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4~

Flashback

-Hyung, no te muevas tanto.- reprende un Jisung de doce años a un Minho de catorce.- Si te sigues moviendo no puedo limpiar la herida bien.

-Lo siento Sung, es que escuece.- responde el mayor haciendo una mueca, el menor ha vuelto a acercar el algodón empapado en desinfectante a las heridas de los nudillos del chico.

Se encuentran solos en la guarida, esperando al resto de chicos, que aún tardarán un poco en llegar. Han limpia las heridas recién hechas en los nudillos del mayor para que no se infecten. Minho le ha dado unos golpes a unos chicos de su clase por algún motivo que Jisung desconoce. Simplemente se ha encontrado al mayor en la puerta de su hogar con los nudillos llenos de sangre y se lo ha llevado a la guarida en seguida.

-Eso te pasa por pegarle a esos chicos.- dice Jisung con un puchero de desaprobación.- La próxima vez no lo hagas y no tendrás heridas.- Minho solo aparta la mirada como respuesta, aguantando todas las quejas que vienen a su mente mientras el pequeño acaba su trabajo.- ¿Por qué ha sido esta vez?

-Se estaban burlando de Changbin, decían que iba a acabar drogándose.- responde el chico en un murmullo.- Decían que todos los del barrio éramos escoria, pero que nuestro grupo era como una reunión de futuros fracasados. Me enfadaron, no deberían haberlo hecho.

-Minho hyung, no debes dejar que lo que diga la gente te afecte tanto.- suspira Jisung, dando por terminado su trabajo. Saca unas vendas del botiquín improvisado que Chan guarda debajo de uno de los sofás por si alguno se hace daño.- Si le diésemos una paliza a cada persona del instituto que dice que somos escoria prácticamente nos quedaríamos solos.

-Mejor que con esos hipócritas con las vidas resueltas que se creen mejores que nosotros.- concluye el mayor con una sonrisa cansada.

Un Jisung ya adulto se sienta en frente de Minho con un algodón y una botella de desinfectante en la mano. Se dispone a curar sus heridas, al igual que cuando eran pequeños. Se encuentran en la casa del menor, en la cocina salón. Chan los observa desde la mesa donde come Han con una expresión de cansancio. Mira su móvil y responde con rapidez, seguramente hablando con Hyunjin, supone Jisung.

-Dame la mano.- le ordena al chico frente a él, sin dejar lugar a reproches. Este obedece con resignación.- Jamás creí que con veinte seguiría curándote las heridas de las peleas. Pensé que ya habrías madurado.

-Minho.- llama Chan al chico, sin darle opción a que le responda nada a Jisung.- ¿Hoy no tenías que recoger a Ryujin de clases?- le pregunta, ganándose una maldición por parte de Lee. Se remueve intentando escapar del agarre de Han sobre su mano.- Ya voy yo a por ella, es mejor que no te vea con la cara así. Hyunjin me lo ha pedido, no te preocupes.- suspira el mayor del lugar, levantándose con cansancio para ir a buscar a la pequeña hermana de Hyunjin.- Sung, no dejes que se vaya hasta que le hayas desinfectado todas las heridas.

-No pensaba hacerlo hyung.

Minho solo observa a los dos chicos con el ceño fruncido, mostrándose en desacuerdo con los excesivos cuidados que estos pretenden darle. Chan se marcha, cerrando la puerta tras de si y dejando un incómodo silencio entre los dos chicos. El mayor observa como el de cabellos castaños se concentra en limpiar bien las heridas, sintiendo su pecho oprimirse al ver el espejismo del mismo niño que hacía eso en el adulto ante él.

-No deberías haberte metido en esa pelea.- murmura en medio de un quejido de dolor, rompiendo el silencio que empezaba a abrumarlos.- Ha sido una auténtica estupidez.

-Que tu empezases esa pelea sí que ha sido una auténtica estupidez. Si no quieres que impida que atentes contra tu salud física de manera imprudente, no lo hagas en la puerta de mi universidad.- responde Han sin levantar la vista de su tarea. El tono tenso con el que hablan les duele a los dos, añorando su antigua confianza.- Repito que es estúpido que tenga que seguir limpiándote las heridas a estas alturas de nuestras vidas.

