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Identidad

Después de unos meses de lo sucedido, del caos y el daño que provocó "Agros" en el diamante y en la reputación de "The Poker's", los soldados de "Vex", buscaron continuar sus actividades con total normalidad y seguir tras los pasos de sus enemigos.

Derek e Ysamar continuaron con su entrenamiento y la joven mostraba una gran mejoría con el pasar del tiempo. Si había duda en su capacidad y habilidades, ya nadie las tenía. Ysamar fue escalando poco a poco hasta convertirse en una de las mejores de la orden y Derek no podía estar más orgulloso de ella y de sus logros. Había conseguido entablar una relación muy sólida y hermosa con aquella joven y veía en ella lo que hubiera querido tener, alguien en quien confiar.

Después de su extenuante entrenamiento, ambos se sentaron y descansaron por unos minutos para recuperar sus fuerzas.

—Mejoras de una manera increíblemente rápida—dijo Derek.

—Me lo han dicho—dijo Ysamar.

—Trata de no perder el equilibrio, aún fallas un poco en ello.

—Lo he notado, pero es que las acrobacias a veces me hacen tropezar.

—Tendrás que buscar cómo adecuarte a ellas o buscar otro estilo de combate.

—Pero ese es mi estilo.

—No, es mi estilo, tú decidiste adoptarlo, pero no significa que puedas dominarlo a la perfección.

—Que envidioso.

—No lo veas de esa manera, me honra mucho eso, pero debes buscar tu propia identidad, seguir tu propio camino y escribir tu historia. Algún día no estaré aquí es la ley de la vida.

—Dijiste que siempre estarías aquí para mí.

—Claro que sí, pero tendrás que valerte por ti misma algún día.

—Lo entiendo.

Derek se acercó a Ysamar, se arrodilló y con una sonrisa en el rostro, tomó una toalla y secó el sudor de la frente de la joven. Pasó la toalla con delicadeza hasta dejarla seca y la dejó a un lado para ver a la muchacha.

—¿Sabes? Estoy muy cansado—dijo Derek.

—Yo también—dijo Ysamar. —Pero, tenemos trabajo que hacer.

—No me digas que a veces no sueñas con un día libre.

—Pues sí, no se oye mal.

—¿Y qué te gustaría hacer?

—Vaya, no sé, hay tanto que nunca hice y me encantaría hacer.

—¿Cómo qué?

—Pues... La capital, Lima.

—¿Qué hay con eso?

—Me gustaría conocerla. Caminar por sus calles, ver la playa, comer algo, quizás tomar algo también.

—Eres menor de edad.

—Nadie tiene que saberlo.

Derek soltó una pequeña sonrisa y apartó la mirada por un segundo, pero rápidamente regresó la mirada de Ysamar.  Asintió la cabeza mientras pensó por un segundo en un plan que podría servirle a la joven.

—Conocer Lima—dijo Derek.

—Sí, también oí de una playa donde no hay arena y solo hay piedras—respondió Ysamar.

—¿Piedras?

—Piedras hermosa de varios colores, dicen que el atardecer ahí se ve hermoso y el sonido del mar es increíble.

—Quizás un día.

—Quizás.

—Vamos, debemos continuar.

Tras la conversación, ambos se sentían más relajados y listos para continuar con su entrenamiento.

Días después, Derek se acercó a Hazel con intención de hacerle una solicitud y esperando alguna respuesta positiva de su parte. Había estado investigando algunos lugares de la capital que podrían ser buenas opciones, quería sorprender a Ysamar y darle el descanso que tanto merecía.

—Hazel—dijo Derek acercándose a ella mientras revisaba unos documentos en su oficina.

—Derek, ¿qué pasó? —preguntó Hazel mientras dejaba de lado su trabajo.

—¿Estás muy ocupada?

—No, está bien, ¿en qué puedo ayudarte?

—Quería pedirte algo, es un poco liberal, pero no sé qué piensas.

—De acuerdo.

Derek se acarició las manos y trató de calmarse constantemente mientras se mantenía en silencio e intranquilo. Sabía cual sería la reacción de Hazel y sabía que iba a tener razón en sus palabras, pero aún así se armó de valor para decir lo que tenía dentro. 

—Quería saber si podías darme un día o dos para poder hacer algo fuera de la base—dijo Derek con temor y la voz baja. 

—¿Disculpa?—preguntó Hazel con cierta indignación

—Necesito un descanso.

—Estamos en mitad de una guerra y, ¿quieres descansar? ¿Crees que mereces privilegios solo por ser el trébol?, ¿no crees que quizás algunos soldados también quieren días libres?

—No son para mí.

—Explícate.

—Son para Ysamar.

—¿Ysamar?

—Mira, tengo algunos planes con ella, quiero darle al menos un respiro de todo. Ponte a pensar un segundo, ella llegó solo a pelear y no descansó un minuto hasta lograr lo que ahora tiene.

—Igual que yo Derek.

—Pero no le niegues a alguien esa oportunidad.

