¹⁶ ˑ 𝑓𝑙𝑦
𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
¹⁶ ˑ "𝑓𝑙𝑦"
—¿Qué tendría que hacer para convencerte de cambiarte de escuela? —le pregunta el castaño mirando a la rubia directamente a los ojos.
El entrenamiento había acabado y el entrenador y director se habían ido, aunque los chicos de vóley habían vuelto a la pista a seguir entrenando después de haber dado varias vueltas corriendo.
Ellos iban a seguir entrenando y Umiko tenía claro que ese día iba a ser muy largo antes de que acabaran, pero le daba exactamente igual cuando el capitán del Aoba Johsai estaba mirándola directamente a los ojos, única y exclusivamente a ella, como si los demás no existieran.
Era tanta la intensidad de la mirada de Oikawa que la chica ni se daba cuenta de cómo era el centro de atención de todas las miradas. Era ajena a todas esas miradas recelosas de las chicas.
—Pues... tendrías que tener una muy seria y larga conversación con mi padre y convencerle —le responde ella, dedicándole una de sus mejores sonrisas. Era tan alto que tenía que mirar hacia arriba, teniendo todo el cuello estirado.
—Siento mucho que tengas que esperarme.
—No importa. Tienes que ser el mejor porque yo no me junto con perdedores —le pica ella, ladeando la cabeza.
—Más razones para que dejes esa escuela de perdedores —se burla él.
—¡Idiota! —se queja ella, golpeándole en el brazo.
—Eh, tontikawa, déjate de ligar con tu chica y vente ya.
—¿Eso que oigo es envidia, Iwa? —se burla el castaño, separándose un poco de la chica. No sabía lo cerca que estaba de ella hasta que alguien interrumpió su momento "burbuja" fuera del exterior.
—Miko ¿por qué no te unes a jugar? —le pregunta Iwaizumi, ignorando a su amigo por completo. —Me gusta más cómo me colocas la bola tú.
Umiko se ríe.
—¡Retira eso! —se queja Oikawa.
—Tranquilo, Toru, es lo dice solo para molestarte —le recuerda la chica.
—¿Eso es que no quieres jugar? ¿O es que tienes miedo? —Umiko dejó de sonreír cuando Iwaizumi la reta. Le mira alzando una ceja. —La podemos poner con los más verdes para darles una buena paliza y que mejoren.
—Sería una idea muy buena para que los de primero y segundo se esfuercen, sí —se lo piensa Oikawa.
—¿Qué? ¿Vamos a jugar con una chica? —suspira uno de primero.
—¿Pero sabe jugar?
—Esta bien, juguemos —asiente la chica.
Hasta que uno se rie.
—Pero cómo vas a...
Umiko coge una de las camiseta de los chicos y se la coloca por encima sin meter las manos. Debajo de ella se desabrocha la camisa del uniforme y se la quita, colocándose bien la camiseta encima. Luego se baja la falda y se queda en su mono deportivo que siempre usaba debajo de del uniforme porque se sentía más cómoda. Como la camiseta era muy grande, se la anuda a un lado y después se asegura de tener bien las dos coletas.
—Que no os engañe porque sea una chica, sí que sabe jugar —le asegura Iwaizumi a uno de los veteranos que se habían reído cuando la chica accedió a jugar. —Es hija de un ojeador deportivo, así que está más que acostumbrada —los mayores empezaron a colocarse detrás de la red mientras que Umiko se ponía en donde un chico rubio le decía.
—Pero no es lo mismo observar que jugar.
—Oh, créeme, sabe jugar —le asegura Oikawa a Matsukawa. —Y aunque sabe que no va a ganar porque somos mejores, no se va a rendir. Los que son como ella, nunca se rinden.
Y si no fuese porque Umiko no les estaba aprestando atención, se habría dado cuenta de la rabia que sentía Oikawa al recordar a los genios que tanto odiaba.
—¿No deberías calentar un poco? —le pregunta un chico algo preocupado, Yahaba. —Podrías lesionarte.
—No pasa nada. Estoy acostumbrada.
—Joder, encima saca Oikawa. Si lo que quería eran desanimarnos más, lo han conseguido.
—¿Crees que podrás pararla?
Umiko observa la posición de Oikawa, la distancia, el salto, la fuerza...
—Esa va fuera —les avisa la chica segundos antes de que Oikawa golpeara, pero aunque los otros intentaran ir a por ella, sería imposible.
Punto para los novatos de primero porque sí, iba fuera.
Todos se quedan en silencio, hasta los veteranos que no se esperaban que la chica, sin ver donde iba a caer la pelota, supiera con certeza que iba fuera.
—¿Quéeee? ¿Cómo lo sabías? ¡Cayó fuera por pocos centímetros! —le pregunta Hanamaki, que estaba justo en frente de ella al otro lado de la red.
—Ehhhh, intuición.
Al terminar el partido, los novatos habían acabado agotados, y aunque habían perdido, cosa que Umiko sabía con antelación, se habían esforzado y aprendido bastante.
Yuki estaba sentada en las gradas, lo más apartada posible para parecer invisible. Pero Umiko no dudó en subir y acercarse a ella en cuanto los chicos se distrajeron.
—¡Wow! ¡No sabía que sabías jugar! ¡Te he sacado muchísimas fotos! ¡MOLAS MOGOLLÓN! —sonríe la chica.
—¿Gracias? —le sonríe la rubia a Yuki. —Por cierto, te vienes con nosotros a comer. Y no acepto un no por respuesta.
—¿Yo? —pregunta la chica señalándose a sí misma. —¿A donde? ¿Con quién?
—Vamos al parque y a comer algo. Con Iwa y Toru.
—Esto... no sé yo si será buena idea.
—¿Por qué no? —pregunta Umiko, ladeando la cabeza.
—Es que...no sabía que tu amigo era Oikawa. ¿Se lo contaste a Kai?
—Mmmh, no. Quería que fuera totalmente secreto. ¿Por qué lo pregunt...?
—¿Yuki, verdad? —las interrupe Oikawa. —¿Podrías acompañar a Umiko a cambiarse y no dejarla sola? No quiero que se pierda. Y toma —le entrega una camiseta a la chica. —Si te vas a poner algo de chico, que sea mío esta vez, burbuja. Me voy a cambiar, danos 20 minutos.
La rubia asiente, olvidándose por completo del nerviosismo de Yuki.
Umiko tardó 15 minutos en estar lista. Cuando salió al gimnasio para esperar a los chicos, estos todavía no habían terminado, por lo que les tocaba esperarles.
Yuki estaba nerviosa, buscando una excusa para poder escaquearse cuando antes de la situación, pero la rubia estaba distraída por completo al oír música por unos altavoces a todo volumen.
