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¹⁰ ˑ 𝑖𝑡'𝑠 𝑙𝑖𝑘𝑒 𝑎 𝑑𝑎𝑡𝑒





𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
¹⁰ ˑ " 𝑖𝑡'𝑠 𝑙𝑖𝑘𝑒 𝑎 𝑑𝑎𝑡𝑒 "


Por fin había pasado el mes en que Nishinoya terminaba su castigo y podía volver al club. Akira entró en la clase justo al sonar la campana y se sentó en su pupitre al lado de Nishinoya. Los profesores habían dejado que se sentaran juntos porque trabajaban muy bien. Nishinoya y Tanaka habían mejorado sus notas desde que estudiaban con Sakura después del entrenamiento de los sábados.

—Parece que alguien ya puede volver a voleibol —canturrea Akira cuando entra a la clase y se encuentra con Nishinoya más contento que de costumbre.

—¡HE VISTO A LOS DE PRIMERO Y SON LA CAÑA! ¿Por qué no me habías hablado de ellos?

—Bueno, perdón —se encoge de hombros la chica.

—El de la cara de estar siempre molesto es la leche. El bajito es como muy malo en recepción ¿no?

—Ah, sí, Hinata y Kageyama son un par de monstruos. Y el alto... con él como bloqueador la defensa mejora bastante. Aunque siempre tengo ganas de zurrarle.

—Ah, sí, va un poco de listillo. Me recuerda a Sakura.

—No se parece en nada a Sakura —le mira mal la chica.

—¡Y a Hinata le hace gracia que mida lo mismo que tú! Casi le zurro, pero el tío es muy legal. Me recuerda a Umiko.

—Mmm, sí, puede.

—Ya se le pasará —Nishinoya se refería al enfado que tenía la rubia con sus hermanas. —Seguro que a Hinata le caerá muy bien cuando vuelva al equipo.

—¿Te ha dicho cosas bonitas y por eso te cae tan bien, verdad? —se ríe Akira. Nishinoya se sonroja un poco y se rasca la coronilla. Eso fue respuesta suficiente para Akira. —¿Oye, sabes si Asahi va a volver?

Ella todavía no había vuelto a hablar con Azumane, así que, con la vuelta de Nishinoya pensó que sería un buen momento para disculparse con él.

—Mmmm, no lo sé. Por eso he decidido que no volveré a jugar hasta que él vuelva —se cruza de brazos el chico. Akira frunce el ceño y le mira como si realmente se planteara el asesinato. —No me mires así. No pienso ir a ningún partido aunque sea amistoso. Solo voy a ayudar a Hinata a recibir mejor la pelota.

—No te golpeo porque todavía es muy temprano para armar problemas, que si no verías tú. Pero sí, Hinata es muy malo recibiendo. Hasta yo recibo mejor la pelota.

—Eso es porque eres muy fuerte, porque en técnica eres pésima. Tu fuerza compensa tu falta de... ya me callo. ¿Vas a venir al entrenamiento?

—Ajá. Sakura tiene que quedarse en el club porque pronto será la feria de ciencias.

—¡Ah, es verdad! Esa es otra que ya no vemos. Está tan centrada en ese proyecto que no se deja ver el pelo. Aunque la entiendo. Para ella la Expo es como los naciones para nosotros.

—Sí, ya... —dice dudando.

—¿Y Umiko qué hace?

—Oh, ella se va a casa y por la tarde se va a correr al centro deportivo.

—¿Umiko? ¿Haciendo deporte?

—Ajá. ¿No lo sabías?

—¡Claro que no! ¡Te la pasas tanto tiempo con los de tercero que ya te olvidas de Tanaka y de mí!

—Tanaka también pasa tiempo con nosotros —se ríe la chica. —Eres tú el que ha estado castigado por andar de intensito, Noya—dijo, haciendo comillas en el aire.

Nishinoya rueda los ojos, sabiendo que era verdad. Pero quería picarla un poco.

—Sí, claro, claro. Seguro que es eso y no que tú y Suga van por ahí tonteando todo el rato.

—Eso no es verdad —se queja la chica, cruzándose de brazos.

Ojalá fuera verdad.


◦ ◦ ◦



Si Nishinoya no iba a jugar, iba a ser un problema no solo para ese partido con el Nekoma, sino también para el futuro. Y la única manera de hacer que él jugara era convenciendo a Azumane de que volviera. Ella no iba a poder hacerlo, porque ni siquiera era capaz de poder acercarse a él sin sentirse como una verdadera mierda.

¿Desde cuando se había vuelto una cobarde?

No era capaz de arreglar las cosas con Azumane y tampoco con su hermana porque en el fondo sabía que se lo merecía.

