Capítulo 70
"Se la brillante luz que alumbra en la oscuridad."
— Hard Carry
(Got7)
Jungkook se marchó un día de tormenta durante un amanecer oscuro, dejó a Taehyung dormido en una cama deshecha y un secreto tras sus espaldas... Porque prefería que él lo odiase antes que verlo estancado en un doloroso amor unilateral. El pequeño de los Jung era demasiado bueno como para vivir teniendo que sufrir por la insensibilidad de algún idiota y Jungkook era ahora más consciente de eso de lo que lo había sido nunca antes.
Esa mañana, Yoongi sólo obtuvo una larga nota como despedida y la seguridad de que su hermano estaría bien. Sabía que Kook era fuerte y que había sobrevivido a la miseria prácticamente solo durante una innumerable cantidad de años y aún así la tristeza en la mansión era evidente.
—Lo veré el último día de clase, irá para arreglar papeles — dijo Taehyung —.Si asistís a la graduación podremos estar los cuatro juntos por un tiempo de nuevo. Supongo que eso es mejor que nada.
Su voz era tranquila pero Hoseok sabía que su hermano pequeño estaba triste. Había perdido al único amigo que tenía en todo Seúl y la única persona con la que últimamente parecía pasar tiempo en esa casa. Era inevitable que Jungkook eligiese seguir su camino después de manifestar por un largo tiempo que todo el asunto del contrato lo espantaba, el magnate había llegado a sentir culpabilidad y también se había preguntado si quizás ese chico se había marchado de forma tan precipitada debido a él y a lo que claramente sentía. El menor de los Min no era precisamente bueno ocultando sus sentimientos, daba igual si no los mostraba abiertamente.
—Deberíamos ir — habló Yoongi —. He escuchado que habrá un partido de baloncesto para cerrar la temporada de vuestro instituto... Nunca lo he visto jugar, así que será una buena oportunidad para hacer lo que debería haber hecho desde el principio.
Hoseok asintió con una sonrisa, aunque se sentía culpable no podía evitar estar feliz al ver a Yoongi tan dispuesto a apoyar y cuidar de su hermano pequeño. Poco a poco la frialdad desaparecía de su vida y a la par que esta se iba, aparecían las sonrisas sinceras y contestaciones amables.
—Sea como sea, hoy tenemos una cita — Yoongi volvió a hablar y tras acabarse su café tomó la mano de Hoseok —. Taehyung, creo que deberías invitar un par de días a Baekhyun. Llévalo a tu graduación también, hazme caso. Necesitas apartar tu mente de mi hermano por un instante y algo me dice que cuando él perciba que no hay riesgos de hacerte sufrir... Se animará a pasar más tiempo con nosotros. No sé lo que él ha dicho pero sí sé que a pesar de su comportamiento frío, le importas.
—¿No es esa una teoría un poco absurda y arriesgada? — contestó Taehyung, con la mirada baja —. Sé que Jungkook es inseguro en lo que respecta a mostrar abiertamente sus sentimientos pero creo de veras que no tiene nada para mostrar cuando se trata de mí.
—Entonces ayúdale a comprender que su negación a hablar contigo directamente acerca de lo que siente o no siente es solamente una señal de desconfianza. Aprovecha el día de vuestra graduación para hablar con él y disfruta de un tiempo agradable con Baekhyun. Si no me equivoco, durante muchos años ha sido la persona más cercana a ti.
—Quizás lo haga — Taehyung carraspeó—. Iré a prepararme, tengo una actuación de doma clásica esta tarde.
Fue la única respuesta que Taehyung dió antes de subir a su habitación y Hoseok solo pudo asentir antes de girarse hacia su pareja para envolverlo en un abrazo cariñoso.
—Mañana tendremos que ir a ver a Seokjin, aún no me has confirmado si te decidiras por el divorcio o me darás una oportunidad más.
—Lo sabrás cuando llegue el momento indicado.
