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The perfect omega (1)

"¡Mamá!"

Solté un largo quejido al oír a Chaeyoung hablarme, su voz se escuchaba tan distante, mientras abría mis ojos lentamente para regularlos a la cantidad de luz de la habitación, observando el cuerpo de mi hija entre mis brazos, con esos preciosos ojos azules observándome enojados, aunque cuando me vio despertar, su carita se iluminó por completo, acercándose para dejar un suave beso en mi mejilla.

De acuerdo, quizás no era normal que mi hija sea quién me despierte, pero un sábado en la mañana, prefería dormir hasta no poder más o hasta que mi pequeña me avise que tiene hambre.

Chaeyoung es una niña muy inteligente, a veces he despertado y la encuentro simplemente admirándome dormir, sin hacer ruido, sin moverse, ella solo me mira tan cariñosamente que siento mi corazón encogerse.

Ella me salvó la vida desde la primera vez que abrió los ojos. Como persona, no me interesó mucho perder al idiota padre de Chaeyoung, yo no estaba enamorada, puedo decir que fue una fantasía adolescente al fin y al cabo, pero la supuesta "relación" que teníamos, también era algo extremadamente tóxico que al final aprendí a tolerar, nunca a apreciar. Por mi mente pasaba la idea de convertirme en esos tipos de omega que solo sirven para tener hijos y estar en casa, incluso la había aceptado, hasta que me enteré lo de la apuesta y el chico rompió su lazo conmigo, mordiendo a otro omega, claro, uno lindo, tierno y totalmente virgen.

Si bien mi lado consciente no sufrió mucho, mi omega se dedicaba a darme los peores momentos de mi vida, me retorcía en mi cama por los fuertes dolores de cabeza y la depresión, los doctores dijeron que no había mucho que pudieran hacer, era bien sabido que cuando un alfa abandona a su compañero, este puede hasta morir debido a su abandono total a cualquier razón para mantenerse con vida, en los noticieros eso era algo que pasaba todo el tiempo, yo era como un grano de arena más, así que todo dependía de mi suerte y de que tanto mi lado omega se haya compenetrado con su ex alfa.
Pero eso cambió el día que Chaeyoung nació. Recuerdo haberme enamorado de esa tierna mirada azul apenas sus ojos se abrieron. No creí que sea posible, pero puedo decir que mi omega desarrolló un lado maternal aquel día, y desde entonces, no le hizo falta tener a su alfa a su lado para ser feliz, siendo que su lado protector nos llevó a seguir viviendo. Yo no podía abandonar a Chaeyoung, mis madres me dieron la espalda cuando se enteraron que fui tan fácil de dejarme morder por un idiota, eso me llevó a ser la deshonra para la familia, si me hubiera dejado morir, mi hija estaría completamente sola para este momento.

Salí adelante, conseguí un trabajo como fotógrafa de una de las revistas más conocidas del país, anteriormente había llevado un curso gratuito de fotografía, y si hay una sola cosa que puedo agradecerles a mis madres es la cámara profesional que me compraron. Lo demás es historia, puedo pagar la Universidad debido a una media beca que gané porque ésta tuvo un convenio con mi escuela secundaria, después solo era cosa de sacar notas altas y mantenerlas. Mi sueldo se iba básicamente en Chaeyoung, la casa y comida, no es que fuera pobre, pero tampoco era una persona que malgastaba su dinero, si tenía algo ahorrado, amaba comprarle cosas a mi pequeña con tal de hacerla feliz.

"¿Quieres leche chocolatada o jugo de manzana? Hoy tenemos ambos, así que eres libre de elegir, jovencita." Rocé mi nariz con la suya y mis dedos pasaron a su pequeña pancita, dejando que se deslicen por su piel, sacándole unas cuantas carcajadas, amaba esas risas, podía sentir cómo me conectaba con mi omega y ambas estábamos de acuerdo en que era el sonido más hermoso existente.

"Jugo." Dijo después de que su respiración se tranquilizó. Sería un buen día, lo íbamos a pasar en casa, seguro le volvería a poner la película del Rey león, vaya que Chaeyoung era una gran fan de todo lo relacionado con Disney.

...

"Oh, vamos ¿Me estás jodiendo?" Gimotee al escuchar la voz del otro lado de la línea. Tenían que estar bromeando, se supone que iba a ser un día tranquilo, en casa, con mi hija y absolutamente ningún alfa de las horribles calles de Seúl.

"¡Mamá!"

