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Los entrenamientos generales habían iniciado. Todos, sin excepción, tomaron clases de diferentes estilos de pelea, manejo de armas, otros grupos eran capacitados para manejo de aviones de guerra, tanques, camiones y demás. Todo estaba siendo preparado para ese momento.
Los ataques exteriores también empezado, los rebeldes salían a pelear y a bombardear puestos de “Agros” para alarmar a los soldados y las estrategias eran tan sorpresivas en puntos que no esperaban que afectaban significativamente al enemigo.
Los cazadores comenzaron a ser más solicitados y se buscaba por todas partes a Tarik Lefevre para poder guiar una misión en contra de los vexianos. Las fuerzas de “Agros” parecían estar nerviosas, lo cual era extraño ante ataques de simples rebeldes y vexianos escondidos. ¿Qué estaba pasando para que ahora sean vistos como amenazas?
Sin embargo, un factor que no fue tomado en cuenta se convirtió en un error para “Vex” y es que en un ataque a la “Torre de la Victoria”, Kai decidió intervenir para hacer frente a las fuerzas de “Agros”, lo que dificultó la operación y se llevó por delante la vida de muchos soldados que eran esenciales para la batalla.
La estrategia debía cambiar y Hazel junto a Aramis y Niel, se reunieron para discutir un plan que estuviera a la altura de la misión que garantizara que algo así no iba a ocurrir otra vez.
—Un error de cálculo —dijo Niel tratando de apaciguar las aguas.
—Un error que nos costó muy caro —respondió Aramis. —No podemos permitir que algo así pase otra vez.
—¿En qué estaba pensando? —se preguntó así misma Hazel.
—No te culpes por ello, no tenías idea de que algo así pasaría —dijo Niel.
—Esa es la cuestión, no tomé eso en cuenta y esto fue lo que pasó.
—¿Qué tal si los mantenemos lejos? —preguntó Aramis. —Atacamos en zonas que sean importantes, pero que no estén tan cerca a las torres.
—Después de este tropiezo, Kai sabe que vamos tras ellos y eso no solo lo pondrá a él en alerta, sino que avisará a los demás de esto —dijo Niel. —Atacar otros puntos solo lo haré saber que somos nosotros y ellos van a estar en el frente de la batalla. Además, solo es cuestión de tiempo para que también den con nosotros.
—Maldita sea —dijo Hazel.
—No seas dura contigo, ya te lo dije. Si pensamos con la mente fría, era cuestión de tiempo para que algo así pasara.
—¿Qué hacemos entonces?
—Si van a liderar el frente de batalla, entonces no estarán en sus respectivas torres y no pondrán estar en varios lugares a la vez —dijo Aramis. —Si atacamos zonas alejadas y pasa lo que Lapadat menciona, otro equipo puede atacar cerca de la torre aprovechando que Kai está ocupado con nosotros.
—Incluso funcionará más si son varios ataques en simultaneó —dijo Niel. —No en un punto alejado y a la vez en la torre, sino en varios puntos para que incluso las propias fuerzas de “Agros” se vean afectadas.
—Envíen un mensaje a todas las bases alrededor informando del cambio de planes. Que planifiquen mejores estrategias para garantizar que este plan sea llevado de la misma manera que se acaba de plantear.
Dicho y hecho, el mensaje fue enviado y las bases se pusieron a trabajar arduamente para hacer los ajustes correspondientes para sacar a flote el plan.
Lefevre por su parte, escondido en las sombras y siguiendo el mismo patrón estético lleno de miseria, comenzó a reclutar a los cazadores más cotizados y a grupos grandes de los mismos para unirse a “Agros” en el momento que la batalla inicie. Las noticias de los ataques hicieron entender a Tarik que “Vex” tenía un plan para un ataque a los agrocistas y él aprovecharía ese momento para poder ejecutar su propio plan. Unirse con Ryzak y “Agros” para poder pelear de mano con ellos y estar al frente en el momento que “The Poker’s” aparezca y sea él quien rebane sus cabezas.
Algunas horas habían pasado y Arlet se encontraba esperando a Liv en su taller. Tenía algo para ella que había solicitado hace tiempo y quería saber si ya estaba listo. Liv llegó con unos papeles se puso frente a Arlet.
—¿Y? —preguntó Arlet.
—Respondió bien, no hubo efectos secundarios ni nada —dijo Liv. —Creo que está entrenando sola.
—Dile que quiero verla en la zona de entrenamiento abandonada.
—Seguro.
Arlet llegó a la zona donde había dicho a Liv que estaría. Comenzó a ver todo a su alrededor. Habían cajas, armas oxidadas, mantas que cubrían cosas y sobre todo mucho polvo, pero la zona de entrenamiento central estaba vacía. En ese momento, mientras la nostalgia la llamaba al ver algunas armas, Ysamar llegó sin entender nada.
—Hola —dijo Ysamar. —La señorita Parker dijo que querías verme.
—Sí, recién llegó de hecho —dijo Arlet.
—¿Todo está bien?
Arlet tomó aire, miró a todos lados y encontró unas cajas de madera. Señaló con la mano indicando a Ysamar que se siente y ambas lo hicieron mientras veían el centro de la habitación.
—¿Qué tal lo de la inyección? —preguntó Arlet.
—Estuvo bien —respondió Ysamar. —Siendo honesta, fue extraño. La señorita Parker que me explicó que mi organismo era diferente y que hacían falta dos dosis, pero está bien.
