Suero
Habían pasado algunos meses y la desesperación mataba a Evan al no ver una solución para mantener a Alex con vida. Cada día iba perdiendo peso, su rostro se tornaba pálido y se le veía demacrada. Extremadamente delgada y con muchas pastillas al día como tratamiento contra el cáncer.
Llevaba un pañuelo en la cabeza debido a la pérdida del cabello y pasaba todo el tiempo en cama. Solo se levantaba cuando debía ir a una consulta médica, por una emergencia o cuando un médico iba a casa a verla. Ni siquiera podía ir al baño, debía hacer sus necesidades en un pañal que Evan cambiaba diariamente.
Bruce tomó el control de la compañía mientras Evan cuidaba de Alex, pero tampoco se encontraba en condiciones de poder hacer algo. Su cabeza pensaba todo el tiempo en Alex y recordaba a todas las personas que había perdido. Despedirse de quien sería eternamente el amor de su vida era algo que no podía imaginar y tampoco quería. Estaba asustado, desesperado con la situación y esperando alguna señal.
Una tarde después del trabajo, Bruce pasó a casa de Evan y Alex para ver cómo se encontraba la mujer. La casa tenía un ambiente pesado, estaba desordenada y solo había papeles de recetas médicas, análisis y demás. Había pastillas por todos lados y botellas de licor en la cocina.
Evan tenía unas ojeras enormes, estaba delgado y emanaba un olor fétido. Bruce le dio un abrazo sin importar nada y ambos se sentaron en el sofá de la sala.
—¿Cómo estás? —preguntó Bruce.
—Como ves. Ella no parece estar respondiendo bien a la quimioterápica y lo único que me dicen es que debemos esperar —dijo Evan. —Y no sé qué es lo que tengo que esperar, porque me niego a esperar a que ella se vaya.
Bruce agachó la cabeza y al levantarla intentó mirar a otro lado para distraerse y evitar el llanto, pero todo lo que había en ese lugar le recordaba todo lo negativo del momento.
—¿Qué más han dicho? —preguntó Bruce.
—El tumor está bien alojado en una zona que la compromete. No hay forma de sacarlo.
—Cuanta medicina para tan poca esperanza.
—Debo hacer algo.
—Estás prologando su muerte, no la mantienes viva.
—¿Qué quieres que haga?, ¿qué la deje morir y ya?
—¿No has pensado que piensa ella?
—Qué más da eso.
—No puedes ser egoísta, mantener a una persona viva solo porque no quieres sufrir.
—¡Ella quiere vivir!
—¡¿Cómo es que estás tan seguro de eso?! No le has preguntado Evan, solo interpretas que es así porque tu mente te obliga a pensar eso.
Evan se levantó del sofá y de la mesa de centro tomó una botella de ron. Tomó también el vaso que estaba en la misma mesa, pero lo estrelló con fuerza contra la pared y tomó el licor directamente de la botella. Bruce se quedó mirándolo y sin decir nada y tampoco sintiéndose intimidado por la situación.
—¿Cómo va la compañía? —preguntó Evan dándole la espalda a Bruce.
—Va bien —respondió Bruce. —Espero algunos análisis de unas pruebas que hice, pero estamos bien.
—No parece que mi ausencia sea un obstáculo.
—Siéntete bien, la compañía está bien cimentada que no necesita de ti ni de nadie para poder caminar.
—Seguro. Aunque, casi todo fue mío.
Evan tomó una chaqueta y salió de la casa para ya no tener que lidiar con Bruce. El hombre se levantó del sofá y comenzó a ver todos los medicamentos que habían sobre la mesa. Todos eran fabricados por ellos, pero notó que algunos otros no estaban a la venta. No eran medicamentos que había sido probados aún y no habían pasado las pruebas. De hecho, uno de ellos, recién estaba siendo analizado y justamente estaba esperando los resultados de ello.
Bruce dejó los medicamentos y se dirigió lentamente a la habitación de la pareja y al abrir la puerta, encontró a Alex en la cama, conectada con todos esos tubos directo a un suero y paneles que mostrando sus pulsos cardiacos.
Se acercó a la cama y Alex tenía los ojos cerrados. Se sentó a su lado en una silla que había cerca y la miró por unos segundos hasta que la mujer notó su presencia.
—No tenía idea de que ibas a venir —dijo Alex con mucha dificultad y con la voz muy baja.
—Quería saber cómo estabas —dijo Bruce.
—Mejor que nunca.
