Imparable
Hacía demasiado frío. Islandia había sido el país al que Kamal llegó para encontrar a su objetivo, su antiguo compañero y líder de equipo.
Agni siempre hablaba de un lugar en concreto, siempre fue un amante acérrimo del frío y soñaba con estar en un lugar así, rodeado de bellos países, con un calefactor, una taza de chocolate caliente y ropa abrigadora.
Kamal fue su confidente en los últimos años después de lo ocurrido con Elm y la muerte de Yannick. Antes de todo eso, con quien siempre conversaba era con Elm, aunque el joven no parecía prestar mucha atención cuando Agni hablaba. Era triste ver como en el fondo Agni amaba a Elm como si fuera su hijo y que solo recibió por parte de él una traición que hasta hoy le duele.
Agni había encontrado en Kamal no un hijo ni nada parecido, había encontrado un amigo a quien podía confiarle sus secretos y contarle sus preocupaciones. Fue en ese periodo de tiempo que Agni confesó como sería su vida si no estuviera en "Vex".
Kamal se encontraba caminando en una tormenta de nieve densa que le nublaba la visión y le impedía poder verse a sí mismo. Llevaba muchas prendas encima que lo cubrían del frío y caminaba con dificultad por la nieve. A los lejos pudo encontrar una pequeña cabaña que se iluminaba. Kamal se dirigió hasta la vivienda, tocó la puerta con fuerza y lo recibió un hombre muy abrigado y con un rostro muy serio, rozando lo furioso. Sin embargo, en cuanto vio a Kamal su rostro cambió al de una persona preocupada y lo hizo entrar a su hogar.
—Dios mío muchacho —dijo el hombre con un extraño acento y con dificultad al hablar el idioma. — ¿Cómo se te ocurre andar por ahí con esta tormenta?
—Necesitaba encontrar a alguien, no tomé en cuenta la tormenta —respondió Kamal
—Déjame ayudarte con todo eso.
El hombre era amable, tenía el cabello pelirrojo al igual que la barba que era del mismo tono de color, bastante alto, de piel muy blanca y con las mejillas rojizas. Ayudó a Kamal a quitarse toda esa ropa, el ambiente era cálido, un gran contraste con el clima del exterior. Solo se iluminaba el lugar por el fuego de la chimenea donde también había una gran olla que desprendía un vapor en la parte superior que dejaba olfatear un agradable aroma de lo que parecía ser un estofado. Sobre la mesa de madera que había frente a la chimenea, habían decoraciones con flores y una taza de café caliente. Era una cabaña pequeña donde había suficiente espacio para el hombre.
—Gracias por su apoyo, señor —dijo Kamal mientras se retiraba los grandes abrigos que lo cubrían.
—No hay nada que agradecer —respondió el hombre.
—¿Usted es de aquí?
—Así es.
—¿Cuál es su nombre?
—Svikari.
—Soy Kamal.
—Un gusto muchacho. Me alegra haberte ayudado, quién sabe que te habría pasado si seguías afuera con ese frío.
—Realmente salvó mi vida señor.
—Siempre es bueno tener algo de compañía. Espero que tu amigo valga la pena.
—Diría que sí, es realmente importante.
—Un par de metros más adelante hay un pequeño pueblo. Conozco a todos ahí, quizás pueda ayudarte con tu búsqueda, pero primero, lo más importante, la cena.
El hombre comenzó a reír a carcajadas tras decir su comentario. Se acercó a una repisa, sacó un plato hondo, se acercó a la olla y, con un cucharón, se sirvió un poco del estofado. Al terminar, señaló a la repisa de nuevo mientras veía a Kamal, preguntándole sin hablar si también deseaba un poco.
—Sí, gracias —respondió Kamal.
El hombre se acercó una vez más a la repisa y sacó otro plato igual y le sirvió un poco a Kamal.
—Es venado, yo mismo lo cacé esta tarde antes de la tormenta —dijo el hombre.
—Se ve delicioso.
Kamal notaba que ese hombre era muy amable, muy gentil y bastante generoso. Tomó la cuchara que estaba dentro del plato, levantó la cuchara y antes de que pueda tomar el primer bocado pudo verlo. A lo lejos, escondido en la otra habitación ya que sobresalía lo mínimo se encontraba un objeto extraño que no era común que alguien como él tuviera. Miró al hombre y notó que este lo observaba fijamente mientras comía con una sonrisa en la cara que ahora no parecía ser una buena señal. En esa habitación y sobresaliendo, se veía la punta de un rifle. Kamal pensó por un segundo al ver el plato que se trataba de un rifle de caza, pero al ver bien la punta se percató que ese rifle no era de caza, ni siquiera era un rifle tradicional, era uno de una tecnología muy avanzada. Esas armas solo pertenecían a alguien, a los soldados de "Agros". Habían tres opciones de la razón por la cual llevaba esa arma. Uno, era un cazador. Dos, la había logrado conseguir de alguna manera o tres y el peor, era miembro de "Agros".
