Capítulo 21
"Él está fuera de sí, yo estoy fuera de mí. Tenemos ese amor del tipo loco. Yo soy suya y él es mío. Al final, somos él y yo, él y yo. "
–Him & I (Halsey ft G - Eazy)
Hoseok posó la mano derecha sobre el muslo de Yoongi y subió lentamente su toque hasta la ingle de este haciéndolo suspirar de manera repentina. Daba igual cuantas veces se jurase a sí mismo que no era homosexual, con el magnate todo funcionaba de una forma distinta. Su cuerpo, sus manos, incluso su cuello. Todo lo hacía sentirse atraído, era inevitable e inesperado pero le sucedía.
A veces Yoongi se perdía en las acciones más simples de este, como verlo conducir. Encontraba en sus varoniles manos alrededor del volante una fuente de erotismo que lo ahogaba en un encantador hechizo de necesidad. Deseaba a Hoseok de una manera en la que jamás había deseado a otra persona. Todo era nuevo y excitante a su lado. El corazón le latía con tantísima fuerza cuando lo observaba llevando esos trajes que se abrazaban a su cuerpo escultural. Las camisas con dos botones abiertos, la cadena decorando su cuello y posándose brillante en su pecho expuesto. O simplemente sus labios tan exquisitos, nada podrían envidiarle a las manzanas más dulces.
-Hoseok. - el chico de los tatuajes suspiró cerrando sus ojos y echando la cabeza hacia atrás mientras ponía su mano sobre la de este. Lo guio hasta su entrepierna, temblando de anticipación en el proceso. Quería ser tocado, besado y curado por él. Le encantaba la sensación de ser un desastre de gemidos entre sus fuertes brazos. - Más.
Hoseok sonrió y sujetó la corbata de su recién estrenado marido para atraerlo hasta su boca. Sin romper la distancia mordió el labio inferior de Yoongi levemente, para a continuación obligarlo a abrir la boca pasando su lengua sobre estos. Ambos estaban jadeando a esas alturas, uniéndose en un beso tan enfermizo como apasionado. Porque todo lo que querían era estar así durante horas y horas. Una noche entera no parecía resultar suficiente para calmar el calor que quemaba en sus estómagos.
Sus manos entrelazadas trazaron un camino hasta la entrepierna de Yoongi, todo rastro de ropa resultaba molesto. Estaban sudando, sus cabellos húmedos y las mejillas en su cara repletas de un tono rojizo que no dejaba de invitarlos a seguir con sus peligrosos juegos. Eran dos hombres hambrientos en busca de aquello que más los saciaba.
Las ventanas de la habitación del hotel comenzaban a empañarse producto de sus aceleradas respiraciones cuando Yoongi enterró su mano libre en el revuelto cabello de Hoseok. Quería más cercanía, deseaba notar la piel del magnate rozando su torso mientras lo tocaba de todas las formas imaginables. Estaba volviéndose adicto a aquello que siendo tan excitante jamás antes se había atrevido a probar. Hobi resultaba un enigma para él, todo lo que implicaba estar a su lado lo complacía de maneras inimaginables e incluso si no eran una pareja real había aprendido a presumir de él ante las personas que los miraban con ojos críticos.
–Quítate la ropa, nene. - la voz ronca de Hoseok hizo que Yoongi se relamiese. Sabía lo que significaba eso. - Ahora, precioso. Aprovechemos cada instante de nuestra primera noche como un matrimonio.
Yoongi aceptó la petición y rápidamente se deshizo de la camisa sudada que se pegaba a su torso, solo unos segundos antes de lograr deshacerse de sus pantalones el magnate jaló su mano haciéndolo caer sobre la cama. Se colocó sobre su cuerpo de la misma forma que lo haría un animal en celo, tan necesitado que el solo hecho de mirarlo a los ojos lograba arrancarle los suspiros más sinceros. Y ahí estaban de nuevo, las amplias manos de Hoseok haciendo de todo en su cuerpo, acariciando su torso, pellizcando sus pezones, jugueteando con las zonas más sensibles.
–Aún estás vestido. - protestó el mayor de los Min, mirando al magnate. En su mente ya estaba arrancando el traje que este portaba, si Hoseok le parecía sensual con esa ropa ni siquiera tenía que pensar en lo guapo que estaría sin ella. - Quítate eso.
