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Menta

Siendo ayudado por Agni y pasando la dura tormenta de nieve, Kamal junto con su antiguo compañero llegaron con mucha suerte a un pequeño pueblo escondido donde se hallaban refugiados. Era un lugar pequeño con vexianos veteranos y otros que simplemente huían del destino que "Agros" podía ofrecerles. Aquí eran libres de ir a campos de concentración y convertirse en objetos, pero eso involucraba un alto precio. Debían estar bien armados en caso de un ataque y solían estar en la oscuridad.

Agni llevó a Kamal a una pequeña cabaña en aquel pueblo y apenas entró, Agni recostó a Kamal en la cama e intentó mantenerlo caliente con muchas mantas sobre él. Kamal estaba temblando del frío y no podía parar. Agni intentó de todo hasta que pudo saciar al joven y al fin quedó totalmente dormido.

Agni pudo respirar más calmado debido al susto de Kamal y se quedó por uno segundos mirándolo. Entendía la razón de por qué estaba ahí, lo buscaba. Agni comenzó a cuestionarse si era momento de volver y cambiar lo que pasó o si rechazaba la propuesta y continuaba como estaba. Una vida como la que tenía, en la que podía tener el sueño que quiso en cierto grado. O ir a pelear por la libertad del mundo y arriesgarse a perderlo todo. Sin embargo, ¿qué perdería realmente? Era un sueño que a él le gustaba, pero no dejaba de ser un simple capricho. Quizás solo era eso, un capricho, porque qué sentido tenía vivir esa vida, si no tenía a las personas que más amaba. Qué sentido tenía poder vivir todo ello si al final hay millones que no pueden correr con ese destino.

Al día siguiente por la mañana y después de todo el calvario, Kamal despertó y tras levantarse de la cama encontró a Agni en la cocina preparando una taza de té. La cabaña era muy pequeña, era una sola pieza donde había una pequeña cocina, la cama de Agni y una mesa de madera con dos sillas del mismo material.

—Buenos días —dijo Agni. —No sabía que ibas a querer, te preparé un té de menta, espero que te guste.

—¿Dónde diablos estoy? —preguntó Kamal todavía confundido.

—En Hvítt skjól —respondió Agni acercándose con dos tazas de té en sus manos.

—¿Qué?

—Se traduce como "Refugio blanco". Es un pequeño pueblo escondido. Los refugiados vienen aquí escapando del régimen y con ansias de una nueva vida.

—¿Cómo llegaste aquí?

—Después de esa noche, no encontré una razón para continuar peleando. Sé que quizás no querían aceptarlo, pero tras perder a Derek y después a "The Poker's", ya no teníamos a nuestra mejor arma. Dependimos mucho de ellos y nos olvidamos de nosotros. Solo intenté huir lejos y terminé encontrando este lugar. Quería mi sueño, probablemente este lugar me encontró a mí.

—¿Qué del otro pueblo que está cerca?

—¿Eso te dijo el hombre de ayer?

—Sí.

—Es mentira, no hay nada, solo lo dicen para que te sientas seguro y puedas sentir cómodos con ellos.

—¿Qué rayos fue eso?

—Los conocen como "Las Bestias". Son personas altamente alteradas, son sometidas a experimentos más brutales. No buscan hacerlos despertar una habilidad, son manipulados, torturados y entrenados para que solo maten a sangre fría. Los colocan en puntos estratégicos para que puedan capturar vexianos o matar personas simplemente y así alimentar el miedo. Los colocan a las afueras de los campos de concentración en caso alguien escape. Suele ser muy amables para engañar a la víctima y luego los ejecutan. Un disparo en la cabeza es lo que se necesita, no hay otra manera.

—¿Cómo sabes eso?

—Llevo años aquí y lidiamos con uno de esos todo el tiempo. Lograron ver uno a lo lejos mientras te llevaba y me encomendaron que vaya a rescatarte, no sabía que ibas a ser tú.

Agni quedó pensativo mientras veía a Kamal tomar el té. Él no había todavía un trago al té, ya que, la garganta se le había cerrado y estaba muy preocupado. Seguía dándole vueltas a la idea en su cabeza sin saber todavía que decisión tomar.

—Por tu expresión, entiendo que sabes porque estuve ahí en primer lugar —dijo Kamal.

—Intuyo la razón.

—Hace un tiempo, la base de Santaolalla orquestó un ataque a una base de radio y comunicaciones de "Agros". Al parecer habían documentos importantes de las torres que iban a ser pasados de base en base. Ysamar logró hacerse con esos documentos y en su escape llegó a mí. Ambos pudimos dar una relevación. Hay una posibilidad de acabar con todo lo que pasó y devolver el mundo a lo que fue.

—El mundo nunca volverá a ser lo que fue.

—Pero podemos salvarlo de está miseria y garantizar un futuro mejor para las siguientes generaciones.

—Kamal, lo que estamos lidiando ahora es una derrota y volver a la batalla es continuar con la guerra y en una guerra, sin importar quien salga victorioso, el futuro no será mejor y tampoco garantizamos algo mejor. Los humanos buscan matarse entre ellos y no importa lo que eso conllevé, la historia siempre está del lado de los vencedores sin importar sin son los buenos o no.

—Agni, te necesitamos. Agni desvió la mirada al escuchar a Kamal. Necesitarlo era casi imposible de creer para él a menos que "The Poker's" ya estuviera con ellos. Eso era bueno, podía dar una garantía de que saldría victoriosos, pero estaba aterrado. No quería tener que enfrentar ese destino una vez más y las piernas le temblaban al igual que su mandíbula y manos.

—¿Y si digo que no? —preguntó Agni sin mirar a Kamal.

—Estás en tu derecho, no te voy a obligar —dijo Kamal con la voz más baja y cierta decepción.

Agni se dirigió a su cocina, se apoyó sobre esta y siguió pensando. Debía ir, pero seguir dándole vueltas lo hacía dudar. La idea de apoyar pasó nuevamente por su cabeza y en ese preciso momento tomó su decisión.

—Lo haré —dijo Agni. —Pero debe ser lo último, no más por favor. Ya no quiero tener que seguir peleando.

—Es la última oportunidad que tenemos, la última batalla y la final —dijo Kamal. —Perder no es ninguna opción, no podemos dejar que pase.

Agni volteó a ver a Kamal, se acercó a él y lo ayudó a levantarse. Tenían a un miembro más en su lista, todo estaba yendo de acuerdo a lo esperado, todos se estaban uniendo a la causa. Cada vez eran menos lo que debían ser convocados y entonces darían riendas a la batalla final que decidiría el destino del mundo entero. 

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