Hoseok se limitó a asentir, estaba nervioso y ansiaba saber qué era lo que Yoongi guardaba bajo su manga. En cierto modo su pareja había cambiado pero su naturaleza era en definitiva complicada, así que podría enredar las cosas infinitamente a pesar de que ambos tenían claro que se querían y deseaban estar juntos. Quizás Yoongi se quedase a su lado y quizás no. No lo sabía, no sabía nada de nada y eso suponía una enorme tortura para él.
—Vamos, hoy es mi turno de organizar una cita — Yoongi le guiñó un ojo a Hoseok antes de negar, observando su vestimenta —. Ponte algo más sencillo. El traje es demasiado para lo que haremos hoy.
—Pensé que te gustaba verme con traje. — el magnate bromeó, jalando la cintura de Yoongi para pegarlo más a su cuerpo.
—Y me gusta pero no es adecuado para lo que haremos hoy. Ve a cambiarte, por favor.
El magnate suspiro antes de subir a su habitación para obedientemente escoger un atuendo más sencillo basado en unos simples vaqueros, una camiseta negra y una chaqueta sencilla. Estaba emocionado ante el hecho de que Yoongi estuviese organizando una cita para él. Casi empezaban a parecer una pareja real haciendo lo que las parejas de verdad solían hacer, incluso las cosas más simples podían tener un gran significado. Le bastaba con pasear con él, tomar su mano libremente sin recibir una protesta a cambio o sentarse en un bar para beber un par de cervezas frías.
Yoongi lo estaba esperando en la entrada de la casa con una sonrisa rebelde que logró erizarle la piel, lo que sea que estuviese planeando tendría su estilo de chico complicado. Hoseok lo supo desde el primer día que lo vio, la persona con la que decidió compartir su vida no era alguien a quien se encontrase con facilidad. Yoongi no era ordinario, chicos como él eran los que vivían en cada fantasía que el magnate tenía en el pasado. Esos que podrían matarte de la misma forma sonriendo o maldiciendo.
Sencillamente, Yoongi era de película. Demasiado irreal como para estar a su lado en ese instante. Hoseok sabía que el enamoramiento siempre exageraba las cosas y que tal vez en un par de años los dos estuviesen peleando y odiandose el uno al otro, sin embargo, en ese momento específico tenía claro que necesitaba permanecer a su lado. Que él le hacía bien a sus días.
—Así mejor, vamos, te diré la dirección una vez estemos en el coche.
Hoseok se limitó a sonreír, poniendo toda su confianza sobre su pareja. Yoongi parecía más emocionado que él y sus sonrisas rebeldes casi lograban asustarlo. Era inevitable seguir a ese chico de los tatuajes hasta el infierno cuando sus ojos se iluminaban de forma delirante.
Durante el trayecto el magnate pudo predecir que se dirigían al barrio dónde Yoongi y Jungkook solían vivir, por un segundo creyó que simplemente irían a comprobar que su hermano estaba bien, hasta que su marido le dedicó un peligroso guiño de ojos y señaló una tienducha situada al final de un callejón.
—Debería haber dejado el coche en otro lugar —Hoseok suspiró y miró a Yoongi —. ¿Por qué no me avisaste? Siempre eres cuidadoso cuando vienes a este sitio.
—Es la tienda de mi amigo Kihyun. Lo conociste hace unos meses. Tienen garaje así que puedes aparcar allí, da la vuelta al edificio.
El magnate asintió. En cuanto llegaron a la parte trasera del edificio vió el garaje, así como el enorme cartel de neón rojo que narraba "Tattoo Ink KK Style". Apretó el volante con las manos sin decir nada y aparcó el coche, había decidido fiarse de Yoongi incluso si eso implicaba tener que hacerse un doloroso tatuaje.