Pero el equipo necesitaba que Azumane volviera. Todo tenía que estar casi como estaban las cosas antes de que Umiko pudiera volver.

Podía ser que si usaba a los de primer año que eran tan apasionados con el voleibol, él cambiaba de idea. Sobre todo con ese renacuajo. Hinata. Tenía una personalidad arrolladora, pero en el buen sentido. Siempre sacaba lo mejor de los demás y ni cuenta se daba.

Aunque fuera un paquete, su pura esencia por querer mejorar y aprender de los demás sabiendo que iba a poder confiar en los demás era lo que lo convertía en algo extraordinario.

Así que fue a las clases de los dos.

—¿Eh? ¿Quieres que hablemos con Azumane? —pregunta Kageyama. —Bueno, este es un brasas que lleva desde ayer diciendo que quiere conocerle.

—¡Eso es genial! —se alegra la chica. —Venga, venid, os diré donde está su clase. Será genial que vosotros habléis con él. En especial tú, Hinata.

—¿Yo? —pregunta el chico. Ambos siguen a la chica para subir las escaleras y llegar al tercer piso, que era donde estaban los de tercer año. —¿Por qué yo? ¿Y qué tendría que decirle?

—Tú... —pensó la chica. —Sé tú mismo. Ya verás que todo sale genial. La clase es la del grupo 3. Os deseo suerte.

—¿Tú no vienes?

—Que va, que va. Mejor id vosotros solos —les anima, aleteando la mano en el aire.

Ellos asienten y empiezan a andar. Akira se asoma un poco para asegurarse que esos dos hablaran con Azumane, que, casualmente venía en esa dirección seguido de Sugawara. Al final, acaba chocando con Hinata y Kageyama y empiezan a intercambiar unas palabras. Azumane estaba de costado hablando con los chicos, por lo que no iba a poder verla. Pero Sugawara sí que la vio.

Akira tragó saliva y se escondió rápidamente. Había sido pillada, pero iba a esperar a los chicos de primero para enterarse de cómo había ido. Se había apoyado en la pared y unos minutos después, vio a Azumane pasar, pero no bajó las escaleras, sino que siguió por el largo del pasillo.

La chica se extrañó.

—Fue a hablar con el orientador —Akira pegó un brinco cuando oye a Sugawara a su lado.

—¡Me has asustado!

—¿Has mandado a los de primero a hablar con él para convencerlo de que jugara? —le pregunta, recostándose un poco contra la pared, a su lado. Aún había distancia entre ellos.

—Sí, pensé que Hinata podría convencerle. ¿Ha funcionado?

—Mmmh, no lo sé —le responde, despreocupado, como si no le estuviera prestando atención, pero sí que lo hacía. —Yo vine a hablar con él justamente por lo mismo —entonces apoya toda la espalda contra la pared por completo, acabando en la misma posición que la chica. —Puede que ya no le guste el voleibol.

Después de un largo silencio, la chica suspiró y miró a sus zapatos.

—No sé como disculparme con él.

Sugawara sonríe. Sabía que Akira no era la clase de persona que solía disculparse, era impulsiva y no se daba cuenta de lo que hacía o decía, y cuando se daba cuenta de que había hecho algo mal, se sentía horrible, se empequeñecía como una niñita asustada sin saber qué hacer.

—Él no está enfadado contigo por lo que le dijiste.

—Pero fui muy cruel.

—Ya, pero si no hablas con él no vas a dejar de sentirte mal y tampoco vas a arreglar tu error. La verdad es que a Asahi le dolió mucho lo que le dijiste.

—Lo sé y me siento fatal —se esconde más ella, dejándose caer por la pared para acabar sentada en el suelo. —Pero no sé como arreglar mis cagadas. Lo que mejor se me da es ignorarlas, fingir que no han pasado y actuar como si no pasara nada y todo estuviera normal.

Sugawara la miraba con atención.

¿Acaso era eso lo que estaba haciendo también con lo que pasó entre ellos? ¿Fingía que no había intentado besarle? Sawamura le contó que había hablado con ella, pero no quería decirle lo que hablaron. Ella era tan mejor amiga suya como lo era él, y si no podía decirle que a él le gustaba la chica porque en realidad le daba vergüenza y no sabía como actuar con ella si lo supiera, entonces tampoco le contaría nada que supiera de ella relacionado con chicos.

No le contaría ninguno de los secretos de Akira nunca.


◦ ◦ ◦



Umiko llevaba toda la semana yendo a correr como de costumbre. Aunque siempre corría un par de horas, ya era mucho más evidente que podía correr más rápido, tenía mejor aguante y su respiración era más regulada. También paraba muchas veces menos. 

Lo que no estaba en sus planes es que Oikawa la acompañara todos los días.

