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Dolor. Esa es la sensación que se apodera de Han Jisung cada vez que recuerda las historias de sus amigos durante los cinco años que ha estado fuera. Sobre todo piensa en Minho. Se siente cruel cuando se descubre a si mismo pensando que su historia es la que más le preocupa, a pesar de que puede que no sea la peor. Puede que el pobre Seungmin lo esté pasando peor. O Jeongin, cuidando de su madre. Pero, solo de pensar en su hyung metido en una pelea, la sangre se le hiela y le entran ganas de llorar.
Minho siempre fue especial para él, y nunca le ha supuesto un problema admitirlo. Por mucho que a los otros no les gustase escucharlo, él era su hyung favorito. El mayor lo ha ayudado mucho en sus peores momentos. Siempre estuvo ahí cuando necesitaba huir. Siempre estuvo ahí cuando necesitaba de una mano que lo levantase. Por eso ahora no puede evitar sentir la opresión en su pecho al pensar que puede ser él el que necesite de esa mano y Han no está para tendérsela.
Camina de vuelta a casa después de su primer día en su nueva universidad. A pesar de que su carrera le apasiona, le ha costado bastante mantenerse concentrado. Hace solo dos días de su encuentro con Chan. Los chicos intercambiaron sus números, dispuestos a retomar el contacto. De manera estúpida, gracias a la restauración de su relación con el mayor, se ha instalado en su cabeza la idea de que es posible que todos se vuelvan a reunir. De manera infantil crea planes en su mente de como contactar a sus amigos, de como convencerlos de que si no son los nueve juntos, nada tiene sentido. En su mente el guión de drama ya tiene forma definida y final feliz.
Tan perdido está en sus pensamientos que no se da cuenta de que se ha desviado del camino que debe seguir. Se encuentra al lado del instituto al que asistió él en algún momento de su vida. Fantasmas del pasado aparecen ante sus ojos. Nueve chicos que atraviesan el portal entre risas, camino a su barrio hablando de como han ido sus clases, debido a que están en diferentes cursos y clases. Poco a poco la imagen se desvanece sin piedad. Jisung sonríe un poco recordando lo sinceras que eran sus sonrisas en esa época.
Pero su sonrisa se esfuma al girar el rostro y encontrarse con un callejón. El callejón. Es bien sabido por todos los estudiantes de la institución que si en algún momento acabas en ese callejón nunca vas a salir bien parado. Él mismo lo comprobó. Todo habría sido peor si Minho no hubiese aparecido.
Flashback
-¿Es que no oyes? ¿A parte de retrasado eres sordo?- exclamaba una voz con diversión. El joven Han sentía como sus cabellos eran agarrados y como tiraban hacia atrás de su cabeza. El dolor se expandía de forma rápida, aguando sus ojos.- Te he dicho que nos des el puto trabajo.
Dos chicos sostenían a Jisung que, después de haber recibido un fuerte golpe en la mandíbula y una patada en el estómago, no era capaz de mantenerse en pie por si mismo. Se encontraban en ese bendito callejón, que el chico que se encontraba siendo agredido siempre había intentado esquivar. El cabecilla del grupo ponía su rostro a la altura del suyo con una sonrisa ladina y diversión en sus ojos. Todos eran compañeros de clase, y ese chico quería un trabajo en específico de una asignatura que a Han se le daba bien y a él no.
-Y-Ya lo he entregado.- respondía el chico, esperando ya un nuevo golpe que no tardaría en llegar.
Su mente se nubló unos instantes por el puñetazo. Sintió la sangre resbalar desde su labio hasta su mentón, sabiendo que este estaba roto. La primera lágrima escapó de sus ojos sin control. Por su mente solo pasaban los rostros de sus amigos, rezando por sobrevivir a la paliza que estaba a punto de recibir solo por ellos.
-La puta ya ha entregado el trabajo.- repitió el chico con enfado.- ¿Es que la gente de ese asqueroso barrio del que vienes solo sirve para cagarla? No valéis para más que delincuentes sin futuro.- dicho esto, le escupió en el rostro Jisung, acción que provocó la risa en sus dos cómplices.
-Los delincuentes pegamos palizas muy bien.- gruñó una voz tras el agresor.
Han solo alcanzó a ver el rostro de su hyung, de Minho, en la entrada del callejón. Los dos chicos que lo sujetaban lo soltaron con pánico, haciendo que cayese de cara al suelo debido a su poca fuerza en el momento. Lo siguiente que recuerda es ver el puño de Minho impactando contra el chico que lo había golpeado a él previamente.