—Entiendo.
—No creo que estemos aquí para hablar de ello.
—Hace mucho tiempo quería hablar contigo a solas, siento que no hemos convivido lo que tendríamos que haber convivido. Me disculpo por ello.
—Tenías cosas que atender y yo también. Además, no hay mucho tiempo para socializar con todo esto que se viene.
—Eso es verdad. Yo quería contarte algo, pero creo que ya lo sabes. Cuando me puse en contra de la orden y decidí pelear en contra de ustedes, fue uno de los peores momentos de mi vida. La sensación de saber quién eres, de sentirte miserable y tener gente alrededor, pero sentirte sola, fue una experiencia que no deseaba volver a pasar.
—Te entiendo. Yo también me sentí así por mucho tiempo hasta que...
—Hasta que él llegó, ¿verdad?
—Sí.
—Cuando escapé y luego regresé, te vi junto a él y, no voy a negarlo, me dieron celos de la relación que habían construido, pero luego entendí que él había hecho contigo exactamente lo mismo que hizo conmigo. Te dio la mano y fue la persona que siempre quisiste tener a tu lado y el apoyo que sin importar nada, iba a estar ahí para ti. Derek fue más que una simple relación, él fue el amor de mi vida. Jamás encontraré a alguien como él, jamás. Él le plantó cara al mundo para que no me hicieran daño cuando todos me querían muerta y a pesar de todo lo que le dije e hice, jamás dejó de amarme y nunca me juzgo por ello, él me perdonó. Ninguna persona en el mundo habría hecho eso, ninguna persona habría recibido un disparo que iba a ser para mí. Solo él lo hizo. Derek me demostró lo que era el verdadero amor y que eso podía romper cualquier barrera sin importar cuan grande o gruesa sea. Sé que contigo fue igual, por algo aún piensas en él.
Ysamar agachó la cabeza y sus lágrimas comenzaron a brotar al igual que las de Arlet. Recordar a quien entregó su vida no solo por quienes amaba, sino por todo el mundo, las hacía sentir que habían perdido a la persona que era parte de ellas.
—Cuando lo conocí —dijo Ysamar con la voz entrecortada. —Yo no era nada, no era nadie. Él me dio la identidad que necesitaba y cuando fui aceptada en la orden, él quiso irse diciendo que su trabajo estaba hecho y seguramente ya no necesitaría de él. Nunca recibí un abrazo como él que me daba. Me hacía sentir que el mundo era débil y que yo podía contra todos. No importaba que tan duro sea el enfrentamiento, yo sabía que podía ganar y sabía siempre que gritara su, él iba aparecer a mi lado para ayudarme a pelear. Nadie me miró como él. Vio en mí lo que yo no era capaz de ver. Confió en mí, cuando nadie más lo hizo. Me hace tanta falta. A veces, no sé qué hacer cuando estoy con Rose y sé que él sabría que decirme. Se fue muy pronto, pero entiendo que quizás es una de las tantas pruebas que él me daba.
Arlet sonrió al escuchar esa última frase de Ysamar. Ella parecía ser la viva imagen de lo que Derek alguna vez fue. Todo lo él le había enseñado, ella lo había entendido a la perfección y sabía que su muerte no había sido en vano y que todo tenía un propósito mayor.
—Bueno, te cité hoy aquí por algo en particular —dijo Arlet. —Ven.
Ambas se pusieron de pie y Arlet comenzó a mover algunas cajas y apartar el camino para dejar algo al descubierto.
—¿Qué estamos buscando? —preguntó Ysamar.
—Tu maestro sabía mejor que nadie que cuando el momento llegara, tú ibas a tener que representar la esencia de lo que alguna vez fue y tomar el lugar que te corresponde —dijo Arlet dejando a la vista un objeto que estaba cubierto por una tela blanca sucia y llena de polvo.
—¿Mi lugar?
Arlet tomó la manta blanca, miró a Ysamar y con una sonrisa en el rostro, tiró la tela y una nube de polvo se levantó con ella. Ysamar comenzó a agitar su mano frente a ella para espantar el polvo y cuando este comenzó a bajar, el objeto se hizo visible. Ysamar dejó salir su llanto mientras se acercaba lentamente al objeto.
—Él sabía que algún día debía ser para ti —dijo Arlet. —No hay nadie mejor para tomar su lugar en la batalla.
La lanza que alguna vez el trébol portó con valentía y que llevó con justicia, yacía frente a los ojos de Ysamar, esperando a que su nueva portadora la empuñe para usarla con el mismo fin que Derek había impuesto.
—No puedo aceptarla —dijo Ysamar.
—Claro que sí, es tuya —dijo Arlet. —Estira la mano, veras que es así.
Ysamar levantó ligeramente la mano y después de años de estar resguardada, la lanza se posó en la mano de Ysamar. La joven accionó el botón y esta arma se encendió, tal y como solía hacerlo Derek. La llevó a su espalda y la lanza se quedó sujeta ahí. Ysamar levantó la mirada a Arlet y ambas sonrieron sellando así el nuevo lugar de Ysamar en la batalla. Pasando de ser nadie, a ser una soldado del grupo de Vitale, después de miembro de “Phoenix”, luego dejando que el mundo la pisoteé y la convierta en quien no estaba destinada a ser, para que ahora, tomé su lugar en la historia convirtiéndose en el nuevo trébol del equipo “The Poker’s”.

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