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♡ ∘ ׄ · ׂ 36

- ¿Natalan? -.

Observé al alfa frente a mis ojos y mi corazón se aceleró al confirmarlo, él salía de la cocinacon sigilo, como si realmente no pudiera creer que se trataba de mí, que era yo quien estabaparado justo frente a él. Mordí mi labio inferior, conteniendo a mi omega que me pedía agritos lanzarme sobre el enojado alfa, enojo que fue desapareciendo, hasta que solo sentí suemoción y su característico aroma enloquecerme.

Bajé la mirada en una señal de sumisión cuando se fue acercando, su pecho se inflaba y sedesinflaba con exageración hasta que una de sus manos se estiró para tocarme, ahí fuecuando lo noté, sus nudillos sangraban. 

- Oh mierda. Natalan ¿Qué te- -.

Pero no alcancé a decir nada más. 

A pesar de sus heridas manos, él tomó mis mejillas y empujó sus labios sobre los míos, hundiendo su lengua entre estos, me besó sin importarle absolutamente nada más, con toda laintención de robarme hasta el último aliento. Mis manos, temblando de la emoción, se colocaron sobre su fuerte pecho mientras las suyas bajaron, acariciando mis costados y afirmándose en mi cintura, acercando mi cuerpo al suyo con exigencia.

- Soaring -. Dijo mi nombre y sentí como todo el dolor desapareció. Mis ojos se humedecierony lágrimas salieron de estos, aunque los tuviera cerrados, me derretí solo con el simple sonido de su voz antes de que me besara otra vez, haciéndome jadear. - Mi Soaring. Bebé -.

Entonces escuché sus latidos acelerados y sentí su cuerpo igual de tembloroso que el mío,sus dedos trataban de hundirse en mi piel, sabía que ansiaba hacernos uno para confirmarque no me iría, lo sabía porque yo sentía exactamente lo mismo. Lo oí gruñir, Natalan se separóde mis labios con un gesto afligido y cuando nos miramos a los ojos, noté la oscuridad lujuriosa de sus azules, mientras jadeaba, abriendo y cerrando la boca, tratando de organizar laspalabras para poder hablarme.

- Está bien -. Mis manos se pasearon por su cuello hasta su cabello, juntando nuestras frentes,respirando aceleradamente contra su boca. - Tam... También lo necesito. Fóllame, Nat -.

Todo ser humano sabía que no había forma más posesiva para un alfa de marcar su territorioque follando a su pareja, claro que la mordida era buena, pero el acto sexual de ser uno soloy de bañar mis paredes internas cuando su nudo se encuentre en su punto máximo le transmitía la tranquilidad de saber que mi cuerpo le perteneciera. Natalan quería eso, lo olía, y nosolo por la necesidad de desprender de mi cuerpo el aroma de otros alfas, ya sea por la ropao por culpa de Aquino, sino porque también no se calmaría sino hasta que lo haga, centrando cualquier enojo, fastidio, ira o sentimiento negativo para que desaparezca durante elacto sexual, una forma de desahogarse, algo así como golpear paredes o gritar a todo pulmón; y sinceramente, no me molestaba.

- Te necesito tanto -. Jadeó, llevando sus manos al cuello de la remera que yo traía puesta yen dos movimientos rompió la tela, abriéndola como si estuviera bajando el cierre de algunasudadera. Sentí la temperatura de mi cuerpo aumentar y antes de volverme a lanzar hacíasus brazos, lo detuve, tomando sus manos, oyéndolo gruñir por lo bajo, mostrándome unode sus pequeños colmillos, mientras mi respiración jadeante se hacía presente. Sin embargo,no me dio miedo. Él nunca me daría miedo.

- Es-Espera -. Maldición, lo necesitaba dentro mío de una vez. - A-Arriba ¿Si? En la cama...Por favor -. Aunque el piso o la pared servía en otras ocasiones, yo quería la comodidad deun colchón, tendría cuidado con nuestro pequeño bebé, al menos hasta que lo recordara yno me olvidara hasta de mi nombre cuando Natalan me esté haciendo suyo.

Los labios de Natalan tomaron los míos de nuevo en un rápido beso antes de que obedeciera,él me quitó el resto de la remera rota y entonces me cargó entre sus brazos con facilidad.Cerré mis ojos cuando empezamos a subir las escaleras y me dediqué a olerlo, sí, ese era elaroma que tanto había extrañado. 

