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Capítulo 13

"Estoy corriendo, esto comienza, cuenta regresiva. Estoy listo para ser cortado como una rosa por tus brazos, mientras te abrazo de nuevo."

—Hold Me Tight (BTS)


Por primera vez desde que se habían mudado a la gran mansión de los Jung, los hermanos Min pudieron observar como el sol anaranjado de la mañana se colaba por las galerías de cristal del comedor. Los reflejos hacían brillar las diminutas partículas de polvo que se atrevían a interponerse entre los largos rayos de luz, había pasado un tiempo desde que las cortinas siempre abiertas de manera leve eran completamente apartadas de las cristaleras que daban al enorme terreno verde situado delante de la mansión. Jungkook observó la belleza del lugar como si nunca antes lo hubiera visto mientras descendía por las escaleras que conectaban con el amplio comedor donde siempre desayunaban, la claridad cambiaba totalmente el panorama y sus ojos no podían abandonar el brillo del cabello de Taehyung expuesto a los soleados destellos.

Desde que se instalaron tres semanas atrás tampoco se habían encontrado con un día tan despejado como ese, el tiempo invernal parecía poner estética a las decisiones tomadas con apuro e intereses poco humanos. O eso era lo que creía el pequeño de los Min, estaba seguro de que el contrato que su hermano había firmado terminaría por ser un enorme dolor de cabeza en el instante en el que ese año llegase a su fin.

Yoongi por su parte acabó de bajar las escaleras, al igual que Jungkook percibiendo con cierta sorpresa el modo en el que las cortinas se habían abierto completamente. A pesar de que la tela grisácea con la que estaban hechas permitía que la claridad se hiciera un hueco entre estas, todo parecía diferente cuando nada se interponía en el camino de la luz del día. Yoongi hizo tropezar su codo contra el de su hermano pequeño de forma divertida, quien le dedicó una sonrisa sincera a cambio.

El buen tiempo lo había calmado más de lo humanamente posible. Durante la totalidad de la semana se mantuvo casi todo el tiempo durmiendo como un niño bueno al lado de Hoseok mientras la lluvia se estrellaba y resbalaba por las ventanas de su habitación, no recordaba la última vez que había podido descansar tanto y tan bien.

-Pareces de buen humor hoy. - Jungkook levantó una ceja. - ¿Qué es lo que te mantiene tan feliz?

Yoongi se había levantado como un príncipe novato entre sábanas de satén beiges, el sol logró hacerse camino hasta su cama en forma de sombras elípticas dándole sentido al sueño enriquecido de colores que sus pupilas habían captado solo una hora atrás esa mañana. Incluso la forma en que su prometido se revolvía entre las mantas tratando de esquivar los rayos de sol lo había divertido. Era una buena mañana, con un buen día a pesar de las bajas temperaturas del invierno y con una buena sensación que le recorría el cuerpo.

-He dormido como un niño, eso es todo. Sabes lo poco que me gustan las tormentas, pero esta ha servido para rellenar mi cuerpo de energía, todo lo que he hecho ha sido dormir, comer y...

-Buenos días. - La voz de Hoseok se escuchó en cuanto los dos hermanos entraron en el comedor.

-Oh, buenos días. - repitió Taehyung casi de forma inmediata, girándose en su silla para observarlos. En sus labios todavía quedaba una mancha de mermelada de arándanos que pronto limpio pasando la lengua sobre estos.

Sorprendiendo a todos los allí presentes Jungkook sonrió y tomó asiento al lado del pequeño Jung, quien miró a Hoseok con la boca abierta.

-A veces está de buen humor, solo es un cinco por ciento de las veces en las que le hablas pero ocurre de vez en cuando. - Yoongi no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, dirigiendo su mano directamente hacia uno de los pasteles de luna que se encontraban sobre la mesa - Creo que ya me he acostumbrado a estos desayunos.

