón de su cuarto.

—Que tenga buen día, señor Miyake —se despide Umiko del chofer de la familia. Sí, de las tres era la más sociable. Según ella, con amabilidad era más fácil hacer que la gente te acepte y hagan lo que quieras. —Le mandaré un mensaje cuando terminemos, pero de seguro que estas dos van a tardar.

El chofer se despide, arrancando el coche para dejar de obstaculizar la entrada al instituto.

Visto desde afuera, las tres chicas eran las chicas más perfectas que nadie podría haber visto jamas. Aunque llevaban el mismo uniforme que el resto, sus zapatos y mochilas de marca, su pelo y el maquillaje sutil que llevaban las hacían verse inalcanzables para cualquiera.

—El listado de grupo tiene que estar por ahí —dice Sakura, señalando con el dedo hasta una pequeña aglomeración ante un tablón donde estudiantes se acercaban y después seguían andando por un pasillo. —Y como sospechaba —añade una vez están a la altura para poder leerlo—, estamos en clases separadas.

—¿Qué? —pregunta Umiko. —Siempre hemos estado juntas. ¿Por qué nos separan?

—Bueno, puesto que aquí hay cinco grupos diferentes para cada año, lo normal es que acabemos separadas —razona Sakura. —Yo estoy en la 1-5, tú vas a la 1-2 —le habla a Umiko. —Y tú vas a la 1-3. Vamos a estar en la misma planta, pero vosotras dos estaréis la una al lado de la otra, así que no tienes nada de qué preocup...

—Vaya, vaya, pero si son las supernenas. No me creo que este vaya a ser mi día de suerte.

Sotawa.

El hijo de puta de Sotawa.

Umiko había manifestado...pero para mal.

La mirada de Akira se volvió tan fría como el hielo en cuestión de segundos, preparada para tirársele encima desde el momento que abriera la boca con alguna de sus impertinencias.

Pero no estaba solo.

—¡No me lo puedo creer! ¿Este lerdo está aquí? —se queja Sakura. —¡Por eso teníamos que haber ido al Nekoma! Su programa de estudio científico es mejor que el de cualquiera que se encuentre en la prefectura de Miyagi. Si ese tarugo entró aquí es porque este lugar es mediocre.

—Bueno, y yo quería irme a Estados Unidos, pero Akira ganó en el piedra, papel o tijeras... las tres veces. Así que aquí estamos.

Si Ōhagi Akira tuviese superpoderes estaría usando una fuerza sobrenatural para partirle la cara y borrarle esa mirada impertinente de Sotawa Kare, o tal vez se aprovecharía de esa sonrisa burlona que dibujaba en su rostro para abrirle más la boca y separarle la cabeza en dos. Qué ganas tenía de borrársela.

Si la de los poderes fuera Ōhagi Sakura, Kaito Takaaki podría darse más que muerto, porque la pelirroja le habría disparado un rayo láser en mitad de la frente. Le había robado el premio a mejor expediente académico en la escuela media injustamente, y eso es algo que le haría pagar con creces.

En el caso de Ōhagi Umiko... bueno, la chica se quedó de piedra viendo cómo la de pelo rosado se acercaba y se unía a la pareja de chicos. Que Shirogane Himeko se hubiera hecho un cambio de look que le quedara espectacular no era lo que más le preocupaba a la chica, era el hecho de que ella estuviese ahí, llevando el mismo uniforme. ¿Acaso el universo estaba a su favor o era su enemigo?

¿Cómo iban a tener tanta mala suerte?

—¿Pero qué ven mis ojos? ¿Las supernenas atacan juntas de nuevo? —se burla la chica. Se apoya en el brazo de Kaito y las mira con una sonrisa picarona. —Y vaya que han cambiado en estos meses... pero las supernenas seguirán siendo las supernenas ¿no? La antisocial listilla, la fuerte prepotente y la llorona bonita.

Y quería provocarlas.

—Vámonos. Solo son como el Team Rocket, unos perdedores del tres al cuarto.

Tanto Akira como Sakura se sorprendieron ante la orden de su hermana mediana, pero no dijeron nada y empezaron a andar, seguidas por ella, que iba detrás como si fueran un perrito guardián.

—¿Estarás bien? —le pregunta Sakura cuando llegan a la clase de Umiko.

—Sí. Esa princesita de tres al cuarto no se va a salir con la suya otra vez.

