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⁰⁴ ˑ 𝘱𝘳𝘦𝘵𝘵𝘺 𝘴𝘢𝘬𝘶𝘳𝘪𝘵𝘢





𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !
⁰⁴ ˑ " 𝘱𝘳𝘦𝘵𝘵𝘺 𝘴𝘢𝘬𝘶𝘳𝘪𝘵𝘢 "




Ōhagi Sakura estaba pasando por la peor etapa de su cortísima vida.

Era una crisis a niveles troposféricos.

De momento le quedaban más capas de niveles atmosféricos, por lo que todavía no cundía el pánico por completo.

La chica había hecho un pequeño gran descubrimiento: tras varios cumplidos de Kuroo Tetsuro, su arrolladora carisma y caballerosidad, no podía evitar observarle como si fuese el hallazgo de ciencias más importante de la humanidad. No podía quitarle la vista de encima ni aunque quisiera (que no quería) o pudiera (que no podía). Analizó cada parte de él como si fuera un experimento, todo su lenguaje corporal, la forma en la que su personalidad no podía ser opacada por muy atractivo que fuese: cómo hablaba, cómo se movía, sus gestos, las palabras que usaba, su sonrisa...

Esa sonrisa.

Esos labios.

La hacían salivar, que se le acelerara el pulso y se le entrecortara un poco la respiración, porque a su brillante cerebro se le olvidaba con tanta atención que le prestaba al chico.

Así que era evidente:

Quería besarse con Tetsuro Kuroo.

Y eso fue exactamente lo que le escribió en un mensaje esa noche cuando llegó a casa.

Para terminar recibiendo un: no eres mi tipo.

¿¡Qué no era su tipo!?

Llevaba toda la semana pensando en ese dichoso mensaje. Ninguno de los dos había escrito más y Chihiro no parecía que supiera nada de ese suceso.

Esta era la primera vez que le había gustado un chico.

La primera vez que la rechazaban.

Y la primera vez que le rompió el corazón no ser, al menos por una vez, el tipo de alguien atractivo.

Era la primera vez que no le daba igual ser bonita porque era lista. No gustar a alguien era una putada.

Y todo pasó a la vez, de golpe.

La semana se le hizo extremadamente larga y silenciosa, ni si quiera la habían echado de las clases... hasta que no pudo más.

Solo había una persona que podía ayudarla.

—Quiero pedirte algo —Umiko se para en mitad de la salida del edificio, —sé que tienes el club y eso, pero...

—¿Qué necesitas? —pregunta la rubia.

Sakura mira al suelo, agachando la cabeza. Lleva sus manos a las tiras de su mochila y las aprieta. Se sentía avergonzada: tantas veces que había criticado a su hermana, tantas veces que se había reído de ella por darle importancia a algo tan superficial como es la belleza... y ahora tenía una extraña necesidad por querer cambiar, por verse diferente.

—¿Puedes ayudarme a ser bonita?

Umiko se apoya en la pared del pasillo y se cruza de brazos, mirando a su hermana como si fuera el rompecabezas más difícil que existía. ¿Se estaría burlando de ella?

—Saku, tú ya eres bonita. No me necesitas para eso —le responde.

—No, no lo soy. Yo no pienso que sea bonita y los chicos tampoco. Y ya no quiero ser solo la hermana lista.

Umiko suspira.

—Eso no es verdad —le asegura. La rubia estira la mano para levantar el rostro de su hermana y que la mire. —Muchos chicos piensan que eres bonita, Saku, pero les intimida que seas más listos que ellos.

Sakura frunce el ceño.

—¿De verdad crees que soy bonita? —le pregunta.

Umiko podía notar la vulnerabilidad detrás de esa pregunta. ¿Era una sorpresa que su hermana le preocupara algo más allá de querer salvar al mundo de la desgracia de la ignorancia? Evidentemente. ¿Es que la habían raptado los aliens mientras dormía y la devolvieron con un microchip implantado?

Pero eso a Umiko le daba igual. Ella solo quería borrar esa nueva y extraña inseguridad que su hermana le había revelado.

Lo demás daba igual.

—Bien, Saku, ¿me das libertad absoluta para hacer lo que yo quiera?

Sakura asiente.

—Sí, sin restricciones.

Si había algo que Umiko amara era hacer cambios de looks para realzar la belleza natural de cada persona. Ella conocía a su hermana como la palma de su mano, sabía lo que le gustaba y lo que no. Sabía el tono de su piel a la perfección y las medidas de su cuerpo y sabía que necesitaba urgentemente un cambio en su larga melena.

Había decidido que ese día irían a la peluquería y que iba a cambiar no solo el corte, un corte que al peinarlo se iba a ver precioso, pero que si no lo hacía, también se vería increíble por la cantidad de capas y volumen que tenía. Y el cambio de color... el pelirrojo le quedaba muy bien, pero ese era muy oscuro. Un pelirrojo más dorado, más anaranjado y más fresa con reflejos le iba a quedar mucho mejor.