Si había muerto en algún lugar del bosque y estaba viviendo un sueño, no quería que nadieme despierte.

Al dejarme caer en la cama, no fue tosco, sin embargo cuando casi me arrancó el pantalón yla ropa interior sí lo fue, la tela quizás hasta raspó mi piel pero no me quejé, él se quitó susprendas también, sin dejar de mirarme, casi ni pestañeaba. Sabía que temía que desapareciera. Su perfecto y firme abdomen lucía tenso, con una ligera capa de sudor, marcando algunas venas de sus brazos apenas se apoyó hacía adelante, colocando sus manos a los ladosde mi rostro.

- Joder -. Lancé una maldición al tener su cuerpo desnudo encima, separando mis piernaspor instinto, deseando recibirlo.

Ya estando completamente desnudos, Natalan se colocó sobre mi cuerpo y hundió su rostro enmi cuello, frotando su nariz contra mi piel. Mis manos se pasearon por su espalda, sintiendola tensión de sus músculos y le permití continuar frotándose contra mí. Él me llenaba de suolor, besando los rincones de mi piel que al parecer, para él, necesitaban ser besados.

Pero en medio de todas esas caricias, su entrepierna también chocaba con la mía, su erecciónse frotaba contra mi duro miembro, una y otra vez, excitándome, dejándome completamentetodo su olor y su calor, ansiando mucho más de eso, sabiendo que era capaz de llegar solocon él moliéndose contra mí de esa forma tan sensual. Y entonces la excitación me llevó aotro punto cuando mi entrada empezó a lubricarse para él. 

- Me perteneces. Eres mío. Mierda. Mío -. Oí su voz mientras repartía besos, sus manos tomaron mis piernas y las separaron más, cada una a los lados de su cuerpo, dejando que suerección roce justo entre mis nalgas, buscando mi entrada. Mi polla tembló al ya no sentirsu contacto, pero me gustó la nueva sensación, solo con ese simple tacto mi ano vibró y liberófluidos, humedeciendo su glande, alistándome lentamente para él.

- Oh por la...-. ¿Cuándo había anhelado tal contacto? Sentía que había pasado siglos sin recibirlo y mi cuerpo exigía ser tomado por ese alfa.

La verdad era que me hacía una idea de cuan posesivo podían ser los alfa, pero jamás habíaconocido a uno que se encontrara en esa etapa en la que su animal interno dominaba sucuerpo y perdía casi cualquier toque de cordura. Por ello, no vi venir cuando su polla sedeslizó con rapidez y fuerza por mi agujero, penetrándome de una sola y profunda embestida. 

- ¡Ah! -. Solté un fuerte grito y arquee mi espalda al sentir como invadía todo espacio sin lalubricación suficiente, sin cuidado, solo poseyendo mi cuerpo a su total antojo, tal cual unanimal en celo. Fue mi culpa quizás, no estaba tan lubricado como esperaba o es que el movimiento fue muy agresivo, pero de cualquier fuerza, dolió y me encantó que doliera.

Llevé mis manos a mi boca antes de volver a gemir pero él me detuvo, con solo una de lassuyas, tomó las mías y las colocó sobre mi cabeza, apoyándose en la cama. - Na-Natalan -. Empezó a moverse con lentitud, empujando su miembro una y otra vez, tratando de forzar misparedes a recibirlo, hasta que inició con las duras embestidas. - Joder, Nat -.

Dolía aún, aunque sabía que era solo cuestión de que mi cuerpo termine de lubricarse porsu cuenta, pero mi omega no quería que pare, él amaba esa rudeza y ese salvajismo, la faltade cordura de Natalan me ponía a mil, con mi erección totalmente dura moviéndose al compásde su profundo vaivén.

Parecía un animal que amaba ser sometido o que le demostraran quien mandaba. Y era entendible, más allá de la rebelde personalidad de cualquier omega, teníamos ese mismo ladoque deseaba ser el sumiso de su alfa y adoraba que este se entretenga con su cuerpo a suantojo.

- Mío -. Gruñó, capturando mis labios en otro beso. Gemí ahogadamente, mientras traté deque mis piernas se abracen a su cintura y así mi parte baja ganara algo de altura, hundiéndolo más, dejando que su miembro se empuje con rudeza y persistencia sin siquiera salir atomar impulso, solo yendo más y más adentro. - Mío. Mío -. Repetía una y otra vez cada quenos separábamos para respirar.