Lo había hecho, tras tres semanas sabía que los desayunos en la casa de los Jung eran grandiosos porque cada uno de ellos podía seleccionar aquello que más le apetecía probar. Taehyung tendía a obtener algo europeo, un sencillo vaso de leche de almendra caliente que acompañaba con cruasanes sobre los que dejaba caer mermelada de arándano o frambuesas en función de lo que desease cada día. Hoseok por su parte obtenía tan solo café, porque acostumbraba a comer algo con los empleados más cercanos a él durante el primer descanso de la mañana. Jungkook y Yoongi sencillamente se conformaban con aquello que el chef les ofrecía o recomendaba probar.

-Es fácil ganarte cuando se trata de comida por lo que veo. - el magnate llevó la mano hasta la barbilla de Yoongi en un intento por limpiar esta de una mancha de dulce. - Come todos los que quieras. Nuestro cocinero tiene padres chinos, así que los hace comúnmente.

Yoongi asintió sin tan siquiera dudar antes de tomar otro de esos deliciosos pasteles de luna con chocolate que ya había tenido el placer de devorar antes en el hogar de los Jung. Apartando la vista de Hoseok, llenó su boca de los dulces que tanto le gustaban. Si no fuera por la última frase del magnate casi podría jurar que había mandado cocinar sus pasteles favoritos sabiéndolo de antemano.

El desayuno transcurrió inusualmente de forma tranquila, no hablaron demasiado pues ninguno de ellos tenía un tema esencial que compartir con los demás. Sin embargo no existieron malas miradas o palabras insultantes por lo bajo. El buen humor de los hermanos Min había sido decisivo para que esa mañana todo fluyera de forma natural, al igual que los bonitos rayos de sol que se colaban a través de las enormes galerías de cristal del comedor.

-Estoy completamente lleno, dile a tu cocinero que necesito que haga al menos cinco para mi cada día. Son mis pasteles favoritos.

Y Hoseok sonrió, lo hizo con los ojos iluminados de felicidad.

-Puedes estar seguro de que se lo haré saber. Le encantará conocer el detalle de que sus dulces te han conquistado por completo.

Los cuatro se dirigieron juntos hacía el coche de Hoseok tras terminar de obtener aquello que necesitarían durante el día. El magnate decidió usar el Land Rover que tantas veces había comprobado que Yoongi miraba con cierta admiración y que él mismo se había encargado de prometerle como regalo si lograba obtener el carnet de conducir. Inscribirlo en una escuela había sido mucho más sencillo que el simple detalle de verlo tomar un libro entre sus manos.

-Adoro este coche. - Yoongi hizo un pequeño puchero con los labios. - Algún día podré conducirlo.

Hoseok asintió.

-Estoy seguro de que lo harás en cuanto tomes tus exámenes. Solo tienes que esforzarte un poquito.

El chico de los tatuajes seguía deseando obtener como regalo el vehículo que su prometido le había ofrecido en un par de ocasiones. Si solo tuviera el carnet... Todo sería mucho más fácil. Podría tomar cualquiera de los coches del magnate y conducir durante horas sin que nada más, aparte de desconectar del mundo, fuese una prioridad.

Sin embargo todavía no lo tenía, por lo que se conformaba con al menos poder sentarse al lado de su futuro marido para escuchar el modo en el que este le iba indicando lo que cada una de las señales de tráfico significaba. Yoongi estaba seguro de que si hubiese pasado la adolescencia con sus padres, estos le habrían enseñado eso que ahora el magnate le estaba mostrando.

-Los dejaremos en el instituto y después iremos al juzgado. ¿Recuerdas lo que te mencioné hace unos días? - estaba nervioso, Hoseok no podía controlar sus manos si quiera. Tamborileaba con estas sobre el volante en cada semáforo en rojo que se les cruzaba por el camino y sonreía de forma exagerada. Su miedo a que Yoongi viese el lío en el que estaba a punto de meterse al acceder a seguir con el contrato definitivamente, era quizás mucho más persistente que la discusión entre Taehyung y Jungkook que estaba teniendo lugar en los asientos traseros. - ¿Qué os pasa? - preguntó el magnate, escabulléndose de la respuesta de Yoongi.

-Mmm... El club de artes. - Tae frunció el ceño y volvió a mirar el horario que sostenía entre sus manos. - Nuestras jornadas de tarde cuadran en algunas ocasiones con los entrenamientos de baloncesto de Jungkook. Estoy tratando de decirle que los días de cada actividad dependen de la misma pero no parece querer escucharme.