No, no hablaban de absolutamente nada. Simplemente corrían juntos hasta que Umiko se marchara a casa.

Pero ese día era el día de descanso de entrenamiento de Oikawa, por lo que, que la noche anterior le dijera que se iban a ver a la mañana siguiente y que también fuera con ropa de deporte, una muda de cambio, agua y toalla, le sorprendió mucho. Iba con su bolso cruzado dirigiéndose al centro deportivo cuando lo vio apoyado en una pared jugando con su móvil.

—Por un momento pensé que no vendrías.

—Por un momento pensé en no venir.

—Ouch, eso me duele mucho. Justo aquí, en el corazón —le dice a la chica llevándose la mano hasta el lugar que le había dicho.

—¿Adónde vamos? —le pregunta la chica.

—Quiero presentarte a mi mejor amigo —le dice a la chica. —Es tu mayor fan.

—¿Mi fan? —pregunta la chica ladeando la cabeza.

Oikawa se imaginaba que entrar en el centro deportivo después de las dos experiencias traumáticas que había tenido allí, iba a ser difícil para la chica, así que le sacaba mucho tema de conversación para que se distrajera. Ademas, pensó que con la ayuda de su mejor amigo sería más fácil.

Tenía que lograr que los malos recuerdos que atormentaban a la chica dejaran de aterrarla, y sobre todo, que no la alejaran de él.

—Ajá —dice sin más, cogiéndola de la muñeca y tirando de ella para dirigirse hacia dentro. Había reservado poder jugar allí con ellos dos. —Él odia que sea el centro de atención y que las chicas estén loquitas por mí. Yo lo llamo envidia.

Umiko se rió por primera vez delante de él.

Eso hizo que Oikawa se parara en mitad del pasillo. Todavía quedaba la mitad para llegar hasta donde estaría Iwaizumi, pero se había quedado plantado al escucharla reír.

—¿Qué pasa?

Oikawa se puso rojo como un tomate cuando se dio cuenta de que la miraba como un tonto. Carraspeó y volvió a caminar hasta su amigo mientras le ardía las orejas de la vergüenza. Al llegar donde estaba él, no le soltó la muñeca a la chica y eso hizo reír a Iwaizumi.

—Umiko, este es Iwaizumi Hajime, Iwa, esta es Umiko.

—Encantado de conocerte por fin, Umiko.

—Igualmente, Iwaizumi —le sonríe la chica, amablemente. Oikawa chasquea la lengua molesto.

—Puedes decirme Iwa.

—Vale —le sonríe más la chica, ladeando la cabeza.

Se veía tan encantadora.

—¡Pero si siempre te enfadas cuando te llamo así!

—Porque tú me caes mal.

Eso hizo a Umiko volver a reírse.

—Eres muy divertido —dice la chica. —Pensé que serías tan presumido como este.

—Yo también pensaba que eras como él cuando eras pequeña... como todos los chicos se fijaban en ti. Pero siempre tratabas borde a los chicos que se te acercaban con segundas intensiones y me di cuenta de que me ibas a caer bien.

—Ya, los chicos siempre se acercan a mí solo porque era muy bonita, por eso siempre me daban asco.

—¿Y yo te doy asco, burbujita?

—Tú me das indigestión.

Iwaizumi se ríe al ver la reacción de derrotado de Oikawa.

Sí, la chica era bonita, pero eso no parecía ser lo más impresionante de ella. Si a Oikawa le gustaba no era porque fuera bonita, de hecho, Iwaizumi sabía por qué le gustaba la chica. Y parecía que no se lo había contado a la rubia. Aunque tal vez a ella ya le daba igual que el castaño se fijara en ella o no.

—Muy bien, os habéis aliado los dos contra mí —se queja el más alto. —Ya lo entendí.

—¿Vamos a quedarnos aquí todo el día? ¿O vamos con los niños? —pregunta Iwaizumi, mirando al chico.

—¿Niños?

—Este palurdo nos ha hecho el lío para que le ayudemos con los pequeños de la escuela primaria de su sobrino —le explica Iwaizumi, señalándole el camino a Umiko. Ella camina a su lado, ambos dejando a Oikawa atrás, malhumorado.

—¿Ayudas a los pequeños a jugar vóley? —pregunta la rubia, dándose la vuelta para poder mirarle mientras camina de espalda. —Eso mola mucho.

Y le sonríe.

—Cuidado —la agarra Iwaizumi cuando ve que puede tropezar.

—Gracias.

—¡Ahí está mi tío! ¡Tio Tooru! Ostras... pero si es la chica bonita de la otra vez.

—Wow, qué chica tan bonita.

—Eres la sensación hasta con los pequeños —murmura Iwaizumi.

