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Lluvia

Los soldados comenzaron a correr por todos lados. La calma y silencio que había hace un segundo, se había disipado en su totalidad y ahora había un alboroto enorme. Gritos, máquinas que iban funcionando, vehículos que eran preparados. Solo tenían unos minutos para actuar y ejecutar el plan, nada podía salir mal. Los soldados iban vistiéndose uno a uno ayudándose entre sí con la intención de maximizar el tiempo. Los uniformes tenían un peculiar color grisáceo con detalles negros. En la parte del corazón y al lateral de los hombros, se podía ver el logo de “Vex” diseñado por Niel.

Las armas eran calibradas y las municiones cargadas a las naves y aviones. Hazel comenzó a comunicarse con las bases para que empiecen a prepararse. Los líderes, con aliados en todo el mundo, también se pusieron en contacto con ellos para iniciar el ataque.

Vatra corrió hasta su habitación a toda prisa, desesperado con llegar a su destino. Abrió la puerta de un azote, se acercó a la cama, se arrodilló y sacó debajo de esta una caja de madera que estaba muy maltratada. Abrió la caja y de su interior sacó el mismo traje que habían confeccionado para él cuando se enfrentó a “The Poker’s”. Tomó aire y con una pequeña risa comenzó a ponerse el traje.

Saiko y Elise también corrían para estar listas y en su camino se encontraron con Lapadat quien daba instrucciones a sus soldados antes de irse a alistar.

—¡Lapadat! —grito Saiko.

—Chicas, ¿qué hacen aquí? Deberían alistarse—dijo Niel.

—Buscamos a Vatra.

—No lo he visto, pero estará en el frente cuando empecemos a abordar.

—Elise, si lo ves me avisas.

—Seguro—respondió Elise.

—Ve a alistarte—dijo Niel.

Saiko salió corriendo con destino a su habitación para poder colocarse su uniforme mientras Elise quedaba sola con Niel.

—¿Puedo ayudar en algo?—preguntó Elise.

—Puedes hacer lo mismo que Saiko—respondió Niel.

—Pero es que yo no tengo un uniforme.

—¿Y el que usaste en la pelea contra “The Poker’s”?

—Lo quemé. No toleraba estar cerca de eso.

—Bueno, creo que hay algo que puede servir.

—¿Qué?

Niel llevó a Elise a una habitación oscura y abandonada. Encendió la luz y frente a ellos había una cápsula junto a un panel de control. Niel comenzó a accionar algunos botones y el sistema encendió. La cápsula abrió sus puertas y Niel esperó a que Elise entrará. Sin embargo, la chica quedó helada frente a la máquina, no podía entrar a ese cosa porque la hacía recordar la pesadilla por la que había pasado. Estaba muy asustada, el cuerpo se le paralizó y sus ojos estaban bien abiertos. Niel se acercó lentamente, tomó su mano y ella pido reaccionar.

—Esta vez, no será igual—dijo Niel. —Esta vez será para cambiar tu destino.

Elise miró la mano de Niel y él comenzó a guiar la lentamente hasta el interior de la cápsula.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Elise aún aterrada.

—Tranquila—respondió Niel. —Cuando ocurrió la batalla contra ti, Hazel me ordenó a que te estudiará en secreto para obtener cierta información que pueda ayudar. Esta máquina tiene solo tus datos y la configuré para saber de ti y eso me llevó a conocer tu traje. Hay un prototipo aquí, pero no sé si funcione.

—¿Y cómo llegó esto aquí?

—Era basura, lo tiraron con todo lo demás.

Niel ejecutó los comandos y la cápsula se encendió. Niel se dio media vuelta para darle la espalda a Elise y el proceso había empezado. La ropa de Elise desapareció en su totalidad y poco a poco comenzó a aparecer otra. Unos botines negros y altos aparecieron junto con una vasta negra que cubría solo su pierna izquierda. En la pierna derecha aparecieron dos correas ajustadas a su muslo y el traje continuó hasta arriba con un enterizo negro de mangas largas. El traje concluyó con casacón que se extendía hasta sus muslos, de colores negros, grises y sobre todo, turquesa. Su cabeza se cubrió con la capucha del casacón.

