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Capítulo 28

"Muerdes tus labios. Incluso sin que lo pregunte me dices todo. No tienes que estar nervioso, así que baja tu mano."

— I Love It (Dean)


Jungkook le sonrió al chico que estaba jugando al billar, sentía cierta timidez pero aún así quería demostrarse a sí mismo que no solo Hoseok podía estar presente en su cabeza. Se inclinó levemente y apoyó sus manos en la madera de la mesa, observando cada movimiento del muchacho mientras dibujaba una sonrisa que fingía atrevimiento en sus labios. Era guapo, sus ojos azules y piel levemente morena llamaban la atención y si no fuera porque Taehyung interrumpía con traducciones que lo cierto es que habían dejado de hacerle falta, probablemente ya habría dado un paso al frente para comenzar a ganárselo.

-Jungkook. - gruñó al escuchar a Taehyung una vez más, el hermano de Hoseok estaba pegado a él aquella noche y eso no le permitía tener la libertad que ansiaba. - Iré a sentarme, estoy mareado.

Con cualquier otra persona su reacción quizás hubiese sido sobreprotectora pero tratándose del hermano del hombre que estaba condenando a su hermano simplemente no podía mostrar preocupación, aunque la sintiera. Así que simplemente asintió y volvió a poner su atención sobre el chico que ante sus ojos se quitaba la chaqueta dispuesto a comenzar una nueva partida de billar. Sus manos eran bonitas, pero no como las de Hoseok.

Jungkook era culpable de tener al menos un par de fetiches en su lista de cosas preferidas. Durante los últimos años había caído en la cuenta de que le gustaban las manos varoniles, con dedos largos y las venas marcadas.

Con un movimiento que pretendía ser coqueto apartó el flequillo de sus ojos y se acercó, no sabía todavía si la persona ante sus ojos estaba interesada en él como chico o en una simple partida de billar, pero aún así decidió arriesgarse. ¿Quién se acercaría de aquella forma sin interés? Ese muchacho los había arrollado prácticamente para empujarlos hacia la zona de billares solo veinte minutos atrás.

Torpemente hizo el esfuerzo de charlar, mientras Taehyung lo miraba con curiosidad todavía sentado en uno de los sofás cercanos a la zona de billares. Los ojos verdes del pequeño de los Jung parecían brillar cada vez que las luces de neón chocaban contra su rostro y lo cierto es que Min Jungkook lo había notado, porque de vez en cuando miraba hacia la zona en la que este se encontraba en un intento por comprobar que todo iba bien y el mareo no había aumentado.

-¿Qué tal vas con ese mareo?

-Supongo que bien, puede que sea el ambiente caldeado del local. Hay demasiadas personas saliendo y entrando.

Jung Taehyung no lograba apartar sus ojos de todos los movimientos que Jungkook hacía. Las manos de este tomando los palos de billar, la manera en que aprendía rápidamente el concepto del juego ganándose la admiración de aquellos que lo rodeaban y su rostro iluminado por la ilusión que le provocaba estar conversando con un chico que había llamado su atención. Jungkook era sin duda una persona con dos caras, Taehyung estaba seguro de eso porque durante la cena pudo verlo mostrándose tímido ante Hoseok debido a su más que evidente enamoramiento, de la misma forma y a la vez que había estado tranquilo con Yoongi. Si una persona no le agradaba entonces mostraba una personalidad tirana y por lo general malhumorada. Si en cambio quien se encontraba ante sus ojos era alguien de su agrado, las sonrisas aparecían de forma automática sobre sus labios.

Durante al menos media hora lo observó sonrojarse tratando de entablar conversación con uno de los chicos que estaba jugando con él. No parecía nada amigable, pero a juzgar por la mirada casi confiada de Jungkook eso debía de ser algo que o bien no notaba o tal vez solo estaba implícito en lo que Tae veía desde la distancia. De cualquier forma, la parte importante de todo aquello residía en la manera en la que ahora Jungkook parecía estar feliz y eso iluminaba su siempre controlada expresión. Aquel que sonreía en grande no parecía el mismo chico que a menudo pasaba el tiempo con el ceño fruncido en la mansión de Seúl.