El magnate asintió, los deseos del tatuado eran órdenes para él. Quería verlo feliz y escucharlo suplicar por sexo era quizás la felicidad que mejor conocía en esos días. Había asustado a muchas de sus parejas con su carácter de adulto pero cuando se trataba de mantener chicos en la cama él era el único que llegaba a cansarse. Tener relaciones sin química había sido algo apabullante y frecuente durante los últimos años para él, por eso el hecho de que Yoongi lo revolucionara completamente significaba que las cosas comenzaban a fluir de la forma deseada. Al fin se sentía bien en lugar de tan solo lograr que otros obtuviesen placer.
Ante la atenta mirada de Yoongi se quitó con prisa cada prenda de ropa. Empezando por la camisa manchada del vino que habían derramado en la limusina, de camino al hotel en el que pasarían varios días y durante un repentino ataque de necesidad. Sus labios se habían encontrado con fulgor en aquel momento.
–¿Mejor, Yonnie? - el mencionado asintió. - Ven aquí, mi chico.
Obedeció, ya ni siquiera estaba jugando, no cuando se trataba de descubrir nuevos placeres al lado del magnate.
Hoseok lo tumbó en la cama, le quitó los pantalones, boxers y todo aquello que de alguna manera mantenía separados sus cuerpos. Cuando pudo observarlo completamente desnudo, abrió sus piernas. Un escalofrío recorrió el estómago de Yoongi al notar como su zona más íntima era acariciada, el magnate había comenzado a juguetear sobre su entrada con leves toques que lejos de darle placer solo lo volvían un loco necesitado. Estaba permitiéndole tocar puntos de su cuerpo que como hombre jamás habría permitido que fuesen tan siquiera rozados. Pero de nuevo, las sensaciones que Hoseok le regalaba parecían ser diferentes a las que le causaba cualquier otra persona.
Entonces todo su mundo pareció volverse borroso cuando el magnate se hincó de rodillas ante él y comenzó a masturbarlo mientras pasaba casi con parsimonia la lengua por su entrada. Era lo más sucio que alguien había hecho con él o para él, quizás por eso le gustaba tanto ser el que recibía placer si era Hoseok quien lo proporcionaba. El magnate parecía saber cómo llevarlo hasta la cima en cualquier momento con solo un par de caricias o toques bien escogidos. Su cabeza era un lío de pensamientos callados por gemidos. Estaba dejándose hacer, expuesto ante su marido y abriendo las piernas todo lo posible por puro instinto. Sentía que nada era suficiente para complacerlo, no se cansaba de ser tocado por él, de ser retado y moldeado a su gusto. Quizás no todo era malo en ese contrato, disfrutaría de las noches más que nunca.
–Esto va a dolerte un poco, avísame si es demasiado. - un sonido de protesta se escabulló de los labios de Yoongi, causando una tierna sonrisa en Hoseok. - Lubricante, ¿esto si lo conoces cierto?
El chico de los tatuajes tragó saliva, repentinamente se había asustado. Iba a dolerle, como a las chicas con las que él había estado.... Pero ellas siempre le pedían más a pesar del dolor inicial, porque se encargaba de prepararlas absolutamente bien si usaban esa entrada. Y cuando las cosas se hacían bien generalmente terminaban del mismo modo, Hoseok definitivamente era un perfeccionista hasta en los ámbitos más absurdos que pudieran ocurrírsele. ¿Se convertiría en un loco masoquista si el toque de Hoseok le agradaba en ese aspecto?
Incluso con el miedo alimentando sus pensamientos, no podía evitar observar como el magnate se cubría los dedos con el líquido. Curioso y necesitado por igual.
–Sabes cómo debes ponerte ahora también, tú has hecho esto tanto como yo. - un beso en sus labios sirvió para tranquilizarlo. Hoseok lo empezaba a conocer muy bien. - Ponte a cuatro, bebé. Lo haré lo más cómodo posible para ti, ¿okay?
Y una vez más Yoongi asintió, sabía que Hoseok pararía al instante si él lo pedía. Lo curioso era que no quería que parase, tenía curiosidad. El tipo de curiosidad que lo hacía sentirse ardiendo.
Sintió escocer sus nalgas cuando el magnate las pellizcó sin demasiada fuerza. Era algo inesperado que hiciera eso sin pedirle permiso, sin embargo no le molestaba que su marido tomase el control de vez en cuando. Sólo unos segundos después pudo comenzar a percibir la presión de uno de los dedos de Hoseok en su entrada, acariciando la piel humedecida por el lubricante usado sin egoísmo. Suspiró tensándose y entonces sucedió, sin previo aviso el magnate metió una pequeña fracción de su dedo, consiguiendo que una mueca de dolor se instalara en el rostro de Yoongi. No dolía demasiado, aún no pero se sentía extraño y quemaba levemente. Además, experimentar como el magnate acariciaba sus testículos para reducir la sensación de dolor ciertamente era una buena forma de eliminar la molestia.