El siguiente paso era cambiarle las monturas de las gafas y que se acostumbrara a las lentillas, cosa que logró en el fin de semana, al igual que aprender a hacerse algunos peinados monísimos por sí misma y que usara corrector, máscara de pestañas y colorete. El colorete era el secreto de las chicas.

Y en el fin de semana con las compras compulsivas con la tarjeta de crédito de papi, le había renovado todo el armario sin salir de su estilo, pero un poco más coqueto, alguna que otra cosa atrevida y sensual. Sin olvidarse de la ropa interior.

Adiós a la braguitas de conejito, hola encajes y sujetadores con un poco de relleno.

Nunca se sabía. Y si ahora Sakura quería cambiar su forma de verse porque quería gustarle a los chicos, lo mejor que podía hacer es ayudarla en eso también.

Akira también fue, pero era simplemente el apoyo moral y la que cargaba con bolsas.

Aunque también se compró ropa nueva y también decidió abandonar la ropa interior infantil y, aunque todavía tenía que usar ropa deportiva, se había decantado por llevar alguna que otra prenda de más jovencitas adultas.

Sí, ambas definitivamente les decían adiós a las braguitas de conejitos y gatitos.

—¿Estás nerviosa? —pregunta Umiko cuando nota que su hermana no para de dar golpecitos con el pie en el suelo del coche.

—Un poco.

—Yo te dije si querías un traguito de sake —comenta burlona Akira.

—¿De qué hablas si tú ni puedes beber alcohol teniendo que entrenar? —le pregunta la pelirroja.

—Ya, pero no entreno todo el año —se encoge de hombros.

—¿Ambas habéis bebido alcohol con 15 años?

—Bueno, son cosas que pasan —se defiende Umiko. —Y ya son casi 16.

—Pero se guarda la virginidad para el indicado —se burla Akira, canturreando. Umiko la golpea en el brazo que sabe que le duele porque tiene un enorme morado. —Oye, que no pasa nada. Pero piensa usar los dedos de vez en cuando, así se te quita el mal humor.

—¡KIRA! —se queja Umiko.

—Es algo natural del ser humano, Miko. No te escandalices.

—¿Qué? ¿Tú lo has hecho?

—¿De verdad crees que la más curiosa de nosotras tres no iba a meterse el dedo allá abajo para ver qué se siente?

—Bueno, no es solo meter, también se trata de frotar un poquito, pero no con mucha fuerza, que te haces daño y no llegas al orgasmo.

—¡SAKU!

Umiko salió del coche como alma que lleva al diablo y entró tan rápido a su clase que no le dio tiempo a los chicos del voleibol a saludarla.

—¿Qué le pasó a Umiko? —pregunta Tanaka. Ninguno le había prestado atención todavía a Sakura porque llevaba un gorro puesto.

—Nada. Se ha puesto nerviosa porque hablábamos de cosas de mayores.

—¿Cosas de mayores? —pregunta Nishinoya, ladeando la cabeza.

—De alcohol, sexo y masturbación —responde esta vez Akira. Ambas chicas se ríen al ver las caras que esos dos habían puesto. Intentaba mantenerse serenos, pero ambos querían salir corriendo, al igual que Umiko.

No estaban preparados para una conversación así.

Y mucho menos con chicas.

—¿Estáis bien? —los chicos asienten a Akira. —¿Seguro? Porque parece que queréis salir corriendo detrás de Umiko y esconderos con ella.

—¿Por qué saldrían corriendo?

Y el resto del equipo de voleibol se acercaron por fin, aunque fue Ennoshita quien pregunto. Akira seguía de testaruda y no querer hablar con los de segundo. Ellos ya había pillado la indirecta, pero no iban a darse por vencidos.

A diferencia de Umiko, esa dos no tenían ni filtro ni pudor cuando respondieron.

—Hablábamos de si estos dos se hacen pajas o no —dice sin vergüenza Sakura, mirando divertida a su hermana. Todos los chicos se quedaron tensos, salvo Tanaka y Nishinoya, que estaban rojos como tomates.

—Que va, todos estos están taaaaan obsesionado con el voleibol que solo rinden lo justo para entrenar, comer y dormir. Algo fuera de ahí estaría descartadísimo.

Aunque los chicos sabían que tenía mucha razón porque el entrenador Ukai los había tenido muertos con tanto entrenamiento, había sido un golpe muy bajo por parte de las chicas.

—Anda, pero si es mi pequeño polluelo y... Sakura... te ves...  ¿diferente? —pregunta Hatoyama.

—Ammhh, sip —ya se había puesto nerviosa la chica. Puede que llevara el uniforme, pero ya se había quitado el gorro, no llevaba sus gafas de vista y tenía accesorios tanto en ella como en la ropa y la mochila. Se veía más...

—Estás super bonita —le asegura otro chico de tercero. Sakura se sonroja.

—¡Ah no! —se interpone Akira y levanta los puños como si fuera a pegarles a los dos. —Dejad de babear por mis hermanas mayores, cabrones —les advierte.

