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Capítulo 19

" Oh, siempre dices que el amor es un juego. Aseguras que es inocente y divertido. ¿Por qué dices esas cosas tan malas?. ¿Acaso intentas evitarme? "

–Russian Roulette (Red Velvet)


Por algún motivo Yoongi estaba nervioso, sus manos temblaban y en su garganta sentía que se acumulaban todas las preocupaciones que se había empeñado en ocultar durante la última semana. Quizás se debía a que ese día el contrato entraría en vigor oficialmente al convertirse finalmente en el verdadero esposo del magnate sin importar que en Corea el papel que firmarían no serviría para mucho, o tal vez fuera un efecto secundario de la cantidad de personas que Hoseok había invitado a su enlace. Socios importantes con las miradas críticas y atentas a cada detalle que rodeaba el enorme museo en el que tendría lugar la ceremonia, caminaban de un lado a otro por el enorme patio que se lograba observar desde la habitación en la que el mayor de los Min ya se encontraba dispuesto a vestirse para la ocasión.

Un mes, los dos habían pasado un mes completo asegurándose de que aquella boda fuese inolvidable no solo para ellos sino también para cada una de las personas que pusiera sus pies sobre el sitio en el que se llevaría a cabo. Y aunque había sido Hoseok el principal encargado de organizarlo todo, Yoongi finalmente decidió pedir alguna cosas. Ese patio que se veía a través de su ventana y que estaba decorado en su totalidad con rosas y peonías blancas era una de sus exigencias, quería un espacio digno de una ceremonia enorme. Porque por una vez en su vida podría tener todo aquello que desease.

El día de la boda había llegado tras un agotador viaje a Italia que derivó en que su mente se sintiese algo pesada ante el cansancio inusual que moverse de un lado a otro con prisa le había terminado provocando. Jungkook y él no recordaban haberse subido a un avión nunca antes, y ese día lo hicieron con un objetivo más complicado que el de disfrutar de un viaje familiar. No habían tenido tiempo para acostumbrarse al importante hecho de que a partir de esa mañana Min Yoongi pasaría a ser el esposo de uno de los hombres de negocios más importantes de Corea. Un mes parecía poco tiempo, al menos para su hermano pequeño y para él mismo. Y tampoco habían tenido un solo minuto para centrar su mente en el importante detalle de que se encontraban en Italia.

Las ojeras no parecían querer desaparecer de la suave piel del chico de los tatuajes, ni siquiera con esa importante capa de maquillaje que su estilista ponía sobre su rostro entre notables suspiros. El hombre estaba creando un síntoma de ansiedad aún más grande en el pecho de Yoongi con aquella actitud desesperada, porque Jung Hoseok quería que todo fuese perfecto ese día y tal vez un detalle tan simple como esas ojeras grises podría estropearlo todo. O no, él ya ni siquiera sabía qué era importante y qué no lo era en medio de esa nube de nervios que mantenía sus manos temblequeando todo el maldito tiempo.

No había dormido ni una sola hora, no porque le costase acostumbrarse al entorno italiano que ni siquiera había podido saborear por una maldita hora, a su habitación de hotel o a las continuas atenciones que los encargados de acicalarlo, vestirlo y peinarlo le mostraban. Estaba nervioso porque en él residía toda la responsabilidad de que ese día fuese tan inolvidable como el magnate pretendía.

–Ponga la cabeza levemente hacia atrás, vamos a ajustar un collar que el señorito Hoseok ha elegido especialmente para usted. Nos ha informado de que debe decidir si lo desea llevar o no, la decisión es solo suya. - informó la mujer, tomando una fina cajita de su bolso. - Su prometido tiene buen gusto, debo admitirlo.

Yoongi se limito a asentir mientras echaba la cabeza hacia atrás, tal y como la estilista había pedido. Él había elegido su traje por sí mismo, se trataba de un precioso atuendo que captó su atención al instante cuando visitó las tiendas acompañado de Taehyung y el estilista de los hermanos Jung. Si bien fue un proceso complicado agradeció tener al hermano de su prometido prestando una ayuda repleta de sinceridad en las críticas a los trajes que vieron, resultó mucho más útil que los expertos que su prometido había puesto a su total disposición porque estos no hacían más que decirle que todo le sentaba bien. Incluso si el magnate aún no había visto su indumentaria, la gargantilla que ahora se ceñía a su cuello conjuntaba a la perfección.

De una fina cadena de oro blanco, descendía un colgante en el que se podía apreciar algún tipo de piedra preciosa color índigo rodeada por diamantina blanca que brillaba con cada uno de los rayos de sol que se colaban a través de la ventana. Le gustaba, en realidad lograba que su piel decorada por tinta destacase en conjunto con el cuello de su camisa.