Jung Taehyung creía fielmente que la mejor arma de alguien era la mirada, uno podría conocer los sentimientos de todos los seres humanos interpretando de la forma adecuada lo que sus pupilas mostraban.

-Oye... - Jungkook se acercó finalmente al chico. Con su cabello negro cayéndole ante los ojos, los labios enrojecidos de tanto mordérselos y las manos levemente temblorosas. A Taehyung le pareció una imagen preciosa, realmente poco frecuente en alguien como Jungkook, quien siempre se mostraba a la defensiva. - Has estado mirándome todo este tiempo... - Taehyung sonrió sin poder evitarlo, ver a Jungkook tratando de ganarse a un muchacho que para nada estaba interesado le resultaba realmente irónico pero también adorable en cierta manera. Estaba deseando conocer la respuesta del otro y a la par aterrado porque seriamente el menor de los Min parecía interesado en obtener de atención algo esa noche. - Podríamos ir al hotel donde...

Ni siquiera pudo acabar la frase, el muchacho de ojos azules se apartó bruscamente y lo miró asqueado, incluso con la mala pronunciación del italiano el contrario había entendido la insinuación. Jungkook se quedó quieto, nunca había sido bueno relacionándose y tras reunir mucho valor la respuesta que recibió resultó del todo desalentadora. Se sentía tan avergonzado que lo único que se le pasó en ese instante por la mente fue la idea de huir, y así lo hizo. Alcanzó su chaqueta y prácticamente corrió hasta la salida del local ignorando la llamada de Tae quien tras pagar se apuró a alcanzarlo. Las ganas de llorar se acumulaban en su garganta, causando que esta doliera.

La lluvia había aumentado su intensidad en el exterior y el frío a esa hora de la noche era más que evidente, pero a Jungkook parecía no preocuparle mientras sus pies salpicaban con cada paso fuerte que daba. Lo que había ocurrido permanecía grabado en su mente, comenzaba a recordar porque era tan malo socializando. Al igual que Yoongi, en el pasado ambos recibieron muchos desplantes debido a su procedencia o forma de vida. Vivir en un mal barrio de Corea, de alguna manera, fue el principal motivo por el cual nunca obtuvieron buenos amigos. Allí la familia y el lugar del que uno procedía siempre parecía marcar en quién te convertirías en el futuro. No existían las posibilidades de obtener un cambio para aquellos que como los hermanos Min, tenían muy poco. Ni siquiera oportunidades.

-Kookie. - Tae lo llamó, le temblaban las piernas debido al mareo y la carrera que había tenido que realizar en el intento por alcanzar al hermano de Yoongi. Cada vez se sentía más enfermo y febril. - Por favor, avanza más lento. No me encuentro bien.

Inesperadamente Jungkook asintió. Lo miró a los ojos con calidez, como si por primera vez en la noche hubiese caído en la cuenta de que Taehyung realmente parecía sentirse mal. Y lo cierto es que así fue, había estado centrado en no sentir pena por ese chico o en conocer a personas que le hicieran olvidar a Hoseok y sólo ahora, bajo la lluvia intensa y las luces amarillas de las farolas que iluminaban la noche, veía el rostro cansado de Tae.

-¿Estás muy mal? - preguntó, tratando de ser delicado cuando se acercó para posar su mano sobre la frente del chico. No podía evitarlo, a pesar de que esa amabilidad lo hacía débil en ciertas ocasiones, todavía se preocupaba por una de las personas que formaba parte de esa familia a la que ahora su hermano y él mismo estarían obligados a ver cada día durante un año completo. A pesar de que había jurado no mostrar apego hacia nadie más que Yoongi, Taehyung estaba tan tembloroso y parecía tan necesitado de ayuda que su conciencia atacó cada uno de sus pensamientos justo un segundo después de mirarlo a los ojos.