–Puedes detenerme en cualquier momento, cariño. - dijo Hoseok, con la voz dulce que Yoongi solo le había escuchado usar en la intimidad.
Hoseok realmente apreciaba que Yoongi colaborase tanto, pero tenía miedo de asustarlo. No olvidaba que su reciente marido desconocía por completo lo que ser homosexual implicaba y aunque seguramente este conocía el modo en el que los dos tendrían sexo aquella noche, el chico de los tatuajes era todavía virgen en ese sentido de los acontecimientos. Yoongi nunca había estado con otro hombre antes, muchas cosas podrían surgir y avergonzarlo. En el peor de los casos incluso enfadarlo.
Así que siguió con sus movimientos de forma lenta, sacando y metiendo solo uno de sus dedos hasta que la espalda de Yoongi se destensó y pequeños gemidos comenzaron a salir de sus labios. Hoseok estaba tan duro de pensar en que podría ser el primero tocándolo de esa forma que la espera casi le resultaba eterna. Estaba logrando que su marido se sintiese bien, a pesar de todo el miedo que había sentido al respecto.
Volvió a tomar el bote de lubricante y dejó caer el líquido en la entrada de su chico, empapando de lubricante la zona antes de animarse a introducir con más fuerza que antes su dedo, hasta lo más profundo que pudo de la entrada de Yoongi mientras buscaba ese punto dulce que sabía que debía tocar para que su chico disfrutase de la experiencia completa. Lo observó. Atento a cada reacción de este, a Yoongi le temblaban los párpados y había empezado a mover inconscientemente su trasero para obtener un mayor alcance a cada penetración.
–Lo estás haciendo muy bien, Yoonie. - el magnate besó su espalda, con un cariño que el propio Yoongi pudo notar. Hoseok era amable en todo momento y eso le ayudaba a seguir adelante.
Fueron varios minutos de gemidos leves hasta que el magnate decidió dar un paso más adelante. Se aseguró por completo de que su pareja estaba lo más preparado posible y entonces, mientras colmaba de besos la nuca de Yoongi, lo penetró lentamente. Tan lento que el movimiento era casi imperceptible mientras intentaba que este se acostumbrase a su miembro de la forma menos dolorosa posible. El chico perdió la fuerza en algún momento a pesar de su calma, cayó sobre la cama manteniendo su trasero levemente levantado y comenzando a rozar la erección contra las sábanas de seda.
Se sentía bien. Mucho mejor de lo que Yoongi habría esperado jamás.
–Di que me quieres, nene. Miéntele a tu marido esta noche. - pidió Hoseok, necesitado de amor en un momento como aquel.
–T... te quiero, Hobi. - dolía todavía, pero se trataba de un dolor tan leve que solo llegaba hasta él una vez cada par de minutos. Yoongi sencillamente no quería parar.
Hoseok procuraba moverse con cuidado, no estaba buscando el placer para sí mismo en esa ocasión. Cuidaba de Yoongi procurando que este tuviera una primera vez lo más delicada posible, sonreía cada vez que sus gemidos de placer se hacían más y más notables. Lo acariciaba, besaba y envolvía en abrazos relajándolo por completo. Confiaba en que de esa manera todo le resultaría muchísimo más sencillo.
Entonces sucedió, Yoongi se relajó demasiado y comenzó a disfrutar gimoteando el nombre del magnate sin dejar de buscar más y más contacto entre ellos. Masturbando su hombría cuando se sentía cerca del orgasmo cuando las estocadas de su marido parecían tocar la zona exacta una vez tras otra.
Hoseok gimoteaba más calmado que él, no quería perder el control pues en contra de lo que muchos podrían pensar su chico era frágil. La capacidad de este para adaptarse a cualquier cosa era en cambio impresionante, como si hubiera olvidado el hecho de que estaba siendo penetrado por un hombre. Y eso no se distanciaba de la realidad, Yoongi era consciente por completo de que Hoseok era el responsable de todos y cada uno de sus gemidos pero había olvidado, o al menos en ese instante, su repulsión hacia todo aquello que mostraba un carácter homosexual. Estaba disfrutando, era lo único en lo que quería pensar.
Un gemido agudo abandonó la boca de Hoseok y Yoongi lo siguió extasiado al notar como el magnate acariciaba de nuevo su espalda y mordisqueaba su hombro mientras se dejaba caer sobre él.