—Sí, pero no me odies como a Oiwaka.

—Na, él es un cagón.

—¡Que os estoy oyendo a los dos! —se queja el castaño. Suspira, resignado. —¿Habéis calentado ya, chicos? —les pregunta a los niños.

—¡Estábamos esperando por ti, Oikawa! —responden todos a la vez.

—¡Genial! Voy a hablar con el entrenador y ahora vuelvo. ¿Podéis ayudar a mis amigos a calentar?

—¡SIIIIIIIIII! —dijeron todos.

—No la toquéis, yo la vi primero con el tío Tooru —Umiko se ríe y mira a Iwaizume cuando el sobrino de Oikawa se pone en modo protector.

—Takeru, deja a Umiko tranquila, por favor, bastante tengo con tu tío —le pide Iwaizumi.

Pero Umiko había dejado sus cosas donde Iwaizumi le dijo, se quitó la sudadera y se quedó en una camiseta de manga corta y en lo que parecía una falda-pantalón, como las que usaban las chicas que hacían tenis en la escuela superior. El conjunto deportivo le quedaba genial y vestida así era evidente que ya no era una niña como cuando estaban en la escuela media, así que Iwaizumi entendía por qué la chica detestaba a los chicos babosos.

La rubia se había unido al grupo de los niños y les preguntaban como calentaban para ella hacerlo igual que ellos. Los pequeños empezaron a decirles su nombre mientras calentaban y le decían por qué les gustaba el voleibol.

Los dos chicos terminaban de calentar y se acercaban hacia donde estaban ellos. Umiko estaba de espaldas y no podía verles, ni mucho menos la sonrisa tonta de Oikawa.

—¿Cuándo le vas a decir que te gusta y te mueres por ella desde que somos niños?

—No está lista para saberlo —le responde él. —Ya la has visto y oído, le dan asco los chicos. Yo no quiero darle asco, quiero que vuelva a enamorarse de mí.

—¡Quiero ser tan bueno o mejor que mi tío Tooru!

—Vaya, para eso vas a tener que trabajar muy duro —comenta la chica. Oikawa e Iwaizumi se quedan detrás de la chica, en silencio, escuchando lo que iba a decir. —Tu tío es muy bueno, creo que es el mejor colocador que he visto hasta ahora. Cuando era una niña, siempre venía aquí a verle porque me gustaba mucho verle jugar y lo feliz que lo hacía. Es tan bueno que es capaz de analizar las jugadas de sus compañeros y sacar lo mejor de cada uno de ellos, y eso es algo muy muy difícil.

—¡Wooow! ¿Sabes de vóley?

—Sí —asiente la chica. —De pequeña jugaba y a veces sustituyo a las chicas de vóley cuando falta alguna para que puedan entrenar.

—¿Eso quiere decir que no voy a tener que enseñarte lo básico? —pregunta Oikawa, volviendo en sí y tomando la oportunidad de acercarse más a ella. La chica le mira y niega con la cabeza. —Vaya, qué pena. Y yo que quería presumir.

Umiko se vuelve a reír, ladeando la cabeza.

—Pues conmigo no te va a funcionar, tonto —le responde ella, palmeando su espalda.

—¡Yo quiero que Umiko y Iwaizumi están en mi equipo!

—¡Pero serás traidor! ¿A tu tío no le quieres, o qué?

—Eres un muermo.

Umiko choca los cinco con Takeru y se va al lado de la red donde está él.

—¿En qué posición sueles jugar? —le pregunta Iwaizumi. —Porque no soy tan bueno como él colocando. Soy rematador.

—Espera —se gira hacia el chico la rubia. —¿Tú eres el as que siempre jugaba con él, verdad?

—Sí, ¿por qué?

—Creo que mi hermana Akira se enamoró de ti de pequeña, pero nunca lo admitía porque decía que los chicos eran lo peor —se ríe ella, negando con la cabeza. —Creo que es una de las pocas cosas en las que coincidíamos.

—¿Tu hermana se llama Akira? —pregunta.

—Ajá.

—Vaya, tenemos un jugador nuevo de primer año que se llama igual.

—Ah, sí, es que es un hombre unisex —comenta ella. —Se pone echa una furia cada vez que se lo recuerdan porque de pequeña se reían de eso y decían que le gustaban las chicas. ¿No se dio cuenta cuando tuvisteis el partido amistoso? Oh, pagaría por verla.

—¡Claro! ¡Esa era tu hermana! ¡La malhumorada!

—Esa es —asiente la chica.

—Me cayó bien.

—Sí... es la mejor —añadió con nostalgia.

—Espero que no caiga en los jueguitos de Kyō.

—Venga, que voy —les interrumpe Oikawa cuando ya están los equipos formados y van a jugar un partido con los pequeños.

