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Capítulo 01.

"¿Un internado?"

Tres pares de ojos me miraron totalmente sorprendidos y casi asustados. Charlie incluso se atragantó con el pedazo de pollo que estaba comiendo y tuvo que coger su vaso de agua para refrescar su garganta. Harry y Louis, por el contrario, se mantuvieron mirándome hasta que noté el segundo exacto en el que recuperaron el aliento.

"¿Tú sabías de eso?" le preguntó Harry a Dash, quien al instante se metió un trozo de pollo a la boca para no tener que responder, moviendo los labios en mordidas dramáticas y señalándose, explicando con gestos que estaba imposibilitado.

"Él sabía" dije, captando la atención de mis padres nuevamente. "No es un internado cualquiera, déjenme explicarles por qué tomé esta decisión, ¿sí?" Ambos asintieron con la cabeza, no muy convencidos. "Bueno... Soy un alfa defectuoso, ¿cierto?"

"Harry... Creo que Dylan nos está tratando como estúpidos"

Observé de reojo como Charlie asentía con la cabeza y suspiré. De acuerdo, no era fácil ni para ellos ni para mí explicar algo como eso, pero tener a mi hermanita pequeña sólo aumentando la indignación de mis padres no era la mejor manera suya de ayudarme. Quizás realmente sólo estaba dolida porque no se lo comenté anteriormente, pero la decisión la tomé ese mismo día, así que fue imposible hablarlo con ella antes de que mis papás se enteraran.

"No, escuchen... A lo que me refiero es que soy un alfa que no reacciona a las feromonas de absolutamente ningún omega, ¿cierto?" Ambos continuaban mirándome, sin responder ni con una afirmación de cabeza "Y creo que no necesito explicar que cierto amiguito mío no grita "hurra" ni aunque lo intente yo mismo, ¿verdad?"

"¡Dylan!"

"¡Oh, vamos! ¡No fue explícito!"

Dash casi escupe el enorme pedazo de pollo que tenía en la boca cuando notó a Louis vuelto loco tratando de proteger la inocencia de su pequeña hija. Charlie, tan curiosa como siempre, preguntó con señas a qué me refería con un amiguito gritando "hurra" y fue realmente gratificante ver a Louis enloquecido. Siempre era gratificante, incluso para Harry, quien se aguantaba las risas para mirarme desaprobatoriamente.

"¿Tenías que hablar de ese tema en la mesa?"

"Es parte de lo que quiero explicar" respondí con sinceridad. "Este internado es un programa beta que se organizó con la intención de reunir a diez omegas y diez alfas en una casa para demostrarle a la población que omegas y alfas pueden convivir sin necesidad de que el régimen de la pirámide del segundo sexo controle sus decisiones, ¿entienden? Piden alfas capaces de resistir las feromonas para ello y omegas con personalidades poco sumisas y... ¿quién sabe? Quizás sirva para ser el primer internado mixto entre géneros. Y no descuidaré mis estudios, de hecho, después de pasar el tiempo de prueba, me permiten convalidar con cualquier universidad a la que decida ir, es genial porque yo..."

"Dylan" Harry me interrumpió "¿Estás hablando en serio?"

"Lo hago" respondí sinceramente.

"Eso que mencionas parece bastante interesante pero... No es algo tan simple. Quiero decir, puede que tú puedas controlarte debido a que eres tú pero, ¿qué pasará con los demás? Convivir con otros nueve alfas y con diez omegas que no conoces. No son sólo clases en la universidad, es literalmente compartir vivienda con personas desconocidas que nada asegura tengan tu mentalidad"

"Lo sé, pero..."

"¿Dijiste que le mostrarán a la sociedad? ¿Es como un tipo de reality show?"

"Algo así, o sea... Nos grabarán, pero... No es para tanto, realmente no se planea que se haga pantalla de humo y se mostrará la verdad, Louis... Eso me han dicho, he averiguado mucho."

"Pero Dylan..."

"Está bien"

Harry y yo dirigimos la mirada hacía Louis, quien sólo se inclinó hasta que su espalda se apoyó en el respaldar de la mesa y dibujó una media sonrisa en su rostro, observándome fijamente. Louis podía tener ya más de treinta años, pero jamás dejaría de ser un increíble alfa. Incluso yo, otro alfa, era capaz de admitir que su presencia estremecía a absolutamente todo el mundo. Y su expresión, esa que me estaba mostrando, decía más que cualquier otra cosa: Él me estaba retando.

"Tienes mi permiso" dijo "el permiso de Harry depende completamente de él, ya sabes que jamás decido por mi pareja, pero tienes el mío. He visto de primera mano tu frustración por cada acto de injusticia, así que si, de algún modo, puedes cambiar al mundo, conviértete en esa aguja que sea capaz de hacerlo"

"¿En serio, Louis? ¿Usarás eso para chantajearme?" preguntó Harry, cruzándose de brazos con una infantil indignación "¿Agujas en el pajar? ¿Qué sigue? ¿Pedirle por la garrita que se cuide? Eres realmente astuto, Tomlinson"

"¿Yo? Si no he hecho nada"

Observé a mis padres coquetear entre miradas cómplices y recuerdos de un pasado duro pero hermoso, virando mis ojos con resignación. Dash me miró y yo sólo negué con la cabeza, diciéndole en silencio que no los interrumpa. Cuando Harry y Louis se metían en su mundo, no había fuerza que los sacara de ese profundo espacio lleno de amor que habían construido juntos.

