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26. meeting the batfamily i

CAPÍTULO VEINTISÉIS
Conociendo a la batfamily i

EL PASAR SALIVA PROVOCABA QUE LA GARGANTA DE LA CASTAÑA QUEMARA COMO SI DE fuego se tratase, el temblor de sus manos era notorio gracias al movimiento anormal del macetero que estaba entre sus brazos. Había bajado del auto mientras esperaba a que Damian se estacionara despreocupadamente al costado de la bonita fuente de agua donde habían angeles adornando la piscina. La imponente y elegante mansión la hizo encogerse en su lugar aún más temerosa que antes, el precioso jardín verde bien cuidado llenaba el paisaje generando aún más un ambiente de imponencia.

-Tranquila, no te comeran -comentó Damian mientras se colocaba a su lado.

-Eso dices tú -miró al cielo. -Estoy aterrada

-Relajate -le acomodó el cabello detrás de la oreja para sonreírle. -Respira y ve a mostrarle tus encantos

Damian enlazó sus dedos mientras caminaba por el bonito sendero de piedras y madre que Alfred se esforzaba tanto en mantener. Sintió el temblor de las manos de su novia y le dió un ligero apretón para luego besarle la cien cuando se encontraron frente a la puerta.

El azabache llevaba en su mano desocupada las bolsas de regalo junto a otras del mismo material donde habían unos bocadillos dulces y masas finas para tomar con el té que seguramente Alfred les prepararía.

-Lo harás estupendo bonita, deja de preocuparte -acarició con su pulgar la mano.

-Si divago me aprietas hasta que duela para detenerme

Ambos se separaron y Damian tocó el timbre de la casa que lo acogió cuando era un preadolescente. Tomó aire, fingía estar relajado pero en el fondo los nervios y el miedo se lo estaban comiendo ¿Y si su padre se comportaba como un idiota? ¿O si a Alfred no le agradaba? Sabía que Dick y su pequeña familia estarían en la pequeña reunión de presentación oficial de Elizabeth por si sucede algo pero el temor seguía ahí. Debía mantener la calma y mostrarse apasible para brindarle apoyo moral a su novia.

-Amo Damian, es un gusto tenerlo de vuelta en la mansión -un hombre canoso y de porte elegante los recibió en la entrada.

-Alfred

Elizabeth no sabía que decir ante la mirada del hombre, ya que no podía decifrarla. Si le parecía linda, si le molestaba o simplemente un mirada tipo side eyes, nada. No podía decifrarlo.

-Usted debe ser la novia del amo Damian

La castaña asintió delicadamente mientras le sonreía con educación.

-Es un honor conocerlo don Alfred

El nombrado se corrió para atrás brindándole espacio para que ingresen.

-El honor es todo mío señorita...

-Elizabeth -respondió mientras seguía los pasos de su novio. -Y-yo, eh -tartamudeo. -Le traje un pequeño presente

-Oh, vaya. No debió molestarse señorita Elizabeth

-No es molestia -le sonrió nerviosa. -Es algo pequeño pero lo realicé con mucho esmero -le extendió la bolsita blanca donde se contenía el regalo. -También le traje una planta que no se da mucho en Estados Unidos...

-El Copihue -mencionó maravillado. -Veo que conoce mi gusto por la jardinería

-Damian me ha hablado bastante de usted y bueno, a mi también me gusta la jardinería

-Agradezco sus detalles señorita Elizabeth -miró al azabache que observaba con una sonrisa ladina y poco notoria la escena. -Espero que haya comentado cosas positivas sobre mi persona

-Lo hizo -Intervino la castaña.

-Lo oíste Pennyworth. Sorpresivamente lo hice

-Nuevamente le agradezco el gesto señorita Elizabeth. Puede pasar al salón, el amo Dick los espera junto a la señorita Cataleya

-Gracias

El hombre desapareció de la escena provocando que la castaña soltara el aire contenido en sus pulmones para luego mirar colorada a su novio.

-¿Lo hice bien?

-De maravillaz preciosa -le extendió su masculina mano, la cual fue aceptada.

A la par caminaron hasta el lugar indicado mientras la latina contemplaba todo a au alrededor. Estaba en la mansión de los Wayne, la casa donde su pareja fue criada.

Frente a ella y en el bonito salón se encontraba Dick Grayson junto a una morena delgada que le estaba enseñando algo de un libro a una prqueña igual de morocha que la mujer.

-Grayson

-¡Damian! -el detective se puso de pies para recibir a la pareja. -Elizabeth, bienvenidos, siéntanse como en casa

-Muchas gracias Dick

-¡Tío Damian! -la pequeña corrió en dirección al azabache quien la recibió en brazos

-Mocosa

Elizabeth sonrió ante la bonita escena.

-Elizabeth quiero presentarte a mi esposa Cataleya -la nombrada se puso de pies con una sonrisa en sus labios.

-Mucho gusto Elizabeth, soy Cataleya pero puedes decirme Cata

-El gusto es todo mío Cata -le recibió el abrazo. -Tienes acento colombiano

-¿Cómo supiste que es colombiano?

-Reconozco a un latino en cualquier lado -le respondió en español mientras la mujer mas mayor le sonreía contenta.

-No sabes lo feliz que me hace el poder hablar español con alguien que si me entienda

-¿De que parte de Colombia es?

-Antioquia

-Su acento es precioso

-Tu no te quedas atrás -le sobo los brazos a la más joven. -¿Qué hubo pues con el chamaco este? ¿Hace cuanto se conocen?

-¿Damian? Uy pues bastante ya, llevamos tres meses de noviazgo

-Que tiernos -le mostro nuevamente sus dientes en una sonrisa. -Es extraño verlo de novio

-Me encanta oírte hablar español mi amor -Dick las interrumpió. -Pero quiero presentarle a Elizabeth a nuestra pequeña

-Cierto. Linda te presento a Abigail, mi hija

-Nuestra -corrigió el detective.

Una pequeña de cabello rizado se asomó con timidez hacía la castaña.

-Hola Abigail -se agachó hasta la altura de la más baja. -Un gusto linda, soy Elizabeth

-¿Eres la novia de tío Damian?

-Eh, si, así es

-¿Vas a ser mi tía?

-Creo que si -miró nerviosa e insegura a su novio.

-Ella es tu tía, Abigail -Le afirmó Damian

-¿Vas a dejar que te haga peinados?

-Por supuesto

-¿Me dejaras hacerte trenzas? -le preguntó en español.

-Claro ¿Qué trenzas sabes hacer?

-Muchas -hizo un gesto con sus manos.

-Me encantaría que me peinaras

-Entonces puedes ser mi tía -lo último lo dijo en inglés para luego correr a la cocina donde se encontraba Alfred.

-¿Qué le dijo?

-No seas metiche -le respondió la morocha a su novio.

Damian miró a su novia con una diminuta sonrisa en sus labios y ojos enamoradizos.

-Llevaré a Elizabeth a que conozca a Titus y Alfred gato

-Adelante, los llamaré cuando Alfred vaya preparando la mesa.

Y la pareja se perdió en la cocina.

-¿Vamos? -enlazó sus manos.

-Vamos

Editado.

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