—¿Cómo se habrán enterado estos tres de que veníamos aquí? ¿Y ahora se han hecho amiguitos? ¡Me ponen de los nervios!

—¡Pero la referencia que has hecho a Pokemon a sido bestial! ¿Cómo se te a ocurrido? —le pregunta Akira a la rubia.

—¿Un listillo que se le escapa la fuerza por la boca, una que le gusta ladrar para llamar la atención y una mascota que solo sirve para molestar? No era difícil.

Lo dificil para Umiko iba a ser aguantar la compostura y no pensar en el pasado. En lo que Shirigane le hizo. Tenía que ser valiente y que su fachada de niña perfecta no se cayera.

Al menos Akira estaría en la clase de al lado, no como Sakura, que estaba al final. Umiko entró, deseando no tener a ninguno de los tres en su clase.

Solo quedaba un lugar libre... al lado de un chico.

Suspiró. De momento, estaba a salvo.

Colocó sus cosas sobre su pupitre y sacó la última revista que salió esa semana con todos los cotilleos del momento. Le gustaba enterarse de lo que pasaba con la gente, pero que en una revista de prensa rosa saliera su crush de pequeña no era algo que fuese a animarla, mucho menos cuando hablaban de su loco club de fans.

—Estúpido Oikawa —se enfada repentinamente, arrancando la página sin pensarlo. —Maldito seas tú y tu maldito club de fans locas —se queja, arrugando el papel en su mano.

—¿Sabes quién es Oikawa?

El chico sentado a su lado, que parecía bastante tímido, se sorprendió al ver que la chica de su lado que no parecía saber nada de deportes por su forma de lucir, había mencionado el nombre de una gran promesa del voleibol. La chica arruga la frente, escuchando su nombre otra vez pero en boca de otra persona.

—Sí.

—¿Pero hablamos del mismo Oikawa? ¿El colocador de voleibol del Aoba Johsai?

—¿Acaso hay otro Oikawa más famoso que él? —le pregunta la chica, mirando al chico por primera vez. —Ese maldito...

—¿Lo conoces?

—Bueno... conocerlo, conocerlo...

—Entonces eres una más de su club de fans —dice con un tono muy aburrido, desganado.

—¡Eh! ¡A mí no me metas en ese grupo de locas! —le advierte la rubia. —Además, yo nunca fui su fan, y no lo seré jamás. Será muy guapo, y listo, y bueno en el voleibol, pero es un tonto de remate que le gusta la atención. ¿Pero sabes qué? Sigue siendo un tonto —sentencia la chica.

—¿Acaso sabes algo de voleibol como para saber que es bueno?

—Ajá.

—Ya, seguro, eso dicen todas —se encoge de hombros el chico rubio oscuro.

Umiko se cruza de brazos y le mira.

—Oye, señorito sabelotodo ¿qué te hace pensar que no sé voleibol? ¿Es porque soy una chica? ¿Por que soy rubia, bajita y me maquillo? ¿Por que parezco una barbie? ¿Es por eso?

—No, yo solo...

—De pequeña jugaba con mis hermanas, al igual que a muchos otros deportes. Pero con el tiempo descubrí que no me gusta sudar y mucho menos hacer cualquier actividad que ponga en peligro a mi preciosa cara o salud. Las cicatrices son para toda la vida, chaval.

—Pero que niña más cabeza hueca que eres —se burla el chico, riéndose. Aunque en realidad le estaba cayendo bien la chica. A diferencia de las demás personas que parecían conocerse y tener amigos, él estaba muy solo. Sus amigos de la escuela habían ido a otras escuelas superiores y los pocos que conocía estaban en otras clases.

—Solo mi hermana sabelotodo puede llamarme así chaval, así que si no quieres que llame a mi otra hermana para que te zurra, mide tus palabras —le advierte la chica.

Era divertido hacer enfadar a Umiko. El chico alza las manos a forma de rendición.

—Vale, vale. No quiero lesionarme antes de poder entrar en el equipo de voleibol —se defiende él.

La chica frunce el ceño.

—¿Tú sabes de voleibol? —le pregunta la chica.

—Ajá. No solo sé, sino que también juego. No como otras, que solo ven jugar a chicos guapos como si fueran viejos pervertidos.

—¡Retira eso! —se ofende Umiko, golpeándole en el hombro al chico.

—Era una broma —frotándose el hombro. —Me llamo Hisashi Kinoshita.