—No te pongas celosa, terreneitor, que tú también eres bonita —le asegura uno de segundo. —Oye, Sakura, como que necesito clases particulares urgentemente después de clases. ¿Me das un beso... digo tu número?

—¡Bonita va a ser la hostia que os voy a dar como molestéis a mis hermanas, hijos de puta! —responde.

—Sí, claro, cuando quieras.

Akira giró tan rápido la cabeza para mirar a su hermana mayor que parecía que se la dislocaría. La pelinegra la miraba como si a Sakura le había salido tres cabezas.

—¿Tú estas enferma? ¿Quieres ir a la enfermería? —le pregunta.

—Mmmm, no. ¿Por?

—¡Si siempre te refieres a los chicos como monos!

—¿Y? Hasta las mujeres más brillantes se acabaron liando o casando con algún tipo. ¿Qué tiene de malo?

—Nada de malo —le asegura el de segundo.

—Tu calla que te meto —le advierte Akira.

—Oye, que Umiko quiera esperar a que su príncipe azul aparezca por arte de magia para vivir un cuento de hadas apto para todos los públicos y que tú quieras ser como una especia de guerrera mística que nunca ha sido tocada por un chico no quiere decir que yo sí. A veces me da curiosidad, ya sabes, una curiosidad científica.

—Curiosidad científica mi coño, Ōhagi Sakura —le dice la chica, tirando de su brazo para llevarla a clase. —Como alguno de vosotros se acerque a mi hermana, lo mato. ¿Ha quedado claro? Noya, Ryu, me la vigiláis. También es vuestra responsabilidad.

—Sí, señora —dijeron los dos, llevan la mano a la frente como si fueran soldados y estuvieran en el ejército.

—Y tú estás muy parlanchina ¿no? —le pregunta Akira a su hermana, que no la había soltado y la llevaba a clase de la mano como si fuera una niña.

A veces, Akira podía ser muy sobreprotectora.

Umiko salió de su clase rápidamente cuando vio pasar a sus hermanas y corrió hasta ella. También vio que los de vóley y algunos de marciales las seguían por el pasillo, aunque no eran su piso.

—Acaban de pasar unos chicos hablando de lo bonita que te ves, Saku. ¿Ves? ¡Te dije que soy la mejor!

—Sí, me sorprende que sirvas para algo —comenta la chica, ladeando la cabeza.

—Mira, ya no vuelvo a hacerte un favor —suspira agotada Umiko.

¿Tan difícil era que sus hermanas la valoraran aunque sea un poquito?

—Vaya, vaya, Ōhagi Sakura. Pero qué linda te has puesto ¿no?

—El que faltaba por hoy —se queja Akira.

—Ahora son dos hermanitas bonitas. ¿Celosa de ser el ogro? Espera no ¿tú no tenías a alguien por segundo? ¿O era tercero lo que oí? ¿O tienes a varios? ¿No es suficiente un chico, Akira? Oye que si quieres, te hago el favorcito y te dejo montarme.

—Iugh —se asquea Umiko.

—¿Tan inútil eres que hasta para eso tendría que hacer el trabajo yo solita? —le responde. —Qué patético.

Las hermanas de Akira empezaron a reírse sin disimulo alguno, al igual que algunas chicas que pasaban por el pasillo o los chicos de atrás de vóley y marciales.

—Eres mi peor pesadilla.

—Vaya —se cruza de brazos la chica. —¿También sueñas conmigo? —le pregunta ella, fingiendo un tono seductor, como si le gustara el chico, mirándole como si de verdad él le produjera cualquier cosa que no fuera rabia y asco.

—Con la única que sueño es con tu hermanita. Es una pena que te hayas quitado las gafas, tenían un toque sexy que me ponía a mil, aunque ese color de pelo...

—No toques a mi hermana —le empuja Akira, poniéndose delante de Sakura cuando ve como Sotawa intenta tocarle el pelo. —Te acercas a ella un milímetro y te juro por mi vida que estampo esa cara tuya asquerosa contra el cristal de la ventana hasta romperlo. Y luego pasaré tus sucias manos sobre los cristales del suelo.

—Akira, déjale, no merece la pena.

—Qué bonito, el de segundo viniendo de nuevo a rescatarte —pero esta vez Akira no se contiene y pega un fuerte puñetazo a la pared, justo al lado de la cabeza de Sotawa. Le daba igual tener a Sugawara a su lado. —Uf, me encanta lo agresiva que te pones y tan fácil. ¿Por qué no guardas todo eso para esta tarde? A lo mejor así consigues ganar esta vez.

—Piérdete, gilipollas —le advierte Sawamura. —Y el resto entrad en clase. Ahora.

Akira se gira y va a entrar en la clase.

—Tú no, Akira —habla Sugawara. —Te vienes conmigo a la enfermería.

—¡No pienso ir a la en...! —Akira se había dado la vuelta para encarar a Sugawara, pero no se esperaba que estuviera tan cerca de ella ni que la iba a mirar con esa intensidad. ¿Por qué la hacía sentir indefensa? —Está bien.

