-Si sigue mirándote, lo hechizaré.

Harry se detuvo y miró hacia la esquina. Una chica alta de Slytherin fulminó con la mirada a una estudiante de Durmstrang, que estaba parada junto a una columna y seguía lanzando miradas a su amiga, una chica más pequeña de Ravenclaw.

-Te castigarían- dijo Ravenclaw con calma.

La Slytherin parecía lista para responder, pero se atragantó con sus palabras cuando el chico de Durmstrang comenzó a acercarse.

-Buenas tardes- saludó cortésmente el chico. Le sonrió a la chica Ravenclaw. -Me preguntaba si me harías el honor de asistir conmigo al baile de Navidad.

La chica sonrió. -Claro que si. ¿Es eso siquiera una pregunta?

La Slytherin parecía a punto de desmayarse, mientras los otros dos empezaban a hablar de los detalles. Harry se preguntó si realmente era tan fácil invitar a salir a alguien. Sólo faltaban seis días para el baile y todavía no tenía cita. McGonagall lo mataría si no lograba conseguir una.

Subió las resbaladizas escaleras sin pensar, lo que provocó que se topara con Malfoy tan pronto como cruzó la entrada. El otro perdió el equilibrio y Harry rápidamente lo agarró de los brazos para evitar que cayera.

-Merlín, Potter. ¡Mira por dónde vas! -siseó Malfoy, sin aliento.

-Lo siento, estaba distraído- Harry hizo una mueca de disculpa, dejando ir al rubio. -¿Te ibas? añadió, sintiéndose un poco decepcionado.

Malfoy arregló su ropa. -Sí, para buscarte.

-¿A mí?- Harry levantó las cejas.

-Yo quería preguntarte algo.

El estómago de Harry dio un vuelco. -¿Sí?

El rubio miró alrededor de la lechucería vacía antes de inclinarse. -¿Qué pasa con los Gryffindors?

-¿Qué? Nada. ¿Por qué lo preguntas?

Malfoy levantó una ceja con sospecha. -Finnigan invitó a Pansy al baile.

-¡¿ÉL HIZO?!- soltó Harry. -¿Qué dijo ella?

-Ella dijo que no, por supuesto- dijo Malfoy con altivez. -Pero ella estaba muy molesta por eso.

-¿Por qué?-preguntó Harry. -¿Estaba ella tan ofendida?

Malfoy puso los ojos en blanco. -Ella pensó que él se estaba burlando de ella, preguntándoselo en broma.

-Seamus no haría eso. Ni siquiera podía pedírselo a alguien de verdad.

-Me di cuenta de eso cuando ella se fue furiosa y él se quedó allí, luciendo como un babuino herido-dijo Malfoy con una sonrisa divertida. -Pero no la culpo por pensar que estaba bromeando. ¿Un Slytherin con un Gryffindor? Por favor. 

Harry frunció los labios. -Sin embargo, Zabini irá con Dunbar. Ella le preguntó.

Malfoy frunció el ceño. -Bastardo no me lo dijo.- Los ojos grises miraron a Harry con sospecha. -¿Qué pasa con los Gryffindors? Siento que han sido raros desde hace un tiempo.-Señaló con un dedo acusador a Harry. -Y te negaste a decirme por qué antes, así que debes saberlo.

Harry hizo una mueca. -No puedo decirlo. Confidencialidad de la casa y todo. Pero prometo que no hay una gran conspiración en marcha.

Malfoy lo estudió cuidadosamente antes de dar un paso atrás. -Bien, hazlo a tu manera- Apartó la mirada por un momento y suspiró, luego se volvió hacia él con una pequeña sonrisa. -¿Cómo va tu ensayo? ¿Necesita ayuda?

-Sí, por favor- dijo Harry.

Se sentaron en un banco de piedra, Harry lanzó un cálido hechizo sobre ambos cuando notó el rubor rosado en el pálido rostro de Malfoy. Parecía muy sensible al frío. El rubio le dedicó una sonrisa fácil y procedió a decirle a Harry que había estado confundiendo los términos del libro de texto y que tenía que reescribir todo el ensayo. Una hora más tarde, Harry sonrió ante su trabajo terminado mientras Malfoy se preparaba para irse.