Al final del partido, el equipo de Takeru en donde estaba Iwaizumi y Umiko había ganado, pero todos se lo habían pasado genial. Desde los más pequeños hasta los más grandes.

La rubia iba entre los dos chicos cuando un grupo de chicas se acercaron a Oikawa. Ella, al verlas, se escondió un poco tras el cuerpo de Iwaizumi, agarrándose con tanta fuerza a su camiseta que se le habían quedado los nudillos blancos. Oikawa se dio cuenta enseguida y se despidió amablemente de las chicas, diciéndoles que tenía que volver con sus amigos.

—Eh, tranquila —le pide él, acercándose a ella, tomándola de las manos. Estaba temblado, era como si viviera un dejavú. —¿Puedes traer agua, Iwa?

—Sí, por supuesto.

Cuando Iwaizumi se alejó, Umiko se giró sobre su cuerpo y se escondió en el de Oikawa. Lo abrazaba con la misma fuerza con la que cerraba sus ojos. Oikawa la rodea con sus brazos de forma protectora y empieza a respirar muy despacio para que ella lo copiara. Podía notar lo rápido que latía su corazón.

Estaba aterrada.

Quería sacarla de ahí.

—Ven aquí —el chico se agacha un poco y la coge en sus brazos como si fuera una niña pequeña para sacarla de ahí y que cogiera aire fresco. Umiko esconde su rostro en el cuello de Oikawa.

Él se alejó del centro deportivo yendo a la dirección que fue Iwaizumi. Pocos minutos después, él se une a ellos cuando Umiko estaba mucho más calmada.

—Bien, vamos a comer —dice Oikawa. Se había asegurado de limpiar las lágrimas del rostro de la chica, aunque tenía los ojos un poco rojos e hinchados.

—Yo estoy a...

—Cómo digas que estás a dieta, te haré comer el doble, burbujita —le advierte el castaño. —¿Sabes la cantidad de deporte que haces a diario? ¡Tienes que comer bien para estar saludable y tener energía!

La chica se dio cuenta que discutir con él iba a ser una tontería, así que asintió.

Los tres estaban comiendo en un bufet, Oiwaka e Iwaizumi se sentaron juntos y Umiko enfrente de ellos dos.

—La has abrazado y la has cogido en brazos. ¿No se te ha puesto dura? —le pregunta Iwaizumi aprovechando que Umiko estaba en el baño.

—¡Pero cómo crees! ¡Lo estaba pasando muy mal! ¿Te crees que soy tan mala persona?

—No sé, eres como muy rarito.

—Por eso no tienes novia.

—Tú tampoco.

—¿Siempre estáis discutiendo? —pregunta Umiko, acercándose a la mesa y sentándose. No había oído la conversación pero era evidente que estaban peleándose.

—Es que a mi me maldijeron con este —comenta él, ladeando la cabeza y suspirando.

—¡Pero si soy un trocito de pan!

—Con moho, probablemente.

—Ay, me caes tan bién. Como tu hermana. ¿Decías que le gustaba de pequeña? ¿Crees que le pueda gustar de nuevo?

Umiko niega con la cabeza.

—A ella le gusta uno del equipo de vóley del Karasuno.

—El del pelo gris ¿verdad? —pregunta Oikawa, olvidando que se estaban metiendo con él hacía unos segundos. Umiko asiente. —Ya decía yo que había miraditas... —suspira. —A él también le gusta.

—Ya —dice la chica, dando un bocado. —Pero Akira cree que no. No sé por qué, pero es muy evidente. Suga no trata a ninguna chica como la trata a ella. Siempre la está picando un poco, jugando con ella, y tocándola. La toca constantemente. Ennoshita y Kinoshita también me tocan, pero no así de... intensos. Ellos solo lo hacen cuando lo necesito, porque son mis mejores amigos.

—Con que... mejores amigos.

Iwaizumi podía oler los celos del castaño. No hacía falta girar para verle la cara que había puesto.

—Ajá. Desde el primer día del año pasado —asiente ella. —Pero te digo, ellos dos se gustan mucho. Pero los dos son iguales de tontos. Aunque puedo entender a Akira. Los chicos casi nunca se habían fijado en ella en la escuela media por hacer un deporte peligroso, y es muy intensita, tanto que da miedo cuando se enfada. Pensará que Suga la trata como si fuera su hermana pequeña o algo así, cuando en realidad el único que la trata como una hermana pequeña es Daichi. Por cierto... lo que me dijiste de Kyō, ¿a qué te referías?

—¿Conoces a Kyō? —pregunta Oikawa, frunciendo el ceño.