- Ah, s-sí... Má-Más... Lento -. Necesitaba un respiro, sentía que realmente él estaba acabandoconmigo, consumiéndome con sus salvajes embestidas y sin embargo, como si mi cuerpo noobedeciera a mis pensamientos, mis piernas se tensaban más, buscando que llegue a dondenunca antes había llegado, que me marque, que rompa algo ahí para que siempre quede surecuerdo dentro de mi cuerpo. Mi omega aullaba de felicidad, de placer, liberando tal cantidad de feromonas que no dudaba terminaban excitando más al imponente alfa que me poseía. - ¡Natalan! -.

Mi hermoso alfa. 

Me olvidé de todo, de la razón por la cual le pedí que fuéramos a la cama, del lugar dondehabía estado las últimas horas, o de su ausencia. Ni Zoe, Aquino, Kendo, Nimu, nadie. Mimente se nubló y solo su imagen aparecía en ella, el rostro de mi alfa sudoroso y serio, embistiéndome sin compasión.

- Te voy a reventar, Soaring -. Susurró con su voz rasposa, cargada de placer. Lamió el lóbulode mi oreja para luego pasar su lengua por mi cuello y ni una parte de él vaciló cuando hundiósus dientes en mi piel, justo sobre lo que quedó de la marca de Aquino.

Ladee mi cabeza en una completa señal de sumisión y para darle más espacio, mientras élenterraba sus colmillos hasta que sentí ese hincón cargado de dolor y de placer, fue algo másallá de cualquier otra cosa que haya experimentado. Natalan no se detuvo incluso cuando yosabía que ya estaba sangrando, mientras su pene bombeaba mi entrada sin piedad y el sonido sordo de nuestros cuerpos chocando se intensificaba. 

Y así fue, algo por lo que habíamos esperado tanto tiempo sucedió de un segundo a otro sinsiquiera esperarlo, sin embargo, fue tan mágico como en cada una de mis fantasías y más,era como recibir la mordida del príncipe en los cuentos de hadas, donde sentías las mariposas, los fuegos artificiales y tu acelerado latir hasta que casi el corazón quería salir de mipecho, eso más este mismo príncipe follándote sin piedad, claro.

Quería decírselo, deseaba tanto decir en voz alta que ese fue el mejor momento de mi vida,pero no tenía voz, simplemente de mi boca no salía palabra coherente que no fuera su nombre.

Un segundo después yo ya no estaba consciente, ya no podía pensar. Salí de la realidad a unlugar en donde todo se centró en: Mordida. Placer. Dolor. Amor. Natalan. Palabras que se repetían una y mil veces mientras mi corazón dejaba de latir para empezar a latir a un ritmodiferente, igual de acelerado, pero diferente. Natalan se empujó un par de veces más antes deque su nudo se hiciera presente, mientras se corría.

Mi cuerpo entero se tensó ante mi orgasmo pero no fue solo eso, me sentía fallecer en mediode todo, incluso pensé por un segundo que estaba muerto. No me dolía, aun cuando sabíaque su miembro se había hinchado en mi interior y que ahora éramos uno solo, no dolía enlo más mínimo. Él me había liberado las manos en algún momento pero estaba demasiadoabrumado para saberlo, solo reconocí, cuando todo dejó de ser blanco, que sus brazos estaban tensos a los lados de mi cabeza, mientras Natalan jadeaba entre gruñidos roncos, mirándome, aún con su heterocromatoca mirada.

- Nat -. Articulé sin emitir palabra, con la garganta seca, llevando una de mis manos a suespalda, dejándola caer después, sin fuerzas ni para ello. Era como si literalmente estuvierasobre una nube volando entre el mayor de los placeres. Me sentía fuera de ese mundo, no enla cama a su lado, sino en algún lugar con él encima de mí, escuchando con más claridad quenunca su acelerado latir, sintiendo algo nacer en mi pecho al lado de mi corazón, mientras Natalan se vaciaba en mí.

- Fal...Falta poco -. Me dijo, inclinándose para besar mis parpados, apenas entonces logrésentir la humedad de estos, había estado llorando. - ¿Duele? -. Preguntó en un ligero susurro,sin moverse ni un centímetro.

- No. No -. Sonreí cansadamente, pero feliz, más que feliz. - No duele... No dueles -. Suspiré,volviendo a cerrar los ojos. - Nunca dueles -. Porque mi cuerpo lo recibía bien, mi omega yasabía que le pertenecía con totalidad.

