Ortodoxo
Varios años habían pasado. La idea se había ejecutado y los frutos eran claros. El éxito había llegado a ellos y lo aprovecharon. Los cuatro trabajaron juntos como equipo a pesar de la pequeña espina que quedó en el corazón del joven.
Evan, Alex, Adam y Bruce, lograron su más grande sueño en la vida y levantaron desde el polvo la que ahora es la corporación "Light". La corporación más grande del mundo dedicada a la investigación de los genomas humanos y la prevención y combate de enfermedades mortales. Habían logrado crear medicamentos que curaban enfermedades respiratorias, que potenciaban la musculatura de las personas, que expandían su mente curando así enfermedades como el Alzheimer y la migraña, ayudando también prevenir otras como la epilepsia y demás.
Era un gran logro, todo su trabajo reflejado en ello. Bruce había decidió no encargarse de la parte administrativa, él quería estar en la acción, investigando e innovando. Esta tarea fue llevada de la mano junto con Adam, y Evan junto con Alex, llevaban la parte administrativa siendo los gerentes de la compañía.
Eran un excelente equipo y cada día era un triunfo más. Sin embargo, Bruce seguía pensando constantemente en ese hallazgo de su juventud. Aquel que lo hizo llevar ese plan a cabo, pero no encontraba como lograrlo sin recurrir a métodos experimentales muy severos y crueles.
Quien no parecía tener remordimiento con ello era Adam. Consideraba que era un objetivo justo y que obviamente iban a ver sacrificios en el camino. Bruce había hablado de la idea de experimentar en personas para poder llegar a algo, pero eso requería de voluntarios y no sabían que podría pasar con las personas que sea sometida a los experimentos. Adam insistía en que eso no importaba y que no debían ser necesariamente voluntarios lo que sean puesto a prueba.
Una noche, Bruce se encontraba en su oficina, un lugar bastante amplio y elegante. Tenía un balcón donde podía ver la ciudad y ese enorme abismo. Estaba en el piso diecisiete del edificio y era una gran altura.
Tenía en una mano un vaso de whisky y un cigarrillo en el otro, un extraño paralelismo con su trabajo, vivir investigando como salvar a las personas de enfermedades y él matándose con licor y cigarros. Era muy grande la ciudad, un mundo entero que devorar y hacer suyo y lo estaba logrando.
—¿Bebiendo solo otra vez? —preguntaron desde atrás de él.
—Fue un día largo —respondió Bruce.
—Siempre lo es al parecer —respondió Lauren parándose al lado de él y quitándole el cigarrillo de la mano e inhalando ella del mismo.
—Resulta irónico todo esto.
—Lo sé, matarte por salvar a otros, pero, ¿quién te salva a ti?
—¿Por qué deberían salvarme?
—Todos los días en este balcón con el vaso y el cigarrillo. Tienes intenciones sospechosas y alarmantes.
—Que me ponga al borde del abismo no significa que voy a dar un salto al vacío.
—¿Qué significa entonces?
—Me muestro al mundo, es todo.
—Deja de mostrarte a ellos y hazlo conmigo.
Bruce sonrió y miró a Lauren. Ella botó el cigarrillo al abismo, tomó la mano de Bruce y lo llevó hasta su silla. Lo sentó, se puso sobre él y comenzó a besarlo apasionadamente.
Al día siguiente en la tarde, mientras trabajaba como era de costumbre, Adam se acercó con algunos informes para Bruce. El hombre estaba muy concentrado en su trabajo que no pudo notar la presencia de Adam.
—Bruce —dijo Adam. —Evan mandó esto, parece importante.
—¿Qué es? —dijo Bruce dejando de lado lo que hacía.
—Los resultados de unas pruebas que mandaste a laboratorio.
—¿Te dijo algo más?
—Parecían ser buenas noticias, pero no estoy seguro.
—Gracias.
Bruce abrió la carpeta y comenzó a revisar los expedientes uno a uno y detenimiento, pero Adam seguía parado y mirándolo fijamente.
—¿Pensaste en lo que hablamos? —preguntó Adam.
—Sí Adam, es en lo único que pienso y sigo manteniendo la misma respuesta —dijo Bruce dejando los papeles sobre la mesa.
—Me niego a pensar que eres estúpido.
—Sabes que no lo soy, pero algo así es descabellado. Estamos hablando de secuestro y no tenemos idea de que podría pasar si sometemos a alguien a esos experimentos.
—¿Cómo esperas saberlo si no hacemos pruebas?
—Por eso lo hacemos en animales.
