Arena
Con la mirada en el techo, Ezra veía pasar su vida y posibilidades ante él en un abrir y cerrar de ojos donde sus recuerdos eran casi nulos. "Agros" se había encargado de que no pueda recordar mucho, solo se veía a él como un joven común que paseaba por la calle junto a una muchacha. De pronto, fueron emboscados por una camioneta y en ese momento solo tiene recuerdos efímeros de ello. Él con una bolsa de tela cubriendo su cara, mientras era golpeado, cuando lo ataban a una camilla, como era torturado, pero, sobre todo, no tenía idea del destino final que tuvo la joven que iba con él y tampoco sabía quién era.
Llamaron a su puerta y al abrirla lo esperaba Theodora junto con todo el equipo. Calixta se mostraba tímida como siempre y Aarav lo seguía desafiando con su mirada.
—El amo Ryzak nos quiere en la plataforma para la evaluación —dijo Theodora.
—¿No se suponía que sería mañana temprano? —preguntó Ezra.
—Supongo que será una sorpresa —respondió Aarav. —Me parece correcto.
Los cuatro jóvenes llegaron a una arena enorme donde ya los esperaban Kai y Ryzak junto con varios soldados, quienes estaban de espectadores y otros que supervisarían el desempeño de los jóvenes y que las reglas sean obedecidas. Todos los presentes estaban en las gradas y los hombres principales veían todo en un palco especial y fortificado.
Ryzak y Kai miraban fijamente a los luchadores a la vez que veía toda la arena de combate.
—Quiero que los lleven al límite —ordenó Ryzak.
—Señor, no tenemos la seguridad de que esos jóvenes han despertado alguna habilidad —respondió Kai.
—¿Para qué crees que hacemos esto? Si no lo sabemos, esta es la oportunidad de saberlo.
Kai se levantó de acercó a uno de los soldados que llevaba un traje diferente y le susurró al oído la orden de Ryzak. El soldado se acercó al frente y fue observado por todos. Los jóvenes lo veían formados en fila y con cierto temor e intriga.
—¡Hermanos, estamos reunidos para la evaluación final de estos jóvenes! ¡Los fieles asistentes de los líderes de nuestra orden, se enfrascarán en una batalla para saber si el liderazgo se mantiene en el joven Ezra o pasará a alguien más! ¡Den todo de ustedes y recuerden que el enemigo no tendrá piedad de ustedes!
Una mujer de cabello rubio y esbelta, se acercó a los jóvenes y estos la rodearon esperando indicaciones.
—No hay reglas, luchen a muerte y den todo de ustedes. Será una batalla campal, todos contra todos. Lo único que deben saber es que solo uno de ustedes debe quedar de pie.
La mujer salió del campo de batalla y los jóvenes se quedaron mirándose mutuamente. Calixta estaba aterrada, Ezra confundido por no querer matar a nadie, Theodora estaba lista y conforme con la evaluación y Aarav estaba ansioso e incluso reía a carcajadas.
Sin tiempo a respirar y a causa del ruido de todos los espectadores, se escuchó un gong y dejó a los cuatro paralizados. Solo se veían y pensaban si era real todo lo que pasaba. Theodora vio esto como una oportunidad y dio el primer golpe a Calixta quien estaba frente a ella, iniciando así la pelea entre ambas luchadoras.
—Tú y yo hermano —dijo Aarav. —Pelea bien porque creo que me conoces.
Ezra se abalanzó sobre Aarav y ambos iniciaron su pelea. Ninguno poseía habilidades, por lo que la pelea era solo de golpes, pero solo era Theodora contra Calixta y Ezra contra Aarav. Ninguno peleaba contra nadie más y Ezra junto con Calixta parecían resistirse más. Ryzak dio la orden y otro soldado oprimió un enorme botón en el panel de control.
Tras ello, la plataforma comenzó a agrietarse y a separarse para dejar ver lava. Calixta y Theodora se separaron debido a esto mientras que Ezra y Aarav no se percataron de este detalle y Ezra casi cae a la lava si no es que sus reflejos lo hicieron saltar. La arena se separaba cada vez más y Theodora notó que se abría un ojo del interior de lava. Calixta vio lo mismo al igual que Ezra y Aarav. De pronto, se comenzaron a ver varios ojos y como bestias, del interior de la lava, saltaron unas criaturas horribles similares a zombis que atacaron a Calixta. En cuestión de segundos, toda la arena se vio envuelta de esos seres. Calixta intentaba sacarse encima a la criatura y a su rescate acudió Theodora, quien se una patada alejó a la criatura.
—Creí que la pelea sería entre ellos —dijo Kai.
—Serpia un tonto si pongo en contra un equipo que debe luchar codo a codo en contra de los vexianos —respondió Ryzak.
La lava que chorreaba por cada parte del cuerpo de esas cosas los hacía más letales. Ezra notó que no salían más criaturas y supo que la cantidad que estaba frente a ellos eran los únicos.
—Malditas bestias —dijo Aarav molesto. —Lo haré trizas.
—Cálmate —dijo Ezra.
—No me digas que hacer idiota.
Aarav se abalanzó sobre estos seres y todos se abalanzaron sobre los jóvenes. Ezra comenzó a defenderse mientras que Aarav era más ofensivo y atacaba a todos.