-¿Club de arte? - Yoongi se giró para mirar a su hermano. - Nunca has mencionado que quisieras unirte. La última vez que Hoseok y Taehyung te lo propusieron...

-Sabes que dibujo como un entretenimiento desde prácticamente siempre. - Jungkook estaba cansado de que su hermano pretendiese ignorar todo acerca de su vida. - Y sabes que me agrada ver vídeos de baile callejero, tal vez pueda divertirme aprendiendo un poco. Cuando Hoseok me habló de un club de arte me negué porque el equipo de baloncesto no parece ser muy buen amigo de los chicos que forman parte de otros clubes, significa financiación para otras personas por parte de la universidad y por algún motivo tienen una especie de competencia entre ellos. Pero lo pensé bien, y ahora quiero probar al menos con una de esas actividades que ofrecen, el problema es que no creo que pueda con todo.

-Has podido con cosas peores, ese no es el problema. Sé sincero conmigo. - Yoongi clavó la mirada sobre los ojos de su hermano pequeño. Tal vez no supiera algunos detalles acerca de la vida de este pero eso no significaba que no lo conociese. Al menos en lo psicológico su hermano era un mapa muy usado para él. Conocía todos los caminos, rutas peligrosas y lagos profundos.

Los dos hermanos se miraron por unos largos segundos, hasta que el sonido de la bocina de un coche los distrajo. Hoseok fruncia el ceño y susurraba insultos para sí mismo mientras un idiota trataba de hacerle perder los papeles empujando el coche cerca de su Land Rover como si se encontrasen dentro de una película. Esas cosas solían ocurrirle de vez en cuando. Las personas sin cerebro que tomaban la decisión de atacar solo porque se sentían envidiosas de su trabajo o sus pertenencias, en su defecto personas homofóbicas y ultracatólicos que deseaban sobre todas las cosas ir en contra de quienes defendían los derechos del colectivo con fuerza. Hombres adultos que vivían insultándolo por todo lo que tenía o era, sin pensar ni un solo segundo en todo lo que no. Periodistas de todo tipo que lo criticaban en las televisiones por trabajar poco y ganar mucho, sin tan siquiera saber la enorme cantidad de horas que él se pasaba sentado en una silla de despacho.

Hoseok se vio obligado a detener el vehículo con un frenazo en seco, y cuando lo hizo sus atacantes decidieron imitarlo. Se encontraba marcando el número de la policía cuando notó como dos hombres descendían de un coche mucho más destartalado que el suyo.

-¡Eh tú, idiota! No seas cobarde y sal aquí. Has cerrado dos áreas en la sede norte de Seúl pero te escondes en tu coche y mansión de lujo. Nos has destrozado la vida hijo de puta, nosotros también te destrozaremos a ti. - el hombre golpeó con un hierro la puerta del vehículo haciendo encogerse miedo a Taehyung. - Espera, si a este idiota le gusta que lo jodan los hombres. Te romperé la cabeza por dejarme sin trabajo. ¿Me has oído? Te voy a matar hijo de la gran puta. Y mataré al retrasado que tienes por hermano.

Yoongi miró confuso a Hoseok, los labios de este temblaban mientras se sujetaba al volante con fuerza. Un suspiro abandonó su boca y ante la mirada de los tres chicos abrió levemente la ventanilla del asiento del conductor.

-Yo no me encargo de las áreas en las sedes. Lo hacen los encargados de cada planta... Dime el nombre de tu jefe y lo arreglaré si el despido ha sido realizado de una forma improcedente.

-Yo no me encargo. - se burló el hombre a cambio, con la voz efusivamente chillona. - No vas a arreglar una mierda cobarde. - gritó de nuevo. - Dos hijos, pedazo de cabrón. Tengo dos hijos a los que mantener.

Yoongi apoyó su mano sobre el brazo de Hoseok, instándolo a mover el coche ahora que esos dos hombres se habían bajado del otro vehículo. Podrían obtener ventaja si se marchaban en ese preciso instante.

