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Capítulo 43

" No quiero ir a casa ahora mismo. Todo lo que puedo saborear es este momento y todo lo que puedo respirar es tu vida. Tarde o temprano se acabará, es sólo que no quiero perder esta noche. "

—Iris (Goo Goo Dolls)


Taehyung se miró en el espejo y frunció el ceño, la venda que le cubría la cabeza también tapaba gran parte de su frente. Un simple sombrero no ayudaría a cubrirla, estaba frustrado debido a que sabía que podría causar un motivo de burla y risa en su instituto.

Jungkook lo observaba desde la puerta con el ceño fruncido y su mochila colgada del brazo. No estaba del todo seguro acerca de la decisión del hermano de Hoseok, quizás era pronto para ir al instituto teniendo en cuenta la noche tan difícil que había pasado este. La fiebre estuvo presente en el cuerpo de Tae por varias horas de la madrugada y los calmantes perdieron su efecto por el cansancio derivando en que la cabeza le estallase de dolor. Kook había escuchado con atención las recomendaciones del enfermero después de que acabase la revisión de esa mañana, por lo que se sorprendió al ver como Taehyung se ponía sin ninguna duda el uniforme.

Debía tener un poco más de reposo, porque incluso si la herida cicatrizaba a buen ritmo todavía había muchos aspectos mentales que podrían afectar el desempeño diario del pequeño de los Jung.

-¿Estás seguro de esto? - preguntó, acercándose a Tae para ayudarle a cubrir la venda que todavía envolvía su frente de manera precisa. Pasó su mano por las mejillas del chico ante sus ojos y después la llevó hasta la frente de este. El cansancio en las expresiones del hermano de Hoseok era tremendamente obvio. - Todavía tienes fiebre.

-No me gusta quedarme solo en la mansión. - confesó el chico, haciendo que Jungkook pusiera una mirada curiosa sobre sus ojos. - Ya no estoy acostumbrado a este tipo de soledad. Antes de que Yoongi y tú llegaseis, yo siempre esperaba en la oficina de Hoseok hasta que acabase de trabajar y después cenábamos, un par de horas después me iba a dormir totalmente tranquilo. Incluso sin estar juntos sabía que lo tenía a un par de habitaciones de distancia pero él no está aquí ahora.

-¿Te da miedo la mansión o algo similar? - era la única explicación que había fluido hasta la mente de Jungkook, tampoco le parecía algo descabellado teniendo en cuenta la amplitud de esa enorme casa. Tae era asustadizo en ocasiones, por norma general le temía a las cosas más sencillas mientras que se mostraba valiente ante situaciones que suponían peligros reales. - El piso en el que están nuestras habitaciones es un poco oscuro, no puedo entender el porqué de que mantengáis cortinas sobre las ventanas. Aporta un aspecto demasiado lúgubre a un sitio que tendría que ser cálido.

Taehyung suspiró y dio un paso hacia atrás, quitando las manos de Jungkook de su rostro en un movimiento automático. Últimamente su contacto lo atontaba demasiado, eso no le gustaba. Odiaba sentir que estaba bajando la guardia y dejándose lastimar a cambio de un poco de falso amor, incluso si ambos estaban de acuerdo con eso. Simplemente, en ocasiones, la situación lo superaba por completo y necesitaba parar por unas horas o incluso días. En esos momentos era el pequeño de los Min quien terminaba buscándolo, decir que no le encantaba ver al hermano de Yoongi arrastrándose hasta su cuarto en medio de la noche en busca de besos y caricias sería mentir. Aunque Jungkook lo ocultaba, era bastante obvio que tampoco se sentía bien en la soledad.

Cuando fue apartado Jungkook entendió lo que sucedía al instante y por eso metió las manos en los bolsillos de su pantalón de uniforme, dejando que de sus labios se escabullera un suspiro. A cada día que pasaba se hacían más cercanos, el sentimiento de necesidad aparecía frecuentemente en su cabeza cuando Tae le pedía un tiempo y lo él mejor que nadie sabía que se debía a esa nueva experiencia de ser necesitado y necesitar a alguien después de haber aprendido a ser independiente durante toda su vida. La forma de ser de los hermanos Jung era completamente antónima de la que su hermano mayor le transmitió durante años. Ese niño rico no entendía de intermedios, si pedía tiempo ni siquiera le hablaba o respondía sus mensajes. Se convertía en una estatua muda sin puntos intermedios.

-Tae. - Jungkook estaba tratando de evitar que se sumiese de nuevo en la ley del silencio. - Puedo quedarme, de esa forma descansarás. ¿Te parece bien?

Jungkook quería acariciar su espalda y hablarle con dulzura porque sabía que eso lo calmaba. Últimamente había percibido que el chico se dejaba tocar por contadas personas, en ocasiones incluso lo hacía sentirse de alguna forma especial pensar que podría poner su mano sobre cualquier parte del cuerpo de Taehyung y este no entraría en pánico o lo empujaría para apartarlo porque confiaba en él. De alguna y estúpida forma lo hacía.