Como si fuera atraída por la música y solo existiera eso, la chica comenzó a andar para acercarse más al grupo de chicos y chicas que estaban cantando una canción lenta. Un chico y una chica se cantaban de una forma tan romántica que te podías creer que eran novios, y alrededor de ellos estaba el resto, como si fuera una serenata. La música paró y de pronto, empieza el ritmo y todos comienzan a cantar y bailar de nuevo muy sincronizados.
—¿Están cantando ellos? —pregunta.
—Sí, creo que ya están ensañando para las pruebas de Coros Escolares, aunque las pruebas son en dos meses y medio y faltan las animadoras —la informa Yuki, algo más aliviada por tener un tema de conversación que no fuese Oikawa.
—¿Coros escolares?
—Sí, los clubs de coros se presentan a las pruebas. Son tres, pero la gran mayoría que llega a la final siempre son escuelas de Tokio. Creo que una vez logramos pasar las Seccionales, pero en la Regionales nos dieron una paliza. Llegar a las Nacionales es imposible para las escuelas de Miyagi.
Los chicos habían terminado y buscaron a Umiko con la mirada. Cuando la encontraron, se despidieron del resto del equipo y se acercaron hacia donde la chica estaba observando como el club de coros ensayaba.
Oikawa se había quedado al lado de la chica y miró hacia abajo para encontrarse con la mirada maravillada de Umiko, como si de pronto, toda la vida, energía y brillo del sol fuera absorbido en sus ojos.
—¿Quieres quedarte a verles ensayar? —le pregunta.
Umiko al oír su voz, deja de mirar al coro y le mira a él. El chico se esperaba que esa intensa mirada se le borrara en cuanto le mirara a él, pero se equivocó, la mirada de la chico no hizo más que brillar con mucha más intensidad al verle.
—No, vine a verte a ti. ¿Nos vamos, Agente Nube?
—Yo... —Yuki se puso nerviosa. Los tres la estaban mirando y Umiko se imaginó que tal vez le ponía nerviosa la presencia de ellos. Kai le había contado que era muy tímida y prefería estar casi siempre sola. Además, los dos chicos eran muy guapos, eso también hacía poner a las chicas nerviosas. —Yo tengo que encargarme de unas fotos de mi club. Encantada de conocerte, Umiko. Saluda a Kai de mi parte.
Y al oir el nombre de Kai, los chicos se tensaron, pero Umiko no se dio cuenta pues simplemente vio a la chica marcharse mientras se despedía con la mano.
◦ ◦ ◦
Kuroo se había quedado a cenar en casa de los Kozume la noche anterior. Eran vecinos, así que no era de extrañar que casi siempre cenaran los tres juntos, pero esta vez había una nueva invitada.
Ese día, el entrenamiento había terminado a la hora del almuerzo y los padres de Chihiro y Kenma no estaban en casa, nunca lo estaban los sábados por la tarde hasta muy por la noche, casi madrugada. Pero ese día llegarían antes, lo que no se esperaban que los chicos terminaran de entrenar tan temprano cuando normalmente solían llegar por la noche.
Pero nadie les diría nada para poder quedarse los cuatro solos.
La noche anterior, Chihiro había mantenido a Sakura despierta casi toda la noche, por lo que estaba muy cansada y no paraba de bostezar, y aunque se moría de ganas por echarse una siesta, era la oportunidad perfecta para poder hablar con Kuroo, ya que no había hablado mucho con él. Le había escrito un mensaje y le respondió con un "ya hablaríamos". Pero entre Chihiro por un lado, Kenma con los videojuegos y ella que no podía de parar de pensar en Kuroo... exacto, no durmió.
—Kuroo, quédate con Sakura y asegúrate de que no se quede dormida antes de almorzar.
La chica resopla y sube a la habitación de Chihiro para cambiarse de ropa en el baño. Cuando entra de nuevo en la habitación, Kuroo la estaba esperando.
Un poco del cansancio que tenía se le desapareció en cuanto vio la oportunidad.
—Oye, quiero decirte que lo siento mucho...
—¿No dormiste ayer? —le pregunta el chico, interrumpiéndola. La chica niega con la cabeza. —¿Por qué?
Ella suspira y se sienta a un lado de la cama. Si quería que la perdonara tendría que ser totalmente sincera con él.
—Cuando me obsesiono con algo me cuesta dormir.
—¿Con qué te obsesionaste? —se interesa.
—Hablar contigo, por eso te mandé un mensaje.
—Oi, ¿me estás diciendo que no pudiste dormir porque no hablamos anoche? —la chica asiente. —¿Y por qué no me lo dijiste?
—Es que me dijiste que hablaríamos hoy, y no quería molestarte y tal vez necesitabas tiempo después de verme por sorpresa.
—Bombón, si llego a saber que no puedes dormir, me planto aquí enseguida.
—Hace días que quería verte y hablar en persona, podía esperar un día más.
—¿De verdad que has venido hasta Tokio solo para verme a mí? —la chica asiente. —Wow.
—Es que... sé que no tiene mucho sentido porque todavía nos conocemos muy poco, pero me gustas mucho Tetsuro Kuroo, y es la primera vez que una persona me hace sentir así. Y no le encuentro ningún tipo de lógica y me da miedo, y quiero ser normal y no una superdotada con...
—A mí me también me gustas mucho, tal y como eres —la interrumpe él, cuando nota que la chica empieza a ponerse nerviosa.
—¿De... de verdad? —el chico asiente.
—Parece que te lo voy a tener que decir todos los días hasta que me creas.
—¿Eso quiere decir que me perdonas? —le pregunta ella.
—Por supuesto. Pero... me gustaría que me contaras más sobre lo que te pasa... si quieres decírmelo.
La chica suspira y se abraza a sí misma, mirando al techo.
—Desde muy pequeña, como soy muy inteligente, me obsesiono mucho con las cosas y me cuesta un poco relacionarme con las personas. Si no hubiera tenido hermanas, seguro que sería mucho más rarita. Cuando me obsesiono con algo no puedo parar y eso a veces me genera ansiedad y altibajos y ataques de pánico. Hace un par de años me medicaban, pero no me gustaba como me sentía, así que intentaba controlarlo. Pero con lo de Akira... perdí el control y no me di cuenta. Sé que parezco muy borde con todo el mundo incluidas mis hermanas, pero es que es muy... complicado. Aunque parece que no lo hago tan mal como creía. Y me he dado cuenta de que con algunas personas es más fácil que con otras.
—¿Y conmigo te resulta fácil?
La chica lo mira a los ojos por fin.
—Tan fácil como respirar —le responde ella. —Como si fueras un imán de carga opuesta atrayéndome hacia tu campo magnético.
—¿Te he dicho alguna vez que no me puedo resistir a ti cuando te pones en modo listilla, bombón? —la chica niega con la cabeza. —Ven aquí, te lo demuestro.