-Arranca de una maldita vez. - el semáforo se había puesto en verde pero solo Jungkook parecía notarlo mientras posaba una mano sobre la espalda de un tembloroso Jung Taehyung. - Maldita sea Hoseok, arranca. Ese tipo no está bromeando.

-¡Hazlo! - Yoongi coincidió.

-Tengo que solucionar esto. - susurró, más para sí mismo que para los demás.

-Solucionalo cuando no estén amenazándonos. - gimoteó Taehyung quien se encontraba tremendamente nervioso mientras levantaba la mirada de forma lenta para observar a esos dos hombres que continuaban amenazándolos con dos enormes hierros en sus manos. - Por favor Hoseoki. Puedes solucionarlo cuando estemos todos a salvo.

El magnate tomó aire de forma profunda. Sus manos sudaban, le temblaban las piernas y casi parecía que sus oídos explotarían por la fuerza con la que su corazón latía. De repente parecía sentir calor, tanto que el sudor perlaba su frente. Finalmente decidió ceder, comprendiendo que todos ellos tenían razón al pedirle que se marchase lo antes posible para despistar a los dos ex empleados de su empresa. Así que pisó el acelerador, sintiéndose como la peor mierda dejó a un par de enfadados hombres que probablemente habían perdido sus puestos de trabajo teniendo una familia a la que mantener, abandonados sin una solución. Él nunca se había ocupado de los empleados de las áreas de montaje de coches, su trabajo se basaba en presupuestos financieros, diseño de los vehículos, revisión de publicidad... Pero una empresa al fin y al cabo tenía esos problemas, a veces despedían a gente. Otras cerraban sedes o las trasladaban, y Hoseok jamás se ocupaba de eso porque tenía a su favor empleados de confianza que llevaban gran cantidad de años haciendo las cosas de manera impecable. No, él no se metía en esos procesos. Los encargados lo hacían y finalmente se lo comunicaban aportando motivos de cada decisión tomada.

Llegaron al instituto varios minutos más tarde y Hoseok miró a Yoongi, quien parecía tranquilo. Lo parecía, sin embargo el leve contoneo de sus piernas demostraba que al igual que los demás estaba amedrentado.

-Toma. - dijo extendiendo un par de billetes hacía Jungkook. - Por favor, lleva a Taehyung a alguna cafetería. Que coma algo si llega a necesitarlo, está reteniendo sus nervios y eso significa que en cuanto se tranquilice vomitara todo el desayuno. Su cuerpo a veces reacciona así, cuando yo no esté ocúpate de él. Los vídeos musicales lo calman, o el jazz. Siempre lleva unos auriculares en su mochila, ponle algo y después dale de comer...

-¿Por qué tendría yo que....- comenzó a protestar el pequeño de los Min.

-Te lo agradeceré más tarde, un favor que te debo Jungkook. - suspiró. - Os vendré a buscar, Tae va a estar un poco asustado hoy. Cuida de mi hermano por favor. Ahora somos familia.

Incluso si quería decir que no, Jungkook todavía tenía corazón y ver al chico tembloroso a la par que lloroso fue tal vez lo único que lo instigó a tomar el dinero y seguir las pautas de Hoseok. Tal y como este había comentado, el pequeño de los Jung vomitó hasta que solo quedaba líquido en su cuerpo, se quedó totalmente blanco. Tanto que la debilidad en su rostro era fácilmente visible para todos aquellos con ojos que transitaban por el jardín delantero de su instituto.

-¿Estás mejor ahora? - hablaba en serio, ya fuese por su personalidad humanitaria o por su interés por la psicología, tal vez por ambos motivos. Quería saber si Tae se encontraba mejor tras dejar ir sus nervios. - Ei, tranquilo. Nadie os va a hacer nada Taehyung. Estoy seguro de que tu hermano lo solucionará.

Tae forzó una sonrisa con los ojos brillando y completamente rojos, debido probablemente al esfuerzo que le había supuesto para su cuerpo vomitar toda la comida que había ingerido. Era delgado por naturaleza pero con la tez tan pálida parecía casi moribundo.

-Estoy mejor... - susurró mirando sus zapatos.

