The perfect omega (6)
"Listo, señora Jennie, ahora debo irme. Por favor, cualquier cosa me llama al celular."
Intenté no gritar demasiado fuerte, aunque la niñera de Chaeyoung se encontraba en la cocina y yo ya estaba en la puerta, cargando con mi gran trípode en mis manos y la cámara colgando hacía un lado. Todas las mañanas, antes de ir a la Universidad, me tocaba decirle las mismas palabras a la mujer, ella era muy linda y sencilla, sin embargo había descubierto que a pesar de no pasar de los cuarenta años, la pobre tenía el sentido del oído muy poco desarrollado, a veces había que repetirle las cosas unas dos o tres veces hasta que las entienda.
Debido a que las clases iniciaban muy temprano, casi nunca lograba encontrar a mi pequeña despierta para despedirme, solo me encargaba de comerla a besos antes de irme y ya era cuando estaba de regreso que pasábamos el tiempo disfrutando, eso si no tenía ningún evento que fotografiar o sesión fotográfica que hacer para la revista. Una vez escuché una aprobación de parte de Jennie, salí de mi casa y cerré con seguro la puerta.
"Ven, te ayudo con eso."
"Tzuyu, no pesa tanto, puedo ponerlo yo sola en la parte trasera del auto."
"O puedes irte sentando y colocando la calefacción, hace frío ¿No crees?"
Bufé, obedeciendo muy a regañadientes, le entregué el trípode y fue ella quien se encargó de acomodarlo en los asientos traseros, colocándole incluso el cinturón para que no se moviera de su lugar. Me senté en el lugar del copiloto e hice lo que me indicó, no me tomó mucho encontrar el botón, ya otras veces la había visto colocándolo cuando me recogía de clases.
Sí, digamos que aquel día acepté su propuesta, ahora soy la "amiga" de Chou Tzuyu, la gran heredera de la empresa C-Alfa, una de las más conocidas en el país y seguro fuera de este también ¿Cómo pasó? No tengo idea ¿Qué si estoy feliz? Bueno, ignorando el hecho de tener a mi omega llorando de felicidad cada vez que Tzuyu me sonreía o simplemente me hablaba de cosas triviales, digamos que lo estoy tomando tranquilamente bien.
Después de una larga charla sobre cuándo o que días vernos, mejor dicho, le expliqué que yo no contaba con un horario fijo, no sabía qué días me necesitaría la empresa y tampoco sabía si tendría demasiadas tareas en la Universidad como para salir con ella, eso además de contar con una pequeña de hermosos ojos azules y cabello rubio que me robaba muchísimo tiempo, aunque yo encantada le entregaba cada segundo de mi vida a mi pequeña Chaeyoung.
Tzuyu hizo los cálculos, me pidió mi horario de clases y al día siguiente me la encontré estacionada fuera de mi casa, esperando para llevarme a la Universidad, luego me recogió, eso hace ya una semana. Ella aún no entra a mi casa, no le he dado la oportunidad, es la única alfa que ha podido conocer a mi pequeña y no quiero apresurar absolutamente nada. Venga, Nayeon ¿Qué vas a apresurar si solo son amigas?
Solté un largo bostezo, despejándome un poco, mientras el auto iniciaba con su típico recorrido, ahora que iba con Tzuyu, llegaba mucho más rápido a la Universidad, pero eso no evitaba que me levantara todos los días a la misma hora, al final ya estaba acostumbrada, así que de vez en cuando observaba a Tzuyu tomar los caminos largos antes de llegar a nuestra parada, no me molestaba, nunca le dije nada, siempre era bueno estar a su lado, aunque me estuviera ilusionando, se sentía muy bien.
"¿Cansada?"
"Algo. Uno de mis profesores me dejó una tarea gigante, creo que he dormido solo unas dos o tres horas, me siento muerta." Otra de las cosas que admiraba de nuestra relación actual, después de una semana de esto, era mi capacidad de ya poder hablar con ella sin ponerme nerviosa o sin sonrojarme como una colegiala. O era muy buena actriz o las cosas me estaban saliendo peor de lo que esperaba y mi omega en vez de alejar el sentimiento, a cada segundo conseguía más comodidad con la alfa de Tzuyu.