El cuerpo de Sakura reaccionó por sí mismo y se sentó encima de Kuroo. Ella le rodea el cuello con ambas manos y él la rodea por la cintura con sus brazos. Cuando ella le miraba perdía toda la cordura por completo. Esa chica era toda su debilidad.
—Entonces... ¿existe alguna posibilidad de que... podamos ser novios?
—¿Posibilidad? —se ríe él, apartando el pelo de su cara. —Yo me muero de las ganas por ser tu novio, bombón.
Las pupilas de Sakura se habían dilatado por completo y no pudo evitar sentir la necesidad de besarle. Mentiría si dijera que no se había obsesionado con la forma en la que se besaron en la feria.
Kuroo deja de sostener a la chica de la cintura y lleva sus manos a su rostro para apartarle todo el pelo de la cara y besarla.
Era un beso desesperado, donde Sakura tomó la iniciativa de intentar hacer exactamente lo mismo que él había hecho por primera vez con ella. La intensidad del beso era tan alta, que Kuroo perdió la cordura por uno segundos y llevó sus manos a los muslos descubiertos de la chica. Llevaba una camiseta enorme de color rosa, por lo que no le fue nada difícil deslizar sus manos por el muslo hasta llegar a su culo y apretar sus nalgas entre sus manos.
Sakura gimió en el beso y le apretó de la nuca, enredando sus dedos en su pelo y apretándolo más hacia ella, como si todavía existiera espacio entre sus bocas. El pelinegro se desesperó y volvió a apretar el culo de la chica y la acercó más a él, a la zona que más palpitaba por ella.
La pelirroja volvió a gemir cuando sintió la erección del chico justo en toda su feminidad cubierta por sus braguitas. Se separa de ese beso tan intenso y jadeando le pide:
—Hazme un chupetón.
Kuroo se relame los labios y la acerca a él para que sus labios tocaran el cuello de la chica. Y cuando ella nota los labios de él sobre su cuello se balancea hacia delante. La fricción que hacía con su erección cada vez que se movía era muy placentera, tanta, que la chica no se contenía a la hora de gemir, y esta vez a Kuroo le daba igual que la oyeran, pues en la casa solo estaban Kenma y Chihiro, y como estaban en el cuarto de la chica, el cual daba para la casa de Kuroo, tampoco les oirían, porque en su casa no había nadie.
Y él quería oírla.
—Parece que alguien sabe más de la cuenta —murmura él al terminar su primera obra de arte sobre su cuello, viendo maravillado como la chica se muerde los labios con los ojos cerrados por el placer que le causaba moverse sobre él.
Ella jadea.
—A veces la masturbación me ayuda a dormir.
Kuroo traga saliva. Si no fuese porque estaba sentado en la cama con ella encima y quería quedar muy molón delante de ella, se habría caído al suelo.
Sí, esa chica era totalmente su perdición.
—Oye, eso si que no me lo esperaba —el chico extiende las manos y se encarga de apartarle todo el pelo para que le caiga por la espalda y luego lleva las manos tembloras por los nervios a la cintura de la chica para frenar un poco sus movimientos. Ella gimotea. —¿Alguna vez has pensando en mí mientras lo haces?
—Siempre pienso en ti.
La polla le iba a explotar. ¿Acaso tenía 14 años otra vez y no era capaz de controlarse?
—¿Puedo ayudarte en algo, o quieres seguir tú sola sobre mí?
La chica abre los ojos y le mira.
Sí, se estaba obsesionado con él.
Se para, lo que hace que él se preocupe un poco y entre en pánico por si se había pasado al intentar quedar de guay.
—En realidad no sé lo que hago, ni si está bien —le responde. —Pero... me gusta experimentar.
—Vale... —suspira él. La cosa se estaba poniendo más seria y ella le estaba dando permiso. Confiaba en él. Tenía que dejar los nervios a un lado y pensar en ella, en lo que quería, en lo que necesitaba. Él era capaz de darle todo lo que pidiese. —¿Qué sueles hacer?
—Mmmh.
—No sientas vergüenza —le pide, cuando ve que se sonroja. Le coge una de las manos y le da un beso en el dorso. Ver que ella también se ponía nerviosa lo calmaba un poco, pues, a sus ojos ella siempre se veía super molona, segura de si misma y confiada. —Quiero saber qué es lo que te gusta hasta ahora.
—Pues... uso mis dedos —susurró, para que solo él lo oyera.
—¿Solo eso?
—A veces uso las almohadas o cojines, y ...
—¿Y?
—Tengo baño propio y una vez leí por internet que con el agua que sale del...
Sakura se sonrojó por completo y por instinto se escondió en el cuello de Kuroo.
En la cabeza de Kuroo no podía parar de imaginarla dándose placer a sí misma mientras pensaba en él. Eso hizo que se sintiera un poco mejor, pues él había hecho lo mismo pensando en ella y se sentía culpable , y aunque la sangre se le concentraba toda en un mismo lugar en ese momento, lo que más quería era ver la reacción que tenía la chica cuando sentía placer.
—Bombón... —suspira él sobre el cabello de la chica, como si estuviera agonizando. —¿Me dejas a mí tocarte?
Sakura traga saliva.
—Sí, por favor.
Kuroo se aseguró primero de no tener la mano tan fría, y después la acercó hasta la intimidad de la chica, acariciando por encima de las braguitas.
Sakura se aferró a su camiseta, apoyando la cabeza en su cuello, sin contenerse al gemir.
Su prenda interior estaba mojada. Llevó sus dedos de lado a lado sobre la tela, hasta que tiró de uno de los lados para unirlo con el otro y dejar al descubierto lo que más deseaba tocar... y probar.
Sus dedos fueron directamente al clítoris de la chica, y si no fuera porque la tenía sujeta, habría pegado un brinco.
—Tetsu —gime ella, justo en su oreja.
—¿Te gusta?
—Sí, no pares, por favor.
Él le da un beso en la frente mientras sigue moviendo sus dedos sobre su clítoris, dándole placer, viendo como Sakura se aferraba a él al tener espasmos involuntarios cada vez que se acercaba al orgasmo, por lo que cambia el movimiento de los dedos y los hace más rápido.
—Eso es, córrete bombón —le suplica, buscando los labios de la chica con los suyos para poder besarla. Y en mitad del beso, Sakura se aleja un poco, pero sin despegarse de sus labios para empezar a gemir sin control.
Cuando Sakura recobra un poco la respiración, oyen que tocan en la puerta del cuarto.
—Siento interrumpirles, par de tortolitos, pero han llegado nuestros padres y no creo que les hará mucha gracia que estéis haciendo guarrerías.
◦ ◦ ◦
Umiko estaba muy silenciosa y pensativa, pero estaba decidida.