Umiko y Sakura se miraron la una a la otra.

¿Desde cuando Akira obedecía a alguien? Ella no se dejaba dominar por nadie y él parecía tenerla comiendo de la palma de su mano, como si la fiera salvaje estuviese empezando a ser dominada.

Akira caminaba al lado de Sugawara en silencio y cruzada de brazos cuando llegaron a la enfermería.

—Ay, tú otra vez por aquí. ¿Que te has hecho esta vez, pequeño terremoto?

Akira sentía que sus mejillas ardían de la vergüenza, porque hasta la enfermera la llamaba así.

—Me he tropezado y me he dado en la mano —miente.

—¡Eso ha tenido que dolerte! Dios mío, déjame ver esa mano —le pide la enfermera. La chica se recoge la manga y le enseña su mano derecha: estaba algo hinchada con los nudillos muy rojos y un poco ensangrentados. La enfermera se la mira bien, le mueve los dedos y hace movimientos en la muñeca, después ejerciéndote presión. —Parece que todo está bien y solo es el golpe. Pero intenta no golpear con esa mano. —Akira asiente. —Te la vendaría solo para que te duela menos y no la muevas mucho, pero ayer se nos acabó todo el vendaje con unos de tercero y todavía no han traído más.

—No pasa nada. Si no me duele.

—Bueno, me alegra que tengas a seniors que se preocupen por ti. Si dependiera de ti, preferirías morir antes de admitir que te duele algo —niega con la cabeza la enfermera. —Tomad el pase para cuando volváis a clase.

Ambos salieron de la enfermería sin decir ni una sola palabra. Aunque Sugawara tenía la intención de hablar con ella, Akira fue directamente a su clase, ignorándole.

¿Quién iba a pensar que el cotilleo del día seria el cambio de look de Ōhagi Sakura y no que Akira había dado un puñetazo a la pared en mitad del pasillo?

En los descansos entre las clases, algunos chicos se habían paseado por delante del aula del grupo 5 solo para ver si los rumores eran ciertos. Y ahora que estaban en el receso de media mañana, los chicos seguían pasando por los alrededores de la pelirroja.

—¡Solo ha sido un estúpido corte de pelo!

—Sí, pero te queda genial —añade Umiko. —Ya te dije que tú eras bonita.

—Me voy a rapar.

—¡Eso no lo digas ni en broma! —se queja Umiko, llevándose la mano al corazón como si le estuviera dando un infarto y le doliera mucho.

—Yo la veo igual de bonita que antes —comenta Akira.

—Mmmmh, antes era bonita, pero no sacaba partido a su potencial. Ahora lleva un corte de pelo que va acorde con su cara, el color complementa el tono pálido de su piel y sus ojos verdes, y al no llevar gafas tan grandes, se le ve mejor esa carita que ya sabe maquillarse —le explica Umiko, apretando los cachetes sonrojados de Sakura.

—¡QUERÉIS BULLA O QUÉ!

Las chicas ven acercarse al grupito de chicos de primero de vóley.

—Cálmate Tanaka —le pide Sakura. —Seguro que mañana ya se les habrá pasado la bobería y...

—Qué bonita te ves, Sakurita bonita.

—Aléjate de mi hermana, rarito —le dice Akira dándole un empujón a Nishinoya.

—¿Dejarás de llamarnos raritos alguna vez? —pregunta él ofendido, apoyándose de espalda a la mesa, haciéndose el interesante.

—Neh —Nishinoya rueda los ojos al oírla negarse. —Saku, ¿puedes recogerme el pelo?

—Claro —dice la chica, cogiendo el elástico que le da su hermana para hacerle una coleta alta. Los tres de segundo también estaban ahí: ya era común que esos pasaran más tiempo con los de primero, pues se habían convertido en un grupo inseparable por el voleibol. —¿Eso que tienes en el cuello es un chupetón?

—¿Qué? —quiere saber Umiko. —¿No me digas que te liaste con Akaashi cuando estaban solos el finde?

—¿Quién es Akaashi? —preguntan Sugawara y Sawamura a la vez, ladeando la cabeza al mismo tiempo.

—¿Pero de que coño habláis locas? —se queja Akira, girando el cuerpo para dejar de darles la espalda a sus hermanas cuando Sakura termina la coleta. Había ignorado por completo a los de segundo. —Es por las artes marciales.

—¿En el cuello? —pregunta Sakura, no muy convencida.

—Pues sí, listilla. Es una llave que se puede hacer tanto con los brazos como con las piernas. Si ejerces mucha fuerza sin dominarla al completo deja marcas, y si ejerces esa fuerza de forma prolongada, puedes dejar a alguien inconsciente. Si lo haces muy mal... bueno, mejor no hablemos de eso.

—¿Tú eres masoquista o es que te gusta que te ahorquen?

Sakura no puede evitar reírse ante la pregunta tan inocente de Umiko, porque por muy inocente que fuera, se podía malinterpretar.

