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32. family i

TREINTA Y DOS

Familia

EL GRAN SUPERMERCADO DE LA ZONA DONDE VIVÍA LA FAMILIA DE ELIZABETH SE ENCONTRABA LLENO. Damian se encontraba empujando el carrito con algunos alimentos para la cena que se llevaría a cabo horas más tarde en el hogar natal de su novia, quien se encontraba en un silencioso cargado de incomodidad gracias a lo que su novio le había mencionado a la salida del aeropuerto dejándola sin habla y totalmente sorprendida, el azabache observaba de vez en cuando de reojo a su novia que extrañamente se encontraba silenciosa provocando algo de preocupación en su sistema.

-Elizabeth

-¿Si? -la chica no se atrevió a mirarlo.

-¿Hay algo que te este molestando?

Por primera vez le brindó una mirada nerviosa.

-Uh, si -respondió cohibida. -Es sobre lo que me dijiste en el aeropuerto

-¿Te refieres a lo del matrimonio?

-Si

-¿Qué fue lo que te molestó con exactitud?

-No es que haya molestado si no que me tomó por sorpresa

-¿Por qué?

-Porque nunca hemos hablado de esas cosas y creí que es algo que no te interesa mucho

-¿Qué te hizo pensar algo como eso?

-Me siento como en un interrogatorio -rió nerviosa provocando que Damian detuviera su andar y el del carrito.

-Elizabeth

-Es que -tomó aire para poder seguir con valentía. -Creí que eras una persona que no le tomaba mucha importancia al matrimonio o ese tipo de cosas

-Nunca me lo plantee hasta que llegaste tu

-Damian -la castaña lo llamó suplicante mientras ladeaba levemente la cabeza a un costado y arrugaba levemente el entrecejo.

-¿Qué? Estoy siendo honesto

-¿Por qué te plantearías algo como eso conmigo?

-¿Cómo que por qué? -el tono de voz salió molesto.

-Es solo que me es tan difícil pensar que alguien este realmente interesado en querer formar una vida conmigo, ya sabes, siempre he pasado desapercibida y de la nada llegas tu y...

-¿Y?

-Quieres tener todo eso conmigo

-Elizabeth -la llamó mientras se apoyaba en el carrito del super. -Creo que en estos casi diez meses te lo he demostrado de una y otra forma cuanto te adoro. Te confíe el secreto familiar más importante, te presente oficialmente a mi familia convirtiéndote en la primera chica que la conoce ¿Por qué piensas así? ¿Por qué crees que no querría tener todo contigo?

-¿Por qué soy simplona? -mencionó a modo de broma pero al ver que su novio no se rió hizo una morisqueta para proceder a morderse el labio inferior. -Perdón

-Elizabeth, te he demostrado desde el primer día mi interés y amor por ti -se acomodó para empujar el carrito. -Ahora te toca a ti confiar en ello

Elizabeth observo como su novio empujaba el carrito molesto y se sintió mal.

Entendía el enojo de su novio, pero su temor es totalmente real y valido. Desde siempre ha pasado desapercibida para los hombres; en el colegio pasó desapercibida en comparación con las compañeras con quien se juntaba en aquel entonces y durante sus casi dos años de universidad también.

Ningún chico se había dignado a invitarla a salir o incluso pedirle su instagram como ha visto que les ocurre a sus colegas y eso le trajo mucha inseguridad.

Hasta que llegó Damian Wayne.

¡Demonios! El era un maldito adonis en comparación con ella.

Damian es alguien alto y corpulento, con una belleza inigualable que se realzaba con aquel porte varonil que siempre cargaba

En cambio ella era alguien bajita, delgada y sin muchos atributos físicos, con nula presencia y belleza.

-Damian -lo alcanzó. -Espera

-Debemos apurarnos. José seguramente nos esta esperando

-Espera. Espera -se interpuso en su camino. -Dime tres cosas que te gusten de mi

-¿Qué?

-Dime tres cosas que te gustan de mi desde el momento en que nos vimos.

-Elizabeth

-Dímelas

El azabache vio la seriedad en el rostro de su novia.