Mi cabeza giró para hallar a mi pequeña al lado del mueble, ella me miró con su ceño fruncido y llevó su pequeño dedo a sus labios, en posición vertical, hizo un sonido parecido al típico "Shh" y reí, dándole un suave beso en la frente antes de concentrarme de nuevo en la llamada. Un evento, debía fotografiar un evento ignorado por error en la lista de artículos que saldrían el lunes a primera hora en la revista. No tenía ganas de salir de casa.

"Sí, entiendo que es importante, pero escuche, si desea mañana a primera hora le hago una entrevista a cada persona que asistió, no lo sé, una sesión fotográfica, yo voy a sus casas, solo..." Solo siento que hoy no es un buen día.

Gemí de solo escuchar la voz de alto mando de mi jefe, Kim Namjoon, tenía suerte de estar hablándole por celular, aquel sujeto no se había ganado ser el dueño de la revista más conocida de Seúl en base a su esfuerzo, sino por ser un buen alfa con una voz tan increíble que podía hacer doblegarse hasta a los de su mismo género. Él hablaba y esa orden se acataba, no era mala persona, sin embargo, solo odiaba cuando las cosas salían mal o tenía que encargarse él, como ahora.

"De acuerdo, iré, señor."

Corté la llamada, dejando mi celular a un lado y observé a mi pequeña Chaeyoung meter por milésima vez su manito en su frasco lleno de galletas miniatura de vainilla, ella las amaba, y disfrutaba de cómo estas se deshacían después de chupar mucho, aunque debido a eso cepillarle tres veces al día los dientes no era suficiente, sino siempre cada después de comer sus galletitas.

"¿Tabajo?"

"Sí, campeona." Me encargué de tomarla en brazos y sentarla sobre mi regazo, con sus piernitas pequeñas a los lados de mi cuerpo, mientras me miraba atenta, aun moviendo sus pequeños labios de lado a lado, seguro disfrutando de una galleta. "Vendré temprano ¿Sí? Lo prometo, antes de que te duermas. Le dices a la tía Jihyo que no te haga dormir, de eso me encargo yo."

"Sí, mamá."

Ella se acurrucó en mi pecho mientras yo tomaba de nuevo mi celular para llamar a mi hermana, esperando que pudiera quedarse con Chaeyoung o de lo contrario tendría problemas, no me gustaba dejar a mi hija con tanta niñera, hasta el momento solo confiaba en una, y Jihyo tuvo que darme un discurso de que la necesitaba, porque de lo contrario no habría accedido.

...

Observé el gran lugar al que estaba entrando, mostré mi pase de fotógrafa en la Revista "Chronicle Live" y así entré a aquel mundo de ricos que me daba tanta antipatía, aunque siendo sincera a estas alturas de mi vida no negaba ser una persona malhumorada en todo el sentido de la palabra.

No era falta de sexo, porque eso era algo que se me daba muy bien. Cuando tenía un tiempo entre toda mi vida, digamos, un fin de semana o algo parecido, me atrevía a salir a bares con tal de un poco de diversión, eso una o dos veces al mes cuando mucho. No tenía problema, los alfa no solían propasarse o no me querían para más de una noche, yo tampoco, ni siquiera los beta eran tan tontos como para desear formalizar una relación después de que les decía "Oye, escucha, tengo una hija y un lazo roto, puedes ver la cicatriz de la mordida en mi cuello aún, entonces ¿Salimos el lunes?", era hasta gracioso el nivel de repulsión que sentían por alguien con un lazo roto, aunque la mayoría de veces no era ni siquiera necesario hablar, a los bares no se iba para encontrar al amor de tu vida, pero bueno, siempre existen aquellas personas que quedan hipnotizadas después de un buen juego en la cama.

Tampoco es que me gustara salir a hacer eso durante el celo, no, jamás me mostraría ante nadie como el celo me mostraba, como un animal hambriento de un buen pene, jadeando, gimiendo y casi implorando por placer. Para eso tenía mi casa, mis cuarto paredes donde yo misma me encargaba de mí durante esos tres largos días.

Y aunque hace ya casi tres meses no salía a bares debido a estar corta de dinero y no tener para comprar los necesarios suspensores anticonceptivos, sabía que mi mal humor no se debía a falta de sexo, sino al simple hecho de ser una omega rota, de esas que ya nadie quiere, el mal humor se vuelve parte de tu personalidad con el tiempo. Sí, esa soy yo, la clásica omega imperfecta que puedes querer en tu cama pero nunca más de una vez en ella.