—Te voy a zurrar Sakura.

—¿Por qué os reís? No le veo la gracia de que te guste que te peguen.

Sakura vuelve a reírse, para después quejarse por el golpe que le da Ryu en la nuca.

—Hoy estamos finísimas, eh —se queja Akira. —Eso de hacerte una nueva amiguita se te esta subiendo a la cabeza.

—Es que ella sí se ríe de mis bromas.

—Porque tiene un humor pésimo.

—Nah, yo diría que ella si las entiende. No todo el mundo puede ser tan listo.

—O puede que le gusten las chicas, especialmente tú.

Sakura la mira.

—¡A UNA CHICA GUSTA SAKURITA BONITA!

—¿Nos tienes un mote a todas? —le pregunta Sakura a Nishinoya.

—Ajá. Sakurita bonita, Umiko bonita y Akira terreneitor.

—¿Qué? —se queja la última. —¿Por qué yo soy terreneitor? ¿Es que acaso no soy bonita? —frunce el ceño la chica, cruzándose de brazos.

—Sí, pero das mucho más miedo.

Akira se ofende y se gira a sus hermanas haciendo pucheros.

—Dice que no soy bonita —les dice con cara triste.

—¡Que yo no he dicho eso!

—Que no ha dicho eso, Kira —se exaspera su hermana, defendiendo a Nishinoya. —Tú también eres bonita, al igual que Saku.

—¿Vosotras no os cortáis, no? Lleváis todo el día siendo unas escandalosas y se os oye en toda la escuela—se queja Kinoshita, sentándose al lado de Umiko. Ennoshita y Narita también se unen, sentándose en los extremos de la mesa junto a las chicas, Tanaka y Nishinoya.

—Lo sentimos, es la costumbre de tenernos tanta confianza —se sincera Akira. —Nuestros padres no nos criaron para tener filtros y ser silenciosas.

—Sí, nuestros padres estuvieron viviendo en el extranjero cuando eran jóvenes y bueno, dicen que abrieron un poco más la mente. Y que mi madre sea modelo en Estados Unidos y reciba todo tipo de comentarios... pues...

—¿Vuestra madre es modelo? ¿Por qué no lo sabíamos? —le pregunta Tanaka a Sakura.

—Pues para evitar ver las caras que estáis poniendo de babosos al pensar en nuestra madre —se queja Akira.

No hacía falta que se girara para saber que ciertas personas de segundo se habían acercado más justo a cierta pelinegra. Podía notar sus fragancias, pues los tenía justo detrás de su espalda, pero iba a ignorarlos de la misma forma que lo había hecho hasta ahora.

Akira ya no estaba molesta con ellos, de hecho, iba a pedirles disculpas por haberse enfadado con ellos hasta que oyó una conversación en la que hablaban con algunos de marciales de segundo, diciendo que Akira estaría mucho mejor si dejara marciales e hiciera algo más de... chicas.

—Hola Umiko —saludan unas chicas a la rubia. —No te habíamos visto. ¿Que tal?

—¡Michimiya, Aihara! ¡Hola a las dos! Todo bien. ¿Qué tal vosotras?

Akira pensó que el acercamiento de las chicas se debía a esos tres, pues no sabían que las chicas del vóley y Umiko se habían hecho amigas.

—¡Genial! Oye, ¿podrías pasarte por el gimnasio de las chicas después? Nos vendría genial que nos ayudaras otra vez.

—¡Claro! —asiente Umiko. —Allí estaré.

—¡Genial!

Sakura y Akira la miran.

—¿Qué? Son las de segundo del equipo femenino de voleibol.

—Eso ya lo sabemos.

—No sabía que fueras amigas de ellas —comenta Akira.

—Sí que lo son —intervine Kinoshita. —A veces juega con ellas al vóley.

—Vaya, Umiko, pues me alegro un montón. Pensaba que no sabías hacerte amigas de las chicas —comenta Akira.

—Bueno, no cantes victoria, tal vez a alguna de las chicas les guste algún chico que Umiko conozca y por eso pasen tiempo con ella, para tenerla de aliada y no de enemiga. Por eso del código de las chicas.

—¿Código de las chicas? —pregunta Nishinoya.

Umiko guardó silencio.

Sabía a lo que se referían sus hermanas: ellas no creían que pudiera tener amigas chicas porque, a la larga, siempre se sentían inseguras siendo amigas de ella por la atención que recibía de los chicos. Si tan solo supieran que su miedo iba más allá...

—Sí. Cuando a tu amiga le gusta un chico, a ti no te puede gustar —le explica Sakura. —Por eso muchas veces las chicas se hacían amiga de Umiko en la escuela media. Ella siempre llamaba la atención de los chicos, incluso antes de teñirse de rubio. De las tres, ella es la más amable y simpática con la gente, por eso todo el mundo quería ser su amiga, hasta Shirogane Himeko.

—¿Vosotras dos erais amigas? —pregunta Kinoshita a la rubia. Estaba sorprendido, pero en cuanto vio la incomodidad de la rubia supo que ese no era un tema del que Umiko quisiera hablar.