—Solo de oídas. Los del Karasuno no lo soportan. Bueno, no soportan al Aoba Johsai en general, pero sobre todo Kyō. Cada vez que oyen ese nombre se ponen raritos. Yo creo que odian que Akira sea amiga de él.

—Kyō es lo peor de lo peor. Y parece que le echó el ojo a tu hermana, la pobrecita —comenta Iwaizumi.

—¿Pero por qué?

—Él era muy amigo nuestro hasta que empezó la escuela superior. En realidad éramos un grupo de cuatro con una chica, Yuri. Todos habíamos estado juntos en la escuela media, Oikawa y yo dejamos de juntarnos con ellos.

—¿Qué pasó?

—Yuri era mi novia en secreto en el primer año —empezó a explicar Oikawa. —A principios del segundo rompimos.

—Vaya... lo siento mucho.

—No lo sientas. Le ponía los cuernos con Kyō —le explica Iwaizumi.

—Joder, qué putada. Vuestro amigo y tu novia —se asombra la chica. —Ni el gran Oikawa se salva, eh.

—Qué graciosa eres con las desgracias ajenas, eh.

—Perdón —Umiko intenta dejar de reírse, pero no puede e intenta ocultarlo con tos. —¿Cómo los supiste? ¿Los pillasteis?

—Más o menos —Iwaizumi se rasca el cogote, sintiéndose algo incómodo. —Una tarde estaba solo en los vestuarios. Había terminado de ducharme y solo estaba en toalla cuando ella entró diciendo que buscaba a Oikawa. Le dije que él ya se había ido y no le di importancia hasta que se me echó encima. La paré en el momento y se lo conté a Oikawa aunque me pidiera que no lo hiciera.

—Decidimos esperar a ver qué hacia ella y la empezamos a vigilar un poco y descubrimos que hacía ciertas cosas con Kyō en los vestuarios de la escuela. Así que la dejé.

—¿Sin más?

—Sí.

—En realidad no sé como te convenció para salir —comenta Iwaizumi. —Ni siquiera te gustaba.

—Bueno —se encoge de hombros. —Prefiero no entrar en detalles. Digamos que al principio solo quería besarse conmigo y después... otras cosas de más adultos.

Umiko les mira frunciéndoos el ceño y comiendo un pedazo de carne.

—No soy una niña, sé lo que es el sexo. Podéis decir que os acostabais.

—No lo decía así porque piense que eres una niña, simplemente estamos siendo educados y respetuosos hablando de estos temas con una chica —se cruza de brazos. —Ni deberíamos hablarlo contigo delante.

—Puede que el año pasado me incomodara, pero siempre estoy rodeada de chicos, así que ya me acostumbré a oírles hablar de tías que están buenas, de pajas y de follar. No me importa siempre y cuando no hablen de mí.

Los dos chicos, que estaban bebiendo agua porque tenían la boca seca, empiezan a toser. Se habían atragantado.

—Vaya, ¿tus hermanas nos iguales que tú?

—Mis hermanas son peores, sobre todo Sakura. La curiosidad por querer saberlo absolutamente todo la va a meter en muchos líos en cualquier día de estos.

—Debes querer mucho a tu hermanas —comenta Oikawa. —Y ellas a ti.

—Jum, no me hablo con ellas —dice sin más. Ambos chicos se miran entre ellos y fruncen el ceño. —Me cansé de que me trataran como la mierda o le quitaran importancia a las cosas que me hacían. Lo peor es cuando decían que la culpa era mía. Pues que se jodan, no quiero saber nada de ellas. Seguro que ahora les va mucho mejor desde que no les hablo.

—Pues yo creo que se preocupan mucho por ti.

—Sí, Oikawa casi se caga encima cuando Akira le amenazó. Yo lo hice.

—¡Eso no es verdad!

—Bueno, no me creyeron cuando les conté que tenía un acosador que me mandaba cartas muy perturbadoras y regalos extraños, o cuando les dije lo que me hicieron aquellas chicas en los vestuarios del centro deportivo.

—¿Te acosaba un chico? —pregunta Iwaizumi.

—Sí, por eso intenté decirte que yo nunca te haría algo así —le habla directamente a Oikawa. —Porque era lo que me estaban haciendo a mí. Yo... te admiraba, eras mi crush, pero nunca haría algo que...

—Esperen... ¿pensaste que Umiko era tu acosadora? ¿Pero no era la del pelo con puntas rosa?

—Himeko, era mi mejor amiga. O eso creía yo.

—Wow, esa chica estaba fatal. Tenía a Oikawa cagao, pero es que de verdad que le mandaba cosas realmente perturbadoras. Los chicos del equipo se reían de él por tenerle miedo a una chica, le decían que tenía que estar agradecido de que las chicas lo miraban y que era un suertudo...pero la verdad es que era...