—¿Hablas de esos malditos resultados? No sirven, no dicen nada, ya los vi.
—Revisando mis cosas, genial.
—Este trabajo es de los dos. Bruce, por favor, hablamos de salvar la vida de millones de personas...
En ese momento, la puerta del laboratorio de abrió entró Alex. Adam tuvo que simular que todo iba bien y Bruce intentó esconder los papeles que revisaba.
—Caballeros —dijo Alex. —¿Alguna novedad?
—Alex. No hay nada nuevo, por el momento —dijo Adam.
—Seguimos trabajando en la Z-13. Aún es inestable y no sabemos si servirá para el objetivo al que está destinado.
—¿Mandaron a hacer pruebas?
—Llegarán en tres días.
—Bien. Adam, ¿podrías darme un minuto?
—Seguro.
Adam dio una última mirada a Bruce. Este pudo entender el mensaje y Adam salió del lugar. Alex se sentó frente a Bruce y le mostró una sonrisa.
—Luces cansado —dijo Alex.
—Lo estoy, este trabajo requiere de muchas horas —dijo Bruce.
—¿Solo el trabajo?
—¿Por qué lo preguntas?
—Lauren estuvo aquí anoche.
—Sabes que mantengo una relación con ella.
—¿Así lo llamas?
—¿Por qué estamos hablando de esto? Es algo que ocurre conmigo, es mi vida. Tú hiciste la tuya junto con Evan y eso está bien. ¿No puedo hacer lo mismo?
—Sabes lo que pienso sobre ella.
—Te repito, que más te da.
—Bruce, yo...
Alex dejó de hablar por un segundo y parecía perder la conciencia gradualmente. Es como si sus ojos se desviaran y sentía un mareo enorme.
—Oye, Alex —dijo Bruce. —¿Estás bien?
—Yo... —intentó hablar Alex.
La mujer cerró los ojos y cayó al suelo bruscamente, golpeándose con fuerza y ante la presencia de Bruce quien estaba aterrado y sin saber que hacer.
—Maldita sea, ¡Alex! —gritó Bruce mientras la sostenía en sus brazos. —¡Ayuda, alguien que me ayude por favor! Alex, despierta.
Varios trabajadores llegaron corriendo ante el llamado de Bruce y se toparon con la escena de Bruce tomando en sus brazos a Alex. Rápidamente y sin perder un solo segundo, levantaron a Alex del suelo con destino al hospital para saber qué le había pasado.
Las horas pasaron. Bruce, Evan, Adam y Lauren estaban esperando el resultado del médico. Nadie les había dicho nada y esperaban impacientes poder tener alguna noticia del estado de Alex.
Tras una interminable y agonizante espera, un doctor salió para poder darles la noticia a los presentes.
—Doctor —dijo Evan acercándose al hombre. —¿Qué pasó?
—Me temo que no tengo buenas noticias —dijo el doctor. —Hemos realizado varios exámenes y... Encontramos un bulto cerca al cerebro.
—¿Un bulto?
—Un tumor señor, maligno.
Bruce comenzó a tener recuerdos pasados. El momento de la muerte de su madre debido a lo mismo. Tumor maligno, era obvio lo que tenía Alex.
—Pero debe haber algo que podamos hacer, algún tratamiento, algo que... —intentó hablar Evan muy desesperado.
—Evan —dijo Bruce. —Es cáncer.
—No. Es imposible, ella es una persona sana, no puede ser que...
—Lo sentimos señor, no hay nada que podamos hacer. Les recomendamos ser discretos con el tema y disfrutar de lo que queda de ella.
—¿Cuánto tiempo? —preguntó Bruce.
—Quizás un mes —respondió el doctor.
El hombre regresó con Alex y dejó a todos helados. Evan salió de la sala de espera muy furioso y Bruce hizo lo mismo segundos después, pero él estaba más tranquilo, igual de impactado y dolido, pero quizás sabía cómo reaccionar.
—Dios —dijo Lauren. —¿Qué va a pasar ahora?
—No lo sé —respondió Adam. —Este asunto solo empeora todo.
—¿De qué hablas?
—Del trabajo con Bruce. Estamos tan cerca, pero él no quiere proceder.
—Bueno, digamos que tus métodos no son muy ortodoxos que digamos.
Adam se puso a pensar, comenzó a encajar las piezas una a una y recordó los análisis que Bruce había pedido justo antes. Quizás existía una manera de poder solucionar todo, el conflicto de Bruce e incluso, la propia enfermedad de Alex.
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