—Eran mejores amigas. Se llamaban mi otra mitad porque hasta sus nombres eran muy parecidos. Parecían siamesas —se burla Akira de la rubia. —A mí nunca me cayó bien. Se notaba de lejos la envidia tan grande que sentía por Umiko.

—Es verdad —asiente Sakura. —Pero como Umiko no es que sea muy espabilada pues...

No era gracioso. No era para nada gracioso.

—¿POR QUÉ SIEMPRE LO CONTÁIS COMO SI FUERA MI CULPA? —grita la chica, quedándose todos en silencio. Umiko nunca, jamás, se enfadaba. No así.

Y los demás al ver las caras de las hermanas se dieron cuenta de que ellas tampoco lo habían visto.

—Miko...

—Sois unas hipócritas —dice sin más, levantándose de la mesa para irse.

—Miko...

—Dejadla en paz —le pide Ennoshita, de mal humor. Era raro que él también interviniera. —Es vuestra hermana, y la tratáis como si fuera la peste, joder.

—Sé lo que es tener hermanas, porque tengo dos que son pequeñas todavía, así que no entiendo como os puede aguantar —interviene Kinoshita, levantándose para ir a buscar a su amiga. —La única razón por la cual tenéis amigos, es por ella. Y no, a ninguno de nosotros dos —dice refiriéndose a él y Ennoshita, —nos gusta Umiko. Es tan bonita como las otras chicas, pero es mejor persona que nadie que haya conocido. Así que os aviso, seré tonto y debilucho, pero no voy a dejar que hagáis sentir mal a mi mejor amiga.

Cuando sonó la campana, Sakura fue una de las primeras en irse en silencio con la cabeza agachada, mirando el suelo. Tanaka y Nishinoya la acompañaron a clase sin decir ninguna palabra, pues era evidente que no quería hablar con nadie.

Era muy raro ver a Umiko enfadada.

Akira no se movió de su sitio.

Se quedó ahí sentada, mirando la nada. No quería entrar en clase y quería estar sola, pero por desgracia, los dos de segundo que menos quería ver habían bajado y se habían sentando justo delante de ella. Akira se dio cuenta que más clases de segundo estaban por ahí, por lo que significaría que habría faltado algún que otro profesor.

—Marchaos.

—No —le responde Sawamura, cruzándose de brazos.

—Quiero estar sola.

—Si no quieres hablarnos, no nos hables —le responde Sugawara. —Pero no pensamos dejarte sola.

—Lo que dijo Kinoshita... no es del todo cierto. Nosotros somos tus amigos de verdad, no porque seas la hermana pequeña de Umiko. Y empezamos a ser más amigos contigo porque pasabas tiempo con los chicos de marciales y ellos son amigos tuyos y nuestros, no de tu hermana. Umiko es nuestra amiga porque es del equipo.

Akira chasquea la lengua.

—¿Y de ella no comentáis si lo que hace es de chica o no? —pregunta la pelinegra.

—¿A qué te refieres? —quiere saber Sugawara.

—Os escuché hablando con algunos de segundo de marciales —les responde. —La muy tonta de mí iba a disculparse con vosotros porque me estaba matando no ser... vuestra amiga de siempre. Y os escuché decir que yo no debería estar en marciales porque soy una chica.

Sugawara y Sawamura suspiraron a la vez, entendiendo por qué se sentía muy dolida con ellos.

—Nos preocupa que te pueda pasar algo malo —se defiende Sugawara.

—Pero eso le puede pasar a cualquiera, no solo a mí por ser una chica.

—Ya, lo sabemos. Pero cualquiera no es amiga nuestra. Tú sí —se sincera Sugawara. Tenía sus brazos sobre la mesa y jugaba con sus pulgares, sin apartar la vista de sus manos.

—¡No me digáis que mi pequeño polluelo está saltándose clases! ¡Qué mala influencia sois, chicos! —se acerca Hatoyama, sentándose al lado de la chica.

—Anda, chicos, estáis aquí —comenta una chica de segundo, haciendo mover a Sugawara para que le hiciera un hueco. —Oh, tú eres la niña de primero ¿no? La hermanita pequeña de Umiko.

—Esto... sí —comenta ella, sintiéndose nerviosa. Las manos le empezaban a sudar, por lo que se las lleva a la falda para secarse el sudor con la tela de la prenda.

—¿Cómo sabéis quien es Umiko? —pregunta Aihara, que también se acercaba a la mesa con Mishimiya y Sasaki. —Es nuestro pequeño solecito —sonríe Aihara.

—Oh, es que hay un grupito de primero que son muy amigas de las dos animadoras que tenemos de primero que no paran de meterse con ella. Por lo visto a una de las chicas de ese grupo esta pilladísima por uno de vóley de primero y la han tomado con ella porque son super amigos. No paran de mandarle notas anónimas o amenazarla e insultarla en los baños.