-¿Por qué...?

-Quiero saber que fue lo que te gusto de mi desde el primer día en el nos vimos

-No podría...

-Tres cosas

-Tus ojos, tus manos y tu cabello, pero mi gustar trasciende más allá de lo físico Elizabeth. Me encanta lo empática, humana y sensible que eres porque me haces sentir humano -a la mente del vigilante se le vinieron unas imágenes fugaces de su abuelo provocando una sensación de nostalgia en su pecho. -Eres sencilla, humilde y luchadora. Tu Elizabeth eres de aquellos tesoros que se encuentran una sola vez en la vida

La mencionada se tragó el nudo de su garganta y sonrió abiertamente.

-Entonces en un futuro -sonrió tímida. -Casemosnos y tengamos un feliz... para siempre, claro si tu quieres porque si ya no quieres no importa porque yo lo entiendo y no hay problema con ello

-Elizabeth -sonrió divertido. -Casemosnos cuando termines la universidad -de su bolsillo sacó una cajita pequeña roja. -Y afrontemos las dificultades de la vida juntos -le extendió abierta la cajita mostrando un par de anillos de oro blanco. -Es una promesa

-Damian

-Se supone que lo iba a hacer en un ambiente mucho más romántico y no frente a los lácteos de un supermercado -Elizabeth rió divertida y con lagrimas en sus ojos.

-Es una promesa Damian

Y ambos se pusieron sus anillos sellando con un beso aquella promesa.

(...)

-¿Nervioso?

-Tío José no lo molestes

-Tu también estas nerviosa -se rió al ver a la pareja frente a la puerta principal de aquella humilde casa.

-¿Qué es lo que esta diciendo?

-Nos esta molestando porque se nota que estamos nerviosos

-No estoy nervioso

-Dile eso a tus manos sudorosas, te las has limpiado como siete veces desde que estamos frente a la puerta

-¿Van a entrar si o no?

-Ya vamos

-¿Saben qué? Yo les ayudo -y sin importarle nada el hombre tocó con fuerza la puerta de casa para luego huir a su camioneta dejando a sus sobrinos frente a la puerta.

-Carajo -insultó en árabe. -¿Me veo bien?

-Si señor "no nervios"

Damian iba a replicar hasta que sintió los pasos de una persona acercarse a la puerta provocando que de forma inconsciente se pusiera derecho y alerta.

-¡Elizabeth!

-¡Mamá!

Cuando ambas mujeres se vieron frente a frente el sentimiento de alegría, amor y nostalgia las invadió abriéndole paso a lagrimas silenciosas que fueron calmadas cuando se fundieron en un abrazo reconfortante. Madre e hija se reconfortaban en silencio dejando que aquel apretujón mostrase aquel sentimiento de extrañar que sintieron mutuamente.

Damian observó con una pequeña sonrisa como su novia se emocionaba con su suegro. Había hecho bien en haberla traído de vacaciones a su país natal y le prometió silenciosamente hacerlo cada vez que su año académico finalizara.

-Estas tan grande y bonita Lily -la mujer se limpió las lagrimas que aún recorrían sus mejillas.

-Mamá no sabe cuanto la extrañe -no soltó la soltó de las manos en ningún momento.

-Yo también hija

-Mami quiero presentarte a mi novio -la acercó hasta quedar frente al chico. -Damian ella es mi mamá, Gabriela. Mami él es Damian, mi novio

La mujer lo escaneo de pies a cabeza colocando nervioso al chico.

¿Y si no le gustaba? ¿Si no obtenía la bendición?

Damian disipo los pensamiento intrusivos y se dio animo silencioso para presentarse frente a su suegra.

-Mucho gusto señora Gabriela -le extendió la mano con cuidado luego de hablarle en un extraño español. -Soy Damian Wayne, novio de Elizabeth

La mujer le recibió la mano.

-Mucho gusto Damian. Pasa por favor y bienvenido a mi humilde hogar -le respondió en un ingles totalmente desastroso pero hizo el intento para hacer sentir cómodo al chico.