—Eso veo.
—¿Dónde está Evan?
—Salió, no debe tardar en regresar.
—No suelo verlo mucho en estos días. No parece querer estar conmigo y sé que es porque no quiere verme así.
—No digas eso.
—Es la verdad.
Bruce agachó la cabeza y volvió a ver toda la habitación desordenada y llena de pastillas y todo ese equipo médico.
—Te ves igual de hermosa —dijo Bruce.
—Gracias por el cumplido —dijo Alex. —¿Cómo va todo en el trabajo?
—Estamos bien, no tienes que preocuparte por eso.
—Gracias por hacerte cargo.
—¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?
—Bueno, intenté retomar lo que alguna vez quise aprender.
—¿Qué cosa?
—Cuando solo éramos tú y yo, comencé a estudiar por mi cuenta el idioma islandés. No sé la razón, pero me gusto y no quise dejarlo.
—¿Estuviste practicando?
—Mientras intento no olvidar. Aunque, a pesar de mi condición, no he olvidado nada. Tengo una palabra en la mente, solo una palabra no se me olvidará y es la que más me gusta porque significa "crecer". Lo que hemos hecho todos estos años en todos los sentidos.
—¿Qué palabra es esa?
—"Vex".
—Se oye hermosa.
—Lo sé.
Alex comenzó a cerrar los ojos debido al cansancio y Bruce notó que estaba dormida. Se levantó para ver los medicamentos una vez más, pero al ver el suero vio que era otro que no estaba aprobado en su uso porque todavía no se habían hecho pruebas. Bruce se molestó por ello y estuvo a punto de llamar a Evan para reclamarle ello cuando recordó los análisis que había mandado a hacer. Comenzó a recordar y a encajar ideas y salió corriendo de la casa con destino a "Light".
Al llegar, entró en su oficina y comenzó a buscar los medicamentos que había visto en la casa de Evan y Alex. Eran todos los medicamentos, sueros y drogas que Adam y él estaban investigando y que no sabían si iban a funcionar. Al parecer no funcionaba, pero Alex no había olvidado nada, a pesar de la ubicación y tamaño del tumor, lo que debería estar afectado a su memoria. Los medicamentos estaban funcionando en ella, pero hacía falta algo más, la Z-13. Bruce tomó el teléfono de su oficina y llamó a Adam muy apresurado y ofuscado.
—Adam —dijo Bruce muy alterado. —¿Recibiste los resultados de la Z-13?
—Sí, los deje en el laboratorio —respondió Adam.
—Ven al edificio ahora, es importante.
Bruce corrió al laboratorio, entró y comenzó a buscar en los archivos lo que estaba buscando. Al encontrarlo, vio algunos datos y comenzó a trabajar.
Habían pasado algunos minutos y Adam llegó al laboratorio y encontró a Bruce sentado sobre una silla esperando unos resultados.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Adam.
—Evan ha estado usando algunos medicamentos con Alex —dijo Bruce.
—¿Cómo está ella?
—Mal, pero hay una cosa. Evan estuvo suministrando un suero, medicamentos y demás drogas a Alex que no han sido aprobados y son los que hemos estado esperando.
—¿Pensaste en lo de los experimentos?
—No, pero Evan ha estado haciendo eso con ella.
—¿Y?
—Creo que funcionan. Alex tiene el tumor en una zona que la debería hacer perder la memoria sin mencionar también el tamaño, pero ella recuerda todo.
—No puede ser.
—La Z-13 podría ser ese último factor que haría que la salvé y probaría que nuestras pruebas funcionan.
—¿Qué hay de las habilidades?
—No lo sé, quizás no despierte ese factor, pero podríamos salvar la vida de Alex y eso nos garantiza un descubrimiento que el mundo entero viene buscando por años. La cura contra el cáncer.
—¿Eso de que diablos importa?
—Si podemos con esto y demostramos que los experimentos funcionan, podemos dar un siguiente paso para lograr lo que estamos buscando.
Un papel comenzó a salir de una maquina y ambos corrieron para ver los resultados. Bruce comenzó a leer detenidamente hasta que se detuvo. Su mirada se desvió, cayó al suelo y soltó la hoja de papel. Adam la tomó, comenzó a leer y se llevó la mano a la boca. Bruce estaba llorando abrazando sus piernas y Adam solo podía verlo con asombro. Funcionaba, Bruce había logrado encontrar eso último que hacía falta para no solo salvar a Alex, sino que podía salvar a todo el mundo.
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