—¿Otra vez? —pregunta Akira, frunciendo el ceño y apretando los puños, arrugando la tela de la falda entre sus dedos.

—¿Qué? ¿Cómo que otra vez? —pregunta Aihara.

—¡Estúpida Shirogane Himeko! ¡La voy a matar esta vez!

—¿Cómo sabes que es ella? —frunce el ceño la animadora.

—Esa estúpida tiene una obsesión irracional hacia mi hermana, era su mejor amiga en la escuela media hasta que le hizo la vida imposible. Consiguió que todo el mundo la odiara y se metieran con ella. Y yo le partí la nariz.

—¡JA! ¡Sabía que tenía la nariz operada! —canturrea la animadora. —Es imposible que tuviera la nariz tan perfecta de forma natural, al menos imposible para los otros rasgos que tiene en su cara.

—Ya, mis padres tuvieron que pagarle la operación para que a mí no me quitaran el cinturón —se cruza de brazos la chica. —Tiene suerte de que si le pongo una mano encima pueda perder mucho más que ella. Mis padres me mandarían a un internado. O peor, me quitarían marciales para siempre. Pero tal vez pueda hablar con Sakura y hacer algo químico para...

—Tú no vas a hacer nada —interviene Sugawara.

—¡Es mi hermana! —se queja la chica. —La única que se puede meter con ella aparte de mí, es Sakura y nadie más. Así que no voy a permitir que...

—Mira polluelo, te entiendo —interviene Hatoyama. —Pero tú pierdes los nervios fácilmente. Y tu hermana Sakura a veces carece de ética moral y parece una sociópata. ¿Por qué no mejor se lo dejas a sus amigas y amigos del vóley? Estoy seguro de que si tu hermana te necesita, te buscará.

—Tú no conoces a Umiko —resopla la chica. —Sakura no se calla nada, pero usa la lógica, yo tampoco me callo nada, pero uso las emociones. Miko... ella se lo guarda todo... hasta que explota.

—Vale, lo entiendo —dice él, rodeándola con el brazo. —Pero de momento no hay nada que puedas hacer. Confía en el resto ¿vale? Tú ahora céntrate en las pruebas de combate y el torneo de selección.

—¿Y eso que es? —se interesa Sasaki.

—Qué bien que lo preguntas, preciosa —se gira Hatoyama, soltando a Akira y mirando a la chica. —Son los primeros combates que tenemos. Básicamente en el torneo de selecciones se seleccionan a los mejores de cada preparatoria para que pasen a los torneos, pueden ser todos o ninguno, dependerán si cumplen con los criterios. Por eso entrenamos mucho, porque nunca sabemos cuantos torneos habrán hasta llegar al Campeonato Nacional. Y las pruebas de combate son unos combates que se harán aleatoriamente para determinar si puedes ingresar en la Escuela de Artes Marciales de Miyagi. Todos queremos entrar ahí, pero es muy difícil. Se necesita pasar las pruebas o una invitación directa, y hacen años que no dan invitaciones.

—Wow —se impresiona la animadora. —¿Y tú pegas fuerte, chica de primero?

—Se llama Akira —la interrumpe Sugawara.

—Oh, qué nombre tan lindo —comenta ella, ladeando la cabeza. —Me encanta. ¿No creen que sea lindo?

¿Se estaba burlando de ella?

Sugawara frunce el ceño, mirando a la chica de reojo. Después miró a Michimiya buscando algún tipo de información, pero tampoco sabía nada. Ella estaba más perdida que él.

—¡Claro que pega fuerte! —Hatoyama, que no se enteraba de nada, siguió hablando. —Es mi discípula.

—Ow, qué lindo que te cuiden tanto tus seniors, Akira. A mi este no me deja ni copiarme las tareas —se ríe ella, señalando a Sugawara.

—Pero... hablando de pegar —la ignora Aihara. —¿Tú contra quien te pegas, Akira?

—Pues tendré combates con los que pesen 5 kilos de diferencia conmigo, ya sea por debajo o por arriba. O también con los que tengan un cinturón menos o un cinturón más. Todo depende de cómo nos evalúen los jueces.

—Kira pesa 45 kilos, está super fuerte y tonificada, y puede combatir con los que pesan hasta 10 kilos más que ella porque es rápida y tiene mucha flexibilidad.

—¡Hatoyama, está feo que digas el peso de una chica!

—¿Por que? —le pregunta a la animadora.

—Pues porque a las chicas no nos gustan que hablen de nuestro peso.

—Pero es que eso en marciales es normal... —se cruza de brazos el chico, pensando en lo que le ha dicho la chica.

—Tienes suerte de que solo estamos nosotros. ¡Imagínate que dices eso delante del chico que le gusta!

—¿Y eso que tiene de malo? —sigue preguntando el chico, sin entender. Los otros chicos tampoco entendían nada, Aihara le daba igual y Michimiya tampoco entendía. —¡Ahhhhh! ¡Eso me recuerda una cosa! Una Akira bebé se enamoró de las artes marciales porque se enamoró del protagonista de la película de Karate Kid.