Hazel se quedó mirando a Derek por segundos con un rostro sorprendido y a punto de negar la petición, pero la razón de Derek era válida, no podía simplemente dejar a alguien pasar por lo mismo solo porque ella pasó por situaciones similares. Pensó en que dicho acto sería muy egoísta de su parte. Agachó la cabeza y la movió mientras reía. Levantó la mirada y se acercó a Derek.

—De acuerdo, te daré el tiempo que quieres, pero eso sí, tienes que prometerme que le darás el mejor día de su vida a la niña—dijo Hazel.

—Lo haré—dijo Derek.

El trébol estiró la mano a Hazel esperando la respuesta de la joven y cerrar su trato. Hazel miró la mano de Derek por unos segundos para poder responderle como era debido. Se estrecharon las manos y cerraron su trato para posteriormente, el trébol, salga corriendo con una sonrisa imposible de ocultar y dirigirse a su habitación.

Al día siguiente muy temprano, Derek fue en busca de Ysamar para darle la sorpresa. El trébol encontró a la joven entrenando sus reflejos y resistencia con diferentes ejercicios. Derek la observó por unos segundos mientras pasaba por su cabeza miles de pensamientos hacia Ysamar. Fue entonces que la joven notó su presencia y se detuvo de pronto.

—Hola—dijo Ysamar con la voz agitada.

—¿Cómo estás? —preguntó Derek acercándose a la joven.

—Voy mejorando mi fuerza en las piernas. Pensé mucho en lo que dijiste y tienes razón, debo buscar mi propia identidad.

—Eso es genial, ¿cómo vas con eso?

—Recién empecé, quiero ver hasta donde llegó.

Ysamar regresó a seguir entrenando y Derek se quedó en silencio por unos segundos mientras sonreía. Se acercó a la joven lentamente, se colocó a un lado de ella para verla mejor y fue entonces que Ysamar vio su rostro y sin decir nada, entendió que Derek tenía algo planeado.

—Además de eso, ¿qué más harás hoy?—preguntó Derek con entusiasmo.

—¿A qué te refieres?—preguntó confundida Ysamar deteniéndose de inmediato.

—¿Estás libre hoy?

—Pues sí, eso creo.

—Perfecto, tenemos una misión juntos.

—No creí que eso fuera posible.

—Pues sí, debemos irnos cuanto antes así que date prisa.

—De acuerdo.

Ysamar salió corriendo para alistarse y Derek recordó que si iban a una misión era seguro que Ysamar se pondría su uniforme de combate así que la detuvo antes de arruinar todo.

—¡Iremos de encubierto así que ponte algo casual! —gritó Derek.

Después de una hora, Ysamar apareció con prisa para encontrar a Derek parado al lado de un avión de guerra de "Vex" mientras la esperaba.

—Lamento si demoré, trataba de buscar lo más casual que tuviera entre mi ropa—dijo Ysamar.

—Da igual, ¿lista? —preguntó Derek.

—Seguro.

—Sube al avión, las coordenadas ya están fijadas y según se dice llegaremos en una hora más o menos.

—Genial, no vamos muy lejos.

Ambos subieron al avión y solo bastó ejecutar unos cuantos comandos para que el viaje de inicio.

Ysamar se mantenía en calma viendo por la ventana como atravesaban las nubes mientras Derek veía al frente y revisando que todo esté yendo a la normalidad. Después de una hora, el avión aterrizó alejado de la civilización en lo que parecía ser un cultivo. El dúo descendió del avión y vieron todo a su alrededor. Era un lugar vacío con miles de cultivos de maíz y con una pequeña cabaña alejada. Caminaron por unos minutos en línea recta hasta que se encontraron con un señor anciano que llevaba con un sombrero de paja y gafas. Era de estatura baja, con muchas arrugas y caminaba con lentitud. El hombre se acercó al dúo y sin decirles nada, les entregó las llaves de un auto. Derek agradeció el gesto del hombre y este respondió con una tierna sonrisa. Derek caminó seguido de Ysamar par encontrarse con una vieja camioneta, vehículo que les serviría para seguir su viaje.

—Bueno, eso nos servirá para continuar—dijo Derek.

—Con suerte y logra arrancar—dijo Ysamar.

Ambos subieron al auto y después de hacer varios intentos para poder hacer avanzar la chatarra, este al fin respondió y comenzó a andar. Después de una hora más, el auto llegó a una plaza transitada con una pileta en el centro de esta y alrededor se veían obras arquitectónicas antiguas y atractivas para la vista de Ysamar quien quedó maravillada con todo. El cielo estaba alumbrado por un irradiante sol que aumentaba el ánimo de las personas que caminaban con alegría. Bajaron de la camioneta y ante ellos vieron pasar a un carruaje, tirado de un caballo blanco hermoso. Ambos caminaron al centro de la plaza hasta llegar a la pileta donde la observaron por unos segundos hasta oír una pequeña risa de Ysamar.

—¿Reconoces el lugar? —preguntó Derek.

—Creo que sí, pero sería demasiado hermoso y afortunado como para ser real—respondió Ysamar.