Fueron intensos momentos de dolor, pasión y necesidad hasta que ambos obtuvieron ese placer que tanto les gustaba. Juntos se revolcaron entre las sábanas, se besaron con una fuerza tan maravillosa que cualquiera que los viera podría jurar a ciencia cierta que se amaban. Las manos del magnate aprendiendo cada pequeño detalle de piel tatuada a mil colores, las de Yoongi afianzadas a la espalda de su marido sintiéndose en el aire con cada roce. Estaban perdidos el uno en el otro. Sudados, cansados, encendidos... Sus piernas peleándose por ser dueñas de cada abrazo, sus bocas ahuyentando el aire. Eran un desastre de gemidos, sensaciones y caricias.
–Hoseok. - gimoteó una vez más Yoongi. - Ah... eres... increíble.
Hoseok gateó en la cama hasta colocarse a un lado de Yoongi y posó su cabeza sobre el abdomen de este observándolo fumar. No le gustaba el humo, siempre había odiado el olor del tabaco que su padre fumaba y aún así cuando era ese muchacho el que rodeaba los cigarros con sus labios se quedaba estático, no lograba apartar la vista de él. Le gustaba, cada detalle.
–¿Vas a explicarme lo del contrato? - Yoongi lo apartó un poco, no quería que Hoseok retrasase una vez más la charla con sus excusas vacías. El banquete, la noche de bodas, la ducha que se habían dado juntos, que necesitaba comer algo... Había perdido la cuenta de todos los temas que el magnate sacaba cuando intentaba hablarle de lo importante.
–¿De veras quieres que hablemos de esa cosa en nuestra luna de miel? - respondió molesto el magnate.
–No es una luna de miel real solo porque me hayas puesto un anillo en el dedo y me hayas roto el culo en una habitación de hotel con vistas a un piazza italiana. Habla. Ahora.
Hoseok se levantó de la cama aún desnudo y tomó una botella de vodka del minibar. La verdad, le daba miedo decirle lo que sucedía a Yoongi. Tenía miedo de estropearlo todo por un simple detalle que Seokjin había incluido. Lo había pedido él, fue el primero en querer un contrato pero su abogado usó una cláusula poco favorable para su falso marido sin tan siquiera avisarle hasta días después de haber firmado.
–Cuando acabe este año... - dijo caminando hasta la ventana. El viento revolvía su flequillo mientras tragaba el fuerte alcohol. - Podré ampliarlo todo lo que quiera, si te niegas perderás todo el dinero y tu casa o todo lo que esté a tu nombre. No te quedará nada si no lo cumples.
Yoongi bajo la mirada, quería gritar pero ni siquiera lograba formar palabras en su cabeza.
–Seokjin creó esa cláusula. - trató de explicarse el magnate. - Yoongi, yo nunca te quitaría la casa, esto acabará en un año. Te juro que no ampliaré tu sufrimiento, nene. Vas a estar bien cuando esto termine, tendrás dinero y...
–Ni siquiera me hables hoy. - contestó el chico de los tatuajes, demasiado enfadado por aquellas palabras como para mirar al magnate. - Eres un enfermo de mierda Hoseok, estás loco y por eso la gente no se queda a tu lado. Me obligas a besarte, a follar contigo, tengo que fingir quererte y ahora amenazas con quitarme lo único que mi hermano y yo tenemos. Tienes que comprar un marido para que...
–Lo sé. - respondió el magnate. - Lo estoy.
Yoongi lo miró arrepentido al percibir segundos tarde la palabra que había usado para referirse a Jung, el magnate había comenzado a vestirse de nuevo y eso lo confundía. Hoseok siempre dormía desnudo si estaban juntos y la habitación era cálida, la calefacción estaba encendida así que no había motivos para que este estuviese buscando una camisa limpia.
–Disfruta de tu habitación, Yoongi. A partir de hoy dormiremos separados y no habrá sexo. Procuraré no ampliar esto, será más fácil para ti así. - Hoseok realmente se sentía mal, él jamás había pedido aquella cláusula y no pretendía usarla de ningún modo. Seokjin estaba equivocado si creía que añadiendo aquello al contrato lo estaba ayudando de alguna forma.
Cuando el magnate se acercó a la mesilla para obtener su reloj, Yoongi extendió sus labios y frunció el ceño confundido al no recibir un beso.
–Tampoco besos. Será más fácil de esa forma para ti, lindo.
Fue lo último que dijo Hoseok antes de salir de la habitación. Y por algún motivo el pecho de Yoongi comenzó a doler en ese instante, las lágrimas resbalaron por sus mejillas. Había puesto un alfil en su propio tablero.
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Espero que os haya gustado, en cierta forma se podría decir que aquí empieza el salseo.... O eso he intentado. En el siguiente episodio lo entenderéis mejor. Queda prometido.
Un beso, Mel 💜
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