La cápsula se abrió y Elise salió de esta con el rostro sorprendido. Niel estaba igual de sorprendido y apagó la máquina para acercarse a ver a la chica.

—¿Y? —preguntó Elise. —¿Cómo me veo?

—Genial. En realidad me sorprende que haya funcionado, pero está bien—respondió Niel.

—Es un buen diseño.

—Debía hacerlo lo más parecido posible para entender cómo funcionaba el traje.

—Se le parece mucho.

—Antes que lo olvide.

Niel sacó un aparato extraño de su bolsillo y con este escaneó completamente a Elise. Comenzó a ejecutar unos comandos y el logo de “Vex” apareció cerca a su corazón y a los laterales de sus hombros.

—Ahora si es un buen traje—dijo Elise.

—Ve al frente o a buscar a Vatra—dijo Niel.

Rose y Londra se iba vistiendo y sus trajes iban quedando a la perfección. Londra se encontraba nerviosa y asustada y Rose notó eso debido a que sus manos temblaban mucho y las cosas se le caían. Rose se acercó tomó su mano y sin decir nada le sonrió para darle calma y despejar su mente, aunque dentro de Rose, el terror era igual de inmenso y descontrolado.

Ambas estaban listas y al dirigirse para alistar su armamento, se encontraron con Joseph quien ya estaba terminando.

—Te queda bien el traje—dijo Rose a verlo.

—También a ti—respondió Joseph.

Ambos se comenzaron a lanzar miradas coquetas y con mensajes amorosos en ellos que saciaban el alma atormentada de ambos.

—Sigo aquí—dijo Londra. —Lo siento.

Los jóvenes volvieron a lo que estaban haciendo y el coqueteo se esfumó. Los líderes se reunieron para poder alistarse entre todos, pero lo único que se escuchaba era el ruido que hacían los demás.

—Quiero que sepan que aunque nunca hayamos sido cercanos entre nosotros, los aprecio y espero verlos al final de todo—dijo Sabine. —Esta orden me ha dado muchas alegrías y fue un honor haber peleado al lado de ustedes.

Los líderes se miraron entre ellos, se acercaron al centro y colocaron sus puños al centro.

—Somos “Vex”—dijo Aramis. —Y vamos a hacer añicos a esos desgraciados.

Agni y Kamal se preparaban juntos y una vez listos, se miraron, se tomaron de la mano y se dieron un fuerte abrazo. Las lágrimas brotaron en ambos, podía significar el fin de toda una era y aventura que habían pasado juntos. Volvieron a verse y sonrieron a pesar de las lágrimas, sellando así su ciclo juntos y dejando que el destino los guíe al final.

Hazel ya estaba lista y se encontraba mirando los paneles de control ya desactivados. Observó a todos lados y, tras tomar aire, salió para formar a los soldados y dar inicio al viaje.

Arlet, Liv y Price entraron a una habitación con una mesa en el centro donde estaban sus armas y sobre unos soportes se encontraban los brazaletes que cada uno iba a ponerse. Se podía ver el símbolo de cada uno sobre sus armas. Los tres se pararon en sus respectivos símbolos y en ese momento, Ysamar apareció también y se colocó frente al símbolo del trébol. Su corazón latía con fuerza y el terror y nervios eran más fuertes aún.

—Es tuyo ese lugar—dijo Liv.

—Te lo ganaste—dijo Price. —No hay nadie que se lo merezca más.

—Hoy somos uno solo—dijo Arlet. —Hoy, todos somos él.

—Por él—respondió Ysamar.

Los cuatro pusieron sus antebrazos en sus brazaletes y estos se cerraron y se ajustaron a la comodidad de ellos. Arlet, Ysamar y Liv tomaron sus armas, las colocaron en sus respectivos lugares dejando a Arlet lucir sus sables en la espalda.

—Una vez más—dijo Arlet. —Hay que pelear una vez más.