Akira se pensaba que estaba así porque esa mañana en el desayuno antes de ir a clase las había oído a ella y a su hermana hablar de lo que había pasado entre Sakura y Kuroo durante el fin de semana, pero parecía que la rubia simplemente las ignoraba y le daba absolutamente igual.
—Bueno, aqui tienes Akira —aparece Yui sentándose en frente de la pelinegra un poco de mala gana, obstaculizándoles la vista de Umiko a la chica. —Las solicitudes para poder ser parte de las animadoras...sin ser animadora.
—¿Qué? —pregunta Asahi sin entender.
—En teoría las chicas deben ser administradoras para poder ayudarnos —le empieza a explicar Sawamura. —El director me lo dijo el otro día, así que le pedí ayuda a Yui y hemos buscado una solución para que nos puedan seguir ayudando sin ser parte del club.
A Yui no le hacía mucha gracia ayudarlas a todas ellas cuando veía como trataban a Umiko, pero Sawamura logró convencerla.
—Las animadoras tienen una hora al día para ensayar porque en realidad, no hacemos mucho. El resto es para ayudar o animar a los clubs de deportes.
—¿Y por qué nunca nos habéis venido a ayudar o animar a nosotros? —se queja Tanaka.
—El director Ukai nos daba mucho miedo —se sincera la chica, sintiendo como una especia de escalofrío al recordarle.
—¿Y por qué no se hacen administradoras? —pregunta de nuevo Tanaka.
—Sakura piensa volver al club de ciencias el año que viene —interviene Shimizu. —Umiko no quiere, Akira podría, pero solo estaría un año más y tendrían el mismo problema el año que viene, por eso estoy mirando entre los de primero.
—¿Qué me dices de Ren? Es super mona —canturrea Tanaka.
—¡Ella ya es parte de las animadoras! —interviene Yui. —Es mía, no me la vais a robar. Si no encuentro a la futura capitana del equipo de animadoras, la nombraré a ella.
—¿No vas a nombrar a una de segundo?
—¿Estás loco, Daichi? —le pregunta la rubia, frunciendo el ceño. —Ninguna de esas locas van a llevarse el título de capitana. Además, por todos los problemas que han dado, el director también está de acuerdo con que nombre a alguien de primero. Así aprenderán la lección.
—¿Y Kai?
—Te recuerdo que también está conmigo, zopenco —se queja Yui, mirando mal a Tanaka. —Esta haciendo servicio comunitarios en la animadoras.
—¡Pero si viene a ayudarnos!
—¡Porque la he mandado yo! —le recuerda. —Estoy formando el grupo de animadoras para voleibol y me faltan dos. De momento está Akira, Sakura, Ren y Kai. Ren se lleva bien con Hinata y Kageyama y Kai se lleva más o menos bien con Tsukishima, sorprendentemente.
—Por no olvidarnos de su amor platónico con Yamaguchi —comenta Asahi.
—No nos los recuerdes, que me deprimo —se queja Nishinoya.
—Hablando de Tsukishima... ¿alguien sabe por qué está de tan mal humor hoy? —pregunta Sawamura.
—Pero si ese siempre está de mal humor —responde Tanaka.
—No es cierto, Tanaka —comenta Sugawara, —pero sí, hoy parecía estar de mal humor en el entrenamiento de la mañana.
Akira se rasca la nariz e intenta mirar a otro lado, pero Sawamura la tenía pillada.
—¿Tú sabes algo, verdad que sí Akira?
—¿Yo? —se señala a sí misma. —¡Qué va!
—Pero mira que eres mentirosa —se queja Sawamura.
—¿Sakura se ha echado novio, verdad? —pregunta Yui, sonriendo socarrona. —Por eso está menos insufrible. ¿Los chupetones del cuello la han dejado sin neuronas?
—¡QUÉEEEEEEEEE! —grita Tanaka. —¡QUIÉN ES QUE LE ARREO!
—¿Sakura tiene chupetones en el cuello? —pregunta Sawamura. —Eso sí que no me lo esperaba.
—Pues sí, se ha echado novio. Y mira que intenté ayudarla a taparlos. Usamos un truco de ciencias, pero vuelven a aparecer al rato. De milagro no la han pillado nuestros padres.
—Pobre Tsukishima, con lo pillado que está de ella —niega con la cabeza Sugawara. —¿Y con quién está?
—Con Tetsuro Kuroo —sonríe ella de oreja a oreja, cruzándose de brazos. —Sakura se quedó el fin de semana en casa de Chihiro y Kenma, en Tokio. De ahí que esté llena de chupetones.
—Bueno, me piro antes de que me peguéis la estupidez —se despide Yui.
—Yui, ¿por qué no unes a las chicas de voleibol?
—¿Qué? —le pregunta la rubia ya de pie.
—No te caen bien los de futbol y tampoco es que te lleves genial con los de baloncesto ultimamente. ¿Por qué no te unes a los del vóley?
La rubia frunce el ceño y duda por un instante.
—Me lo pensaré. Tengo que irme a preparar la ceremonia.
—Venga, Tanaka, no te desanimes —le pide Azumane. Todos se ríen y él suspira ante la noticia de que Sakura se había echado novio y era Kuroo. Ahí no había nada que hacer. —Venga, vamos, te invito a algo hombre.
Y en el momento que se habían quedado solo los tres, Sawamura suelta un bombazo.
—He roto con Michimiya.
Sugawara y Akira se miran el uno al otro y después le miran a él. Corrían los rumores, pero nadie había dicho nada al respecto.
—¿Qué? —pregunta Akira.
—Era lo mejor —suspira el castaño.
—¿No tendrá algo que ver con Yui, verdad?
—¿Yui? —pregunta Akira a su novio. Aunque había escuchado los rumores, ella no sabía cosas que Sugawara sí.
—¡Que no, hombre! —se molesta el castaño. —Lo de Michimiya y yo ya no funcionaba y Yui no tiene nada que ver. No hagas caso a los rumores.
—¿Pero por qué Yui tendría algo que ver?
—Daichi se pilló por Yui en el primer año —le explica Sugawara a su novia. —En realidad fue su primer amor, pero desistió.
—Porque yo no era el tipo de Yui.
—¿Y ahora?
—Sigo sin serlo.
—¿Pero te gusta?
—Que no, par de pesados.
—¿Y por qué estaba enfadada contigo?
—Por Umiko, porque tú y Sakura la tratan muy mal y el resto lo permitimos —dijo muy serio, mirando a la pelinegra como si fuera una diana de tiro.
La chica traga saliva.
—Lo sieeeeento —se disculpa ella. —Pero yo ya no lo hago más, y bueno, ni nos habla, así que es un poco difícil meter la pata cuando no nos habla.
—Umiko también forma parte del grupo, Akira, no lo olvides. Y ya sabes que mitad de los de segundo y la otra mitad de los de primero van a muerte con ella.