—Aterrador —responde la chica por él.

—¿Cómo es que la confundiste con tu acosadora? —le pregunta Iwaizumi. —A ver, tonto tonto, no eres, pero...

—Porque llevaba unas galletas con el mismo envoltorio de las que recibía de la acosadora —responde él, sin dejar de mirar a la chica.

—¡Claro! ¡Las galletas! —dice ella, recordándolo. —Recuerdo que vino a mi casa para hacerlas porque quería dárselas al chico que le gustaba, que llevaba tiempo dándoselas para darle suerte. Pero no tenía ni idea de que eras tú —se sorprende la chica. —Ella me las dejó un momento porque quería ir al baño y entonces te vi y...

—Y entré en pánico cuando te vi con ellas.

—Madre mía... —comenta Iwaizumi, rodando los ojos. —Con lo que me costó convencerte para que subieras a hablar con ella y tú vas y confundes a la niña que te gustaba con tu acosadora loca, entraste en pánico y te largaste.

—En realidad sí que me acerqué a ella... y le dije cosas muy horribles... delante de todos...

—¡Y TODAVÍA TE PREGUNTAS POR QUÉ NO QUIERE SABER NADA DE TI! ¡ERES TONTO! —empieza a golpearle al castaño.

—Cuando bajaste intenté seguirte para explicarte que era un malentendido —dice Umiko. Iwaizumi deja de golpear a Oikawa para oírla hablar. —Pero unas chicas, algunas de nuestra edad y otras un poco más grandes, se enfadaron porque intentaba acercarme a ti en ese momento y me arrastraron a un vestuario. Eran unas cuantas, y me empezaron a insultar y pegar. Me metieron la cabeza en el inodoro diciendo que era muy poca cosa para ti y... —la chica suspiró. —Cuando pensé que iban a parar, me agarraron del pelo y me llevaron hasta donde estaba el espejo. Me llamaron de todo, empezaron a decir que para lo único que me iban a querer los chicos era para... —la chica carraspea, —para el sexo. Empezaron a dar detalles muy explícitos de cómo de mal me tratarían los chicos en la cama y... me tocaron un poco por encima de la ropa. No mucho, pero...

—Pero... cuando... cuando eso pasó... nosotros éramos de primer año de la escuela media. Tendrías... 11 años.

—Sí, pero ya me había empezado a crecer un poco el pecho... y esas cosas. Aunque intentaba ocultarlo. Al principio de mi primer año de escuela media todo fue bien hasta que descubrí lo que Himeko te había hecho y supuse que la habías confundido conmigo y que mi acosador en realidad era ella también, aunque lo negó. A partir de ahí, ella se volvió mi enemiga número uno y empezó el acoso y tuvieron que cambiarnos de escuela. Himeko hizo que el acoso y los rumores fueran creciendo cada vez más y como que usaba a mi padre para "obligar" a los chicos que hacían algún deporte a que les gustara y cosas así.

—Umiko...

—No se lo había contado a nadie —agacha la cabeza la chica. —Lo intenté con mis hermanas, pero al final solo lo hable con el psicólogo porque tuve que ir a uno después de todo el acoso. Por suerte, mis padres no saben nada por eso de que no pueden contarlo... aunque no creo que ni les importe. Yo... digamos que no soy su hija favorita. No era tan lista, ni tan fuerte... solo era una niña bonita llorona que le arruinó la vida a su madre biológica porque perdió su figura. Así que sí, me cuesta hacer amigas y me dan asco los chicos. Bueno... no todos.

—Oye...

—Por favor, no os pongais raritos por esto —les pide la chica. Suspira y toma otro pedazo de carne. —¿Entonces dicen por ahí que estás obsesionado con el nuevo colocador de primero del Karasuno?


◦ ◦ ◦


—¡ROLLIIIIIIIING...THUNDER!

—¿Así que ese es el movimiento especial que quieres enseñarle a Umiko cuando vuelva al equipo? —le pregunta Akira interrumpiendo la reprimenda que les da Nishinoya a los de primero e ignorando todos. Algunos se reían y otros estaban sorprendidos.

—¡Pues claro que si!

—¡Enséñamelo! ¡Enséñame a hacer el Rolling Thunder!

—¡Buenos días, chicos! —interrumpe apresuradamente el profesor Takeda, entrando al gimnasio. —¡Escuchad! ¡Traigo noticias!

—Venga, venga, callaos todos y vamos a escuchar al profe —les pide Sawamura. Todos se reúnen, acercándose un poco al profesor para escucharles.

—Este año también lo haremos ¿verdad? ¡La concentración de primavera!

—¡Concentración! —se anima Hinata.

—Sí, todavía nos hace falta mucha práctica —admite Sawamura.