"¿Por qué no duermes un rato? Puedes bajar el asiento con la palanca de ahí." Señaló hacía un lado, pero negué con la cabeza.
"La Universidad no está tan lejos como para dormir."
"Unos minutos de sueño no matan a nadie, Nayeon."
"¿Sabes? Solo lo voy a intentar para probarte que no es tan simple como acostarse y dormir, uno tarda muchísimo en perder el conocimiento ¿Comprendes? Para entonces ya estarás estacionándote fuera del edificio."
"Veamos."
Aunque me indigné por ese tono chulo y superior con el que me habló, obedecí y moví completamente la palanca del lado del asiento del copiloto, logrando que este caiga hasta tener contacto con el asiento de atrás del vehículo. Suspiré, acomodándome de lado en el espacio, cuando sentí una de sus suaves manos tener contacto con mi muslo, tensándome por completo.
"¿Tzuyu?"
"Duerme, Nayeon."
El suave movimiento que iba y venía sobre la tela de mi pantalón fue suficiente, obedecí, cerré mis ojos y me entregué al gran sueño que me consumió en cuestión de segundos. Su mano se sentía bien, todo lo que tuviera que ver con Tzuyu me transmitía una calidez y una tranquilidad increíble. Ronronee, mi omega ronroneó y ambas estuvimos de acuerdo en que Tzuyu debería arrullarnos todas las noches.
...
Caminaba por los pasillos de la Universidad con mucha tranquilidad, no quería admitirlo, pero después de las palabras de Tzuyu aquel día, todos los omega me miraban con respeto e incluso los profesores ya no me llamaban para que responda en público, no era algo que me gustara, se portaban como si fuera la nueva reina de la Universidad cuando no había cambiado, yo continuaba siendo la misma omega imperfecta de la que todos hablaban mal antes, no he cambiado solo por Tzuyu, sigo siendo yo, tira de hipócritas.
"Hey, Nayeon."
Oh, y si vamos a hablar de la más hipócrita de las hipócritas...
"Hola, Sana." Mostré mi mejor sonrisa, aunque estuve segura de que ella no era tan idiota para no notar que no me agradaba su cercanía.
"¿Qué hay? ¿Te puedo acompañar a la siguiente clase? Tenemos curso de semiótica visual juntas." O quizás sí.
"Claro, vamos."
Dicen por ahí que en un mundo de hipócritas, los sinceros somos los malos ¿No? Bueno, tampoco es que deseara ganarme el odio de nadie en mi Universidad, y caminar o hablar con Sana no tenía por qué cambiar nada, aunque la chica siempre ande con aquella sonrisa deslumbrante que tenía a más de un alfa o beta babeando por ella, Sana era de aquellas que te hacían desearla hasta caer de rodillas a sus pies, y no es por nada que se ha ganado esa reputación, ella ponía a sus pies hasta a los más grandes alfa con solo su complicado plan de seducción.
"Entonces ¿Cómo está tu hijo?"
"Hija."
"Oh, sí, eso. Lo siento."
"Chaeyoung está bien, está en casa." No vi necesidad de darle más información, menos de un tema tan personal para mí como lo era mi pequeña.
"Ya veo." Sana hizo una larga pausa hasta que tomamos asiento en nuestros lugares, al parecer hoy se sentaría a mi lado, normalmente entre los omega de la Universidad, sentarse cerca de mí sería algo así como ir con malas juntas, pero desde Tzuyu, creo que no le dirán nada malo. "¿Y Tzuyu? Oye ¿Es cierto que sales con ella? ¿Que te corteja?"
"¿Tzuyu? ¡No! Solo somos amigas."
Y por mucho que hubiera amado decir que sí, que Tzuyu estaba intentando conquistarme ¿A quién engañaba? Ella dijo que quería conocerme más y ser mi amiga, estoy probando esta rara teoría de ser amiga de una alfa y por ahora va bien, aunque tampoco tengo mucha idea de qué se hace con una amiga, solo tengo a Dahyun, y ella mayormente hace todo mientras yo solo me río de sus chistes.