—Umiko Ōhagi.

—Hmmm, me suena bastante ese apellido.

—No lo pienses mucho —le pide la chica, aireando su mano. —Y puedes llamarme por mi nombre, casi todos lo hacen para no confundirme con mis otras dos hermanas. Ellas están en otros grupos.

—¿También son de primer año? ¿Acaso sois trillizas?

—¡Oh no! ¡Dios me libre! —suspira la chica. —No somos hermanas de sangre, somos adoptadas. Ellas son Sakura y Akira.

—¿Akira? ¿Pero no es uno nombre de chico?

—Es neutro —le explica. —Pero como se lo digas a la cara te dará un puñetazo. O capaz te hace una de esas llaves de artes marciales...o como se digan. Yo que sé. Solo te aviso de que es muy agresiva para ser tan bonita. Pero no le digas que te he dicho que pienso que es bonita o si no te enteras.

—Algo me dice que tú no has tenido amigos desde hace un tiempo, eh —se escandaliza un poco el chico. La chica sonríe y asiente, pero prefiere ignorar el tema.

—¿Y eres bueno en voleibol?

—Algo así —se encoge de hombros.

—¿Llevas mucho tiempo jugando?

—Desde el colegio. Estoy deseando que acabe el día para poder ir y presentarme.

—Anda, pues te deseo mucha suerte, chaval —le anima la chica, golpeándole del hombro.

—¿Tú eres como muy confianzuda, no? —frunce el ceño el chico. Suspira. —La verdad es que no creo que vaya a tener mucho problema en entrar, ya que el Karasuno no es lo que era en el voleibol desde que perdió en los nacionales y casi todos han abandonado el club.

—Vaya... qué falta de dedicación. ¿Solo porque no ganaron ese torneo?

—Tú no lo entiendes, los nacionales son...

—Sé lo que son —le interrumpe la chica, —mis hermanas están obsesionadas con la Expo Nacional de Ciencias y el Campeonato Nacional de Artes Marciales, que es básicamente lo mismo, así que todos los años vamos con mis padres a verlo. Aunque nunca he visto uno de voleibol. Solo hemos visto partidos normalitos, al igual que de futbol y baloncesto. Si vais este año, puede que vaya a animaros.

—¿Eres animadora o algo así?

—¿A que doy el pego? —sonríe la chica. —Una rubia de bote, bonita y delgada dando saltitos en minifalda y pompones.

—Creo que estaría bien, siempre y cuando si es eso lo que te gusta —se encoge de hombros el chico.

—La verdad es que nunca me han preguntado por lo que me gusta —se cruza de brazos la chica. —Y no se me ocurre nada que me pueda gustar.

—Bueno, tampoco está mal no hacer nada.


◦ ◦ ◦



En la hora de receso, Sakura estaba tranquilamente sentada en una mesa comiendo su desayuno bajo en calorías por cortesía de su hermana mediana mientras empezaba otro libro biográfico.

Akira y Umiko iban a paso lento cuando la vieron sentada y se acercaron a ella.

—Acaba de sonar el timbre —comenta Akira. —¿Cómo es que estás terminándote el desayuno?

Sakura se encoge de hombros.

—Me echaron de la clase de matemáticas.

Las chicas se miraron entre ellas.

—¿Por qué será que no me sorprende?

—¿Qué culpa tengo yo de que el profesor se haya equivocado en un signo en una ecuación tan sencilla? Simplemente levanté la mano y se lo dije.

—¿Qué le dijiste y como?

—Pues diciendo, señor, creo que se ha equivocado de signo. Pero él erre que erre con que estaba perfecto. Le sugerí que cogiera una calculadora y lo comprobara, pero Sotawa empezó a meter más leña al fuego, dándome la razón y casi llamando idiota al profesor, hasta que alguien hizo la ecuación en la calculadora y efectivamente yo tenía razón y le dije a partir de donde se había equivocado y me echó de clase.

—Y yo que pensaba que a la primera que echarían de la clase era a Kira —se queja Umiko.

—Miko, te estás sorteando que te zurre.

—Es cierto. ¿Acaso nadie se ha reído o preguntado por tu nombre neutro hoy?

—Joder, Saku, sé menos brusca y directa, chica —interviene Umiko. —¡Yo hice un amigo!

—¿Tú? —dijeron las dos chicas a la vez. Umiko las mira con ganas de querer matarlas a las dos, pero suspira. Se pone de puntillas y busca a su alrededor.