Se da cuenta de que ha vuelto a perderse en sus pensamientos cuando un gemido de dolor perturba la calma del lugar. Tarda unos segundos en darse cuenta de que proviene del callejón que ha desatada ese recuerdo. No se lo piensa dos veces antes de avanzar con rapidez hacia el lugar.
La situación que se encuentra le crea unas fuertes náuseas. Un chico de no más de quince años, con su uniforme escolar todavía puesto, se encuentra siendo acorralado contra la pared del reducido espacio por otro chico que parece mucho mayor. El agresor porta también el uniforme escolar, y murmura cosas incomprensibles para Han. El chico solo actúa movido por la adrenalina del momento.
-¡Tú! ¿Qué te crees que haces?- pregunta cargando de enfado su voz. El chico mayor lo mira con disgusto, seguramente renunciando a su "diversión" por hoy.- ¡Suéltalo ya!
-Esta vez te has librado Jeon, pero a la próxima no será así.- dice el chico mirando al pequeño que todavía mantiene agarrado. Dicho esto lo suelta de golpe, empujándolo con fuerza contra la pared.- Seguro que eres uno de esos tarados que viven en su barrio de mierda.
Jisung lo mira con desaprobación, conteniéndose para no empezar una pelea que no está seguro de poder ganar. Cuando el mal nacido se marcha, se para unos segundos a observar al pequeño que intenta calamar su respiración con los ojos cerrados y una mano en su pecho. Tiene una mejilla roja, seguramente por un golpe, en la que le va a salir un moratón. Obviando ese detalle parece estar bien. Por si acaso, decide preguntar.
-¿Te encuentras bien?- dice, ganándose un asentimiento como respuesta. El chico lo mira, ladeando la cabeza, haciendo que se fije en sus profundos ojos oscuros y su nariz de tucán. Parece escanear a su salvador de arriba a abajo con desconfianza.- Soy Han Jisung.
-Gracias por salvarme, Han Jisung.- responde el chico con una sonrisa aliviada extendiéndose por su rostro. Parece haber decidido que el desconocido no es una amenaza.- Yo soy Jeon Jungkook.
-Encantado Jungkook.- responde el mayor con una sonrisa que pretende ser tranquilizadora.- ¿Necesitas que te ayude en algo?
-No, debería volver a casa.- anuncia el chico saliendo del callejón con nerviosismo.- Me estarán esperando para comer.
-Creo que vamos por el mismo camino, así que te acompaño.- dice Han con una sonrisa ligera.
Jungkook no parece oponerse, por lo que ambos comienzan a caminar a la par. Jisung lo observa de reojo. El chico no pisa las rayas del suelo. Saca la lengua haciendo aspavientos cada vez que está a punto de rozar una. Mira al suelo con concentración. El mayor ríe, recordando que él y su amigo Jeongin hacían siempre lo mismo al volver de clases.
-¿Vives en este barrio?- pregunta Jungkook cuando llegan a la fuente del final de su calle. Llegan por el extremo opuesto del que lo suele hacer Jisung. El mayor asiente mirando la puerta de su casa desde la lejanía.- No te había visto nunca por aquí.
-En esta calle fue donde me crié.- explica el chico de cabellos castaño claro al de cabellos oscuros.- Me fui hace unos años por motivos personales. Ahora he vuelto al fin.- le dice con nostalgia tiñendo su voz.- ¿Tú también vives en este barrio?
-¡Jeon Jungkook!- exclama una voz, cortando la respuesta del adolescente. El chico se tensa, abriendo los ojos como platos por el susto.- ¡Tu madre está muy preocupada!
Un chico se acerca con pasos frenéticos a donde los dos recién conocidos se encuentran. Su cabello oscuro se encuentra alejado de su frente ligeramente por una cinta de color azul claro. Su rostro se encuentra formado por líneas agradables a la vista. Sus ojos tienen un pequeño deje gatuno y sus labios son muy carnosos. Jisung admite que es guapo, muy guapo. Viste ropa de deporte y zapatillas de estar por casa, cosa que llama la atención de Han. No es raro que la gente del barrio salga en zapatillas, pero el asfalto está algo mojado por las lluvias de esa noche.
-¡Lo siento hyung!- responde el adolescente con un pequeño deje de tristeza en la voz. El chico alcanza el lugar donde se encuentran al fin.- Me surgió un contratiempo...
-¿Te han vuelto a golpear?- el menor solo baja la cabeza mirando al suelo con vergüenza como respuesta. El enfado del que parece ser su hermano se disipa poco a poco al saber de la situación del menor.- Tu madre nos avisó porque estaba preocupada de que hubiese vuelto a pasar. Creo que Minho se va a enfadar cuando lo sepa.
