Todo se encuentra como un vago recuerdo para la villana, no todo se ve con claridad. Lo que jamás podrá olvidar y tiene muy marcado es todo lo que se le fue arrebatado, y todo lo que vio y escuchó aquella noche, lo que juró.

Todo tiene un pasado, sea bueno o malo, y esto no es la excepción. Ponte cómodo que conocerás la historia que se esconde tras la gran Lord Dominator.

Hija única, perdió a su madre al nacer, con extremo cariño hacia su padre, su única familia. Era feliz, y una chica dulce y tierna, sin quitar que era muy hermosa como lo es actualmente. Tan parecida a su madre, pero al mismo tiempo tan diferente. Siempre la marginada, la ignorada, la abandonada. Con heridas en sus muñecas al querer quitar todo rastro de dolor después de haber cumplido los once, cuando su padre la conoció a ella, su madrastra. Una mujer frívola y dura, que a escondidas del padre la maltrataba e insultaba. En ese momento él la hizo a un lado, olvidando por completo que tenía a una hija a la que cuidar y amar.

Miraba con odio y repulsión a esa mujer que llegó a robarle a su papá. Su corazón comenzaba a apagarse lentamente.

Recuerda con sumo rencor el día en el que la echaron de casa, con solo 14 años. No tenía a donde ir, ni con quien. Se ocultó en un callejón, sola, llenándose de rabia.

Hasta que un día... Esa adorable sonrisa se convirtió en una sínica, llena de locura. ¿Por qué lastimarse a sí misma si podía lastimar a otros para olvidar su dolor?  Vaya idea acababa de pasar por su mente. Y no la desaprovechó, la utilizo como si de un arte se tratara.

La primera vez que lo hizo fue con un chico que siempre le decía vulgaridades. Él sería su primera víctima. Utilizó un vidrio roto que encontró en su viejo callejón, en la noche, cuando nadie veía o escuchaba. Fue tan placentero y lo disfrutó como no se tiene idea. Con sus manos llenas de sangre y alegremente riendo.

Y cada vez aumentaba el número de asesinatos. Dos, seis, nueve, trece. Cada uno peor y más horrendo que el anterior. Siempre dejando mensajes dirigidos a su siguiente víctima con la sangre de la recién asesinada. Nadie sabía que ella era quien cometía dichas atrocidades, lo único que se sabía era que se hacía llamar Dominator. La joven Deedee había desaparecido, dejando en su lugar a una desquiciada llamada Lord Dominator. Y además de matar a sangre fría, también destruía, obteniendo dinero y armas robadas, facilitando su sanguinario trabajo.

Y al final, después de haber descubierto que la única persona a la que había llegado a querer murió, aprovechó para cumplir con su tan esperada venganza en contra de su madrastra.

No tuvo piedad. No la dejó rogar al menos. Fue rápido pero doloroso. Cayó de rodillas frente al cuerpo inerte de la mujer y comenzó a reír. Había enloquecido. Era una psicópata. Amante del sufrimiento ajeno. Su rostro se ensombreció al darse cuenta de que estaba sola, también había acabado con quienes intentaron ayudarla. Y de nuevo se lleno de enojo.

Y así, fue como con el paso del tiempo llegó a invadir la galaxia, convirtiéndose en la pesadilla de muchos.

Y ahora mismo su nave estaba siendo destruida, y tenía frente a ella a un viajero peludo que ofrecía ayudarla y ser su amigo, pero cometía un grave error al recordarle que estaba sola, volviendo a abrir la herida que apenas cerraba, recordándole porque era tan malvada. Recordándole que solo era un monstruo.