—Lo sé, lo sé. Y la otra mitad de ambos van a muerte con Sakura. La única que se quedará sin amigos seré yo cuando os graduéis —dijo con tristeza.
—¡Ya has puesto triste a mi novia, Daichi! ¡Estarás contento!
—Para que aprenda la lección.
—Te voy a zurrar.
—Yo también te voy a zurrar a ti.
Y los chicos empiezan a bromear entre ellos, hasta que finalmente consuelan a la chica, recordándole que ambos se iban a quedar en Miyagi cuando Sugawara empezara la universidad y Daichi la academia de policía, ya que ambos iban a irse a vivir juntos.
—Y podrás quedarte a dormir los fines de semanas —le recuerda Sugawara a la chica. —Serás mayor de edad, así que eso es una ventaja.
—Bueno, tanto como dormir...no sé si dormirás.
—¡DAICHI! —le advierte Sugawara. Akira se había puesto roja como un tomate porque sabía a lo que se refería su mejor amigo.
—Oye, qué a mi no me importa. Yo también llevaré alguna que otra chica a casa y no prometo no hacer ruido.
—¿Donde ha quedado el Daichi que no habla de estas cosas delante de chicas? —le pregunta su mejor amiga.
—Oh, es que ahora es muy divertido —se ríe él, viendo como sus mejores amigos se ponían rojos como tomates, aunque Sugawara intentaba ocultarlo. —¿No habéis pasado de los besitos, a que no?
—¡Daichi! —le advierte Sugawara.
—Si necesitas consejos o tienes dudas, siempre puedes preguntarme, Suga.
—¡La que te va a golpear soy yo, Daichi!
—¡Encima que lo hago por tu bien!
Si había algo con lo que no contaba ninguno de los del equipo de voleibol esa semana era ver a las chicas vestidas con el uniforme de animadoras. Era totalmente negro con letras blancas, el cual estaba formado por dos prendas, una faldita pantalón corta y un top de manga corta que cuando estiraban las manos hacia arriba podía mostrar un poco de piel de la cintura.
A Nishinoya y Tanaka le empezaron a sangrar la nariz cuando no solo vio a todas las chicas, sino también a las chicas del vóley.
Tanto Sakura como Akira se sentían raras, aunque le consolaba ver que incluso a Umiko que llevar esos uniformes era lo peor que le había pasado en la vida. La única que parecía contenta de ese pequeño grupo de chicas, era Ren.
—Así que no quieres ser administradora de vóley porque quieres formar un club de coro.
—¿Te vas a burlar de mí?
—Pues claro que no, a mi me parece genial —le asegura Ennoshita. —No sabía que supieras cantar.
—Es que... me da vergüenza.
—¿Te da vergüenza y quieres formar un club? —le pregunta Kinoshita.
—Vosotros os cagáis cuando os sacan a la pista a jugar y seguís jugando.
—Touché.
—Pero... ¿crees que alguien querrá entrar?
—Necesito un mínimo de 10 personas si quiero ir a las Seccionales.
—¿Seccionales?
—Sí, es la primera prueba de coros para elegir a los mejores. Después están las Regionales y finalmente las Nacionales.
—¿También hacen una especie de torneo... pero de canto? —pregunta Kinoshita.
—Sí. Tengo que convencer a la profe de música, a algunos de la banda de la escuela y... tal vez alguna animadora. Puede que se lo pida a Yui.
—¿Y crees que te va a decir que sí después de todas las veces que rechazaste ser animadora?
—¿Por qué te crees que le he dicho que sí ahora? —le responde a Ennoshita. —Qué vergüenza he pasado en la ceremonia de clubs con el maldito uniforme.
—Ya me parecía a mí raro que te metieras a las animadoras, aunque te ves muy mona con las coletas y todo —se burla Kinoshita. Umiko le mira mal, y luego le ignora, mirando al pelinegro.
—Tengo dos meses y medio para formar el club, buscar las canciones, crear coreografías y ensañarlo todo. En tres meses es la primera prueba.
—¿Y cuando vas a empezar?
—Después de vuestros partidos, quiero ir a apoyaros. Además, al ser parte de las animadoras me toca ir con el resto.
—¿Vas a llevar pompones también?
—Antes muerta.
—Ohhhhh, pero si estarías super linda —se anima Kinoshita, burlándose de su amiga mientras le tira de las mejillas como a una niña pequeña.
—Creo que me resulta más raro ver a tus hermanas con el uniforme de animadoras —se burla Ennoshita.
—Más raro será tener que estar con todas las animadoras. Menos mal que Yui nos separa por deportes, así no tendré que verle mucho la cara a esa estúpida de Himeko.
—Bueno, parece que ha dejado su extraña obsesión por ti desde que están las de primero. Ahora tiene toda la atención puesta en Ren y Kai.
—Sí —asiente Kinoshita. —Por cierto, ayer se marchó del entrenamiento nada más empezar.
—¿Sí? —pregunta Umiko, frunciendo el ceño. —Pues hoy no vino al entrenamiento. Pensaba que estaba obligada a ir por lo del castigo.
—Sí, Noya y Tanaka están que trinan con Tsukishima porque dijeron que fue muy cruel con ella.
—¿Por qué será que no me extraña? —rueda los ojos la chica.
—Pues yo pensaba que esos dos empezaban a ser amigos —frunce el ceño Ennoshita. —Al menos Kai ya no está tan intensa con Yamaguchi y él se pone menos nervioso al estar con ella.
—Es un poco rara, pero me cae bien. Bueno, nos vemos a la salida. Me quedaré con Yui y Ren a ensayar y después me iré a la academia de baile.
—¿Se lo vas a contar a Yui?
—Ese es el plan, pero cuando mis hermanas estén con vosotros.
—¿Pero vendrás al partido del sábado, verdad?
—¡Pues claro! ¿Cómo no iba a ir a apoyar a mis mejores amigos?
—Te creería si no supiera que también va a estar Oikawa —rueda los ojos Ennoshita, fingiendo molesta.
—Idiotas —niega ella con la cabeza antes de levantarse e irse. —¡Nos vemos!
◦ ◦ ◦
Habían terminado de recoger todo, y Akira y Sakura estaban riéndose de algo de lo que los chicos no tenían ni idea, pero ni Tanaka ni Nishinoya les habían quitado los ojos de encima cada vez que descansaban de entrenar. A ambos se les estaba cayendo la baba, sobre todo ahora que también estaba Umiko, Ren y Yui con ellas hablando de lo que ellos creían que serían "cosas de chicas". Hasta Umiko se estaba riendo, pero a una distancia prudencial de sus hermanas.
—Noya. Tanaka. ¿Qué tal si nos cortamos un poquito?
Aunque el tono de voz que Sugawara pretendía usar era uno bastante calmado, de calmado no tenía nada en absoluto, mucho menos cuando había agarrado a esos dos por la cabeza y les apretaba con fuerza como solía hacerles Sawamura.