-¿Tímido de repente? - Jungkook le sonrió con calidez, estaba comenzando a recordar el motivo por el que siempre había querido ser psicólogo. Aunque sonase raro viniendo de alguien como él, ansiaba ayudar a las personas y Taehyung parecía necesitarlo en ese preciso instante. - Anda vamos, te llevaré a comer algo.

-No quiero ir a la cafetería ahora. - confesó con reticencia el pequeño de los Jung. - Hay demasiada gente curiosa. Siempre hablan de mí, eso no me gusta.

Jungkook asintió, sin saber bien qué hacer.

-¿Quieres que vayamos a un sitio fuera del instituto? - sonrió al notar que había acertado pues Taehyung al fin había levantado la mirada y ahora lo observaba asintiendo con la cabeza. El movimiento hacía que el flequillo se le desplazase por la frente hasta casi taparle los ojos. Jungkook sonrió al percibir cómo el chico subía sus ojos mirando hacia arriba y soplaba para apartarlo de forma totalmente natural. - Vamos entonces.

Comenzó a caminar notando por los pasos escandalosos de Jung Taehyung que este lo seguía, volteo la cabeza un par de veces solo para entretenerse viéndolo juguetear con los charcos del suelo casi secos por el sol. De alguna forma las palabras del hombre llegaron a su cabeza perturbándolo.

"Tu hermano retrasado." - recordó, observando a Tae juguetear. Su cara empezaba a recuperar el color pero aún parecía levemente asustado. Y Jungkook supo algo con certeza mientras notaba la sonrisa del hermano de Hoseok asomarse de nuevo a sus labios. - "No, Taehyung no lo es. Infantil es una cosa diferente de retrasado. Una pena que la gente confunda siempre esos términos."

Lo llevó a una cafetería cercana al instituto donde estudiaban y pidió un nuevo desayuno para él. Mientras comía buscó en el teléfono móvil de Taehyung algunas canciones, quizás podría aprender varias cosas con el chico acerca de ataques de pánico. Eso sería bueno para su carrera.

Aunque no era su carrera lo que más le importaba en ese instante en realidad.

-¿Hay algún motivo por el que la música te calme? - preguntó con curiosidad, mirando de nuevo a Tae.

El menor de los Jung dejó a un lado su nuevo desayuno para centrar su atención en la búsqueda de una respuesta correcta a la pregunta que le estaba haciendo el hermano de Yoongi, pero no la tenía. Ni él mismo sabía porque la música podía llegar a calmarlo.

-No lo sé, mamá también la usaba a veces. Quizás me acostumbré a eso después de pasar por malos momentos y ahora se ha vuelto una especie de ancla para mi propio autocontrol. - se encogió de hombros y siguió comiendo.

"¿Su madre también tenía ataques de pánico?" - se preguntó Jungkook en silencio.

Yoongi aceptó una vez más que Hoseok lo tomase de la mano. Era de alguna forma su trabajo y suponía que tras el violento encuentro con ese hombre era adecuado permitirle al magnate un poco de cariño. Así que envolvió la cintura de este con su brazo sorprendiéndolo por la forma casi posesiva con la que lo tocaba.

-Agresivo. - Hoseok sonrió un poco por primera vez después de lo que había sucedido. - Relaja el agarre, estoy seguro de que si fuese un poco más delgado podrías partirme a la mitad.

El magnate por su parte estaba intentando centrarse en su prometido. Con gran esfuerzo, pues las imágenes de aquellos pobres diablos aún se dispersaban por su mente haciéndolo sentir un nudo inevitable en su garganta. Su padre había sido buen jefe y aún así tenía enemigos, no fue como su abuelo pero al menos sí bueno. ¿Cómo podría él evitar eso?. Fácil. No podía. Si quería ser respetado tenía que marcar una línea entre el jefe amable y la persona profesional. Le dolía reconocerlo pero en ocasiones era obligatorio para su negocio cerrar algunas áreas, sabía que los encargados de las sedes de Hope Enterprise realizaban sus trabajos de forma impecable. Cuando un sitio produce más gastos que beneficios es inútil mantenerlo en funcionamiento. En la mayoría de ocasiones el personal era trasladado a una nueva fábrica pero no siempre funcionaba de esa manera.

