Saboreo un sorbo de mi burbujeante copa de champán francés a la par que me deleito en el exquisito aroma que desprende el exuberante arreglo de Phlox con el que nos dieron la bienvenida al bungaló. En floriografía, un ramo de estas flores simboliza la unión de las almas; con esta explicación entenderán por qué me conmoví prácticamente hasta las lágrimas al reconocerlas.

Fue un hermoso detalle de parte del personal, quienes, una vez les comentamos el motivo de nuestra visita, prometieron convertir el próximo par de semanas en una estancia en el mismísimo paraíso.

Y esta es, sin duda, una excelente manera de comenzar y un gesto por el que les deberé un agradecimiento más tarde, incluso si mis conocimientos sobre el divehi son inexistentes y mi pronunciación del inglés cause vergüenza ajena.

🎶

No sé si te lo han dicho antes

Pero después de haber comido en tantos restaurantes

Lo más caro, más rico, más fino y más elegante

🎶

—¿Esa es…?

Debido a la impresión, dejo la pregunta inconclusa, bajo mis gafas de sol hasta hacerlas reposar en la punta de mi nariz y le dedico una mirada de cautelosa sospecha a mi esposo en combinación con una ceja alzada. Él toma de su gin-tonic sin mayores complicaciones, meciéndose tranquilamente en la hamaca justo al lado de mi tumbona.

Por un segundo, olvido hasta mi nombre, la vista de su torso desnudo y tonificado por el ejercicio diario siendo celestialmente bañado por los tenues rayos del sol que iluminan el atardecer, constituye un sublime espectáculo sin precedentes.

🎶

Después de viajar por los sitios más extravagantes

Descubrí (yeh)

🎶

—No puede ser —Volver a concentrarme en la música que resuena a través de los altavoces refresca mi memoria y gracias a ello, recuerdo lo que iba a decir. Especialmente después de confirmar que se trata de la composición musical que ambos conocemos mejor que ningún otro ser en el planeta (incluyendo a su intérprete: Camilo Echeverry)—. ¿Esto es obra tuya?

🎶

Que tu cuerpo es mi lugar favorito

Y tu boca mi comida favorita

🎶

—Si estás preguntándome si soy responsable de que hayan puesto nuestra canción por todos los parlantes del hotel, te contestaré con dos palabras: tal vez. Aunque creo que fui bastante insistente al pedirlo cuando fui a por los tragos, así que, supongo que lo más probable es que sí sea obra mía.

🎶

Porque tú eres lo que yo necesito

Porque yo soy lo que tú necesitas

🎶

—¡Ven aquí! —chillo de felicidad mientras me levanto de la reposera de un único salto—.

Lo obligo a ponerse de pie y abandonar la comodidad del chinchorro antes de estampar mis labios sonoramente sobre su mejilla en tanto él ríe a carcajadas por mi exagerado entusiasmo.

Cantamos el siguiente coro al unísono, recreando la cita en la que escuchamos el tema por primera vez, hace ya tres años atrás. La misma donde la bautizamos como nuestra canción.

🎶

Tú eres perfecta

Sin el 90-60-90

Después de al mundo yo darle la vuelta

🎶

—Nos merecíamos este baile, ¿no te parece? —Lo abrazo fuerte al entender a qué se refiere—.

Estuvimos tan justos con el tiempo que apenas pudimos disfrutar de nuestra propia fiesta durante un ratito antes de salir casi corriendo, valija en mano, hacia el aeropuerto donde el jet nos esperaba. Eso sí, dejamos a Bianca y Rigo, súper animados por el vodka, para que celebraran en nuestro nombre, por lo que estoy convencida que incluso a estas alturas deben estarlo pasando de maravilla.

🎶

Quiero que me quieras como yo te quiero

Como yo te quiero, como yo te quiero

🎶

—Completamente de acuerdo contigo, amor.

🎶

Quiero que exageres como yo exagero

Y no te me rías porque esto es en serio

🎶

Damos varias vueltas al ritmo de la música y es allí donde Fer lanza una inesperada pregunta:

—Y cuéntame, ¿te gustó tu boda?

Pretendo pensarlo con detenimiento al mismo tiempo en que reparto suaves caricias en la parte trasera de su cabeza y juego con los mechones más largos de su cabello azabache.

Luego deslizo mis manos hasta su pecho y lo veo a los ojos para que distinga la honestidad residente en ellos.

—Me encantó, Fer —termino respondiendo con una sonrisa brillante, voz dulce y toda la emoción contenida desde que el sacerdote nos declaró oficialmente marido y mujer—.

Río cuando él se lanza a besarme sin previo aviso; como consecuencia, los sabores de nuestras bebidas se entremezclan creando un cóctel inédito que gozo a plenitud.

—Es bueno saberlo, porque eso era todo lo que deseaba —Él sujeta mi rostro entre sus manos con tanta delicadeza que quedo enmudecida, su aliento a ginebra y uvas enloquece mis sentidos y apenas soy capaz de recordar cómo respirar—. Que fuera donde quisieras, cuando quisieras y con quienes quisieras. Incluso hubiera aceptado si no me invitabas.

—¿Tú? ¿Sin invitación? Hubiese sido imposible, porque tú, —Me acerco más a él si es que es posible para susurrarle al oído—: eras un requisito indispensable para que mi boda, fuera perfecta.

Y cuando las palabras se tornan insuficientes, me corresponde a mí besarlo apasionadamente, con el Sol, la Luna y las bellas Islas Maldivas como testigos de nuestro amor.

🎶

Porque tú eres lo que yo, tú eres lo que yo necesito

Yo soy lo que tú, yo soy lo que tú necesitas

🎶

Quién diría que después de tanto caos, finalmente tendríamos la boda perfecta.

Nota de la autora:

Vaya, “The Perfect Wedding” ha llegado de manera oficial a su punto final y parece una fantasía. ¡Lo juro, apenas puedo creerlo!

Pero es cierto, lo que significa: que es hora de decir adiós.

Solo me resta agradecerles a todos por acompañarme durante cada paso de este viaje y permanecer junto a mí, viviendo esta historia casi tan intensamente como Nanda y Fer.

Precisamente hoy, se cumplen cuatro meses exactos desde que el prólogo de “The Perfect Wedding” vio por primera vez la luz en esta plataforma, y debo decir que pulsar ese clic fue de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, porque marcó el inicio de un camino alucinante que me dotó de tantas bendiciones que solo puedo desbordar agradecimiento.

Por eso es que, de corazón, lo reitero: gracias por todo.

Con toneladas abrumadoras de amor y esperanzas de encontrarnos en una próxima aventura,

Lis