Yoongi se relamió los labios con nerviosismo y se miró al espejo. Tras varios intentos el maquillador que se había estado mostrando estresado, logró borrar hasta el más mínimo rastro de ojeras bajo su mirada. Se preguntaba con gran curiosidad cómo estarían preparando a Hoseok, sabía que su traje era negro debido a que su hermano lo mencionó mientras visitaban tiendas de ropa, pero eso era todo. Diferente del suyo, su pantalón si era negro pero la blusa y chaquetas, que Taehyung le mostró y él aceptó, eran blancas. Ni siquiera se comprendía a sí mismo, su primera idea fue la de vestir por completo de negro pero ese niño lo había convencido de lo contrario.

–Lentillas. - la voz de Tae lo hizo volver a la realidad.

–No voy a... Oye, aleja eso de mí. No voy a usar lentes de contacto. - protestó cuando notó a Taehyung acercándose a él para ayudarle. Jungkook los observaba desde un sofá situado cerca de la terraza de la habitación del hotel, parecía apagado. Ni siquiera sonrió al ver cómo su hermano trataba de escabullirse del pequeño de los Jung.

–Oye, no vas a ir con gafas porque tú no has querido. - Tae habló, cruzándose de brazos. - Y apuesto a que tus dioptrías son un tanto altas por el modo en el que entrecierras los ojos para verte en el espejo que está a solo unos centímetros de ti, debes llevar algo que te ayude a ver bien.

Tras un suspiro cansado Yoongi terminó por asentir y se dejó hacer tanto por el hermano de Hoseok como por los estilistas. Para ser justo el chico tenía razón, él no había querido llevar gafas ese día porque sabía que habría un par de fotógrafos inmortalizando la ceremonia, pero ir sin lentillas sería verlo todo desde una visión borrosa la mayor parte del tiempo.

-Bien, ayúdame a ponerme estas cosas entonces.

Justo en la habitación situada a la derecha de la de la Yoongi se encontraba el magnate, quien para su propia sorpresa no estaba del todo nervioso. De hecho se sentía mucho más tranquilo de lo que se hubiese esperado. Aquel no era un matrimonio en el que pudiera perder al amor de su vida si las cosas iban mal, de hecho incluso tenía un contrato con varias cláusulas que lo protegían por completo. Era fácil cuando veía la situación casi como un trato de negocios, él y Yoongi necesitaban que todo saliese bien.

Los pros eran mayores que los contras. Ni Hoseok buscaba perjudicar a Yoongi, ni este quería hacer las cosas mal porque eso implicaría perder una gran suma económica.

–¿Puedo.. pasar? - Jungkook se coló disimuladamente en la habitación y caminó hacia el magnate. Aunque todavía se mostraba reacio a él, su mente siempre se perdía en la necesidad de verlo, de escucharlo, de tan siquiera discutir con él para atraer su atención.

–Claro que sí. ¿Va algo mal?. Creí que estarías con Yoongi hasta última hora y bajarías a la zona del museo en el que tendrá lugar la ceremonia con él.

El pequeño de los Min suspiró y tomó asiento a un lado del magnate. Le frustraba tantísimo notar como el corazón se le aceleraba tan sólo viéndolo o teniéndolo cerca, no podía evitar mirarlo. Este llevaba un estilo de ropa que hasta el momento nunca había portado en su presencia, no era un traje como los que usaba para ir a trabajar ni de lejos. Era algo mucho más sofisticado y elegante y su cabello estaba peinado diferente a lo habitual. Sus labios incluso brillaban levemente, quizás por el maquillaje que su estilista estaba usando en él. Y si bien eso no era algo que Jungkook viese a menudo en hombres... Le gustaba. Le encantaba la forma en la que la boca del magnate destacaba gracias al labial transparente.

–Demasiadas personas, esto está más tranquilo. - era una excusa horrible pero Hoseok nunca desconfiaba de él. Otra de las razones por las que Jungkook había comenzado a desarrollar esa especie de atracción inevitable hacia el magnate.

–Pareces cansado, échate un rato en el sofá si lo necesitas. Aún tenemos unos cuarenta minutos hasta que la ceremonia comience.

Jungkook asintió con un puchero. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué se comportaba de forma adorable delante del hombre que le quitaría durante un año entero la libertad a su hermano? Definitivamente no se comprendía a sí mismo y eso lo estaba volviendo loco. Todos esos pensamientos cubriendo su mente de imágenes aleatorias del magnate, todos los sueños despierto en los que imaginaba poder besarlo... Todo estaba mal en su cabeza, o al menos eso era lo que él pensaba. La explicación que deseaba que fuese cierta.

Hoseok volvió la mirada hacia el espejo por unos segundos y tras comprobar que le gustaba el resultado de su peinado puso de nuevo su atención en el ordenador. Incluso el día de su boda tenía trabajo que realizar, socios con quienes hablar, personas a las que darle explicaciones. No conocía el descanso, y Jungkook lo admiraba un poco también debido a aquello.

