The perfect omega (3)
Cuatro días después del incidente, me encontraba con Chaeyoung jugando vídeo juegos, miércoles por la tarde, las tareas ya las había acabado y el evento que me tocaba fotografiar lo tenía para el día siguiente, me encargué de dormir bien después de llegar de clases y luego fuimos solo Chaeyoung y yo por lo que restó del día, riendo cuando mi hija señalaba emocionada los gráficos moviéndose, no sé por qué Jihyo le compró un PS2 para su tercer cumpleaños, solo teníamos juegos de carros donde Chaeyoung casi nunca entendía nada o uno didáctico, ese sí que le agradaba, aunque cuando estaba con ella, nos reíamos de ver cómo su auto chocaba, o el mío explotaba, lo que fuera, sus carcajadas llenaban mi casa, haciéndome sentir extremadamente bien.
"Chaeyoung, debes de ser la peor jugadora de la historia, y por encima de todo, la única que se ríe cuando queda en último lugar."
Mi pequeña me observó curiosa pero me continuó mostrando esa sonrisa con dos preciosos hoyuelos marcados a los lados, la cual desapareció cuando ambas escuchamos el sonido de mi celular. Iba a maldecir, pero preferí morderme la lengua hasta que observé el nombre en el identificador "Kim Dahyun" aparecía en letras grandes.
"Tranquila, tigre, es la tía Dahyun."
Observé a Chaeyoung sonreír al escuchar el nombre de su tía, y luego sus manitos tomaron el control de nuevo. Inicié otra partida para que se divierta mientras pegaba el celular a mi oreja, oyendo la voz alegre que tanto caracterizaba a la pelinegra omega.
"¡Nayeon! Mujer ¿Por qué no contestabas?"
Conocí a Dahyun en la Universidad, ella es una omega relativamente normal, tiene un carácter muy agradable, aunque nunca sabe cuándo callarse, ella cuenta con todas las facilidades para tener un beta o un alfa cuando desee, sin embargo no ha tenido una cita hace mucho, mucho tiempo, eso según me dijo. Nos conocimos un día saliendo de clases, cuando detuve el ascensor para ella y empezó a contarme la vez que se quedó atrapada en este, fue gracioso, al final terminé invitándola a mi casa. Era una omega, no tengo por qué temer que me haga algo.
Lo curioso es que no tengo muchos amigos, Dahyun contaría como uno de los pocos y la única cercana de la Universidad ¿Por qué? No me llama la atención conocer personas, tanto así que de la Universidad paso a la casa, o del trabajo a la casa, no salgo a citas, si voy al bar es con un único fin, entonces muchas personas me considerarán poco sociable, me imagino. No me importa, Dahyun es como esos chicles de los que no te puedes separar así quieras, puedo intentar desaparecerme de la faz de la tierra por una semana, y Dahyun es del tipo de persona que te llama todos los días hasta encontrarte. Ella te busca, porque le aburre esperar, y sinceramente se lo agradezco, de no ser por ese agradable detalle de su persona, yo no tendría absolutamente ningún amigo.
"Chaeyoung. Es que estamos en un gran momento madre e hija." La escuché reír, ella siempre era tan alegre.
"Bueno, dale besos de mi parte ¿De acuerdo?"
"Claro, de tu parte y el triple de la mía, ya sabes."
"Perfecto, pero Nayeon, no es por Chaeyoung por lo que llamé esta vez." Escuché que suspiró y preparé mi oído, seguro ella también estaba tomando aire. "¡¿Cómo es eso que estabas con Chou Tzuyu en la exposición del sábado?! Dios, no puedo... Si quiera ¿Desde cuándo salen? ¿Te está cortejando? ¿Te ha mordido? ¿Es tan genial como parece?"
Chou Tzuyu, sí, suena bien. El perfecto nombre para una alfa idiota engreída que se cree la gran cosa por su posición social y por ello no folla a omegas pobres y débiles aunque estén en celo y desesperados. Sí, Chou, el apellido de una cretina, juro que lo único bueno que he sacado de estos días en celo es saber que mi omega debe olvidarse de ella de una buena vez, no chillar de felicidad por saber su apellido como ahora. Suspiré, apoyando mi cabeza en el respaldar del sofá, debería ya haber cesado esta ansiedad por ella ¿No sirve que haya pasado todo mi celo con su imagen en su cabeza? ¿Con su aroma? El pensar en su tacto y sus labios... Oh Nayeon, contrólate.
"¿Nayeon? ¿Me escuchas?"
"Sí, sí, lo siento, Dahyun, es que no sabía el apellido de la chica esa."