—Según lo que investigue, este lugar tiene una gran fuente de historia para este país. En uno de los pasajes de esta plaza, hay una que lleva el nombre de un hombre importante, creo que era un pescador o algo así.

—No puede ser.

—Estamos en la Plaza de Armas de Lima.

Ysamar borró la sonrisa de su cara y se dio la vuelta para ver todo a su alrededor. Volvió a mostrar una ligera sonrisa para dejar salir una lágrima y comenzar a reír de la emoción causada por la sorpresa. Derek vio todo a su alrededor también y se vio satisfecho ante lo conseguido y ver el rostro de Ysamar irradiante de felicidad.

A partir de ese momento, el resto del día se vio envuelto de miles de actividades que realizaron juntos. Fueron a cuantos lugares pudieron mientras conocían más de la capital. Comieron todo tipo de platillos típicos que dejaron fascinados a los dos de la misma manera y eran consumidos en un lugar con ambientes muy patrióticos y adornados por música criolla típica del país. Lo que dejó impresionado a Derek, fue la pasión y emoción que las personas mostraban al oír las canciones, además de las letras con mensajes impactantes y que llegaban a conectar con cualquiera.

Derek otorgó a Ysamar un día que jamás iba a poder olvidar en su vida. La joven estaba cada vez más feliz con el pasar del día y el tiempo juntos sirvió para poder fortalecer aún más la relación entre ambos. El trébol olvidó por un instante sus acciones como héroe y solo se centró en hacer el día especial a Ysamar, por ese pequeño instante era una persona más y todo era perfecto.

Mientras el día iba terminando y el atardecer se avisaba, ambos fueron a parar a dicha playa que tanto quiso Ysamar conocer. Se acercaron a un guardia que les explicó cómo era el lugar y les dijo que caminaran hasta el final donde encentrarían un malecón en forma de punta. Dicha ubicación y forma, le daba nombre a la playa. Llegaron a aquel malecón y vieron al amplio mar mientras dejaban que el sonido los purifique y dejara salir toda la energía negativa que habían estado acumulando por años. Se quedaron unos minutos viendo con total calma hasta que Derek regresó por el mismo camino. Ysamar quedó unos segundos más viendo el mar; sin embargo, después siguió a Derek con destino a la cercanía del mar. Derek se retiró los zapatos puso su pie en las piedras, Ysamar imitó la acción del trébol y lo siguió hasta la orilla. La marea golpeó con fuerza provocando que sus pies se empaparan con el agua. Lejos de provocarles un fastidio, Derek se rió  junto con la joven y ambos se alejaron del mar para sentarse en la piedras y apreciar la vista.

—Parece que no salió como esperaba—dijo Ysamar.

—Salió exactamente como quería—respondió Derek.

Ambos se rieron por un momento y continuaron en silencio mientras seguían observando al sol ocultarse poco a poco en el horizonte.

—Dios, no hay nada como ese hermoso anaranjado del atardecer—dijo Ysamar.

—Ni que lo digas—dijo Derek.

—Esto no tiene precio Derek, esto supera todo.

—Me alegra que te haya gustado.

—¿Cómo hiciste para que la señorita Parker te diera permiso para esto?

—Secretos.

Ysamar se rió por un segundo ante el comentario de Derek. Agachó la cabeza un instante y miró a Derek agradecida y con un brillo en los ojos que emocionaron al trébol.

—Gracias, en serio—dijo Ysamar.

—No hay de que niña—respondió Derek.

—No creí que algún día llegaría a esto.

—Yo no creí que pudiera volver a...

—¿A qué?

—A esto, a ser... Yo.

—¿Tú?

—Desde que soy el trébol, tuve que afrontar la aprobación del mundo, a cambio de dejar mi vida guardada en un cajón.

—Debió ser horrible.

—Pues, mira hasta donde llegué.

—Cuando recién empecé en esto, no pensé que llegaría a tanto o qué tan siquiera conseguiría todo lo que tengo. No creí que mi vida también cambiaría tanto.

—A veces, no sé, quisiera no ser el trébol. Las personas nos ven y quieren ser como nosotros creyendo que esta vida es la mejor, pero no saben todo el sacrificio que hacemos ante ello.

—Si yo hubiera sabido que tendría esta vida, que sacrificaría tanto y que pasaría por tantas adversidades que me afectarían por un tiempo, de todas formas, habría aceptado ser lo que soy.

—¿Qué?

—Al final, todo eso, me llevo a donde estoy ahora y no hay nadie más quien quiera ser, además de mí.

Derek giró su cabeza para ver a Ysamar debido a la respuesta de la joven. Ambos sonrieron e Ysamar regresó a ver el mar. Derek había quedado asombrado ante la respuesta de su alumna. No cambiaría nada de su vida, a comparación de Derek, quien daría mucho solo por ser él. Por un día, el trébol pudo ser quien siempre quiso desde su existencia. Pudo ser Derek Escarsa. El joven regresó su mirada al mar con una sonrisa, tomó aire hasta llenar sus pulmones y cerró los ojos.

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