—¿Quieres que nos hagamos ese tatuaje? —dijo sacando el valor que hasta hace unos segundos tenía escondido en su pecho. Recordaba la conversación que los dos habían mantenido hace mucho tiempo en Italia, durante su luna de miel –. Bien, vamos a por ello. Hagámoslo.
Yoongi volvió a sonreír. Llegó a creer que Hoseok huiría, sin embargo el magnate se limitó a sonreír y a sostener su mano con fuerza.
—¿Estarás igual de tranquilo si soy yo el que te hace el tatuaje? — la mano libre de Yoongi recorrió el muslo de la pierna de Hoseok aprovechando el solitario garaje.
—Quizás esté incluso más a gusto si eres tú quien lo hace.
Ambos sonreían, sus ojos brillantes conectados a través de miradas repletas de amor. En los últimos días se habían vuelto más mimosos y románticos. Se sentían tremendamente atraídos el uno hacia al otro, lo cual ocasionaba una explosión inevitable entre ellos cada vez que se rozaban.
—Entremos.
La música estalló en sus oídos cuando entraron en el local. Minhyuk estaba con Kihyun de nuevo, se movía alrededor de este observándolo tatuar a un cliente y de vez en cuando tironeaba del cabello de este exigiendo un poco de atención momentanea.
—Hei, iré a una de las salas privadas. ¿Todo bien con eso? — Yoongi sostenía la mano de Hoseok mientras caminaba alrededor del lugar y esperaba la respuesta de Kihyun, quien finalmente asintió dedicándole una sonrisa—. Ah y te pagaré el alcohol más tarde. Mi chico va a necesitarlo.
—Sírvete tú mismo, aunque no tengo nada excesivamente refinado en el local.
Hoseok siempre admiraba todo lo que lo rodeaba cuando Yoongi lo llevaba a esos lugares, quería absorber la cultura y costumbres de su pareja como si fueran las suyas propias. Así que admiró las paredes repletas de dibujos artísticos que se encontraban sobre las paredes de la tienda de tatuajes y los colores que llenaban el espacio por el que se movían.
—Mientras tú vivías yo trabajaba — Hoseok suspiró y se dejó caer sobre la recién limpiada camilla para tatuajes cuando Yoongi le quitó la camiseta y lo empujó levemente —. Te envidio en ese aspecto, a pesar de que sé que nada de esto fue sencillo para tí y ni siquiera me digas que lo hago porque no sé lo que es vivir. Quizás de forma diferente, pero mi vida y la de Tae también fue complicada por un tiempo.
—Durante un corto tiempo puede ser una diversión para un niño rico vivir como yo solía hacerlo... Porque saben que pueden volver a su buena realidad en cuanto se cansen. Sin embargo, los que somos pobres no podemos cambiar la situación con facilidad. ¿Lo entiendes?
Hoseok asintió.
—¿Qué planeas tatuarme? —carraspeó, buscando la forma de cambiar de tema, no quería discutir con Yoongi.
—¿Has oído hablar de las aves fénix? — preguntó el chico de los tatuajes con una enorme sonrisa bordeando sus labios. El magnate asintió al instante —. Creo que irá bien con ambos. Haré primero el tuyo y más tarde Kihyun se encargará del mío.
—Haz lo que quieras conmigo, a estas alturas nada me importa salvo pasar mis últimos días a tu lado de la forma adecuada.
—Si dices eso saldrás de aquí satisfecho pero sin tatuaje, no puedo ocupar la sala durante tanto tiempo — Yoongi bromeó y los dos dejaron escapar una carcajada.
—Solo hazlo Yoongi, o de lo contrario me lo pensaré mejor y acabaré escapando.
El chico se relamió los labios por un instante, realmente Hoseok atraía toda su atención. Le gustaba su cuerpo, moreno y sin músculos excesivamente trabajados. El magnate era simplemente masculino sin necesitar una actitud mala o indecente, perfecto para estrellarse contra él en un apretado abrazo y gemir sobre su piel. Le gustaban sus labios carnosos y rudos porque podía pasarse horas besándolo sin que este se quejase o tan siquiera perdiese el dominio de la situación. Le gustaban sus manos con dedos largos repletos de anillos.. Y le gustaba la idea de dejar una marca permanente en él. Una que todos pudieran ver si se atrevían a desnudarlo.