- Mío -. Gruñó antes de besarme, aunque apenas pude corresponder debido al cansancio, élmovía sus labios sobre los míos y jugaba con mi lengua a su antojo, hasta que lo sentí gemiry poco a poco su miembro fue regresando a su tamaño original. Ahora fui yo quien gimiócuando de nuevo él se movió, ni siquiera se había salido o vuelto a la normalidad por completo, solo empezó a empujarse otra vez. - Todo mío -.

- S-Sí. -. Mis piernas se separaron más para él. Lo miré a los ojos y entonces le exigí medianteuna mirada que me besara de nuevo, él lo hizo. Yo estaba muerto, al menos mi cuerpo seencontraba literalmente muerto, ninguna parte de este me obedecía, más que mi rostro parahacer gestos y mi boca para soltar pequeños gemidos o grititos que resonaban por toda lahabitación. - Tu-Tuy- ¡Oh, Natalan! -.

Mis paredes internas se moldeaban nuevamente alrededor de su polla, estrujándola otra vez,cerrándose y asfixiándola, mientras él gruñía o maldecía sin dejar de moverse sobre micuerpo, cubriéndome por completo con su sombra, apenas logrando ver el encantador brillooscuro y lujurioso de sus ojos.

- No puedo... No puedo parar -. Dijo, con su voz cargada de deseo, mientras ambos oíamos elrechinar de la cama, debido a la potencia de sus últimos empujes, sabía que ahora estabaimpulsándose por sus pies plantados en la cama, lo sabía porque otras veces ya lo habíamoshecho de esa forma. Aunque esta vez, algo parecía diferente, lo sentía mucho más cercano,más profundo, como si con embistiéndose me estuviese llenando por completo de él. - Todos... Todos sabrán que eres mío -.

- Nat-Nat -. Gemí, llevando al fin mis manos a sus hombros, enterrando mis uñas en su pielpara que mis brazos no me fallen de nuevo. - Ah... ¡Nat! Mierda -. Sentía que si seguía entrando más terminaría sangrando, y sin embargo, la idea no me desanimaba en lo más mínimo. - Más... ¡Más, bebé! Quiero más -.

Estúpido omega masoquista amante del dolor. 

Cuando nos corrimos por segunda vez, él salió de mí justo antes de que su nudo se formaray tiró de mis piernas para que mi pecho quede a la altura de su erección, así manchó mivientre con su esencia, combinándola con la que había expulsado mi polla justo antes. Natalan literalmente había marcado su territorio, por dentro y por fuera de mí.

Entonces nos besamos, aunque ahora fue un beso más cargado de ternura que cualquier tipode deseo sexual, quizás porque él y yo estábamos lo suficientemente cansados como paramover nuestros labios a un ritmo acelerado. Jadee al estirar una de mis piernas, confirmando lo que había pensado, él había entrado bastante más profundo que otras veces. 

- Ouch -. Hice un gesto, observándolo a los ojos.

- ¿Duele? -.

- Un poco -. Gemí al intentar mover mi cuello, reconociendo el segundo dolor, justo del ladoizquierdo, en el espacio entre mi oreja y mi hombro. - Oh mierda, sí duele -.

- Lo siento -. Natalan se acercó hasta que pasó su lengua sobre la marca que había sido dejadapor sus dientes, eliminando así los rastros de sangre. - Lo siento. Lo siento, ni te consulté ysolo- -.

- No lo sientas -. Lo interrumpí, observando ahora el tono claro de sus preciosos azules, sabíaque ya su alfa se había vuelto a encerrar en su pecho y ahí tenía a mi Natalan, el mismo que sepreocupaba por todo lo que yo pensara. - Yo quería que lo hicieras... Uhm, mi omega queríaque su alfa lo mordiera -.

Porque si bien la pregunta no había sido emitida en voz alta, desde que lo vi pasar por lapuerta de la cocina mi deseo era ese, arrodillarme ante él y rogarle que encaje sus dientessobre mi piel, no solo por la situación, porque ello había desaparecido de mi mente desdeque lo vi, sino simplemente porque necesitaba su marca, necesitaba ser suyo por completo,más de lo que ya lo era al ser su alma gemela.

- Es que... Te juro que cuando sentí que olías a alguien más, perdí el control y... Mierda, quería que esto fuera mucho más romántico -.