Tomé un par de rápidas fotos a la entrada, antes de adentrarme con totalidad entre la gente, admirando las hermosas obras colocadas estratégicamente en las paredes, bueno, algo genial debía de sacar de esto, considerando que era una buena amante del arte. Caminé observando detalladamente todo el perímetro y una vez listo, empecé con las fotografías. No fue difícil. Vamos, son los alfa, beta y omega con dinero que amarían que su foto sea una de las escogidas para salir en la revista, así que cuando me acercaba con la gigantesca cámara, ellos mismos se encargaban de posar con su mejor sonrisa, mostrando aquellos dientes blancos y cada bordado o detalle caro de sus peinados y vestimentas.

Una vez tomé cierta cantidad, decidí darme mi merecido descanso, apagando la cámara, tomé una de las copas de lo que fuera y la llevé a mi boca, sintiendo el líquido caliente llenarme, sabía que no tenía ni idea de bebidas, pero esta cosa quemaba peor que un afrodisíaco. Entregué la copa en otra bandeja de los hombres beta que iban y venían, sintiendo mi cuerpo caliente, quemaba, esa cosa de verdad me hizo entrar en calor en segundos.

Relamí mis labios, intentando conservar la calma, caminé hasta el baño y me metí en uno de los enormes cubículos, respirando hondo. Mordí mi labio inferior con insistencia, seguro teniéndolo rojo ya, saqué mi teléfono, marcando el número de mi hermana.

"Hey, Nayeon ¿Cómo estás? ¿Ya regresas?"

"No... Aún no, Hyo." Apoyé mi cabeza en una de las paredes, vaya, aún sentía el inminente calor. "Hyo... Creo... Creo que estoy en problemas."

"¿Por qué? ¿Qué ocurre?"

"Tomé algo, no lo sé, creo que tenía más alcohol del que estoy acostumbrada, hermana." Reí amargamente, siempre tienes que hacerle caso a tu lado omega, Nayeon, me dije mentalmente, ella me había dicho que no fuera, que no era un buen día para salir, que algo malo iba a pasar, pero el empleo y mi jefe jugaron en mi contra. "El punto es que... Aún faltan unos días para mi celo, no te lo dije porque planeaba tenerlo todo controlado pero esa cosa que tomé me ha movido las tripas y... Dios, Jihyo, hace calor."

La escuché maldecir en la casa y pude estar segura que se estaba preocupando, incluso, si no estuviéramos hablando por teléfono hasta diría que sentía el aroma a omega en pánico en el baño. No, alto, esa no era Jihyo.

Mi olor. Mi maldito olor estaba llenando el baño, me encontraba teniendo principios de un celo adelantado en el baño de una exposición de ricos y soltaba mis feromonas como omega desesperada, no tenía supresores, ya no me quedaba ni un maldito supresor entre mis cosas.

"Nayeon, Nayeon ¿Me escuchas? ¿Estás bien? ¿Quieres que vaya por ti?"

"Por mucho que amaría esa idea, tienes que cuidar a Chaeng. Hyo, hazme un favor." Jadee, escuchando pasos de alguien entrando al baño, mierda, si sentía mi olor y era una alfa, estaba acabada, en caso de que aquel sujeto use su voz de alfa conmigo, me tendría en su cama en dos segundos. "Dile a Chaeng que no podré llegar a la hora, que la amo y que se acueste ¿De acuerdo? No sé cuánto me tome rodear las calles centrales y... Tengo que irme."

Colgué antes de escuchar más gritos preocupados de mi hermana, suspirando, acomodé mi cámara de una mejor manera, para que cuelgue al lado de mi cuerpo, saliendo del pequeño espacio y enfrentándome a lo que fuera. Mierda, en serio hacía calor, necesitaba salir de ahí a como diera lugar.

Cuando abrí la puerta del cubículo, observé que tenía razón, una persona había entrado al baño, una mujer y desprendía olor a alfa por todo el lugar. Mordí mi labio inferior de nuevo e intenté no hacerme notar, algo imposible considerando el espejo gigante que se encontraba delante de nosotras, ella me observó a través de el reflejo y pensé que definitivamente estaba acabada, mi omega jadeó ante la potente mirada azul oscuro de aquella sujeto, mientras yo me encontraba muerta de miedo, desprendiendo más feromonas que nunca simplemente por no saber controlar mi pánico.

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