Yoongi tragó saliva y tomó los materiales necesarios para dibujar. Sentir los besos del magnate en su cuello y nuca mientras trataba de hacer un buen trabajo lo lanzaba al fuego. Sentía el calor recorriendo cada parte de su cuerpo.
—Listo. Empezaré — dijo aclarando su voz –. Toma un poco de alcohol y estírate.
Durante una hora y media Yoongi tuvo que batallar con las ganas de lanzarse encima del magnate. Que sus manos rozasen el pecho de este mientras lo tatuaba o que Hoseok lo mirase con intensidad hacían de una tarea sencilla algo sumamente complicado. Tal vez por eso poco después de enseñarle a su marido el resultado, se dejó hacer. Las manos del magnate envolvieron su cintura y el torso descubierto de este era un aliciente para que la erección en sus pantalones doliese.
—¿Quieres que lo hagamos en un nuevo lugar? — susurró Hoseok en el oído de Yoongi tras quitarle la ropa.
—¿No es obvio eso a estas alturas? Apresúrate. Duele y no tenemos mucho tiempo antes de que Kihyun comience a preguntarse qué es lo que hacemos aquí dentro, en una de sus salas de tatuaje.
Hoseok volvió a reír y acarició la entrada de Yoongi con uno de sus dedos, poniendo especial cuidado en el proceso de preparación a pesar del poco tiempo que este le había mencionado que tendrían.
Yoongi realmente podía sentir la sensación de que el orgasmo se acercaba de tan sólo saber que se hallaba expuesto y listo para dejar que Jung Hoseok hiciese de él un adicto. Así que gimió roncamente al notar el dedo de su marido abriéndose paso en su interior y la boca de este dejando un húmedo rastro sobre sus testículos, cariñoso incluso en medio de la lujuria y el placer de la situación. Lo había acorralado sobre la camilla y ahora estaba tan dispuesto y abierto para él que su corazón parecía a punto de desbocarse.
—Ho... Hoseok...
El magnate no dijo nada, lo único que tenía en mente era darle a esa persona tan especial para él todo el placer que pudiera. Sus manos parecían moverse automáticamente a medida que acariciaba las piernas del chico y chupaba los testículos de este, notando como Yoongi temblaba de gusto en consecuencia.
—Ni siquiera necesitas que te dilate. Sigues abierto desde esta mañana.
A Yoongi le gustaba eso también. Cuando Hoseok dejaba el lenguaje formal o correcto que habitualmente formaba parte de su personalidad y le hablaba suciamente al oído.
—Culpa tuya, todo es tu culpa. Siempre eres tú, me provocas y yo simplemente caigo en todos tus juegos.
Hoseok asintió y giró a Yoongi antes de alzarlo por la cintura, sus labios conectaron al instante. Sus lenguas definieron la pasión enredándose entre los gemidos y la respiración completamente dificultosa.
—Hazlo ya. — Yoongi estaba lloriqueando, a esas alturas necesitaba más placer.
Y el magnate no se negó a dárselo, él también sentía que podría explotar si no aumentaba el contacto entre ambos en ese preciso instante. Sujetó las piernas de Yoongi con fuerza alrededor de su cintura y tras asegurarse de que este estaba cómodo y bien, se hundió en él lo suficientemente profundo y delicado como para que los gemidos se convirtieran en suspiros de placer. Notó las uñas de su marido rasgando la piel de su espalda pero ni siquiera le importó, no en ese instante. No cuando era probable que su tiempo juntos estuviese pendiendo del último hilo de arena en un reloj imparable.
—Mierda Hoseok.... Me tienes tan enganchado.
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