Prólogo
PRÓLOGO
"No olviden que para la siguiente clase necesito que me traigan un ensayó detallado sobre el origen de la fotografía, doce páginas cómo mínimo. Eso y estudien para el primer parcial del ciclo, puede retirarse."
Solté un largo suspiró después de anotar en mi celular las palabras del profesor, aquel debilucho de menos de un metro sesenta que era acosado, por los alfas en la entrada, mi grandioso tutor y profesor de historia.
Me levanté de mi lugar esperando pacientemente a que el salón se desocupe lo suficiente, las chicas de mi clase solían salir desesperadas hasta fuera de las instalaciones, era tan patéticas aquella dependencia por los Alfas, sin embargo tan necesaria.
Solté un largo bufido y una vez el salón se vacío,
gire hacía él profesor, despidiéndome antes de salir de ahí, caminando por los pasillos rumbo a la salida, aunque si se terminaban yendo todos primero antes que yo, mucho mejor.
Mi Universidad era una de las mejores de Corea, o éso se decía, a mi punto de vista todo era simple publicidad por ser la primera Universidad con una nueva ideología para separar los géneros y así evitar muchos inconvenientes que ocurren la mayoría de instituciones, sean educativas o laborales.
Antes de que iniciará este nuevo
¿Régimen? - si puedo llamarlo así. - Era tan caótico todo, al tener nuestro lado alfa, beta u omega tan desarrollado, diferente en cada persona.. Diariamente se tenía qué afrontar peleas a muerte, discusiones, incluso escenas sexuales en pleno salón de clase, era algo tan rutinario pero a la vez impedía el progreso en quiénes de verdad deseábamos salir adelante.
Es decir, por éstos mismos pasillos por dónde camino, antes podía encontrarme con dos grandes alfas de tamaño colosal peleando a muerte por una bonita omega bonita y hueca, claro, entré peleas de alfas, nadie podía meterse, cuándo el gruñido no resultaba, se iban a los golpes, salvaje pero cierto, e increíble que todo eso suceda entre chicos que apenas estaban cumpliendo la mayoría de edad, o profesores, recuerdo que también existían aquellos problemas de profesores que asistían a sus centros laborales en celo para lograr idiotizar - Como yo le digo. - A cualquier omega que ande cerca de su celo, vaya, sexo gratis, viva. Estúpidos.
En fin, debido a tremendo caos y a muchos lideres exponiendo su punto de
"Oye, pero son omega, ellas y ellos deben dedicarse a hacer crecer las masas, no a tener pensamiento propio", se creó este... proyecto. Básicamente cada estudiante de las dos sedes era una bonita rata de laboratorio para el gobierno.
Soy su rata de laboratorio, pero estudió y sinceramente este proyecto me favorece, estoy cansado de tener que soportar alfas con sus feromonas, sus chistes malos, su poco desarrollada voz de alfa y sus aires de superioridad haciendome la vida más horrible.
Ser un omega chico, si bien ya no es algo de que avergonzarse, el mundo ha avanzado lo suficiente como para que a los alfas no les venga a importar si eres chico o chica, podemos lubricarnos solos, somos carne fresca para cualquiera y así tiene que quedar.
Pocos son los omegas que encuentran a su alma gemela, sobre todo en un mundo tan corrompido como esté, y ademas, es la mitad de esa cantidad de omega la que puede decir que tiene una vida feliz. Pensándolo bien, creo que estoy siento demasiado positivo con las cantidades.
No me refiero a que los lazos no sean algo bueno, cuándo te muerden, es una sensación de calidez que te embriaga y hace a tu omega lloriquear de infinita felicidad. Te sientes una omega de quince años viviendo su primer amor, ese que piensas será como los cuentos de hadas, que van a vivir juntos para siempre, tendrán hijos, serán la perfecta pareja de los comerciales de televisión hasta el último de sus días, pero no.
Un lazo se considera bueno, sin embargo no somos animales, no por completo, en mi pensamiento, creo que bueno fuera no tener la capacidad de sentir y entregarnos al primer alfa o beta que nos reclame, pero somos personas, los sentimientos suelen interferir con los géneros, muchos omegas nunca terminan enamorados de sus alfas después de conocer sus verdaderas personalidades luego de la mordida, otros alfas ya no sienten suficiente a sus omegas después de que el cortejo funcione, como quién dice, ya no te divierte.
Quedan ligados juntos para toda la vida con el único fin de procrear, se vuelven almas tristes, infelices, gruñonas, pero ojo, todo eso está bien visto para la sociedad, así tiene qué ser y así ha sido siempre.
Tuve suerte de aver tardado tanto en el baño, cuándo salí de la Universidad, ya casi no encontrabas almas en las calles, mordí y tironie de mi labio inferior, asqueado por tal cantidad de olores en el aire, podía aún sentir a las omegas mojadas a causa de los alfas fuera de institución.
Oh sí, olvidé mencionar algo importante, la sede de la Universidad exclusiva para alfas, estaba apenas una calle de la exclusiva para omegas y betas, básicamente después de clases los alfas con feromonas a tope, venían y disfrutaban de elegir entre la cantidad de omegas que se pavoneaban por ellos.