¿Quienes se creían para mirar a su novia así?
Sí, el uniforme de las animadoras le queda increíblemente bien. Aunque llevara un pantalón debajo de la faldita, era tan corto que podía apreciarse el largo de sus piernas que, aunque no entrenaba como antes y había perdido un poco de peso, seguían siendo perfectas.
—Lo sentimos, Suga —se disculpa Nishinoya. —No podemos evitarlo.
—Están tan buenas todas que es imposible no mirarlas. Incluso cuando una de ellas es tu novia.
Ahora fue Sawamura el que les golpea a los dos por la espalda por el comentario hacia las chicas, haciéndoles llorar.
Sugawara sabía que su novia estaba buena, lo sabía desde mucho antes de que fuera su novia y la cosa no había cambiado. Apretó un poco los puños e intento controlar la respiración para calmarse, porque Akira no tenía la culpa de ser tan atractiva.
Las venas se le empezaron a marcar en los brazos de lo fuerte que apretaba las manos, y eso fue señal suficiente para los dos de segundo por hacer el esfuerzo de controlarse un poco en vez de parecer perros salvajes.
—Venga, Suga, que ya hemos acabado y el entrenador quiere decirnos algo.
Todos se agrupan mientras el entrenador les dice una palabras a los chicos. Tanto Sakura como Umiko se dan cuenta de que Shimizu está un poco inquieta, lo que es algo raro porque ella siempre está muy calmada.
—¿Te ocurre algo Shimizu?
—Oh, no, no. Nada en absoluto —responde ella, negando con la cabeza. Vuelve a desaparecer moviendo unas telas negras bajo la atenta mirada de las chicas, que no entendían lo que estaba pasando.
—¡Espera un segundo! —interviene el profesor. Las chicas ven como Shimizu se acerca al profesor y se agarra las manos, como si intentara animarse a sí misma. —Aún falta una cosa. De parte de Shimizu.
Entonces los chicos se asombran.
Las chicas ladean la cabeza, intentando entender lo que estaba pasando y por qué había tanto asombro.
—Puesto que no se me da bien... todo eso de animar —empieza a decir la chica mirando al suelo con las mejillas sonrosadas. Entonces empieza a correr. —Profesor, ¿me ayuda?
—Pues claro.
—Ahh, profesor. Ya me encargo de llevarla —le dice la chica cuando ve que el profesor se la coloca en el hombro y empieza a subir las escaleras.
—Tranquila, tranquila.
—¿Pero qué hacen? —pregunta Nishinoya.
—¿Tú sabes algo, Yui? —le pregunta Akira a la rubia.
—¿Qué voy a saber yo? —se cruza de brazos la chica. —Si es la primera vez que vengo aquí.
—Pero Shimizu y tú vais a la misma clase.
—¿Y solo por eso crees que me cuenta sus cosas?
—Shhhh —las chicas se sorprendieron cuando Sawamura las manda a callar a las dos antes de volver a prestarle toda la atención a Shimizu. El resto no había apartado los ojos en ningún momento.
—Uno, dos y... —y entonces estiran una especie de manto de tela de color negro con la palabra "volad" escrita en letras blancas, asombrando a todos incluso más.
—¿Teníamos una de estas? —le pregunta Sugawara a Shimizu.
—La encontré haciendo limpieza —le responde. —Así que la he lavado.
El ambiente en el gimnasio cambia por completo, pues Nishinota y Tanaka se emocionan y se olvidan por un instante de las chicas con sus uniformes de animadoras.
—¡Me estoy poniendo a mil! —grita Tanaka.
—¡Esa es nuestra Kiyoko! ¡Muy buen trabajo! —lo secunda Nishinoya.
—¡Muy bien! ¡MOTIVACIÓN A TOPE! —dicen a la vez.
—Esperad. Creo que... —les interrumpe Sawamura, —aún no ha terminado.
Todos se quedan expectantes a lo que Shimizu tiene que decir, hasta que por fin se anima y, avergonzada, les habla.
—¡Ánimo! —y con la misma, sale corriendo dejando a los chicos pasmados unos segundos antes de que todos, menos los de primero, se emocionaron por completo, como si nunca nadie les había animado antes y ella fuera la primera.
Ren y Umiko no pueden evitar reírse al ver la reacción de los chicos mayores, mientras que Yui y Sakura le dan palmadas en la espalda a Akira porque la chica no paraba de pestañear sin hacer o decir nada.
—Ya pasó, Akira, no te pongas celosa de Shimizu —se ríe Yui.
Akira se sonroja por completo y se cruza de brazos, intentando esconder un enfado que no entendia por qué sentía. Solo notaba que su cuerpo iría de rabia e ira y quería golpear algo con mucha fuerza.
—Para tu próximo cumpleaños, te compraré un peluche enorme para que lo golpees —se burla Umiko, acercándose a su hermana. Pero aún así, la entendía. —Aunque Suga solo tiene ojos para ti, así que cálmate un poco.
—No... no sé de qué me hablas —se sigue quejando la pelinegra, intentando mirar a otro lado fingiendo que no existían los chicos y estaban teniendo su momento emotivo.
—Anda, vamos, que mañana vamos a tener que madrugar para ir a los partidos —se queja Yui. Entonces mira a Umiko y sonríe socarrona. —Seguro que habrán un montón de chicas que se volverán locas de amor al ver a nuestros chicos —canturrea, mirando directamente a Akira. Esta pega un brinco, poniéndose en alerta y mucho más de mal humor.
Umiko niega con la cabeza.
Nunca se había esperado ver a su hermana enamorada de verdad.
—A lo mejor Enno y Kino se consiguen novia —dice Umiko en voz alta cuando nota que sus amigos se acercan a ella.
—¿Y acabar como Narita? —se burla Ennoshita de su amigo. Este se sonroja.
—¿Hoy acompañamos a las nenas a casa, verdad? —pregunta Nishinoya con una actitud muy confiable.
—Pues yo me muero de hambre.
—Venga, que os invito a unos bollos de carne.
—¡Como se porta entrenador!
Las chicas decidieron no cambiarse para no tener que ir a los vestuarios, por lo que esperaban a los chicos en sus uniformes de animadoras mientras estos se cambiaban. Estaban tranquilamente esperando en la puerta de la tienda de la familia del entrenador comiéndose el bollo de carne cada una cuando al final llegan los chicos y entran en la tienda para coger un bollo cada uno y salir.
—¿Te pasa algo, amor?
Akira se había alejado del resto para coger un poco d aire enfriarse, pues se le había metido en la cabeza que su novio era muy guapo y que probablemente muchas chicas se acabarían enamorando de él.