Al segundo siguiente mi mirada se dirigió a Charlie, quien me observó con un pequeño puchero y con la misma mirada indignada de Harry. Sus ojos eran hermosos, tenían la hermosa forma de los de Louis pero la profundidad de los iris esmeralda de mi otro padre. Ella sacudió su cabeza en negación, dejando que sus rizos ligeramente despeinados revoloteen suavemente.

Con señas, le pedí perdón por no haberle dicho antes, recibiendo una rápida respuesta "¿Me vas a dejar solita?" me preguntó "¿Yo no importo?" dijo después "Te voy a extrañar mucho" y a cada seña, sus manos temblaban más, mientras sus bonitos ojitos se llenaban de pequeñas y puras lágrimas.

Una suave sonrisa se dibujó en mis labios cuando me acerqué a mi hermanita y la abracé fuerte, siempre asegurándome de cuidarla como lo que era: El más grande milagro de la familia. Estaba seguro de que Harry y Louis ya nos habían visto para ese punto, pero no importaba, lo cierto era que la única razón por la cual no estaba seguro de tomar el reto del internado era por ella. Harry y Louis estaban bien y se tenían el uno al otro, y sí, obviamente le daban todo el cariño y amor que ella quería y necesitaba, pero nada se comparaba a un hermano.

Nada se comparaba a las charlas silenciosas donde Charlie me hablaba entre balbuceos torpes y luego se echaba a llorar porque sentía que no se le entendía. Nada se comparaba a las veces que me vistió con la ropa de la tía Gemma para que fuera su acompañante en su fiesta del té, ni las mil veces que ella me abrazó mientras lloraba por lo frágil que me sentía en algunas ocasiones.

Charlie ya tenía casi quince años y aún continuaba siendo tan hermosa como un ángel. Nacida como el mejor milagro de la vida, ella no sólo llegó al mundo por Harry y Louis, ella literalmente se convirtió en lo más indispensable para mí. Mi confidente, mi compañera, mi pequeña hermana.

"Hey... Yo siempre estaré contigo, Charlie. Lo sabes, ¿no?"

Y aún con su rostro hundido en mi pecho y sus lágrimas empañando mi remera, ella sólo se dedicó a llorar, apretándome tan fuerte como sus delgados brazos se lo permitían.

"Vas a estar bien... Tu hermano te cuida, pequeña. Siempre"


+


Una semana después, recibí la carta de aceptación. No dudé ni por un segundo que entraría, estaba seguro de que ni siquiera habían visto mi expediente estudiantil lleno de peleas con otros alfas, sinceramente, sólo hizo alfa que leyeran mi nombre y el nombre de mi padre para que me acepten en el programa. "¿Tener a un Tomlinson? ¿Al hijo mayor del dueño de la empresa T-Alpha? ¡Hagámoslo!" Y sí, quizás eso se consideraba una trampa, pero... ¿realmente importaba? Mi expediente ni siquiera contaba como sucedieron las cosas y en ningún lugar dejaba en claro mi condición médica, así que realmente consideré que era el mejor para ser uno de los diez alfas.

Porque sí, los médicos no van y ponen en una hoja "Alfa inestable" en letras grandes, explicando que desde un incidente en donde casi violo a un chico durante su primer celo, mi cerebro creo un trauma tan potente que afectó mis sentidos, al punto que me es imposible reaccionar ante el celo de los omegas. Y, como si eso fuera poco, no conseguía una erección ni aunque me ayudara a mí mismo.

La última vez que conseguí correrme, fue a mis dieciséis años, justo después de atacar a Nathan, me descubrí a mí mismo tocándome mientras tenía un sueño con él. El sentimiento fue tan asqueroso que la acción se bloqueó de mi organismo. Sabía que no fue culpa de Nathan propiamente, más bien era mía y a lo mucho que psicológicamente aún me culpaba por el incidente, pero con el tiempo conseguí acostumbrarme completamente a ese hecho.

Hasta el punto de que, no sentir, me permitía volverme más empático con el sentir de los demás.

Quizás yo mismo había conseguido ser el alfa más imperfecto que haya existido, pero usaría eso para ayudar en algo, o al menos esa era mi intención desde el momento en que encontré información sobre ese programa de internado. Demostraría que no todos los alfas somos iguales y de ese modo ayudaría a que las personas tengan un mayor control de su identidad personal por sobre lo que los medios y las tradiciones dijeran.

Esa era la idea, ¿qué podía salir mal? 


+


Hasta aquí el factor nostalgia~. Aunque tengo la intención de que The perfect Alpha toque varios temas de TPO, espero les haya agradado un detalle importante que me moría por presentarles: La relación de Dylan, Charlie y sus papás. 

Aún sigo bastante nerviosa pero espero todo salga bien. No olviden que los quiero mucho<3.

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