-¿Sigues pensando en lo que ha sucedido con esos hombres? - no le interesaba, Yoongi prefería centrarse en muchas otras cosas pero era su deber preguntar y ahora que empezaba a conocer a Hoseok entendía que el magnate buscaba una pareja que lo ayudara, entendiese y cuidase continuamente. Era como un cachorro en búsqueda de mimos.

-Sí, lo quiero arreglar pero hay varios hechos que me hacen pensar en que no lo quiero trabajando en mi empresa. Si hubiese hablado conmigo de forma racional lo habría trasladado a algún otro lugar en cuanto necesitásemos personal, evidentemente no lo hago con todos los empleados pero puesto que está desesperado...

-¿Eso no le daría esperanzas a los otros empleados para argumentar lo mismo y exigir un trabajo? - Yoongi rebajó la dureza del agarre sobre la cintura de Hoseok y lo miro expectante. Le gustaba aprender por sorprendente que fuera para él mismo. Había odiado con intensidad ir a clase en el pasado.

-Exactamente por eso me encuentro en un dilema. Además, no quiero a un hombre violento en mi empresa, ni tampoco quiero darle un puesto debido a su extorsión. Realmente me siento mal y quiero ayudarle pero de alguna forma dice la verdad al suponer que no haré nada. No hay nada que yo pueda o deba hacer. No al menos en esta ocasión.

Yoongi asintió, entendía el punto del magnate y no le causaba dificultad el ponerse en su lugar. A veces las cosas simplemente no tenían solución, quizás Hoseok debía empezar a pensar en eso de vez en cuando.

-No te fustigues. - dijo finalmente. - Como has dicho antes, no decides en esa parte. Supongo que tus encargados saben qué hacer.

-¿No es limpiarse las manos eso? Decir que ellos se encargan y dejarlo ahí no es algo que me agrade Yoongi, es mi empresa. Mi nombre. Yo debería controlarlo todo pero...

-Pero nadie puede controlarlo todo, así que mueve tu culo porque el ascensor se ha abierto y no quiero subir por las escaleras.

Hoseok sonrió sin poder evitarlo, le agradaba que Yoongi le quitase importancia a los asuntos que quebraban su cabeza hasta agotarlo.

-Gracias.

-¿Hum? - Ni siquiera lo estaba escuchando mientras se abría paso entre el tumulto para obtener su preciado lugar dentro del ascensor.

Una vez más el magnate se permitió reír en alto con ganas, bendita actitud de chico despreocupado. Yoongi le estaba devolviendo la juventud que a veces olvidaba que tenía.

Al igual que su prometido, él también se hizo espacio en el abarrotado ascensor y colocándose tras este envolvió su cintura en un abrazo. El chico suspiro molesto, no estaba acostumbrado a los abrazos y menos todavía si estos eran por la espalda. Las manos de Hoseok alrededor de su cuerpo le recordaban a la primera vez que usó gafas, un cosquilleo incómodo recorriendo la zona debido a que algo que nunca antes había estado ahí tomaba su lugar.

-Intenta relajarte, solo es un abrazo. - Yoongi era tan tosco e irreverente.

-Intenta mantener tus manos quietas entonces. - pero esa vez una sonrisa cruzaba sus labios mientras hablaba. Ni rastro de violencia escapaba de sus labios y casi sufrió la pérdida cuando el ascensor se detuvo haciéndole perder el calor que el cuerpo de Hoseok siempre desprendía.

Avanzaron por los pasillos del juzgado con las manos unidas y los dedos entrelazados. La gente los miraba, ponían sus ojos directamente sobre ellos, los juzgaban, los señalaban...

-¿Por qué no os vais a tomar por culo todos? - gritó Yoongi apartando la mano de la de Hoseok. - No soy un maldito homosexual.

En ese momento Jung Hoseok comprendió que todavía le quedaba un largo trayecto hasta conseguir que Yoongi dejase a un lado las ideas preconcebidas acerca de lo que ser gay, bisexual o simplemente humano implicaba.



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Hiiii!!!!!!
Nuevo capítulo que de veras espero que os guste. Por aquí os adjunto una foto de los pastelitos que Yoongi desayuna en la casa de los Jung.

Gracias por leerme un día más. Realmente os amo.


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