-Él se lo buscó...

-Si, claro. Eso decías siempre.- lo corta Jisung con una sonrisa cansada. No se atreve a mirar a su hyung a los ojos.- Es la misma excusa vieja que me decías cada vez que te metías en una pelea. Ellos siempre se lo buscaban.

-¿Por qué ese imbécil te llamó chico lindo?- pregunta, sorprendiéndose hasta a si mismo.

El menor levanta el fin la vista, encontrándose con un Minho que rehuye su mirada. El ambiente está sorprendentemente tenso. Ambos quieren decir un montón de cosas que se atoran en sus gargantas y que no llegan a convertirse en palabras. Solo se miran, intentando descifrar lo que piensa el otro y transmitir todo lo que no pueden decir.

-¿Qué más da?- responde el castaño en un suspiro.- Solo es un imbécil sin importancia que va a mi clase.

-Ese chico entrena en el mismo gimnasio que Hyunjin. Siempre se mete con él llamándolo el chico de las botellas. Dice que no vale para hacer boxeo, que los delincuentes no tienen control de lo que hacen. Jin simplemente le deja hacer esas cosas sin decirle nada, a pesar de que lo que le dice le causa inseguridades muy fuertes en cuanto a su futuro como deportista.- empieza a explicar Minho, rezando porque sus palabras convenzan al chico.- Pero lo que acabo de cabrearme fue que hace un par de días fui a buscar a Hyunjin, y ese despojo humano estaba diciendo que había venido a la tienda del barrio. Decía que el dependiente era un niño muy lindo y que no le importaría jugar con él, que tendría que pasarse cuando no hubiese nadie. El dependiente de la tienda es Jeongin. No nos hablamos casi ya, pero no pienso dejar que le hagan daño a nuestro pequeño.

Las declaraciones de Minho sobre las intenciones de BamBam dejan a Jisung algo descolocado. Se sorprende a sí mismo pensando que el tailandés se merecía la paliza. Puede que no sea un chico agresivo, pero si se meten de esa manera con sus amigos las cosas cambian. Simplemente le asquea que alguien pueda intentar desvalorizar o intimidar a personas que lo han ayudado siempre. Odia que alguien haga sentir pequeñas a las personas más grandes para él. Todo simplemente por el barrio en el que viven.

-Sigo pensando que deberíamos ir a tomarnos ese café juntos y hablar.- suelta Minho, sintiendo la hora de marcharse muy próxima y sus ganas de estar junto al menor demasiado grandes. Sonríe de lado, intentado convencer al chico con acciones.- Ha pasado mucho tiempo.

-A mí me gustaría más una partida de cartas en la guarida.- responde Jisung con una sonrisa forzada, levantándose para tirar el algodón y coger las vendas que ha dejado a un lado.- Pero parece que para vosotros ese lugar ya no significa nada, así que tendré que conformarme con el café.

-Sung, no es que la guarida no signifique nada ya para nosotros.- suspira el mayor, sintiendo su corazón oprimirse. Es consciente de que la situación que ellos llevan viviendo cinco años es totalmente nueva para el chico de mejillas regordetas.- Es nuestro lugar, de los nueve. Desde que el grupo se separó ya no es lo mismo ir ahí.

-¿Y por qué no nos volvemos a reunir?- la pregunta toma por sorpresa a ambos. Jisung se reprende mentalmente por su poco tacto al decir lo que se le pasa por la cabeza, mientras que el otro chico se sorprende gratamente al descubrir que las locuras de Han no han cambiado nada.- Reunirnos todos. Los nueve. Aún que solo sea una vez.

-¿Vas a traer tú a Félix de Australia o a encontrar a Hanse y a Seungmin? Por no hablar de convencer a Changbin, que no quiere saber nada de nadie que no sea de su nuevo grupo. Reunirnos es casi imposible.- dice Minho, intentando invitar a la realidad a la charla que mantienen.- Mira solo como están las cosas entre Chan y yo. Ya no es lo mismo.

-Si que sería capaz de ir a buscar a Lix a Australia, porque si falta uno ya no es lo mismo.- le espeta el de cabellos castaños. En su boca se forma un puchero involuntario y su ceño se frunce sin consentimiento.- Las cosas entre Chan y tú están así porque tú no quieres admitir que necesitas ayuda. No sé lo que pasa por tu cabeza hyung, pero que tu cara esté así nos preocupa a todos. ¿Es que ninguno ve que no funcionamos bien si estamos separados?