-Lo sé Hyunjin hyung...
Han había seguido la conversación por mera curiosidad, pero al escuchar esos nombres de sobra conocidos se siente parte indirecta de la misma. Observa con los ojos muy abiertos al chico que habla con Jungkook, buscando parecidos con el niño que hay en sus recuerdos, al igual que hizo con Chan. De la misma manera que con Chan, siente la adrenalina recorrer su cuerpo y su corazón latir de manera desenfrenada. No tarda en descubrir que el chico al que Jeon llama hyung es una versión adulta de su boxeador amigo. Descarta la idea de que sea su hermano real en seguida.
-¿Dónde está Minho hyung?- pregunta el adolescente sacándolo de sus pensamientos. Han es consciente de que se encierra en si mismo con facilidad.
-Estoy aquí, niño del diablo.- responde una voz, sobresaltando a Jisung y a Jungkook.- Y creo que tenemos que hablar seriamente sobre tu situación en el instituto.
Si ver a Hyunjin y a Chan ha sido algo impactante para Jisung, ver a Minho ha sido como un puñetazo en el estómago. El chico no ha cambiado mucho. Sus cabellos se encuentran decolorados en un rubio agradable. Su fino rostro, con fina nariz y finos labios, se encuentra algo más marcado. Sus ojos siguen transmitiendo ese sentimiento travieso de siempre a través de una mirada profunda. Su corazón parece a punto de salir de su pecho. Traga grueso, sintiendo que el guión de drama que él mismo se ha montado parece cumplirse poco a poco. Se contiene para no saltar a los brazos de su hyung nada más procesa que de verdad es él.
La conversación entre los tres chicos sigue sin que ninguno parezca reparar en su presencia. Decide hacerse notar, y si ninguno de sus antiguos amigos lo reconoce o muestra interés en él, simplemente irse y pensar en otra manera de hablarles. Simplemente tiene que encontrar su voz, que la imagen de Minho adulto se ha llevado. Bueno, puede que no sea tan simple hablar en presencia de esos dos sin echarse a llorar de la impotencia.
-¿Y tú quién eres?- pregunta Hyunjin, reparando en su presencia antes de que el chico sea capaz de hablar.- No te había visto nunca por aquí.
-Él me ha ayudado.- anuncia Jungkook con alegría, antes de que Jisung pueda abrir la boca y decir algo sin pensar.- Dice que vive por aquí, que esta es la calle en la que se crió.
-¿La calle en la que se crió?- repite Minho con incredulidad.- Si eso fuese verdad Hyunjin y yo sabríamos quien es. Y yo juraría no haber visto nunca a esta persona.
Más dolor en su pecho. Mentiría si dijese que las palabras de Minho no le han afectado. A su cabeza viene la imagen de dos meñiques unidos en una promesa que parecía irrompible. Pero, como ha estado comprobando estos días, las promesas son fáciles de romper. Y Minho no ha hecho la excepción con aquella que hicieron unos días antes de la partida del menor al extranjero.
-Otra promesa más rota.- responde Jisung en un hilo de voz, sorprendiendo a todos los presentes. Sonríe con cansancio, pensando que la tarea de reunir a sus amigos va a ser dura. Los tres chicos lo miran con expresiones de incomprensión. Jisung lleva las manos a su cabello y tira hacia atrás con desesperación.- Primero llego aquí y me encuentro con que todos habéis roto la promesa de que seguiríais juntos cuando volviese.- el rostro de los dos mayores se ilumina, comprendiendo poco a poco. Ambos miran a Jisung de arriba a abajo con sorpresa.- Y ahora me encuentro con que mi hyung favorito ha roto la promesa de que no me olvidaría nunca. Yo prometí volver y lo he hecho. Pero se ve que a vosotros os es más difícil cumplir vuestra palabra. Si lo sé me quedo en Malasia.
-¡Han Jisung!- exclaman los dos chicos a la vez.
-¿Lo conocéis?- pregunta Jungkook con extrañeza.
-Digamos que tus hyungs y yo tenemos un pasado en común.- le responde el chico con una sonrisa entre cansada y nostálgica.- Pero parece ser que el futuro no nos depara una historia en común.
Aparecen el Lino y el Hyunjin en escena 7u7
Aún no tengo mucho que decir de esta historia, excepto que me encanta como quedaron los primeros caps. A parte de que tengo un montón de ideas para este fic y no sé si seré capaz de plasmarlas todas bien XD
Solo espero que disfrutéis leyendo uwu
Os amo <3
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