—¡Ahí está! ¡Eh, Kinoshita! —le llama la chica, moviendo las manos en el aire para que la viera. El chico, que estaba comiendo solo, se levanta con su comida y se acerca a ella. —Ven, ven, que te voy a presentar a mis hermanas. Esta es Sakura, la mayor, y esta es Akira, la pequeña. Kira, Saku, este es Kinoshita.

—Hola —saluda él, rascándose la nuca con mucha vergüenza. —¿No les molesta que les llame por el nombre?

Las dos chicas negaron con la cabeza.

—Si nos llamaras por nuestro apellido nos confundiríamos entre nosotras constantemente. Es lo que pasaba en el colegio, ya que siempre estábamos juntas —le responde Sakura. —Aunque bueno, era evidente que las preguntas complicadas iban dirigidas a mí.

—Oye ¿ya tienes un club Saku? —le pregunta Umiko a Sakura, evitando que su otra hermana le golpeara a la pelirroja.

—Ajá. Hay un club de ciencias, como ya me imaginaba. Pero son tan malos que nunca llegan a las nacionales. Cosa que no pasaría si estuviera en el Nekoma —mira la chica de reojo a Akira. —Encima Kaito también va a entrar.

—Mira el lado positivo —interviene Umiko. —Así destacarás más tú sola y serás la estrella de los nacionales de ciencia. Y podrás poner fin a tu guerra por ver quién de los dos es mejor.

Sakura se queda en silencio unos minutos mirando a su hermana, pensando en lo que acababa de decir.

—Miko, creo que es lo más inteligente que te he oído decir hoy —termina diciendo. Umiko sonríe, pero también tiene ganas de golpear a su hermana.

—Gracias. Tengo mis momentos. Bueno Kinoshita, que no te dejen intimidar estas dos, eh —le dice al chico.

—Claro.

—¿No tienes amigos? —le pregunta directamente Sakura.

—Serás muy lista, pero lo de socializar no es lo tuyo, eh, Saku —se queja Umiko, llevándose la mano a la frente.

—¿Qué? Yo solo le estaba haciendo una pregunta —se queja la chica.

—Mis amigos están en otra clase. Son Ennoshita y Narita, ellos van a la clase 4. ¿De qué clase sois?

—Saku está en la 5 y Kira en la 3.

—Y tú estás en la 2 porque eres la menos lista de las tres —dijo, recordando las palabras de su padre cuando le explicaba que no podía llamar a la gente tonta... aunque lo fueran. —Por suerte, podrías ser modelo.

—Saku —le advierte Akira.

—Lo siento —canturrea Sakura.


◦ ◦ ◦



En el transcurso del día, todo parecía ir normal. Ninguna de las chicas se había metido en ningún lío y era hora de irse a casa o ir a las actividades de los club.

Sakura fue a su club, mientras que Akira se quitó el uniforme para ponerse su ropa de deporte e ir a la academia de artes marciales que estaba a un rato corriendo. Quería darse prisa para llegar antes que Sotawa, y le vendría bien hacer más ejercicio. En cambio, Umiko daba vueltas por el edificio sin rumbo fijo, viendo carteles de los diferentes clubs, hasta que se sentó bajo la sombra fresquita.

No supo cuanto tiempo pasó, pero se quedó algo dormida cuando nota que la zarandean un poco y la llaman por su nombre.

—Mmmmh.

—Pero mira que eres dormilona —se quejan. —¿Cómo es posible que te quedes dormida como si nada?

—Tengo el don de dormir en cualquier lugar —se defiende la chica, restregándose los dedos en los ojos para quitar las legañas. —¡Kinoshita! ¿Todavía estás aquí?

—Sí. He salido unos minutos a beber agua y te he visto aquí tirada. Pensé que eras un muerto.

—Ja, ja —se ríe sin ganas la chica, mirando su reloj. Todavía era muy temprano y sus hermanas no habían dado señales de vida. —Qué pereza. ¿Qué estáis haciendo en vóley?

—Pues correr y recibir balones —se pone en pie el chico. —Me tengo que ir ya o el director Ukai se va a enfadar.

La chica lo observa marcharse y no pudo evitar sentir curiosidad. ¿Sería alguien de ahí tan bueno como...?

No, no iba a pensar en él.