Era normal, porque era realmente guapísimo. Al entrenar tan duro para mejorar, se había dado cuenta de como su cuerpo había cambiado drásticamente y ahora estaba más fuerte y se le marcaban más los músculos que lograba poder ver.
No quería ni imaginarse lo que habría debajo de la camiseta porque siempre que lo pensaba se ponía roja como un tomate.
Y lo peor de todo, es que era un chico increíble: amable, cariñoso, atento.
Era el novio perfecto que cualquier chica deseaba tener.
¿Y ella qué era?
Lo más alucinante que tenía ella eran las artes marciales y eso era algo que tenía descartado. Además, con todo lo que había pasado, se había vuelto una blanda.
El silencio tan largo que se tomó Akira a la hora de responder preocupó a Sugawara.
—Nada —responde sin más, dándole un mordisco al bollo de carne.
Tenía la piel erizada por el frío de la noche y la nariz empezaba a ponérsele roja. Sugawara se quita su bufanda y se la coloca alrededor del cuello.
—Mentirosilla —le sonríe él. La conocía muy bien, siempre que le pasaba algo estaba muy callada, agachaba la cabeza e intentaba no hacer morritos.
Pero es que ella era muy tierna cuando hacía morritos.
—Que no miento —se queja ella, arrugando la frente. Sí que mentía, por eso no era capaz de mirarle a los ojos.
El chico se acerca más a ella, rodeando la cintura de la chica con sus manos para acercarla hasta su cuerpo en un intento de darle un poco más de calor. No quería que se pusiera enferma.
—Ya están esos dos tonteando —se queja Tanaka. —Y yo tan solo.
—Tú sigue insistiendo con Shimizu, seguro que la consigues campeón —le alienta Yui.
—Yui, qué cruel eres dándole falsas esperanzas al pobre chico —niega con la cabeza Sakura. La alegría de Tanaka desaparece tan rápido como apareció. En ese mismo momento empieza a sonar su teléfono y ella lo coge sin dudar porque sabía que era Kuroo, pues le había mandado un mensaje avisándole de que había terminado el entrenamiento y se iba a casa con el equipo. —Hola, gatito.
Tanto Yui como Umiko se miran la una a la otra antes de taparse la boca para reírse.
Si bastante le costaba a Umiko ver a su hermana pequeña enamorada, ver a la mayor era para ser estudiado aparte.
—Parece una chica normal, cualquiera diría que es superdotada —se burla Yui, agachándose un poco para murmurar con Umiko.
—Ya te digo —asiente la otra rubia.
—Bueno, yo ya me voy si quieren que mañana llegue temprano —se despide Tsukishima.
—Chicos, Akira y yo vamos a dar un rodeo.
—¿Me cubres con papi, Saku?
—¿Eh? —pregunta apartándose del móvil de la oreja. —Ah, sí, claro. Yo te cubro.
—¡Saludos, cuñadito! —sonríe Akira, alzando la voz con la esperanza de que le oiga desde donde está.
—Te manda saludos también —le dice la pelirroja. Ambos se despiden de los dos con la mano y empiezan a caminar por una de las calles.
Sugawara toma las dos manos de Akira con una de las suyas y las entrelaza para meterlas en el bolsillo de su sudadera porque las tenía frías. El peligris se conocía todos los callejones que podía tomar hasta llegar a la casa de la chica y sabía que unas calles antes, podían pararse a estar un rato juntos en un parque.
—¿Tus padres nunca se enfadan contigo por llegar tan tarde a casa? —le pregunta Akira de la nada. Sabía que el chico se tardaba un rato más por acompañarla a su casa y que eso podría provocar un conflicto con sus padres.
La verdad es que ninguno de los dos hablaban mucho de sus familias, y eso que llevaban casi un mes siendo novios. Tampoco hablaban mucho de ellos desde que se conocieron.
—Pues no. Siempre les digo que entreno hasta tarde y que cuido de los más pequeños —le responde sin más.
—Ah —asiente la chica. El trayecto hasta el parque lo terminan haciendo en silencio porque ninguno de los dos dice nada.
Sugawara estaba haciendo una lista mental de todo aquello que podría pasarle a la chica, desde cosas que tal vez haya hecho como otras cosas que podría haberle pasado, como haber suspendido un examen, olvidarse de un trabajo...
Cuando llegan al parque, Sugawara no duda en dirigirse al columpio. Se sienta y hace que la chica se siente sobre su regazo, balanceándolos un poco.
—Me gustaría presentarte a mis padres —dice él sin más. —Pero si lo hago me va a costar más poder quedar contigo y con Daichi para estudiar. Tal vez, después del interescolar, cuando cumpla los 18, sea diferente.
—¿Tus padres son estrictos y sobreprotectores?
—No como tu padre, eso seguro —se ríe él, haciendo reír a la chica. Sugawara sabía que si ella no le contaba nada a su padres era porque se iban a volver paranoicos. Les dejaba tener amigos sin problemas, incluso que fueran a su casa con permiso siempre y cuando no entraran en sus habitaciones y hubiera un adulto en casa, cosa que siempre había. Pero si el padre de alguna de ellas se enteraba, seguramente las mandaba a un orfanato porque sus niñas eran sagradas. —La verdad es que siempre he sido muy independiente desde pequeño —le comenta él, apoyando su cabeza en el hombro de la chica y abrazándola con más fuerza, pero sin llegar a hacerle daño. —Cuando estaba en la escuela media, solían ir al pueblo donde viven mis abuelos un fin de semana entero para cuidarles, porque ya están mayores, y desde que estoy en la escuela superior suelen ir todos los fines de semanas, como siempre estamos entrenando, paso más tiempo en el gimnasio o en casa de los chicos estudiando y cuando llego de noche siempre me caliento cualquier cosa y sigo estudiando hasta que me entra sueño. Tal vez si les digo que tengo novia, se pongan un poco nerviosos.
—Oye, eso nunca me lo habías contado —se queja la chica, poniéndose de pie y frunciendo el ceño con los brazos cruzados.
—Es que no me habías preguntado... ni tampoco ha salido la conversación —se defiende él, alzando una ceja y arrugando la frente.
Seguía sin saber por qué estaba molesta su novia y se quedaba sin ideas, pero lo le gustaba que estuviera manteniendo las distancias con él, así que estira los brazos y al mismo tiempo que abre los pies para colocar sus manos en la parte de detrás de las rodilla de la chica y empujarla hacia él, quedando rodeada por sus brazos y piernas mientras que Akira le rodea del cuello inconscientemente.
—Deberíamos irnos ya, tienes que dormir para mañana estar descansado.
—Sabes que no soy titular —le recuerda.
—¿Y qué? Eso no significa que no exista la posibilidad de que juegues. ¿Quién sabe? Puede que sea necesario que te saquen e impresiones a todo el mundo.