La primera opción era una posibilidad de un cincuenta por ciento, equilibrado, la segunda opción era realmente poco probable e incluso imposible, y la tercer igual que la primera, cincuenta por ciento.
—¿Pasó algo muchacho? —preguntó el hombre con otro tono de voz más extraño.
—Sé que sabes quién soy —respondió Kamal. —Sé que sabes lo que puedo hacer, por algo decidiste hacerme entrar. Responde y sabré si mientes o dices la verdad. ¿Eres un agrocitas?
El hombre dejó de sonreír repentinamente, dejó el plato sobre el piso y miró a Kamal por un largo rato para después volver a reír a carcajadas, pero esta vez Kamal no siguió la risa. El hombre se secó las lágrimas de los ojos y sin previo aviso, se abalanzó sobre Kamal con la intención de ahorcarlo.
Era un hecho, la opción dos se descarta. Kamal reaccionó rápido y se tiró hacia atrás para que el hombre pasara de largo. Debido al golpe, Kamal pudo aprovechar la situación y tomó al hombre para intentar hacerle una llave y dejarlo incapacitado, pero el hombre se zafó de inmediato, se puso de pie obligando a Kamal a hacer lo mismo y cuando asestó el golpe, el hombre ni se inmuto. Ni siquiera pudo hacerlo retroceder. Kamal entró en pánico ante esto y no le dio tiempo a reaccionar cuando el sujeto lo tomó de la cabeza. Lo levantó y poco a poco comenzó a aplastar su cabeza con la intención de hacerla estallar. Kamal sentía como su cabeza estaba por hacerse trizas y su opción fue colocar sus pies sobre el pecho del hombre y empujar para zafarse de él. Clavó sus dedos en las venas de Svikari y sin notarlo, poco a poco se iban abriendo sus manos. Tras ello, Kamal dio una patada al rostro del hombre y haciendo una voltereta hacia atrás intentó seguir atacando, pero todo era vano. Svikari seguía sin detenerse, parecía una bestia, nada no lo podía detener.
Kamal estaba en graves problemas, si no encontraba una solución rápida iba a ser su fin. El hombre comenzó a golpearlo con tanta fuerza y brutalidad que poco a poco las fuerzas de Kamal se iban acabando. Lo intentaba todo, pero la superioridad en fuerza era abismal, no había manera de hacerlo parar. Kamal no entendía como algo así estaba pasando, como alguien como él no era capaz de frenar a un simple tipo y cómo podía ser más fuerte que otros oponentes. Ese tipo no era humano, no tenía sentido. El esfuerzo de Kamal fue inútil y todos sus intentos por frenarlo eran en vano.
Svikari lo tomó del cuello y lo estrelló contra el suelo. El hombre empezó a asfixiar a Kamal mientras él intentaba zafarse. Sin embargo, Kamal pudo ver por un segundo que estaba cerca a la olla donde seguía calentándose el estofado, solo debía estirar un poco para alcanzarla, pero el aire se le escapaba y no era capaz de pensar con claridad. Svikari hacía presión cada vez más fuerte mientras sonreía y Kamal seguía intentando llegar. Ya no resistía más, era su final, el aire se le agotaba y ya no tenía fuerzas.
Estaba por cerrar los ojos cuando la puerta de la cabaña se rompió y entró un sujeto cubierto completamente de abrigos y disparó a quema ropa a Svikari con un rifle. Esto ayudó a Kamal debido al dolor y a la distracción del hombre y tras golpearlo en el rostro con su pie y alejarlo, Kamal tomó la olla y cuando el hombre saltó de nuevo al ataque, roció el contenido de la olla en el rostro del hombre. Svikari comenzó a a gritar del dolor debido a la quemadura provocada por el guiso ardiente. El hombre con el rifle aprovechó la situación e impactó una bala en la cabeza del hombre mientras se iba moviendo de un lado a otro debido al dolor.
Svikari cayó al suelo y Kamal pudo respirar nuevamente mientras tosía. Quedó sentado en el suelo mientras el sujeto que lo ayudó se acercaba a él lentamente.
—Calma —dijo el hombre.
—Vete al diablo, aún puedo acabar con miles de ustedes yo solo estúpido infeliz —dijo Kamal molesto y recuperando el aliento.
El hombre se arrodilló frente a él, se retiró lo que cubría su rostro y mostró ante Kamal de una vez.
—Tranquilo, llegaste a donde debías —dijo Agni apoyándose del rifle.
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