No los culpó, es necesario, si bien la mordida es algo que a todo el mundo actualmente le preocupa, a los omegas nos viene el celo cada tres meses, siento una Universidad con tantos estudiantes, la mayoría de las chicas que su temporada de celo este proxima, necesitaban a alguien para cumplir sus necesidades sexuales, lo mismo pasaba con los alfas, aunque realmente ellos tienen un celo cada seis meses, un celo de apenas día o día y medió, suertudos, no tienen idea de lo que es pasar el celo cada tres días con dolores tan infernales como estar tanto a luz.
Cuando llegué a mi casa, solté un largo suspiró de tranquilidad, fue un buen día, nadie molestó, nadie me dijo nada en las calles, creó que esos supresores funcionan bien, si no fueran tan caros, ellos harían de mi vida la cosa mas facil y genial del mundo, me convertiría en un tipo de beta, sin aroma, sin preocupaciónes, no un omega que suelta más feromonas de "Hey, cógeme alfa, estoy disponible", tan desesperante.
Negué con la cabeza para dejar mis pensamientos atrás, metí la llave en el picaporto y entré, escuchando al instante los gritos animados de Jongho.
Mi pequeño corrió tan rápido como sus pequeñitas piernas se lo permitían y sin dudarlo me coloqué de cuclillas, recibiendo el frágil cuerpo de mi hijo, sí, mi hijo de tres años de edad.
• Llegas tarde ¿Pasó algo otra vez?
Oí y cuando alcé la cabeza, me encontré con mi hermano Yeosang sacudiendo su cabellera hacía un lado, para evitar que la tira de la mochila lo aplaste, el era hermoso, un omega perfecto de cabellos negros, aunque ahora rubios, y hermosa mirada de ojos cafés.
Cargué a mi pequeño entré mis brazos, mientras Jongho separaba sus pequeñas piernas y colocaba sus manos en mi pecho, acomodando después su cabeza en mi cuello, llenándose de mi olor, o buscando quizás, sabía que a mi hijo le agradaba la forma como olía, le daba paz, nueve meses en mi vientre creaban un fuerte lazo, sin embargo a causa de los supresores especializados para camuflarme, quizás el pobre debía acercarse y buscar olerme más de cerca, muy, muy cerca.
No por suerte todo bien, salí al final, nadie en las calles. Gracias por los supresores, Yeosang.
Oye, cumpriste veinte hace poco meses y te debía un regalo Wooyoung, mereces tener tus días de paz también.
Supongo.
Dejé un dulce besó en la mejilla de mi pequeño, observando su gestó enfadado, seguro continuaba buscando mas de mi aroma característico.
Lamento hacerte quedar demasiado, sé que a papá y mamá no les gusta que vengas a verme y bueno...
Me quedé callado, lo demas estaba sobre entendido.
¿Y crees que eso me importa? Eres mi hermano, Wooyoung, y la niñera de Jongho esta en período de celo ¿No? Puedo encargarme de él un viernes, es tuyo mañana y pasado mañana.
Asentí, mientras me acercaba a uno de los pequeños sofás para dejar mi mochila en esté, aún sin querer bajar a mi bebé, lo había extrañado tanto.
Además, pasar tiempo con Jongho es genial, es un alfa tan hermoso que no hay forma de no divertirse con el pequeño que sacará a delante a los kim.
Yeosang, tiene tres años, no sabremos si es un alfa hasta los catorce, por lo menos.
Hermano, no es que ame contradecirte, pero tú, yo y cada persona que observé a tu hijo sabe que tiene más madera de alfa que cualquier persona, incluso tú.
Soy un omega, no necesito madera de alfa.
Y aunque intenté que aquél sonido fuera tal cuál un gruñido, más fue una queja o un simple gimoteo, sentandome en el sofá con mi pequeño sobre mis muslos, observándolo jugar con mis cadenas.
Bueno eso, es verdad.
Yeosang se acercó para darme un besó en la mejilla, despidiéndose cariñosamente de su sobrino.
Nos vemos pronto ¿De acuerdo? Llámame cualquier cosa, deja de hacer que el te llame sea yo.
De acuerdo, de acuerdo.
Una vez me quedé solo en la casa, pasé el restóde la tarde jugando con Jongho en nuestro cómodo hogar.
¿Mi alfa? ¿El padre de Jongho? No hay, no existe. Yo cometí aquéllo que se puede considerar el peor error de un omega, a mis cortós dieciséis años, teniendo apenas un año y medió después de descubrir mi género, termine dejándome marcar por un compañero de clases, a mediados del último ciclo escolar.
En la graduación, el chico me dijo que todo fue una apuesta, sí, ese tipo de apuestas realizaban chicos de dieciséis y diecisiete años. Él rompío el lazo, todo alfa tiene el poder de hacer eso, mejor aún si nunca sintió una respectiva atracción por el omega o el beta. Yo fui el iluso que se entregó a cualquier persona que le pintaba la luna y las estrellas, fui aquello que de lo que tanto me quejó ahora.
El chico aquel, nunca se enteró de mi embarazo, incluso hasta casi los seis meses, podía pasar como una gordura o simplemente un descuido a mi físico, cuando termine el colegio, nadie supo nada, nadie se enteró de que aquel del que tanto se burlaron por entregar su virginidad, tanto por la mordida como por mi primera vez, ese mismo tipo más fácil que la tabla del uno, como dicen ellos, hoy es considerado como la perfecta definición del omega imperfecto.
Nadie quiere a un omega imperfecto en su vida, y yo no quiero a ningún alfa de regreso en la mía. Estoy solo, así sera siempre.
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