Solo Jung Hoseok pudo conseguir que dos hombres recibiesen matrimonio en uno de los museos más exclusivos y repletos de arte de toda Roma. O tal vez Corea seguía estancada en comparación con el resto del mundo. Yoongi no lo sabía a ciencia cierta, lo que sí sabía era que los sentimientos que se arremolinaban en su interior mientras caminaba hacia su prometido por el largo pasillo eran totalmente nuevos. Y lo ahogaron por un instante.

Aún con todo eso ocurriendo en su cuerpo, no frenó su avance. Con Jungkook unos pasos por detrás de él, caminó lentamente al ritmo que los violines marcaban al son de la marcha nupcial de Mendelssohn. La acústica del lugar era tan maravillosa que ni siquiera eran necesarios los altavoces. El sitio era sencillamente impresionante, sus ojos brillaban ante cada pequeño detalle que lograba observar de forma disimulada. Hoseok tenía buen gusto, no sólo por el lugar seleccionado, sino también por la ropa que había elegido para sí mismo. Incluso Yoongi podía jurar que estaba precioso enfundado en ese traje negro con decoraciones florales rojas, la cadena de su padre brillando bajo la luz de colores que se colaba por las aureolas acristaladas y el cabello levemente desordenado.

Cuando llegó hasta él, un pequeño tropiezo con una plaqueta casi lo hace caer ante toda la gente que los observaba atentamente. Así que por un par de segundos cerró los ojos esperando recibir el golpe del frío suelo de mármol blanco, pero en su lugar obtuvo los cálidos brazos de Hoseok y la sonrisa esperanzada de este.

–Gracias. - susurró.

–No me las des, me gusta proteger a las personas que forman parte de mi vida. - la voz del magnate hablando cerca de su oído era nítida y ronca. Los flashes de las cámaras se precipitaron como en una ola sobre ellos cuando compartieron un suave beso.

Yoongi se tranquilizaba más fácilmente así, Hoseok lo había aprendido rápido. Cuando lo sostenían este confiaba, aunque al inicio le costase.

–Hagamos esto. - dijo el chico de los tatuajes en un susurro, evitando la profunda mirada del magnate.

Las dudas habían comenzado a hacerse un lugar en la mente de Yoongi, por supuesto ahora comprendía que Hoseok se sentía solo y no disponía del tiempo suficiente como para conocer a una persona que le proporcionara el amor que tanto anhelaba. Pero aún así tenía miedo de arrepentirse más adelante, de estropearlo todo o de que su hermano sintiese desprecio por sus decisiones egoístas. Necesitaban el dinero, sin embargo... ¿Lo necesitaban a cualquier precio?

La música dejó de sonar en el momento en que el hombre se acercó ellos y Yoongi decidió dejar ese tipo de pensamientos para el banquete, cuando una ceremonia completa no podría ser estropeada por sus dudas de última hora.

–Hoy estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Min Yoongi y Jung Hoseok. - a cada palabra el corazón de Min golpeaba con más fuerza su pecho. - En la salud y en la enfermedad. Hasta la muerte en definitiva... - Una mirada, eso bastó para convencerlo de nuevo. Jungkook, cuando miró a su hermano supo que era lo mínimo que debía hacer por él. - ¿Jung Hoseok acepta en matrimonio a Min Yoongi?

Hoseok tomó con delicadeza las manos de Yoongi y tras acariciar sus temblorosos nudillos asintió.

–Acepto. - respondió alto y claro.

–¿Min Yoongi acepta a Jung Hoseok en matrimonio?

–A... Acepto. - una pequeña sonrisa se escabulló de sus labios mientras el magnate trataba de ponerle el anillo en el dedo con torpeza.

Cuando llegó su turno las manos aún le temblaban y Hoseok tuvo que ayudarle con la tarea. Los dos estaban siendo tan ridículamente patosos ante todas esas personas importantes que los observaban en silencio desde sus asientos...

–Hasta que la muerte los separe. Lo que yo he unido aquí hoy nunca debe ser roto por el hombre. Pueden besarse.

Las fuertes manos del magnate envolvieron entonces el cuerpo de Yoongi y afianzándolo de la cintura lo besó. Era un beso cargado de dulzura, diferente en definitiva a los que ambos solían compartir cuando estaban a solas, sin embargo ambos decidieron disfrutarlo. Alargarlo hasta que los aplausos de la gente tronaron en la perfecta acústica de aquella enorme sala de museo.

–Más bien hasta que el contrato finalice. - susurró Yoongi en el oído de Hoseok antes de apartarse de su abrazo.

El magnate fingió una sonrisa y sujetó su mano. Había visto la duda en aquellos ojos tras recibir el beso, ahora estaba inevitablemente asustado.

–Deberías leer la letra pequeña antes de firmar cualquier documento, Yoon.





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Hii!!

Espero que os haya gustado el nuevo capítulo. Ya tenemos boda, así que ahora falta menos para la luna de miel y estoy admitiendo vuestras teorías al respecto.

Un beso Mel 😘

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