Todos los soldados estaban formados afuera esperando a abordar a los vehículos y se podía ver la tensión en el rostro de muchos.

Saiko y Elise estaban juntas con sus respectivos trajes y en ese momento apareció Vatra al lado de ellas ya listo también con su traje. Ambas lo miraron y solo atinaron a sonreír.

—Te ves bien—dijo Saiko.

—Lo sé—dijo Vatra presumiendo. Fue entonces que vio el logo en el traje de Elise y Saiko. —Yo también quiero eso.

—Niel lo hizo—respondió Elise.

Vatra lo visualizó cerca de ellos, se acercó lentamente y le tocó en su hombro para llamar su atención.

—Oye, ¿puedes ponerme el logo también a mí? —preguntó Vatra.

—Creo que sí—respondió Niel.

Sacó el mismo aparato que usó con Elise, escaneó a Vatra, ejecutó los comandos y el logo apareció en el lado del corazón y en el lateral de su hombro.

—Genial—dijo Vatra. —Gracias.

—Te queda bien—respondió Niel.

En ese instante se comenzaron a escuchar murmullos mientras las miradas iban guiadas a un solo punto. Arlet, Ysamar, Liv y Price, aparecieron caminando entre todos mientras los soldados les dejaban pasar haciéndose a un lado y algunos incluso haciendo reverencia al equipo. Ya llevaban sus trajes puestos, Liv había modificado el traje del trébol para que se ajustará a Ysamar y lo hizo parecido al de ellas. Se veían imponentes y majestuosos con los trajes puestos una vez más. Todos quedaron mirando hipnotizados, incluso Hazel no supo que hacer o decir cuando llegaron al frente de todos y los tuvo en frente.

—Tu turno—dijo Arlet a Hazel.

En la “Torre Inicial”, los líderes agrocistas se encontraban hablando entre ellos mientras planeaban el siguiente golpe a los vexianos. Los asistentes estaban comiendo juntos a excepción de Calixta que parecía seguir afectada por lo ocurrido en la prueba. Theodora observó esto al igual que todos y tomó la iniciativa dejando su comida de lado.

—Siento haber sido tan dura contigo—dijo Theodora. —No debía ser así y te exigí de más. Pero es que quería que fueras mucho más que una chica tímida. Tuve una hermana hace mucho, se parecía a ti. Ella murió a causa de una enfermedad y la depresión me llevó a estar bajo efectos de sustancias y en las calles. Terminé en una trifulca entre las ordenes y una bala perdida impacto contra mí. Creí que iba a morir, me sentía bien con eso. Cuando desperté estaba aquí, furiosa al seguir con vida y la depresión me llevó a encerrarme hasta que canalice toda esa rabia en mi entrenamiento, pero sigo esperando ese día en que me iré.

Todos quedaron en silencio y Ezra tiró su cubierto sobre la mesa, miró a todos concierto rabia y tragó lo que tenía en la boca.

—Yo he vivido aquí—dijo Ezra. —Mis padres eran soldados y me molían a golpes todo el tiempo para poder ser un buen soldado. El día en que murieron en batalla, fue el mejor día de mi vida, pero se convirtió en una pesadilla porque jamás pude salir de aquí.

Aarav soltó una pequeña risa que llamó la atención de todos. Levantó la cabeza y se percató que todos lo estaban miraron con molestia.

—A mí me botaron de casa—dijo Aarav. —Éramos millonarios, pero jamás quise hacer nada y mi padre me botó. Fue divertido oírlo quejarse y todo eso. Los mató un camión cuando intentaban cambiar un neumático. Me enteré muchos años después. Las calles fueron mi hogar hasta que en una pelea me apuñalaron brutalmente hasta dejarme al borde de la muerte. Reaccioné cuando ya estaba aquí. No sé qué pasó, solo recuerdo eso y ya.

Todos quedaron en silencio y siguieron comiendo mientras Camita no sabía qué hacer o decir.

Los líderes de “Agros” discutían algunos planes cuando un soldado llegó corriendo muy asustado y desesperado.

