Única parte
El regalo perfecto no siempre tiene que ser algo material.
Se dice que el día en que nacimos demuestra nuestro futuro, nuestra fortuna y también decide nuestras relaciones amorosas; sin embargo esas cosas son las que dicen los ancianos. Pero EunJi creía fielmente en esto porque todo lo que le había dicho su abuela, que en paz descanse, se había cumplido.
Entre ellos su fortuna en el amor, por mucho tiempo creyó que estaba maldita en el amor porque a diferencia de sus compañeras nunca tuvo un pretendiente que le llevará regalos, ni en la escuela ni en la universidad y cada vez que le gustaba un chico, la terminaba rechazando.
Pero todo cambió en su segundo año trabajando en una empresa de productos electrónicos, había un superior extremadamente guapo de cabello negro, alto y buen cuerpo a simple vista pero se resigno a no sentir nada o intentarlo, puesto que sabía que él estaba muy pero muy lejos de su alcance.
Kim Migyu no era alguien que fuera a salir con ella.
Pero tampoco ayudaba la amabilidad con la que la trataba, cometía muchos errores trabajando pero él tenía paciencia con ella y le explicaba pacientemente, nunca le levantó la voz y siempre le sonreía después de explicarle. Cada una de las acciones hacían que se enamorará cada vez más de él, así que no tuvo más solución que escapar cada vez que trataba de hablarle fuera del trabajo.
No quería ser decepcionada otra vez.
Pero no podía escapar de su destino después de un tiempo; una noche mientras trabajaba horas extra, Mingyu le dejo un café y se sentó junto a ella mientras llenaba unos papeles, después de un rato Eunji podía sentir la intensa mirada del chico haciendo que tuviera un feo escalofrío en la espalda.
¿Por qué me evitas?
Esa pregunta cambió todo. Aunque era extraño, el primer chico que le gustaba le devolvía el coqueteo y le regalaba cosas.
Así fue como terminó en una relación de tres años con su superior, aun con miedo de dar algunos pasos el chico la logró comprender, y fue ahí en donde EunJi empezó a creer fielmente lo del día del nacimiento puesto que una vez su abuela le había dicho que tendría una relación saludable y duradera. Y la había conseguido.
Cada año durante su cumpleaños Mingyu la despertaba a besos, le preparaba un desayuno delicioso para luego irse juntos al trabajo, después de salir del trabajo iban a cenar y él le daba algún regalo, el último año le había dado un collar de diamantes. Mingyu se lució totalmente ese año.
Pero parecía que había algo diferente este año, hubo besos y desayuno ese año, pero su jefe obligó a todo el equipo a quedarse trabajando horas extra hasta terminar un proyecto que debía lanzarse la última semana.
— Lamento no poder darte un regalo este año — dijo mientras ponía un vaso de café al lado de Eunji, se sentó a su lado y tomo su mano con cuidado para ponerla encima del muslo de él— Prometo llevarte a cenar mañana amor
— Está bien, no te preocupes... soy feliz con el hecho de que estés conmigo hoy
— Te besaría si no hubiera tanta gente en la oficina
Después de una larga jornada laboral, ambos se fueron a casa, EunJi iba casi arrastrando los pies hasta llegar a la cama, se tiró a está pensando si cambiarse o no, cerró los ojos sintiendo el sueño apoderarse de ella pero los volvió a abrir, no podía dormirse con maquillaje.
Abrir los ojos fue la mejor decisión que tomó, encontró la imagen más caliente que había visto en sus años, Mingyu quitaba su corbata y desabrochaba su camisa dejando a la vista su abdomen bien marcado.
— ¿Qué tanto ves? — Una risa nerviosa se apoderó de EunJi cuando el chico dijo esto, sus mejillas se habían vuelto de un leve color rosado. Mingyu se acercó a ella para besarla.
El beso pasó de algo inocente a algo más indecente, su traviesa mano viajaba moldeando la figura de la chica debajo de él. Sus besos eran como una adicción de la cuál no quería salir, nunca se iba a cansar de ellos. Mingyu se quitó la camisa por completo y una corriente recorrió el cuerpo de EunJi al sentir la piel del chico tan cerca, claro que habían tenido juegos subidos de tono pero nunca habían llegado a ese punto y eso hacía que la chica se pusiera nerviosa. ¿Y si no lo hacía bien?
— ¿Qué pasa amor? ¿No quieres hacerlo? Porque si es así puedo..
— Sí quiero, solo estoy un poco nerviosa...
EunJi quiso mandar sus nervios y pena al demonio, Kim Mingyu era la mejor persona que pudo haber conocido.
El tacto de Mingyu era delicado, suave y despacio, descendía por el cuerpo de la chica tratando de disfrutar cada rincón de su cuerpo, EunJi acariciaba la espalda, brazos y abdomen del chico. Cuando se apartó para buscar el condón no pudo evitar suspirar.
Se deshizo de cada ropa que llevaban puesto, los ojos de Mingyu recorrían el hermoso cuerpo que se escondía debajo del uniforme del trabajo, no pudo evitar acariciar los pequeños pechos redondos, cuando les dió la atención suficiente se puso el condón y rozó la húmeda entrada de la chica robándole varios gemidos y suspiros.
— ¿Estás segura de esto? — preguntó mirándola a los ojos.
— Sí, hazlo.
Comenzó a introducirse suavemente en su interior y gimió en el oído de ella al sentirla tan apretada, esperó un momento para que se acostumbrará a la intromisión y esperó hasta que ella le avisara para empezar a moverse. Era un dulce y suave vaivén, la habitación se había llenado de gemidos de ambos, suspiros y los sonidos de cuerpos chocando.
Las manos de la chica rasguñaba la espalda del chico mientras cerraba los ojos, sus labios estaban medio abiertos; era una sensación extraña pero lo disfrutaba, podía sentir a Mingyu mordiendo sus hombros y una de las manos del chico acariciar su pecho derecho.
— Eres deliciosa EunJi — murmuró en el oído de la mencionada.
Había una sensación extraña en su vientre, ¿acaso eso era lo que llamaban orgasmo?
— Creo que voy a... — Un fuerte gemido salió de sus labios cuando llegó al clímax, y unas estocadas después él también llegó.
El chico besó el rostro de su pareja mientras salía de ella, se levantó para botar el condón y se acostó al lado de ella para darle caricias.
— Fue el mejor regalo que me has dado Gyu...
— ¿En serio?
— Sí pero ahora no tengo fuerzas para bañarme o quitarme el maquillaje... — Eunji se ocultó en el pecho del chico.
— Está bien, yo te quitaré el maquillaje aunque sería bueno que nos bañamos linda
— Dame cinco minutos...
MIngyu acarició su cabello con cariño; después de todo, algunas veces nos tenemos que dar cuenta de que los regalos materiales no son siempre necesarios.
Bue... este es un one shot especialmente hecho para nemoperdido342
He experimentado un nuevo genero así que espero que te guste, Love U
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro