Era un lugar vacío, totalmente blanco y con una calma abrazadora. Poco a poco se empezaba a tonar en color y a tomar forma ciertos objetos alrededor, eran pasillos, con puertas a los lados y murmullos por todas partes. Las personas empezaron a formarse y a caminar como si fueran fantasmas. Con pasos rápidos y sin perder el tiempo, un pequeño niño de piel clara y cabello negro caminaba por las instalaciones de lo que parecía ser un hospital mientras cantaba una canción de cuna. Los doctores y personas no le prestaban atención y seguían pasando de él como si no existiera.

De pronto, una enfermera salió de una de las habitaciones gritando y pidiendo ayuda urgente. Los doctores corrieron a toda prisa para atender el llamado de la mujer y el niño vio la habitación a la que entraban con tanto miedo. Se acercó lentamente temiendo lo peor mientras temblaba y las lágrimas brotaban de sus inocentes ojos. Se asomó a la puerta y vio a un hombre sobre una mujer intentando reanimarla mientras los demás doctores intentaban de todo para devolver a la vida a la mujer.

En ese momento, un doctor levantó la mirada y vio al niño en la puerta. Con los ojos bien abiertos y sin expresión alguna más que mero terror, el niño seguía viendo la escena cuando escuchó a uno de los doctores ordenar a la enfermera cerrar la puerta cuanto antes. La puerta se cerró y solo se seguía oyendo como las personas en el interior de la habitación gritaba desesperados y seguían haciendo de todo para salvar la vida de la mujer.

En el presente, Ryzak se encontraba en la cápsula descansando y recibiendo y curando algunas heridas generadas por los excesivos experimentos a los que se sometió. Tenía los ojos cerrados, pero su sueño lo seguía atormentando. Venían los recuerdos de manera fugaz y solo castigaban más al hombre que no era capaz de soportar tal presión. De pronto, el límite lo llevó a tal extremo que abrió los ojos y dio un grito llenó de rabia. La cápsula explotó y todo el líquido en su interior salió expulsado por todos lados. Ryzak cayó al suelo de rodillas mientras intentaba recobrar el aire debido al reciente suceso. Estaba muy furioso, no paraba de tocarse la cabeza, era claro que no era la primera vez que algo así le pasaba.

En ese momento, una asistente se acercó corriendo para corroborar que todo estaba bien y al llegar se encontró con Ryzak totalmente desnudo y tratando de levantarse.

—Señor, ¿se encuentra bien? —preguntó la mujer mientras dirigía su mirada a otro lado y mostraba su vergüenza y preocupación a la vez.

—Comunícate con los tres y diles que vengan cuanto antes —ordenó Ryzak con su voz dañada debido a la falta de su traje.

— ¿Habla de los señores "Wolf", Kai y Elm?

—Sí, diles que quiero saber que han logrado en las últimas semanas y que es importante.

—Sí señor.

La mujer salió corriendo a toda prisa y Ryzak empezó a levantarse poco a poco sin dejar de mostrar su rabia. Tomó mucho aire, abrió sus brazos y aquella viscosa masa comenzó a salirse desde el interior de su cuerpo cubriéndolo primero de una masa de color negro para después fusionarse con el rojo, formando así su armadura en todo el cuerpo. De pronto, pedazos de telas en vendas, comenzaron a salir desde la armadura y empezaron a pegarse poco a poco al hombre. Un saco largo de color guinda se formó en su torso y una capucha se colocó en su cabeza, al igual que unos pantalones negros y unas botas del mismo color. Su traje estaba listo y ya hacía tiempo dejó de ser una simple armadura.

Ya de noche, en la casa de Rose, la joven se encontraba mirando por la ventana, muy solitaria y aburrida con la vida que tenía. Era muy tarde, pero no era capaz de conciliar el sueño. Era la primera vez después de mucho tiempo que le pasaba lo mismo.

Veía cierta relación en estas noches sin dormir y en las veces que veía a Ysamar. Era probable que sus sentimientos negativos a la ex integrante de "Phoenix", la hicieran pensar y recordar más de la cuenta, lo que afectaba en su descanso nocturno. Rose no la odiaba, pero tampoco la quería cerca, tenía tanta rabia acumulada debido al sometimiento de Ysamar durante años.

Rose había deducido hace mucho lo que pasaba. Jamás había conocido al trébol, pero entendía la importancia de su figura en el mundo y en "Vex", más en Ysamar. La joven más le contó a la niña la historia que tuvieron juntos. Ysamar intentó reprimir esos recuerdos y sentimientos para evitar seguir sufriendo, pero guardar esa cantidad tan grande de dolor dentro de ella, la terminaba acabando en cualquier momento. Algunas noches, Rose se acercaba a la habitación de Ysamar a escondidas después de un día de entrenamiento y la veía entre lágrimas llorando y buscando calmar sus penas en lo que fuera, mayormente se la veía con una botella de ron.

Rose supo lo de Derek e Ysamar por los demás quienes le contaban sobre sus años juntos, incluso le hablaban de las grandes hazañas de Derek. La vez en la que Derek la conoció y como la ayudó a ser lo que era, sus peleas en conjunto, la unión de Ysamar a "Phoenix" y aquel trágico día en que todo acabo con la muerte del trébol.

Rose entendía tal dolor, perder a alguien tan importante y no tener la posibilidad de despedirse de esa persona. Rose veía en Ysamar ese intento por ser lo que Derek alguna vez fue, pero simplemente no podía. No era capaz de enseñar al mismo nivel y ritmo que Derek lo hizo con ella porque ni siquiera sabía por dónde empezar. Derek le había enseñado no solo a pelear, sino también a enfrentarse a la vida cuando todo estaba en tu contra, cuando el mundo te molía a golpes y debías resistir para poder contratacar. Derek había Ysamar lo que unca creyó que podría ser, pero Ysamar aún necesitaba del trébol y no sabía cómo continuar sin él +. La impotencia de sentirse inútil, de no poder hacerse honor a su maestro aumentaba su rabia interna en si misma y eso lo reflejó y deposito en Rose, logrando esa relación tan conflictiva que había entre ambas.

Después de unos minutos, el teléfono de teclas comenzó a sonar y Rose corrió a toda prisa hacia el aparato para evitar que siga sonando y llamar la atención de algún vecino. Lo tomó de su cocina y se metió a su baño para evitar hacer mucho ruido.

—Diga —dijo Rose en voz baja.

—El ataque iniciara esta noche, debes estar aquí cuanto antes —dijo Aramis del otro lado de la línea.

—Bien, no tardo.