- Está bien -. Le susurré, notando aún su mirada abatida. - Oye -. Estiré mis entumecidos brazos para guiar mis manos a su rostro e hice que me mirara fijamente. - Te estoy diciendo queestá bien, alfa estúpido -. Fruncí el ceño. - Además... Luego podemos repetirlo hasta que sealo suficientemente romántico para ti -.

- No soy estúpido -. E hizo un puchero.

- No, definitivamente no lo eres -. Besé suavemente sus labios, suspirando. - Eres mi alfa, oficialmente -.

- Siempre he sido tuyo, Soaring -.

- Y yo te he pertenecido desde incluso antes de conocerte, Natalan -.

- ¿Aquí? -.

- Uh -. Jadee, llevando una de mis manos a mis labios, observando su penetrante mirada.Asentí con la cabeza y cerré los ojos, jadeando cuando su lengua pasó sobre el lado internode mi muslo derecho.

¡Oh por Dios! Estúpidos alfas y su estúpido lado posesivo ¿Qué no se supone que esta parteocurre antes del sexo desenfrenado o las películas estaban mal? 

Sabía que teníamos mucho, mucho de qué hablar, yo deseaba saber dónde había estado él y Natalan tenía que enterarse de todo lo ocurrido, pero al parecer él tenía mal ordenada su listade prioridades, puesto que después de besarnos por varios minutos, lo que me preguntó fuesi Aquino me tocó y al responderle que casi sucedió una tragedia, él solo se bajó de la camahasta arrodillarse al borde de esta y separó mis piernas, preguntándome dónde fue.

- ¿Aquí también? -.

- Mierda, Natalan -. Llevé una de mis manos a la cama, aferrándome a las frazadas mientras miespalda se arqueaba y él mordía y besaba, bajando hasta llegar a la zona más sensible, cercade mi miembro. - No-No sigas -.

- Dime donde más, Soaring -.

- Ya está todo, en serio, no más -. Pero al parecer, Natalan no estaba convencido de ello. Cuandoabrí mis ojos y lo miré, él me observaba, esperando que continúe hablando. No sabía cómoél se hacía una idea de que estaba mintiendo, pero podía. - De-De acuerdo... Quizás no estátodo pero... Estoy cansado y...-.

- Soaring -.

- ¿Si? -.

- ¿Dónde? -.

- Bueno -. Suspiré, rindiéndome ante la insistencia del alfa. - Él... Su miembro rozó... Ya sabes... Ahí. ¡Solo lo rozó! No te preocupes... Luego de eso llegó Nimu y ella evitó que él me-¡Oh, Natalan! -.

Como todo buen alfa terco, él ni siquiera me dejó continuar, sus dedos se encargaron detomar con firmeza mis piernas y separarlas para que hunda su lengua en mi entrada sinavisarme, mi cuerpo entero se tensó y mi polla se sacudió, derritiéndome ante sus caricias,lo diferente que era su tacto al de cualquier otro y lo mucho que me calentaba que aún noabandonara por completo ese lado posesivo suyo.

Aunque se trataba más como un acto de purificación, yo lo sentía en cada fibra de mi ser,deseando que su lengua se hunda más, aunque Natalan se encargaba únicamente de lamer todoel contorno de mi ano, justo donde se supone que había sido rozado por alguien más apartede él. Hice un puchero cuando se alejó, relamiendo sus labios, observándome.

- ¿Algún otro sitio? -. Jadeó, observándome directamente. Dios ¿Cómo podía él ser tan malditamente perfecto?

- Ahí -. Gemí, moviéndome con pesadez, me di la vuelta hasta que mis codos se apoyaron enla cama y mis dos rodillas en esta también, separándolas, escondiendo mi rostro entre misbrazos, jadeando. - Aún... Aún falta... Ahí -.

Moví de lado a lado mi trasero, provocándolo. Sentí sus manos tomar mi cintura y sus uñasarañar suavemente mi piel, sacándome un suspiro cuando la cama se hundió detrás de mí ysu miembro volvió a rozar mi entrada, mientras él se inclinaba y susurraba cerca de mi oído,con un toque burlesco y profundo.

- ¿Y el cansancio, bebé? -. Pasó su lengua por el lóbulo de mi oreja, erizándome.

- Cállate y métela, Natalan -.

No tardó en obedecer. 

Y sí, de acuerdo, quizás aún tenía fuerzas para una ronda más ¡Pero solo una! Luego hablaríamos de todo lo que había pasado y qué haríamos pero ahora... Dios.

Estúpido y sexy alfa. 

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