Y sin pensarlo mucho se dirigió al gimnasio, necesitando disipar sus dudas. Si había algo que deseaba la chica es que alguien le bajara los humos a ese que no debía ser nombrado.

Se asomó un poco por la puerta, observando cómo los jugadores estaban colocados en los extremos de cada lado de la pista. Unos sacaban y otros recibían... o eso intentaban algunos. Y después se turnaban.

—Wow —se asombró la chica al ver un remate. —Ese sí que ha sido un remate fuertísimo. Me llega a dar a mí ese balón y me manda para el otro mundo. Si pudiera controlar mejor la trayectoria rematando con esa fuerza será imparable. ¡Joder! Ese defensa sí que tiene un par parando el remate del otro. La verdad es que...

—¿Por qué no entras y me comentas todas tus opiniones al respecto?

Umiko se quedó paralizada en su sitio hasta que se armó de valor y asomó un poco más la cabeza y vio al que creía que sería el director Ukai. Tragó saliva.

—Esto...

—No seas tímida y entra a sentarte.

—¡Sí, director Ukai! —dice la chica, entrando más rápido que un rayo y sentándose en el mismo banco que el director, pero guardando las distancias.

—¿Sabes de voleibol?

—Sé un poco de varios deportes, director Ukai —le responde la chica, sin apartar los ojos del suelo. Se moría de vergüenza. —Mi padre es un ojeador deportivo de Japón. Bueno, ahora está en Estados Unidos.

—Con que un ojeador deportivo, eh —se cruza de brazos el entrenador.

—Sí, pero no se lo diga a nadie, por favor —suspira la chica. —La gente siempre me trata diferente cuando lo saben... algunos tienen intereses propios e intentan beneficiarse de alguna forma al acercarse a mí, y otros simplemente me tratan mal por envidia, supongo.

—¿Cómo te llamas?

—Ōhagi Umiko.

—Ahh, sí, el ojeador Ōhagi. Lo conozco muy bien. He coincidido con él un par de veces y a logrado que algunos de mis alumnos sean seleccionados por grandes equipos de Japón y de países extranjeros. ¿Con que ahora está en Estados Unidos, eh? Es normal que cambiara a baloncesto entonces.

—Sí. Va a pasar una temporada allí con mi madre.

—¿Has jugado alguna vez? —Umiko sabía que se refería al voleibol.

—La verdad es que no, a no ser que cuente jugar con mis hermanas cuando apenas éramos unas crías. Los deportes no son lo mío —le responde ella. —Pero me sé toda la teoría gracias a mi padre.

—Eso nos vendría genial en el club. Nuestra administradora está sola, por lo que no le vendría mal una ayudita, y más cuando es probable que algunos días me ausente —le sugiere el entrenador. —¡Diez vueltas de planchas!

—Bueno, la verdad es que yo no tengo nada que hacer, pero ...

—Pues está hecho.

—¿Eh? ¡Pero...!

—¡Director Ukai! Le llaman del Nekoma.

—¡Menos mal que ese viejo Bakeneko contesta! —se queja el entrenador, levantándose de la banca y saliendo del gimnasio, dejando a Umiko completamente sola. La chica no sabía si irse del gimnasio o quedarse ahí, pero cuando recibe un mensaje de su hermana pequeña, no duda en responderle y decirle que estaba en el gimnasio de voleibol.

—¡ES UNA CHICA!

—¡QUERRÁS DECIR UNA CHICA GUAPA!

—¡AHHHH, UNA CHICA GUAPA EN EL GIMNASIO DE VOLEIBOL!

—¡UNA CHICA, AHHHH!

La chica guarda su móvil y mira a los dos chicos que tenían delante, uno con parte de un mechón de pelo teñido de rubio por el flequillo y otro con los laterales rapados pero con una especie de cresta de pelo corto teñida también de rubia.

—¿Es que nunca habéis visto a una chica? —le pregunta ella, frunciendo el ceño.

—¡NO NOS HA IGNORADO!

—Claro que sí —se acerca otro de los chico, intentando recuperar el aliento, —Tanaka le pidió matrimonio nada más llegar a la que se encarga de la administración y fue humillantemente rechazado —se burla. —Y a ese le gusta el uniforme de la chicas.

—¡PERO NO TE BURLES, KINOSHITA! —se queja a gritos el primer nombrado, el del pelo teñido de rubio.

—¿Y tú qué haces aquí dentro, Umiko?