Theodora comenzó a defenderse también mientras que Calixta hacía lo mismo, pero era superada por esas cosas.
Al ver este percance y notar la verdadera intención de la evaluación, Theodora saltó en defensa de Calixta. Puso sus manos en el suelo parte del concreto comenzó a adherirse a ella como si se tratara de un imán. Al levantarse del suelo, sus antebrazos se hicieron enormes y rocosos. Con ello, golpeó a varias de esas cosas y las acabó en un segundo para que después, sus brazos volvieran a la normalidad.
Ezra notó esto y decidió replicar la hazaña de Theodora ayudó a Aarav. Estiró su brazo hasta una distancia considerable para golpear a varios enemigos en fila y ayudar a Aarav.
—De nada —dijo Ezra.
—No pedí tu ayuda —respondió Aarav. —Además, no te creas muy especial.
Aarav cerró los ojos y comenzó una metamorfosis extraña. Su piel se hizo escamosa y de un tono rojizo, comenzó a salirle garras negras y unas pronunciadas alas, Unos cuernos se asomaron sobre su cabeza y soltó un extraño grito similar a un rugido. Dejó salir una cola y entonces dejó ver su apariencia, era una fusión entre un dragón con rasgos humanos. Tenía una apariencia hermosa e hipnotizante. Era grande, como de unos tres metros, pesado y colosal. Dejó salir una llamarada de fuego de su boca y acabó con varias de esas criaturas.
Ezra notó que Calixta no había logrado el objetivo de despertar una habilidad y lejos de hacerla a un lado, ideó un plan para todos.
—¡Protejan a Calixta! —gritó Ezra.
Todos la vieron, los jóvenes, los espectadores y, lo peor de todo, también las criaturas. Todos se abalanzaron sobre Calixta y comenzaron a atacarla, pero al joven se defendió con lo que pudo. Sus compañeros, con ayuda de sus habilidades, la apoyaron en su lucha.
Ryzal y Kai veían con orgullo y satisfacción como los jóvenes habían logrado cierto compañerismo y habían logrado conectarse para la batalla que se avecinaba.
Todos aportaban sus mejores golpes y estrategias para ya no solo proteger a Calixta, sino para acabar con sus enemigos. Theodora absorbiendo los materiales para usarlos a su favor, Ezra estirando sus extremidades y incluso haciendo más grande sus puños para que sus golpes sean más fuertes y Aarav transformado en esa bestia acabando más rápido con todos.
En minutos, la arena de combate había sido reducida a nada respecto a sus enemigos. La arena de combate se cerró y el soldado que había dado inició a la pelea, se acercó de nuevo al frente del palco para hablarle a todos.
—¡Bien hecho luchadores, pero la pelea aún no acaba! ¡Solo uno debe quedar de pie! —dijo el hombre.
Los jóvenes se quedaron quietos y mirándose y Ezta salió al frente y en representación del equipo.
—¡No vamos a atacarnos entre nosotros! —dijo Ezra. —¡Somos un equipo y pelear los unos a los otros solo genera conflictos!
El soldado volteó a ver a Ryzak quien se levantó junto con Kai y se retiraron de la arena.
Aarav regresó a su estado natural y dio un resoplido al terminar. Miró a todos y parecía ciertamente avergonzado.
—Todos tiene habilidades también —dijo Aarav. —No me vean así.
El equipo fue llevado a un cuarto donde esperaron por horas y nadie decía nada. Estaban super callados, pero las miradas iban a Calixta quien se mostraba muy nerviosa, asustada por lo que podría pasar con ella. Todos habían logrado obtener sus respectivas habilidades, pero ella no había logrado nada y fue más un estorbo que un apoyo en la batalla.
Un soldado apareció en la habitación y solo les dijo que Ryzak quería verlos. Los jóvenes llegaron a la camara de Ryzak y los esperaba él junto con Kai.
—Bien hecho chicos —dijo Kai. —Han demostrado un gran avance.
—Gracias señor —dijo Ezra.
—Sin embargo, tenemos una mala noticia para uno de ustedes. Calixta será dada de baja, será llevada a un campo de concentración donde sus cualidades serán más beneficiosas que aquí.
Todos los jóvenes se vieron y Calixta estuvo a punto de romper en llanto. Tuvo un ataque de pánico y la respiración se le iba.
—Con todo respeto señor —dijo Ezra. —No quiero pasar por encima de usted, pero Calixta es un miembro esencial para el equipo.
—¿Por qué? —preguntó Ryzak acercándose a ellos. —¿Por qué debería dejar que ella se quede?
El equipo se mostró más tenso ante la presencia de Ryzak, se veían intimidados con cada paso que el hombre daba acercándose a ellos.
—Porque es indispensable —dijo Theodora. —Su presencia alivia la tensión entre nosotros y es una gran luchadora. No podemos perder eso, estaríamos en desventaja.
Ryzak se quedó mirándolos por unos segundos, se dio la vuelta y regresó con Kai.
—Felicidades, todos permanecen en sus puestos. Ezra, sigues a cargo —dijo Kai.
Los jóvenes salieron de la habitación, Ryzak y Kai quedaron solos y, tras mirarse mutuamente, ambos sabían que lo habían logrado. Habían logrado formar un buen equipo.
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