-¿Sabe ingles?

-No Dami -Elizabeth intervino. -Practico la frase para que no te sobre esforzaras con el español y te sintieras bienvenido

El pecho del ojiesmeralda se calentó ante dicha acción.

Su suegra era igual de dulce que su bonita novia.

-Dile que gracias por el gesto tan bonito, lo aprecio en realidad -la castaña le tradujo a su mamá.

El trio ingreso a la casa de un piso y gran patio trasero donde le esperaba el padre de la protagonista.

Con cuidado Damian dejó las bolsas de las compras encima de la mesa que Gabriela le señaló y algo nervioso siguió a las mujeres que hablaban en español.

Pudo ver como un hombre canoso se acercaba a abrazar a su novia. Era de estatura promedio-baja, no pasaba del metro sesenta y ocho, su cabello estaba totalmente blanco y su vestimenta era totalmente hogareño; shorts cortos azules y una polera manga corta verde.

-¡Papi! -y nuevamente se sintió pleno al ver como su pequeña novia se emocionaba al verse fundida en un amoroso abrazo.

Era un maldito detallista cuando quería serlo.

-Papá quiero presentarte a Damian, él es mi novio y el primer chico oficial que traigo a casa -el arabe-americano se acerco a extenderle la mano al oír su nombre salir de los labios de su pareja.

-Mucho gusto señor -extendió nervioso pero con compostura su mano derecha. -Soy Damian Wayne, novia de su hija -El hombre de canas le acepto la mano apretándola con firmeza.

-Un gusto muchacho. Soy Luis, el papá de Elizabeth -el más alto le entendió completamente.

-¿Puedes decirle que me gustaría hablar con ambos antes de comer o cualquier cosa? -Elizabeth obedeció.

-Adelante, toma asiento

Damian estaba nervioso.

Se iba a presentar de forma oficial mencionando sus intenciones. Repaso una vez más en su cabeza lo que iba a decirles en español.

-Mi español no es bueno -inició mientras observaba al matrimonio frente a él. -Pero quiero que sepan que mis intenciones con su hija son honestas y el noviazgo es totalmente serio - tomó entre sus manos las pequeñas de su pareja y miró con seriedad a sus suegros. -En un futuro deseo casarme con ella y me gustaría recibir su bendición

Silencio.

Dejo sin habla a sus suegros.

-Vaya -mencionó el papá.

-¿No son muy jóvenes para casarse?

-Tradúceme habitbi -miró a su novia.

-Mi mamá dice que somos jóvenes para el matrimonio.

-Tradúcele tal cual las cosas -miró nuevamente a sus suegros. -Actualmente somos jóvenes para el matrimonio señora Gabriela -Elizabeth comenzó a interpretar. -es por eso que me gustaría esperar a que Elizabeth obtenga su titulo universitario. Solo deseo que sepan adoro a su hija y que me gustaría hacer toda mi vida a su lado

El silencio reinó.

La pareja más joven apretaron sus manos intentando dar contención en silencio.

-¿Cómo sabemos que todo lo que dices no son solo palabras lindas?

-Papá

-Traduce -la castaña obedeció nuevamente. -Es difícil confiar en las palabras, lo se y lo digo por experiencia propia, sin embargo fui criado bajo la idea de que debo hablar con verdad y honestidad. Hago feliz a su hija y sé que puedo hacerla feliz en el futuro y durante toda la vida, pero para ello requiero de su bendición -tomó un respiro para ponerse de pies y proceder a hacer la cosa que siempre le prohibió su abuelo. -Por favor acepten nuestra relación

Inclino ligeramente su cuerpo en una pequeña reverencia dejando a Elizabeth boquiabierta.

Él iba totalmente en serio con ella.

La castaña más joven se puso de pies y le siguió a su novio para acompañarlo.

-Mamá. Papá. Por favor acepten al hombre que es mi destinado y amo

El matrimonio cruzó miradas al ver la situación frente a ellos.

Debian de tomar una decisión.

Una decisión que pensaron que nunca llegaría.

Editado.

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