—¡PERO NO ME IGNORES!

—¡OH, SE LLAMA UMIKO!

—Oh, vine a cotillear y el director me invitó a entrar. ¡Es super agradable!

—¿Super agradable? —preguntaron tres chicos de segundo que le sacaban una cabeza y media a la chica, o incluso más. Parecían como si detrás de ella hubiese un fantasma y no supiesen como reaccionar ante ello. La chica arruga la frente. Vaya panda de cobardicas.

—Umiko, estos son los de segundo año, Sawamura, Sugawara y Azumane, y él es el capitán del equipo, Kurokawa. Y esos dos a los que no les paran de brillarle los ojos al verte son Tanaka y Nishinoya. Los demás ella es Umiko Ōhagi.

—¡PERO QUÉ CONFIANZAS SON ESAS PARA LLAMARLA POR SU NOMBRE!

—¡ESO, ESO!

—Es que tiene otras dos hermanas en el mismo año y quieren que las llamen por su nombre porque se confunden.

—¿QUÉ TIENE DOS HERMANAS GUAPAS COMO ELLA EN EL MISMO AÑO?

—Bueno, sí, se podría decir que son guapas —comenta Umiko, pensativa. —Aunque una es una sabelotodo y la otra tiene muy mal humor. Serían más guapas si me hicieran caso y siguieran mis consejos de moda pero...

—¡Voy a matar a ese hijo de la gran puta de Satán!

—Ay, mi madre —niega con la cabeza Umiko. —Un segundo —dice la chica agachándose para disculparse con los chicos presentes que se habían quedado fríos como muertos al escuchar a una chica gritar así justo fuera del gimnasio. Umiko sale, y nada más poner un pie fuera... —¡PERO QUÉ DEMONIOS DE HE DICHO YO DE PEGAR GRITOS E INSULTOS AL AIRE, EH! ¡ESO NO ES DE CHICAS!

—Madre mía, si son tal para cual —se queja Kinoshita.

—¡ENTRA YA AL GIMNASIO Y NO ABRAS LA BOCA QUE ESTÁ EL EQUIPO DE VOLEIBOL ENTRENADO!

—¿¡Qué no abra la boca!? —se queja la chica pelinegra, entrando al gimnasio y dándose la vuelta para caminar de espaldas mientras su hermana la seguía y así poder hablar con ella. —¡EL CABRÓN DE SOTAWA SE PUSO DE CREIDO CONMIGO PORQUE HA CRECIDO 5 CENTÍMETROS Y AHORA MIDE 10 CENTÍMETROS MÁS QUE YO Y QUE HA GANADO MASA MUSCULAR! ¡PERO AÚN ASÍ LE DI UNA PALIZA HASTA QUE HIZO TRAMPAS! ¡Y EL MALDITO SENSEI ES NUEVO Y LE HA DADO EL VISTO BUENO Y ME HA DICHO QUE SI NO LO SOPORTO, QUE ME VAYA, QUE TOTAL, LAS ARTES MARCIALES NO SON PARA CHICAS! ¿ACASO NO HA VISTO KARATE KID O QUÉ DEMONIOS LE PASA A ESE VIEJO SARNOSO! ¡COMO SE ME PASE SOTAWA POR DELANTE TE JURO QUE LO MATO CON MIS PROPIAS MANOS! ¡LE HARÉ LA LLAVE QUE APRENDÍ EL MES PASADO, LE DISLOCARÉ EL HOMBRO Y DESPUÉS LE DESENCAJARÉ LA CABEZA DEL CUELLO!

—¡WOW, TAKANA, ESA ES LA CHICA QUE TE DIJE QUE TIENE NOMBRE DE CHICO!

—¿PERO QUE DICES? ¡ES PRECIOSA!

Akira deja de gritar lo sucedido a su hermana y gira el rostro para ver al equipo de voleibol al completo mirándolas perplejos, salvo por los dos que no paraban de dar saltos emocionados.

—¡Ostras, Kinoshita! ¿Has entrado al club de voleibol? —pregunta Akira como si no pasara nada y todo el enfado se le hubiera pasado. —Joder, Miko, te los buscas a todos iguales, eh —se burla de su hermana. —Parece que te gustan jugadores de voleibol —se sigue riendo de ella.

—¡PERO SERÁS! —se queja Umiko, golpeando la espalda de su hermana repetidamente. —¡Que no me gustan los chicos! ¡Y mucho menos chicos que son jugadores de voleibol!