"¿Chica esa? Nayeon, es Chou Tzuyu, la dueña de la empresa de marketing y publicidad más conocida de Seúl ¿Te suena "C-Alfa"? La C es por su familia ¿Comprendes? Oye... ¿Si quiera lees los artículos de la revista para la que trabajas?"
"Pues... La verdad..." Dejé que ella interpretara mi silencio, mientras una de mis manos buscaba la pequeña manito de mi hija, quien me miró al instante y me sonrió, separando sus pequeños labios, señalando hacia dentro de su boca con su dedito.
"Hambe" La escuché decir, con sinceridad no estaba escuchando nada del largo sermón que me daba Dahyun, solo me paré y fui a la cocina para buscarle algo de comer a Chaeyoung, revisé bien, hallando huevo, sí, podíamos comer huevo frito con arroz ese almuerzo, claro, ella sin yema, la yema era mala por algo que ni siquiera me interesa. Suspiré, tomé la sartén y le coloqué aceite, mientras encendía la estufa, prestándole al fin atención a mi pelinegra amiga del otro lado de la línea.
"Dahyun, mujer, eres peor que mi madre ¡Vamos! ¿A quién le importa? Fue solo una alfa reclamando a una omega frente a otras personas, nadie hizo un escándalo ¿Tú por qué lo harías?"
"Es que no es solo una alfa, Nayeon, es Tzuyu. ¿Sabes que viene rechazando a toda persona que se cruza en su camino? Es una de las solteras más codiciadas de Seúl. Rayos, Nayeon ¿Estás segura que no vives bajo una piedra o algo así?"
"No lo hago, solo no le tomo atención a cosas que no me interesan."
"¿Y entonces qué hacías con ella en dicho evento? ¡Encima dicen que dijo que eras suya y que eras su nueva omega! ¡Esto es colosal!"
"Las revistas exageran, Dahyun. Solo hizo su obra de caridad y me sacó de ese lugar, fue una idiotez mía, tomé alcohol y cómo no estoy acostumbrada, mi organismo reaccionó, estaba cerca del celo, así que se adelantó. Ella se encargó de que no me devoren ¿Entiendes ahora?"
Aquel tema de conversación me desesperaba un poco, no porque Dahyun fuera insoportable, esa fase de nuestra amistad ya estaba superada y había aprendido a tolerar el extrovertido carácter de mi amiga, sino porque no me agradaba mentirme a mí misma aún en mi propia casa, pero menos me gustaba el admitirle al mundo, o en este caso a Dahyun, lo desesperada que estaba por volver a ver esos ojos azules, o que mi omega no dejaba de jadear y gemir emocionada simplemente con escuchar el nombre de aquella idiota.
Hace mucho, muchísimo que no pasaba por algo así, un tipo de flechazo que quería superar, no me sería fácil sabiendo que ahora la tipa esa era una empresaria, hija de papá, dueña de tanto dinero y que yo había sido su pequeña obra de caridad a la que asco le dio cogerla. De acuerdo, no es la primera vez que le doy asco a un beta o a un omega, y sé que muchas otras vendrán, pero ella no sabía ni mi historia, ni se tomó el tiempo de verme el cuello y admirar la pequeña cicatriz que dejó el lazo roto, nada, ella simplemente me tuvo asco por no ser de su misma clase social, eso me hacía reventar pero de la rabia.
"¿Y solo eso, estás segura?" Al parecer había logrado calmarla.
"Sí, Dahyun, vamos ¿Por qué te mentiría?"
"Bueno pero dijiste que tu celo se adelantó ¿No? Ustedes hicieron... Algo o..."
"Nada. Hermana, parece que olvidas con quien hablas. Soy la omega imperfecta ¿Recuerdas? El terror de los alfas, el bicho que nadie toma en serio."
"Nayeon, sabes que no me gusta que te expreses así de ti."
Sentí hasta ternura por la lástima de Dahyun hacia mi persona, ella, siendo una preciosa y perfecta omega, muchas veces me había dicho que la espere en otra vida, que vendría como una perfecta alfa y me mordería, sin importarle que sus padres la mataran por eso. Dahyun era una niña pequeña en un mundo de grandes, jamás dejaría de decirle lo agradecida que estaba con ella por tenderme la mano, aún siendo como soy, cuando ella podría burlarse de mí o hablar sobre mi caso a mis espaldas, como imaginaba, muchas de mis compañeras y compañeros omegas hacían. "Oye, no vayas tan rápido con tu pareja, no creo que quieras terminar como Im Nayeon." Sí, eso decían.
