Cuando Louis logró divisar entre la multitud a su padre, no dudó en correr hacia sus brazos. Necesitaba ese abrazo con desesperación.
Su padre lo inspeccionó detenidamente, buscando algún rasguño, y lo asediaba con preguntas. Una vez que Louis lo tranquilizó respondiendo a varias de sus inquietudes, pudo contarle lo sucedido, omitiendo ciertos detalles.

— ¿Seguro que te encuentras bien, Lou? —le preguntó su papá, limpiando sus lágrimas—. Me preocupé muchísimo cuando no llegaste a casa y jamás dejé de buscarte.

— Lo sé, papá —dijo, sollozando—. Muchas gracias por no rendirte.

— Tranquilo, hijo, estamos juntos hasta el final —le sonrió, llevándolo al comedor para preparar su comida favorita.

Una vez que terminaron de cenar, Louis le había dicho a su papá que estaría en su habitación intentando descansar.

Al entrar en su dormitorio, se recostó y analizó con mucho cuidado lo que le había dicho Harry antes de que entrara a su casa. Sabía que el pirata volvería en una semana para saber qué había decidido. Con un suspiro, simplemente cerró los ojos y esperó a que el sueño lo venciera.

— Lou, antes de que entres a tu casa, necesito decirte algo o bien... preguntarte algo en lo que he estado pensando demasiado —le dijo el pirata, nervioso.

— ¿Es algo malo, Harry? —lo miró preocupado—. Perdón si llegué a herirte o a lastimarte con mis palabras. —Habló tan rápido que casi no podía entender lo que decía.

— Respira, cariño —rió por un momento el pirata—. En realidad, quería decirte que esta experiencia ha sido muy pesada y, si te soy sincero, no quiero separarme de ti. Por eso quería saber si quisieras ser parte de mi tripulación. Viajaríamos a cualquier pueblo que desees conocer, podríamos comer y beber lo que se nos antoje y, lo más importante, podría cuidarte de cerca si algo te llegara a suceder, Louis. —Lo miró con miedo reflejado en su mirada—. No sé qué haré sin ti; te has metido en mi alma y me dolería si algo te llegara a pasar.

— Yo... —lo miró con sorpresa—. Te seré completamente sincero, Harry. —Suspiró acariciando las mejillas del capitán—. Necesito pensar muy bien en todo esto. No podría abandonar a mi papá; necesita de mí para todo. Me enamoré de ti sin pensarlo —Murmuró, suspendiendo la respiración—. Me iría contigo en este momento, pero debo procesar todas las emociones de estos días.

— Relájate, Lou —le dijo, besando suavemente sus labios—. No te obligaré a que vengas conmigo. Si necesitas pensarlo y hablarlo con tu padre, está bien, cariño. —Lo tranquilizó—. En una semana volveré y sabré tu respuesta.

Harry, el capitán pirata, avanzaba con paso firme y seguro por la pasarela que unía la orilla con su barco. El viento agitaba su cabello rizado, haciendo que algunos rizos se acercaran a su cara y se destacaran en su semblante oscuro y tatuado. La tripulación del barco lo observaba con respeto y admiración, mientras él se sentía renacer al volver a su hogar. Con un ademán decidido, ordenó izar las velas y desplegar el ancla, preparándose para zarpar hacia la aventura una vez más. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro al sentirse libre y pleno, mientras el barco se alejaba del puerto con la marea.

— Capitán, se le ve demasiado bien después de toda una aventura con su chico —se acercó Zayn sonriendo.

— Aún no es mi chico, Zayn —respondió, mirándolo con seriedad—. Le hice una propuesta a Louis.

— ¿Qué clase de propuesta? —preguntó Zayn, mirando con curiosidad al pirata—. No me digas que es lo que estoy pensando, Harry...

— No sé qué es lo que piensas, animal —lo golpeó en el brazo, haciéndolo quejarse—. Le invité a ser parte de la tripulación.

— Por todos los mares —murmuró Zayn, mirándolo sorprendido—. ¿Qué te respondió?

— Nada, en una semana tendré su respuesta —murmuró—. Dijo que necesitaba hablarlo con su padre y pensarlo bien antes de actuar.

— Mares santos —lo miró—. Harry, ¿sabes que existe la posibilidad de que no acepte? ¿Entonces qué harás?

— Nada, Zayn, no haré nada para obligar a Louis a ser parte de esta tripulación; apenas está aceptando el hecho de que soy pirata, que somos piratas —lo miró exasperado.

— Tranquilo, compañero —le dijo, dándole suaves golpes en el hombro—. Siempre existe una solución y sabes perfectamente que eso no será un obstáculo para su amor.

— Cierto, Zayn —asintió, suspirando.

Al día siguiente, Louis se despertó extrañado; su papá no le había hablado ni lo había despertado. Asustado, saltó de la cama y salió descalzo hacia la cocina, donde encontró a su papá preparando café con la mirada perdida.

— ¿Papá? —le habló preocupado—. ¿Te sientes bien?

— Oh, Lou —lo miró sonriendo—. Estoy bien, hijo. No te preocupes. ¿Quieres almorzar?

— Claro, papá —le sonrió, y después lo abrazó fuertemente—. Aquí estoy, papá, y no voy a irme a ningún lado.

— Lo sé, cariño —murmuró—. Siéntate, que ya te sirvo. ¿Me quieres acompañar al trabajo?

— ¡Sí! —le respondió sonriendo—. Tengo que ponerme a trabajar; seguro los señores necesitan sus espadas con urgencia.

Comenzó a comer lo que le sirvió su papá y escuchó la carcajada de él, lo que hizo que sonriera.

— No tienes que esforzarte en nada, hijo —le dijo.

— No importa, papá, tengo que ayudarte —respondió, terminando de comer y dejando el plato en el fregadero—. Vamos, que se nos hace tarde.

Louis y su papá llegaron a la herrería temprano en la mañana, después de un tiempo fuera debido a lo sucedido con Louis. Al entrar en la herrería, se escucharon murmullos entre los trabajadores mientras se acercaban. Una vez que Louis y su papá estuvieron frente a la multitud, algunos de los trabajadores se acercaron para saludarlos con un fuerte apretón de manos.

Las personas se sorprendieron al ver a Louis tan bien después de su secuestro y le preguntaron cómo se sentía. Louis respondió con una sonrisa en el rostro: "Me siento mejor, gracias".

Finalmente, la multitud comenzó a felicitar a Louis y a su papá por su regreso, diciéndoles que estaban felices de ver que habían regresado sanos y salvos. Todo terminó con un abrazo de su papá a Louis y los vítores de la multitud animándolos, para el duro trabajo que les esperaba.

— Capitán, ¿qué curso fijamos ahora? —escuchó la voz de Niall.

— ¿Dónde está Zayn? —lo miró ignorando su pregunta.

— Zayn está dormido. Dijo que cortaría el cuello de quien lo molestara, y yo... —se señaló—. Amo mi vida.

— Cállate, Niall, y ve a despertar a ese animal. —se rió al ver la expresión de miedo del pirata.

— Si no regreso, entiérrame junto a una botella de ron. —lloriqueó mientras caminaba.