"¿En serio? Dios, las chicas tendrán que pagarme, yo se los dije pero ellas no me creyeron, son unas ilusas." Sana sonrió triunfante y de hecho sentí un poco de molestia ante sus palabras.
"¿Por qué "ilusas"? ¿Quiénes?"
"Las chicas. Las omega que andan cuchicheando por ahí, dicen que Tzuyu te corteja, pero son unas tontas, quiero decir, ella jamás cortejaría a alguien como tú, Nayeon."
Dicen que muchas verdades suenan peor cuando no vienen de ti, sino de alguien más, puedo confirmar eso por la opresión que sentí en mi pecho y aquella encogida en mi corazón, incluso intenté llevarme una mano a mi pecho para asegurarme que seguía latiendo, pero traté de no mostrar expresión alguna, como si no molestara la forma como se había referido a mí.
"Oh, pero no te ofendas." Su sonrisa y aquel movimiento de su mano restándole importancia me dieron ganas de golpearla. "Otra cosa que demuestra que no te corteja es tu cuello." Instintivamente llevé mi mano a mi cuello, cubriendo el lado derecho, justo donde quedaba la cicatriz casi invisible de la marca anterior.
"¿Qué tiene mi cuello?"
"Tzuyu no te ha mordido aún ¿No?"
"¿Y? Puede ser porque yo no quiero que muerda, esto no indica nada, Sana."
"Venga, Nayeon, no te conozco pero creo que no eres idiota." Ella abrió su cuaderno cuando observó al profesor entrando, aunque yo no me encontraba muy conforme con esa respuesta. "Si una alfa como Tzuyu me cortejara, créeme que no podría ni dormir pensando que no me ha mordido. ¿No lo has pensado? Ahora mismo Tzuyu puede estar rodeada de cientos de chicas omega sentándose en sus piernas y restregándose para ella, sin una mordida ¿Cómo tienes seguridad de que no te anda engañando?"
"No me corteja." Además, una mordida ya no asegura nada.
"Lo sé, ya lo dijiste."
Solté un largo suspiro mientras el profesor saludaba e iniciaba con su clase. Apoyé mis brazos sobre la carpeta y escondí mi rostro en el espacio bajo ellos, no tenía ganas de atender hoy, por alguna razón ahora solo quería llegar a mi casa y que Chaeyoung me mejore el día, mi pequeña tenía ese poder mágico sobre mí.
...
Cuando Tzuyu vino por mí ese día, realmente desee decirle que mejor se fuera, que me iba por mi lado; desee pedirle que se aleje, que ese circo que estábamos creando en querer ser amigas no hacía más que hacerme mierda por dentro al pensar que nunca seríamos algo más. Pero a pesar de todo lo que desee, me subí a su auto y coloqué el cinturón, observando a los alfa caminando hacía mi Universidad, seguro para cortejar a sus debidas omega.
"¿Cómo te fue hoy?" La voz calmada de Tzuyu me llevó a sonreír, aunque la sonrisa desapareció poco después, desee solo dejarme llevar por aquel dulce sonido que me lograba hacer ronronear.
"Mmm." Emití un pequeño sonido, atreviéndome apenas a enfocar mi mirada en ella.
Mi corazón se detuvo en una fracción de segundo cuando la observé detenidamente. Su cuello, el cuello de Tzuyu tenía un poco notable pero aún visible beso de lápiz labial, ahora en el auto podía observarlo mejor que cuando ella salió y me abrió la puerta al subir. Mordí mi labio, tironee de él con tal fuerza que consideré hacerle daño, mientras sentía mis ojos llenarse de lágrimas y ni siquiera había una razón.
Sana tenía razón, Tzuyu jamás cortejaría a alguien como yo.
Yo no soy nadie, soy la perfecta definición de la omega imperfecta.
Y sin saber cómo ni por qué, ya me encontraba llorando, frente a Tzuyu, en su auto.
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