—Mmmmh —murmura él, apoyando la frente en el estomago de la chica y rodeando su cintura con sus brazos para abrazarla. —A la única que quiero que se impresione al verme es a ti, amor.
Akira agradeció que no la estuviera viendo en ese momento, porque se había puesto roja como un tomate.
Sugawara se imagino que algo había dicho bien, porque la chica había empezado a acariciarle del cabello. Podía quedarse ahí toda la noche.
—Eso no decía tu cara hace un rato —murmura por lo bajo, escapándosele sin querer. Cuando se da cuenta, sus caricias paran de golpe y le suelta el cabello.
—¿Mi cara? ¿A qué te refieres?
—A nada, tengo mucho sueño. ¿Nos vamos?
—No —le responde, agarrándola fuerte de la cintura para que no se le escape y mirando hacia arriba para verle la cara a su chica. —¿Qué quieres decir con mi cara?
—Es que... —Akira agacha la cabeza y se coloca las palmas de las manos en la mejilla avergonzada. —Vi que te hizo mucha ilusión lo que hizo Shimizu por vosotros y bueno...
—Claro, porque Shimizu es una más del equipo y lleva con nosotros desde que empezamos y... espera... ¿te has puesto celosa? —Akira esconde más su cara, apretando la barbilla toco lo que puede contra su propio torso. —¿Hablas en serio?
—Es que no sé. Encima eres muy guapo y amable y atento y he visto como otras chicas te miran y en el partido habrán muchas chicas y...
—¿Y me lo dices tú, que llevo varios días sintiendo ataques al corazón cada vez que te veo en el uniforme de las animadoras? —le pregunta, acariciando un poquito por encima de las rodillas de la chica, donde todavía mostraba piel ,pero sin subir mucho a los muslos. —¿O intentado controlar mis ganas de golpear a los chicos que no pararon de mirarte el día de la ceremonia de clubs?
Akira frunce el ceño.
—Pero esos chicos son tontos. No tienen nada que hacer comparado contigo —le responde ella, como si fuera una niña pequeña.
Nota mental, tenía que golpearse por verse tan estúpidamente infantil.
—Lo mismo te digo, amor —le segura él. Pero cuando la ve, se da cuenta de que esa pequeña inseguridad que tiene su novia no desaparece y a él no le gusta que ella se sienta así. —Pero se me ocurre una cosa que tal vez te haga sentir mejor.
—¿El qué? —pregunta ella, levantando la cabeza por fin y mirándole a los ojos.
Sugawara la miraba con la sonrisa más amable y cálida del mundo, inocente. ¿Quién se iba a imaginar que acabaría por cargarla en brazos hasta llegar a un muro en donde sentarla para estar ambos a la misma altura y empezar a besarse como locos?
En mitad de un beso en el cual se separan para poder recobrar el aliento por la intensidad, Sugawara la acerca más a su cuerpo.
—Puedes marcarme todo lo que quieras —la voz del peligris era un poco más grave y eso puso nerviosa a la chica. Pero tampoco iba a negar que no le gustaba. Todo lo contrario. —Te quiero, Akira, y te prometí que te lo iba a demostrar todos los días.
La pelinegra se sorprende cuando oye decir a Sugawara que la quería, pues es la primera vez que se lo había dicho.
Para Sugawara decirle te quiero había salido tan natural que ni se dio cuenta hasta que vio la cara tan ilusionada de su novia.
—¿Me quieres?
—Claro que sí, enana —le recuerda él, juntando las mejillas de la chica para hacer una cara divertida de pez y darle un besito. —Te quiero muchísimo.
Akira le rodea con sus brazos y le besa con mucha ternura, y cuando más le besa, más fuego se aviva dentro de ella. En cuestión de segundos le besa desesperadamente, pero Sugawara se separa un poco, llevando una de sus manos a la mejilla de la chica y otra a la nuca, acercándola a su cuello para que le bese ahí.
La respiración del chico empieza a ser entrecortada, y cuando Akira lleva las manos a su cuello para acercarlo más a ella gruñe. La chica empieza a succionar su cuello, provocando que el chico supiera su nombre. Era tan satisfactorio para la chica oírle en ese estado que suelta un suspiro de puro placer. Entonces gira hacia el otro lado y eso hace que Sugawara sonría con los labios apretados.
Cuando siente que ya tiene las marcas suficientes y bastantes visibles, se separa de él y sonríe.
—Tenías razón, ya me siento mucho mejor.
Y él también que se iba a sentir mejor, pero cuando llegara a su casa.
𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...
holiwis vvs
FELIZ AÑO NUEVO
este es el primer capitulo del año en esta historia y por eso les hice un capítulo largo AIIII
bueno, iremos por orden
UMIKO JUGANDO CON EL AOBA ES LO MÁS AUNQUE PIERDA>>
ya está empezando a asomarse el secreto de umiko, pero si todavía no son capaces de averiguar cual, en el siguiente capi lo averiguarán vvs, porque se descubre el pastel. de momento ya sabemos que se ha propuesto formar el club de coros del karasuno ¿lo conseguirá??
y hablando de pasteles... por qué será que oikawa e iwa se pusieron tan nerviosos por kai? creen que la conocen de algo???? lo averiguarán en el ova que estoy escribiendo sobre nada más y nada menos que IWA <3
SAKURA Y KUROO SIENDO UNOS HORMONALES, KHEEEEEEEE
es que yo entiendo tanto a saku, y debido a su forma de obsesionarse con las cosas, entiendo que haya pasado esto con kuroo, y kuroo que es un cachito de pan que come de la mano de sakura hará cualquier cosa que ella le pide porque es un buen chico
me da penita tsuki :(
pero ya tenemos otro bombazo y es que las supernenas son animadoras AHHHHH quería darle un guiño a la serie y como no pueden luchar juntas contra los villanos, decidí meter el mundo de las "animadoras" poco a poco con yui, espero que les haya gustado
daichi ha roto con michimiya y solo les digo que va a empezar a disfrutar de su soltería jeje
(dato: no me había dado cuenta que michimiya se llamaba yui también, pero ignoramos eso porque ya no aparecerá casi nada, la única yui importante será nuestra capitana de animadoras, la nueva mamá gallina de las chicas)
AKIRA CELOSA>>
suga es tan boyfriend material
que me mueroooooooo ahhhh
encima le ha dicho QUE LA QUIERE
es que resuelve este hombre, es tan detallista, atento y observador que sabe lo que su chica necesita... y encima saca provecho 🫦🫦 a mi no me engaña nadie, el tiene cara de angel pero es un demonio
os gustó el capi??????
qué creen que pasará en el siguiente??
os leo bbs <3
os amo hasta el infinito y más allá <3<3
◦ ◦ ◦
〘 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 𝑏𝑜𝑦𝑠 〙
© 𝐬𝐤𝐲𝐞𝐥𝐨𝐬𝐭 2025
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