"Tengo que dejarte, Dahyun, voy a darle de comer a Chaeyoung y luego tengo que ir a trabajar muy temprano, hay una rueda de prensa que desean que fotografíe ¿Nos vemos pronto?"
"Espero, la que se desaparece eres tú, Nayeon." Bueno, tenía razón.
"Te llamaré, lo prometo."
"Saludos a Chaeyoung, dile que le llevo chocolates escondidos pronto."
Después de que cortamos la llamada, regresé a la sala mientras soplaba sobre la comida, sentándome al lado de mi pequeña y dejando el celular al otro lado, ignorado, realmente odiaba la idea de recibir llamadas, pero ahora que Dahyun ya se había comunicado, significaba entonces que las siguientes serían del trabajo o de Jihyo, así que o eran malas noticias, o noticias laborales.
"A ver, chanchita, vamos a comer."
A pesar que ella estaba entretenida con su juego, observó la comida y su vista se iluminó, dejó de importarle su auto en la televisión de la sala y se giró, arrodillándose en el sofá, abriendo su pequeña boquita de par en par, esperando que le dé la primera cucharada, ella ya sabía comer sola, y lo hacía cuando teníamos la visita de Jihyo o cuando salíamos a pasear, pero en nuestra intimidad, estando solo ambas, Chaeyoung sabía que me gustaba mimarla e incluso a veces complacía a mi omega dejándome continuar dándole leche mientras la arrullaba, como una pequeña de meses de nacida.
Le di la primera cucharada cuando escuché el timbre. Solté un largo suspiro ¿Cuándo dejaría de molestarme el exterior? Me levanté, permitiendo que Chaeyoung coma sola mientras observaba por el pequeño espacio que servía como ojo mirador, en mi puerta. Era un repartidor, un beta repartidor, mejor dicho. Abrí la puerta, encontrándome con un chico algo nervioso, que me miró entre con curiosidad o coquetería, quizás aún no se iba por completo el aroma de mi celo.
"¿Im Nayeon?"
"Sí, esa soy yo."
No le devolví la sonrisa, no tenía muchas ganas tampoco de coquetear con alguien, estaba con mi hija. El chico al parecer lo comprendió, después de unas cuantas miradas de su parte, la observé retirarse para traer desde su auto un ramo de flores rosadas, era enorme, estaba perfectamente decorado en una canasta con listones rojos, cubierto con una bolsa transparente y también con unos cuantos puntos entre rojos y blancos, pequeños, tal cual una ligera lluvia de chispas. Me entregó el ramo que tomé con esfuerzo, haciéndome firmar después un papel y retirándose. No servía de nada que le pregunte quién lo mandó, ellos no tenían derecho alguno de dar información, lo sabía porque había visto muchas películas románticas donde pasaban a cortejar, si el alfa deseaba que sepas su nombre, te lo diría en su momento o en el ramo, si no, nadie te lo informaría por respeto a las técnicas de seducción, si se puede decir así.
Chaeyoung se bajó del sofá emocionada, admirando con cautela el ramo que dejé sobre el suelo para que ella pudiera observarlo, me gustó la sonrisa llena de emoción en su rostro, sin embargo se me revolvió el estómago cuando fui capaz de observar una tarjeta entre las flores.
"Espero hayas sido buena y obedecido. CT"
Bueno, de no ser por Dahyun, me hubiera confundido con las iniciales, aunque ahora me quedaba más que claro quién las había enviado. Suspiré y dejé el ramo en ese lugar, en medio de la sala, seguro cuando Jihyo llegara sabría qué hacer con él, a mí nunca me habían regalado algo así. Quería ignorar mi corazón, deseaba ignorar a mi omega saltando de felicidad y por sobre todo intenté que la sonrisa en mis labios no apareciera, pero fue imposible, estaba sonriendo peor que una quinceañera en cumpleaños. Mierda, esto es tan patético.
Después de unos minutos, me acerqué de nuevo al ramo y tomé las flores para ponerlas en agua, se iban a marchitar si no lo hacía. Me dije mentalmente que solo las estaba cuidando por darle un buen final a aquellas pobres flores recortadas de seguro un hermoso jardín, sin embargo, puedo decir que no dormí en toda la noche cuando las conté. Eran doce rosas rosadas. Entré a internet para confirmar lo que había leído alguna vez cuando estaba más joven, sonrojándome al instante, estaba segura ya que sentía calientes hasta mis orejas.
"Una docena de rosas, de preferencia rosas o rojas, deja el mensaje claro. Doce, simboliza "Quiero que seas mía" con letras grandes, no hace falta decir más, el número de rosas habla solo."
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