—¡ME PROMETISTE QUE NO DIRÍAS NADA! —se queja la chica, golpeándole en el brazo. —CHIVATO.

—Lo siento, tenía que compartirlo. Era muy gracioso que te gustara las artes marciales por un chico. ¿Quién lo diría, eh? Yo no te imagino gustándote un chico o con novio.

—¿Y por qué no? —pregunta ella.

—Ay, pobre de él.

—Hatoyama tiene razón. Estoy segura de que no le va a gustar que estéis vosotros todo el tiempo con ella, jugando, peleando o incluso abrazándola.

—¿Y por qué no? Es nuestra amiga —pregunta Sugawara.

—Como se nota que no sabes nada de chicas, Suga —se ríe la animadora, negando con la cabeza. —Imagínate que tú y yo somos novios. ¿Te gustaría que los chicos de baloncesto que son mis amigos estuvieran abrazándome y jugando conmigo todo el tiempo?

Sugawara parece pensarlo un momento, mirando a Akira, la cual no sabe qué está pasando exactamente.

—Akira, no te eches novio nunca —le pide el peligris. —Que no pienso compartirte nunca jamás con ningún idiota, salvo con Daichi.

La animadora se ríe.

—No puedes pedirle eso a la pobre chica, Suga —le recuerda. —Ella tiene derecho a enamorarse, y si tanto te preocupa compartirla... sé tú su novio.

—¿Qué? —se ríe el peligris. —¿Estas de broma, verdad? Akira es mi amiga. Incluso podría decir que es mi mejor amiga. Sería muy raro ser novios... ¿verdad, Akira?

—Sí... —respondió ella. —Muy raro.

Sawamura notó algo raro: Akira estaba como pensativa y distante, y no sabía exactamente lo que significaba. ¿Tendría que ver con su hermana?

Pero por la mente de Akira estaban pasando muchas cosas a la vez, primero, se sentía extraña al ver a otra chica que parecía cercana a Sugawara: Akira ni siquiera le llamaba por su apodo y ella lo hacía. ¿Estaba celosa de la chica?

¿Y por qué sintió que se le desgarraba el corazón cuando Sugawara dijo eso?

Él era su amigo. ¿Por qué le afectaba tanto?

Daichi era su amigo, pero en cambio, si hubiera sido con él con quien hablaban de ese tema, no le habría importado en absoluto.

¿Por qué con Sugawara sí, si solo era su amigo al igual que Daichi?

¿Acaso se estaba pillando por uno de sus mejores amigos?

—¿Entonces venís hoy a vernos? —la pregunta de Hatoyama hizo que la chica saliera de su ensoñación y pensamientos.

—Si voy, es solo par ver a Akira —canturrea Sasaki. —Yo a mis chicas las apoyo siempre.

—Ay... pero está lejos y estos van corriendo —se queja Aihara.

—Hay chicos muy guapos de otras preparatorias. Y entrenan con camisetas sin magas pegadísimas al cuerpo.

—Me has convencido, Kira —asiente Aihara. —Tú sí que sabes lo que es importante.

Akira se ríe, negando con la cabeza.

—Pues estoy seguro de que todos los del vóley vamos a querer ir ¿verdad, Suga? Como hoy no podremos entrenar de todos modos... —le pregunta Sawamura al peligris.

—Si —asiente él, cruzándose de brazos.

—¡Genial! Siempre nos cambiamos aquí antes de ir. ¿Nos esperáis en los vestuarios?





𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...

holiwis bbs

ehhhhhhhh aquí hay pasan que cosas

les gustó el capítulo????

para empezar: SAKURA Y EL MENSAJE QUE LE MANDÓ A KUROO???????????????

además AMO como sakura nivela sus crisis existenciales con las capas de la atmósfera terrestre, es tan bebita nerd que NO PUEDO MAS

el cambio de look de sakura??????? me parte el corazón que sakura piense que no suele gustarle a los chicos cuando no es verdad :(

ahora hablemos de umiko: ehhhhhh hasta sus hermanas la tratan un poco mal a veces me me MATA,

KINOSHITA Y ENNOSHITA RESOLVIENDO>>>>

akira y las artes marciales son un pack

SUGA Y DAICHI INTENTANDO ESTAR AHÍ PARA AKIRITA BB HOLA??????????>>>>

amo como akira se junta más con los mayores, hasta tenemos animadoras.

Y COMO SUGA DEFIENDE, SOPORTA Y RESUELVE CON SU MUJER???? >>>>

SERÁ QUE AKIRA ESTARÁ DÁNDOSE CUENTA DE SUS SENTIMIENTOS POR SUGA????

y en el siguiente capi van a ir a ver a los de artes marciales pelear AHHHHHH

spoiler: cositas ;) ;)

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〘    𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐨𝐰𝐞𝐫𝐩𝐮𝐟𝐟 𝐠𝐢𝐫𝐥𝐬 !               
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 𝑏𝑜𝑦𝑠    〙
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