—¿Que no? Si estabas babeando por tu crush en clase —y Kinoshita entra en el juego de Akira, burlándose de Umiko porque le resultaba bastante entretenido.

—¿No me digas? —pregunta Akira, cruzándose de brazos. —¿No tuviste suficiente después del rechazo y de que sus fans locas te humillaran delante de tanta gente?

—¿PERO QUÉ DICES? —grita el más bajito de todos. —¿Quién en su sano juicio rechazaría a una chica tan guapa?

—Oye, tú estás en mi clase ¿no? El que no se puede estar quieto ni durmiendo.

—¡Me ha visto en clase!

—Tranquilo, Nishinoya —se burla uno de los chicos mayores de pelo castaño un poco largo.

—Qué raritos sois los del vóley.

—Mira quién fue a hablar.

—¿Quieres que te haga una llave, Kinoshita? —le amenaza la chica con una sonrisa perversa.

—Lo de la confianza os viene de familia, eh —se queja él.

—¿Ya habéis terminado, panda de vagos? —grita el director, entrando. —¡A entrenar todos que los nacionales no se ganan solos!

Los chicos soltaron las botellas de agua y continuaron con los mismos ejercicios que hacían al principio, algo cagados.

—Serán cagones —se burla Umiko. —Director Ukai, esta es mi hermana pequeña Akira. Se podría decir que es la única deportista de la familia.

—Un placer, director Ukai —dice la chica agachándose para saludarlo como era debido.

—Oh, ¿y tú que practicas? —le pregunta él.

—Artes marciales, director.

—Es cinturón anaranjado y está entrenando para conseguir el verde —interviene Umiko, presumiendo a su hermana con el director. —Tiene un rendimiento físico increíble, solo de verla me canso. Quiere entrar en la famosa academia de artes marciales de Miyagi para que la entrene el mejor sensei e ir a los nacionales.

—Umiko, cierra el pico —le pide su hermana, sintiéndose avergonzada de que presumiera de ella delante del entrenador. —Estoy segura que al director no le... ¡joder, menudo remate! ¡Perdón! —se asombra Akira al ver de reojo a uno de los de segundo rematar con fuerza.

—¿A qué si? Eso le dije al director. Aunque...

—Le falta poder direccionar la pelota a su antojo. Simplemente remata y ya está, no le pone una trayectoria y la bola gira poco —la interrumpe Akira, sentándose al lado de su hermana. —¡Qué desperdicio! Al igual que en futbol, conseguir que la bola gire más cuando se lanza, hará que se le puede escapar al contrincante aunque la pare, porque saltará hacia arriba pero seguirá su trayectoria hacia delante, es decir, que seguiría yendo hacia atrás del que la para. Pero esa forma de lanzar también es eficaz para un saque directo muy pegado a la linea.

—Cada uno de los que están aquí son buenos en algo en concreto —comenta el director. —Aunque muchos siguen muy verdes aún.

—Potenciar en lo que son buenos es necesario, pero no pueden olvidar ser buenos en lo básico —comenta Akira, —es decir, por mucho que destaquen en algo, son un equipo, y aunque destaquen en su posición, si ninguno domina bien el resto de jugadas básicas, no servirá de nada.

—Menudas piezas ha criado este Ōhagi —se ríe el director.



𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...

me presento, holi a todes, soy skye, aunque algunos me conocen por malskye porque hago sufrir a mis personajes (y lectores)

subo esto ya porque estaba de los nervios, pero ni idea de cuando actualizo. cuéntenme qué les parece, porque me subo por las paredes JAJAJAJAJ hace mucho que no publicaba nada, aunque no había dejado de escribir

espero que les haya gustado, no olviden votar y comentar para apoyar a los escritores y si te gusta lo que escribo, no dudes en seguirme <3 las voy a leer siempre, así que díganme qué mas les gustó o cuéntenme sus teorías

habrá más de un ship porque son tres protagonistas, de ahí la gracia de llamarlas las "supernenas", encima tenemos a los "supuestos villanos" que formarán el team rockect, aunque cada uno tiene el nombre de un villano de las supernenas, como la princesa masplata, EL y mojo jojo (chimpancé), aunque están mezclados entre ellos

se abren las apuestas: ¿cuánto creen que voy a tardar en mandar la fic a borradores? JAJAJAJAN'T

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〘 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 〙
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