-Chan se preocupa demasiado por cosas que no le interesan.- murmura el mayor, ignorando todo lo que ha dicho el chico.- Mi vida es mía, y unos moretones en la cara no significan nada, no tenéis por qué preocuparos. Todos funcionamos igual juntos que separados, nuestras vidas son una mierda igual.

-¡Pero si estamos juntos es una mierda soportable!- exclama Jisung, estando ya al borde de las lágrimas. Minho lo observa con sobresalto.- ¿O crees que yo habría soportado todas las veces que mi padre le pegó a mi madre si no te hubiese tenido a ti para que me tapases los oídos y no oírla llorar? ¿O crees que Félix hubiese sobrevivido más de un día aquí cuando llegó y aún no sabía hablar coreano de no ser por Chan hyung? ¿Crees que alguno de nosotros habría sobrevivido al instituto estando solo?

-¡No eres el único que cree que la situación es una mierda!- grita el mayor, levantándose para quedar a la altura del chico. Ambos se miran con la respiración agitada y el corazón a mil.- ¡A todos nos dolió ver como nos separábamos! ¡Tú no tuviste que pasar por eso porque fuiste el primero en irte!

Las palabras se clavan como puñales, derramando la primera lágrima por parte del castaño. Minho se golpea mentalmente por hacer llorar a la persona a la que juró proteger siempre. Lleva sus manos a su cabello, tirando hacia atrás de este en un gesto nervioso. Ambos piensan en que deben decir ahora para solucionar lo que ha pasado. La situación tensa los está matando a los dos, pero no saben como aflojar el ambiente.

-Lo siento Sung, es solo que odio este tema.- se disculpa el mayor con un suspiro.- Creo que ya hemos derramado muchas lágrimas los demás por ello como para que llores tú ahora.

-Lo entiendo, no te preocupes.- suspira a su vez el pequeño.- Solo deja que te diga que si Chan hyung o yo nos preocupamos por tu cara o por tu salud es porque te queremos. Y no es agradable ver a una persona a la que quieres con la cara así.

Jisung piensa en su madre. Piensa en la persona por la que aprendió que los moratones con maquillaje desaparecen. Piensa en todas las veces que su padre marcó la hermosa cara de su madre simplemente por la satisfacción que le creaba hacerlo. A su mente viene la imagen del dolor reflejado en el rostro de la mujer. Le es imposible no relacionar ese dolor con los moratones que lleva Minho en el rostro. Su corazón se encoge y otra lágrima se escapa por su mejilla, mostrando lo débil que es.

-Tengo que ir a ver a Ryujin.- dice Minho. Han nota que simplemente es una excusa para escapar de una charla a la que le da miedo enfrentarse.- Se va a enfadar si la dejo con Chan toda la tarde cuando hoy iba a estar conmigo.

-Claro, yo ya te he curado las heridas.- responde Jisung, rindiéndose por hoy debido al desgaste mental que le ha supuesto hablar con Minho.- Solo piensa lo de esa partida de cartas.

Minho asiente, dirigiéndose al instante hacia la puerta. Sus miradas se cruzan una última vez. Las ganas de abrazarse se hacen presentes en ambos, pero ninguno quiere dar el primer paso, escudados en su orgullo. Al final el mayor se marcha en silencio, dejando una sensación de vacío tras de sí que Han ve difícil de borrar.

Sinceramente, amo la historia de este fic. Dije que iba a echar de menos a los personajes de Tatoo y lo hago, pero me voy enamorando poco a poco de los de este fic.

En los siguientes capítulos irán apareciendo el resto de chicos poco a poco, pero ahora se irán reencontrando. No voy a decir mucho más uwu

También habrá más flashbacks con recuerdos de los chicos, que no sé si os están bien hechos pero son las partes que están en cursiva. Me gusta un montón hacerlos y enlazarlos con la historia en el presente, me parece que queda muy bien.

No sé si a vosotros os está gustando como va esto en lo mínimo que llevo XD Pero espero que os guste 7u7

Os amo <3

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