-Eso no tiene sentido, Jungkook. Tienes exámenes en solo un par de días, definitivamente necesitas asistir a clases.

-Soy un genio. - sonrió, tratando de bromear. - Los profesores me aman y lo cierto es que soy de los primeros en todas mis clases. No hay muchos alumnos que me puedan superar, sobre todo desde que esos idiotas tienen compradas sus notas y aprobados. Yo me he pasado la vida teniendo que esforzarme en estudiar para obtener un buen futuro, si tengo conocimientos en mi cabeza es porque para mí realmente son más que simplemente datos necesarios para pasar un examen.

Taehyung chascó la lengua haciendo ese sonido tan característico en él cuando se enfadaba. Sabía que Jungkook estaba hablando con sinceridad, a menudo los alumnos de colegios privados compraban los aprobados. Corea y el sistema de privilegios, la clase alta gobernaba cada ámbito de vida en ese país. Le gustaría decir que su familia no era así pero Hoseok ganaba negocios gracias a su apellido, sus padres habían asegurado su futuro empresarial con dinero sucio también. Se aprovechaban constantemente de su fortuna, y para qué mentir, incluso con sus donaciones anuales estaban manchados.

La mayoría de personas en la cima, despedían a los empleados si alguno les hacía perder dinero sin siquiera parpadear o pararse a pensar en el detalle de que quizás estos dependían del sueldo mensual para poder sobrevivir. Taehyung todavía recordaba el modo en el que cuando era pequeño si una niñera le gritaba su hermano podía llegar a los juzgados con esta con una simple petición de su parte y hubo muchas de esas peticiones, injustas gran parte de ellas debido a su miedo exagerado a los gritos. Habían sido, y aún eran, magnates que disfrutaban de los privilegios que la sociedad coreana les regala. Por no hablar de su progreso académico, Taehyung fácilmente podía llegar al primer puesto de su clase por lo que resultaba inevitable preguntarse si quizás en algún momento Hoseok había pagado por ello. ¿Y por Jungkook? ¿Le habría regalado un expediente académico perfecto a este por ser el hermano de Yoongi?

-Haz lo que quieras, si te quedas podré permanecer en mi habitación y dormir un poco más. - ahora Tae miraba por la ventana, las lluvias habían vuelto. Le gustaba seguir el camino trazado por las gotas en el cristal con sus dedos. Su madre le habría gritado por llenar los ventanales de huellas pero Hoseok nunca lo hizo, siempre le permitió ser feliz en el interior de su burbuja sobreprotectora. - ¿Aún tienes hambre? Quiero comer en una hamburguesería. Hoseok sólo lo permite una vez cada quince días.

Jungkook asintió con una sonrisa mientras se sacaba la camisa del uniforme por fuera del pantalón y deshacía el nudo de la corbata, a veces se sentía fuera de lugar todavía cuando se veía obligado a usar tan ordenadamente esas ropas finamente planchadas. Y también estaba el curioso detalle de que Tae le había pegado esa manía, aunque sin duda el aspecto desordenado le quedaba mejor al hermano del magnate, era algo natural en él mantener la ropa arrugada.

La corbata de Taehyung caía rebeldemente por ambos lados de su pecho, algunos botones de su camisa estaban abiertos mostrando la cadena de oro que siempre llevaba y las marcadas clavículas aún repletas de las últimas marcas de besos que Jungkook había provocado. En ocasiones simplemente sus ojos se perdían en la belleza de Tae, olvidaba a Hoseok por unos instantes en cada ocasión que el chico débil era invadido por la personalidad casi adulta. Era mayor que él, lo era incluso cuando lo olvidaba a menudo.

-¿Por qué te gusta parecer un chico malo? - fueron las palabras que vinieron a su mente cuando Taehyung retiró parte de la venda y revolvió su flequillo despreocupadamente.

-¿Yo? - sonrió. - No creo que sea ni cercano a un chico malo, Jungkook. Simplemente me canso de la monotonía del uniforme, todos iguales durante cinco días a la semana. Llega un punto en el que odio esta ropa.

Jungkook asintió, observando a Taehyung a través del espejo. Por mucho que lo negase le gustaba llamar la atención cuando se sentía a gusto, no lo hacía delante de todo el instituto pero sí en los eventos de sociedad a los que acudía con Hoseok y en los que siempre llevaba trajes de moda italiana que los invitados calificaban como hermosos. Su personalidad era un misterio incluso para él, ningún libro de psicología podría definir a Jung Taehyung.

-¿Vamos? - preguntó, sacándolo de su ensoñación.

-Vamos.