—¡Señor!—dijo el hombre—¡Un mensaje de los vexianos! ¡Se está transmitiendo en todo el mundo en este momento!

Las pantallas se encendieron en todas las bases agrocistas y se podía ver a Hazel con el fondo de todos los soldados formados atrás de ella y esperando a su orden.

—Buen día—dijo Hazel. —Este es un mensaje para las fuerzas de “Agros” y su líder. Ustedes respondieron con cobardía, lastimando a inocentes e involucrando a esas personas en un conflicto que es entre nosotros. Quiero que sepa señor Ryzak que nuestra manera no es así, porque nuestros golpes irán contra usted y el grupo de genocidas que lo acompañan. Nuestro juego terminó y es hora de hacer frente al problema.

En ese momento, Hazel salió de la escena y Arlet apareció vestida como el corazón. Todo el mundo de paralizó, era como ver a Dios. El asombro era claro y algunos no podían creerlo.

—Este mensaje es para los demás—dijo Arlet. —Para quienes perdieron como nosotros, para quienes dejaron de luchar y se rindieron ante ellos. Ya no más. Pasaron por encima de nosotros y fue suficiente con ello. Hemos sido destruidos en nuestro orgullo y nos han quitado más de l que teníamos. Arriba hermanos, arriba porque hemos estado derramando lágrimas sobre nuestras familias que solo buscaban salir adelante. Arriba porque la vida de ellos es más que una simple cifra en un tablón. Peleen, salgan a pelear una vez más por todos aquellos que se fueron y merecían tener una vida plena. Que el pueblo se levante en contra de este régimen que al no tener que más quitarnos, decidió quitarnos la libertad y la felicidad. Se acabó el miedo y ahora, nosotros vamos a golpear.

La transmisión se acabó y el mundo quedo en silencio. Un hombre anciano levantó la cabeza al cielo y entonces aparecieron. Aviones de guerra sobrevolando los cielos, las naves de “Vex” aparecieron también y la algarabía de las personas no se hizo esperar. El rescates había llegado.

En todas las partes del mundo, las personas salieron a manifestarse y a hacer frente al régimen. Comenzaron a pelearse con los oficiales del poder y a hacer destrozos.

Las compuertas de las naves se abrieron dejando ver el tan ejercito de los vexianos listos para saltar a la batalla.

Ryzak y los demás salieron de la torre para ver qué estaba pasando y se toparon con la escena. Ryzak estaba furioso y ordenó que dispararan a las naves para asegurar algunas bajas de los soldados, pero en ese momento, los soldados infiltrados comenzaron a atacar y a evitar esto, lo que armó una batalla en la entrada de la torre.

Los soldados saltaron de las naves y el cielo se llenó de soldados cayendo en masa de las naves. Los líderes los siguieron y junto a ellos también saltaron Agni y Kamal. Hazel saltó también de la nave a pesar de su miedo y siguió a todos los demás. Vatra, Elise y Saiko también saltaron y Vatra junto con Elise se separaron para salir volando y atacar de otro puntos. Rose, Joseph y Londra saltaron acompañados de un grito de emoción.

Solo quedaron ellos. Ysamar fue la primera en saltar después de verse con el equipo, dejando al trío solos.

—Este será el fin de muchos—dijo Price.

—Que sea peleando—dijo Liv.

Price saltó, Liv vio por última vez a Arlet y también hizo los mismo. Price usó los brazaletes y después de mucho tiempo, se iluminaron para que la espada pueda volar. Liv abrió sus alas y dejó la hermosa estela rosa del corazón. Arlet tomó sus sables de su espalda, estas se encendieron en la típica llama que tenían y miro a vacío. Las miradas con Ryzak chocaron y, tras tomar aire, Arlet saltó de la nave.

La batalla final entre “Agros” y “Vex” había llegado y el final estaba cerca. No había lugar para la piedad, solo era un ganar o morir. Ambos sabían que esta batalla es la decisiva, la que definiría el destino del mundo entero y daría inicio a un nuevo comienzo para el mundo. Todo se definía aquí y ahora

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