—Pues la cosa es que para el último día de la concentración... ¡he organizado un partido amistoso!

Todos se emocionan.

—¡Genial! ¡Cómo te lo curras, profesor! —pero Tanaka era el más ruidoso a la hora de animarse.

—¿Y quién es el rival?

—Un centro superior famoso de Tokio —le responde el profesor a Sugawara. —La escuela superior Nekoma. Por supuesto se hacen llamar... Neko.

—¿Los gatos? —pregunta Hinata.

—Yo he oído hablar mucho de ellos —le responde Tanaka. —Nuestro antiguo director y el suyo se enfrentaron muchas veces.

—¡Ala!

—Se trata de los famosos gatos contra cuervos —continua Sugawara, —batalla en el basurero.

—¿Lo dices en serio? —pregunta Akira, completamente animada.

—Ajá.

—¿Seguro que eran partidos famosos?

—Pero... llevan mucho declinando nuestra invitación —comenta Sawamura. —¿Por qué ahora?

—¡Yo los conozco! —dice Akira, levantando la mano. —Bueno, solo al capitán del equipo. Si llego a saber que queríais jugar con ellos les llamaba.

—¿De qué conoces tú al capitán del Nekoma, eh? —quiere saber Tanaka, poniéndose furioso. ¿Quién se atrevía a ser amigo de Akira sin su permiso?

—De la Feria de Ciencias de Sakura. Ella conoció a una chica del Nekoma y resulta que es la mejor amiga del capitán, Tetsuro Kuroo. Es tan alto y guapo que a Sakura le gustó muchísimo.

—Con que... alto y guapo —se cruza de brazos Tanaka, mirando a la chica de brazos cruzados.

—¿Qué? Sigo siendo a una chica que le gusta los chicos guapos.

—¿Y yo no te gusto?

A Akira se le escapa una carcajada al oír la pregunta de Nishinoya y se tapa la boca.

Tocado.

Hundido.

Akira veía a los de primero entrenar y como se esforzaban al máximo. Estaba ayudando a recoger a todos cuando vio a la nueva parejita intensa discutir el uno con el otro, como el perro y el gato. La pelinegra se ríe, viendo como Hinata imita a Kageyama.

—Los adoro —murmura por lo bajo.

—¿Es que ahora te gustan los de primero? —pregunta Sawamura.

—Me caen bien, son graciosos. Pero a ese rubito estirado quiero partirle la madre con una patada de...

—No me refería a eso.

—Ahhhhhhh.

—Mira que eres cortita a veces —se cruza de brazos Sawamura.

—Te voy a meter el palo por el culo, Daichi.

—Entonces el capitán del Nekoma es guapo.

—¿Quieres que lo vuelva a repetir, Daichi? —le pregunta. —¿O tal vez quieres su número?

—¿Tienes su número?

—Ajá. ¿Lo quieres? —le pregunta otra vez, con una mirada socarrona.

—¿Y de cuántos chicos guapos tienes el número?

—¿Te refieres a chicos en general o solo los que juegan al vóley?

Sawamura podía notar el aura que desprendía Sugawara desde donde estaba. Sabía que los estaba escuchando, así que la situación le parecía mucho más divertida así.

—Oh, así que conoces a muchos chicos guapos.

—Mmmmmmmmh... un par —entonces empieza a contar con los dedos de la mano. —Kuroo, Bokuto, oh Akaashi también se trae un rollo increíble, mmmhhhhhh.

—Tenemos que darnos prisa para recoger —les interrumpe Sugawara. Akira frunce el ceño al verle algo molesto, así que mira a Sawamura.

—No le hagas caso, seguro que es por Asahi.



𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...

holiwis vvs

y muy buenasssssss

para empezad bien la semana, capitulito

AKIRA IDEANDO UN PLAN PARA QUE VUELVA ASAHI MI NIÑA

DE NADA POR LOS MOMENTO UMIKO Y OIKAWA

Y CON IWA

ya sabemos qué pasó en estos dos en el pasado y lo que le hicieron a umiko...

se están revelando tantos secretos gg

FAN DE QUE KUROO SEA
AMADO  2/3 SUPERNENAS

ES QUE NO PUEEEEDO

encima se viene reencuentro del nekoma AHHHH

QUE PASARA CON SAKURA Y KUROO

encima se va a soltar UNA BOMBA de sakurita bb

suga celoso es lo que quiero como novio >>>>

qué creen que pasará en el siguiente capi??

os leo bbs <3

os amo hasta el infinito y más allá <3<3

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〘 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 𝑏𝑜𝑦𝑠 〙
© 𝐬𝐤𝐲𝐞𝐥𝐨𝐬𝐭 2024

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