Las manos de Hoseok recorrieron la espalda de Yoongi mientras notaba como este comenzaba a moverse en su interior con penetraciones lentas, estaba jugando a desesperarlo pero no le importaba. Disfrutaba por completo de toda la atención que se estaba ganando con su plan de entender por completo a su marido.

Sus uñas se clavaron levemente en la piel de la espalda del chico de los tatuajes sin llegar a presionar y este gimió con una mueca de dolor, aumentando al instante la velocidad de sus estocadas. Ambos estaban necesitados, desesperados por tocarse y disfrutar el uno del otro. La noche anterior no habían dormido casi nada, Yoongi cumplió su promesa y tras varias copas en el bar de la esquina le regaló a Hoseok una noche de sexo intenso. Mirándolo con la luz azulada de la mañana podía jurar que no le gustaban los hombres, solo le gustaba Jung Hoseok. Estaba como loco por él.

-Estás siendo un poco flojo, Yoonie. - Hoseok dejó caer su cabeza hacia atrás atrayendo toda la atención de Yoongi hacia su cuello.

Este captó el mensaje. Se relamió por un instante y llevó sus labios hasta la manzana de Adán de Jung, comenzando a marcar por completo la piel de este. En el lugar en el que estaban ahora era conveniente demostrar que algo es tuyo incluso si el magnate no era de nadie, su objetivo era informar a cualquiera que se acercase de que no tendrían éxito robando. Nadie le quitaría a Hoseok, había pasado un día y en ese simple periodo de tiempo fue capaz de percibir las miradas de cada víbora que sentía atracción hacia la carne nueva. La noche anterior aguantó su malhumor más de lo que creía que podría, la mejor solución fue sin duda besarlo. Besar al magnate ante todos esos ojos que se preparaban para conquistarlo. Recibieron algunos insultos a cambio, pero ni siquiera le importó un poco. Tenía que proteger a su chico de los parásitos de ese barrio. Lo hizo y sentía que lo estaba haciendo con cada sesión de besos que tenían.

-Mierda, Yoongi. - Hoseok se removió bajo su cuerpo causando un gemido en ambos. - Sigue con eso. Justo ahí.

Yoongi sonrió y movió su cadera para llegar hasta el punto preferido de su querido magnate, quien mantenía las uñas clavadas en la piel de su espalda. Solía odiar que lo marcarán con arañazos pero si se trataba de Hoseok tratando de vencer el placer, entonces, simplemente lo calentaba muchísimo más.

Podían pasar horas antes de que su cuerpo y mente se cansarán de besar, marcar, morder, lamer, acariciar, tocar, disfrutar... Cada zona de piel de Jung. Ni él mismo entendía su repentina necesidad. ¿Habían sido celos o solo miedo a perderlo? Confiaba en Hoseok pero nunca lo haría en la gente desconocida, si una persona lo trataba de conquistar entonces su enfado era hacia esa persona, nunca hacia su marido. Comprendía bien que alguien como el magnate podía conseguir a cualquiera, si quisiera algo más lo diría. No lo engañaría. No. Jung Hoseok era extremadamente sincero y lo agradecía en silencio a cada instante que pasaba.

El magnate era del tipo de personas que podrían romperte en mil pedazos con las palabras más amables. Porque lo que te rompía no era lo que él se atrevía a decir, sino lo que implicaba lo que sea que estuviese implícito en tales palabras.

-Ah... - Yoongi beso a Hoseok en el instante en que este gimió con fuerza llegando a su clímax. Le gustaba torturarlo, realmente disfrutaba de hacerlo rabiar.

-Que poco has durado, Jung. - con una sonrisa se dejó caer al lado de Hoseok y buscó la calidez del pecho de este, posando la cabeza en su hombro.

-¿Te parece poco toda la noche, Min? - el magnate sonrió antes de besar con rudeza los labios de Yoongi, quien se dejó ir completamente a su merced. - Tú durabas muy poco las primeras veces. ¿Te acuerdas? - El magnate le guiñó un ojo y comenzó a imitarlo. - "Hobi, Hobi... me corro, ah Hobi."

Yoongi reaccionó estrellando su puño contra la costilla de Hoseok sin demasiada fuerza y ambos sonrieron como tontos mirándose a los ojos. Había algo peligroso en la forma en que se observaban, la señal de un amor, que al menos uno de los dos, jamás creyó encontrar.

-Idiota.

-Sí Yoongi, pero soy tu idiota.

-Mi idiota... - Yoongi río ampliamente y se colocó a horcajadas de Hoseok. - Tal vez puedas ser el activo por unos minutos, Hobi.

-Tal vez, nene. ¿Qué tanto lo necesitas?

Yoongi dudó unos segundos y tragó saliva. En realidad disfrutaba siendo el que recibía toda la atención por parte del magnate.

-Lo necesito mucho.

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