-Solo estoy un poco mareado, quizás fue el alcohol o el tumulto de gente del local. - Jungkook sonrió levemente y dio un paso más hacia Tae, quien ahora estaba haciendo un bonito e infantil puchero con sus labios. Probablemente sin tan siquiera ser consciente de ello. - Siempre me mareo si no es vino. No estoy acostumbrado... Quiero dormir... y tengo frío. Llévame a cuestas.

Jungkook alzó una ceja y rodó los ojos. No se podía creer que esa petición no le causara molestia alguna, es más, no lograba entender porque en ese instante estaba clavando sus rodillas en el suelo mojado por la lluvia para facilitarle al mareado Taehyung la tarea de subirse a su espalda.

En cuanto los brazos de Tae lo rodearon, una intensa y sorprendente calidez invadió todo su cuerpo haciéndolo estremecerse. La ropa fría y mojada que los separaba no era suficiente para acabar con esa ola de calor que todo el cuerpo de Jung Taehyung desprendía. Lo había notado antes. Esas noches en las cuales le rogaba dormir en su cama, las mismas noches en que borraba sus lágrimas en la oscuridad y aceptaba abrazar a ese débil chico por la cintura hasta que la compañía calmaba su solitario corazón y se dormía. También lo notó en los amaneceres, despertar con las piernas de Tae envolviendo las suyas y los brazos largos de este enrollados en su cintura era reconfortante. Se quejaba a menudo pero lo cierto es que su corazón se calmaba gracias a esas situaciones tan absurdas que vivía al lado del hermano del hombre que realmente amaba.

-Gracias, Jungkookie. - La voz de Taehyung era tan baja y lenta que por un segundo su corazón dolió. No estaba acostumbrado a lidiar con él estando así, incluso si de hecho lo había visto de esa forma más veces. Lo mismo le ocurrió en aquel desayuno hace unos días. - Gracias.

Taehyung no era su persona favorita pero no le gustaba verlo sufrir. Su naturaleza amable florecía cada vez que una persona necesitaba un poco de ayuda. A su mente siempre llegaban situaciones en las que necesitó atención cuando era solo un niño y nadie se la dió, quería ser diferente a las personas que siempre miraban hacia otro lado. Quería ayudar a quien lo necesitase y por eso amaba la psicología.

-Sujetate bien. ¿Okay? - lo escuchó asentir lentamente y acurrucar la barbilla en su hombro.

-Hueles bien. - un suspiro de parte de Tae y todo su cuerpo se estremeció cuando el tibio vapor de la respiración de este tropezó contra su nuca. - Has usado mi perfume. ¿Verdad?

-Creo que tienes fiebre. - Jungkook cambió de tema rápidamente, notando como los brazos de Taehyung lo apretaban un poco más fuerte.

-No. - negó. - Pero tengo sueño y quiero mimos. Llama a Hobi, quiero que me abrace tan fuerte como lo hacía cuando me enfermaba de pequeño.

Jungkook se mantuvo en silencio, imaginando la tierna estampa de los dos hermanos Jung siendo dos niños pequeños. Cada imagen del magnate en su mente le causaba taquicardia.

—Kookiiee. - Taehyung se removió molesto por la lluvia que chocaba en su cara impidiéndole dormirse. Y Jungkook realmente sonrió de forma sincera en consecuencia. - La lluvia tropieza contra mi cara y me desconcentra, no puedo dormir así. Tomemos un taxi.

-No me digas TaeTae. - respondió divertido. - No había notado la lluvia en ningún momento. Solo esconde tu cabeza en mi espalda, idiota.

-Tú eres el idiota aquí.

Nadie respondió, se quedaron en silencio mientras avanzaban por las calles italianas bajo la lluvia. Ya no hacía frío, ni calor. Tan sólo calidez.

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