-Te debo una grande, Malfoy- dijo. "En serio. Solo dilo.

Malfoy se echó la correa de su bolso al hombro y se detuvo, mordiéndose el labio y luciendo aún más pálido.

-¿Estás bien? preguntó Harry, levantándose.

Malfoy asintió rápidamente. - Me tengo que ir ahora.- Se apresuró hacia las escaleras. -Adiós, Potter.

-Adiós-murmuró Harry, mirándolo irse. Una sensación extraña se instaló en su pecho, haciéndolo sentir incómodo. Corrió tras él por capricho. -¡Espera, Malfoy-!

El rubio se giró tan rápido que Harry se preocupó por su cuello. -¿Sí?-dijo, mirando expectante a Harry.

Harry sólo pudo mirarlo fijamente, notando cómo sus pálidas mejillas estaban rojas por el frío y preguntándose por qué eso se veía bien cuando debía incomodar. -Er- murmuró inteligentemente, sin estar seguro de por qué lo había llamado.

Malfoy siguió mirándolo, con sus grandes ojos grises que Harry no podía apartar de los suyos. Por alguna razón, Harry pensó en el estudiante de Durmstrang, en lo que había dicho. Sintió que el calor subía a sus mejillas y rápidamente se aclaró la garganta, mirando hacia otro lado. -Er, nada. Sólo... Nos vemos en el Gran Comedor-tartamudeó. -Ya sabes, en la cena. Er, nos vemos entonces.

-Correcto- dijo Malfoy, mirando hacia otro lado. -Hasta entonces, Harry-dijo rápidamente, antes de correr escaleras abajo.

Harry se golpeó la cabeza contra la pared de piedra de la lechucería, con el corazón acelerado. No sabía lo que estaba haciendo, pero Malfoy lo había llamado por su nombre y no pudo evitar que una estúpida sonrisa estirara sus labios.

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Ni siquiera Hermione mirándolo como si estuviera enojada estropeó su buen humor. Él simplemente le sonrió y descartó sus preguntas, distrayéndola preguntándole cómo le iba con su ensayo de Pociones. Hermione frunció el ceño cuando él  dijo que ya había terminado y pareció sorprendida cuando leyó su ensayo, murmurando que no había errores. Harry sonrió estúpidamente y apoyó la cabeza en su mano.

Su buen humor sólo decayó cuando Ginny, Fay y algunas otras chicas llevaron a Ron con aspecto enfermizo a la sala común.

-¿Lo que le pasó?-preguntó Harry alarmado.

-Simplemente invitó a Fleur Delacour al baile- dijo Ginny, ayudando a su hermano a sentarse en una silla.

-¿Qué dijo ella?

No, por supuesto- dijo Hermione. Ron sacudió la cabeza y ella jadeó. -¿Ella dijo que sí?

-No seas tonta- murmuró Ron. -Ella estaba caminando, sabes cuanto me gusta cuando camina, y las palabras simplemente se me escaparon.

-En realidad, le gritaste, fue algo aterrador- señaló Ginny.

Harry sintió el miedo acumularse en su estómago, mientras recordaba el momento fuera de la lechucería. De cómo sólo podía pensar en lo que el estudiante de Durmstrang había dicho, cómo las mismas palabras casi se le habían escapado.

-Te gusta- dijo Harry horrorizado.

Todos lo miraban como si fuera un estúpido.

-¿Cómo no podría hacerlo, amigo? ¿La has visto? -murmuró Ron.

-Te gusta-repitió Harry. -Así que no pudiste evitar invitarla al baile, porque te gusta. Ella te gusta.

Hermione lo miró con preocupación. -¿Harry?

-Así que si te gusta, entonces yo...-Harry dio un paso atrás porque las piezas hicieron clic. Tiene sentido. -Oh, Merlín- se sentó.

-¡Oh! ¿Le preguntaste a alguien también? preguntó Fay, con los ojos brillando de curiosidad.

Harry sacudió la cabeza enérgicamente. -No, nadie. Yo no... Er, no.

-¿Ni siquiera Cho?- preguntó Hermione. -Pensé que te gustaba.

Eso se sintió como hace años. Él pensaba que Cho era la chica más bonita de Hogwarts y se ponía en ridículo cada vez que la veía. O odiar a Malfoy y encontrar su cara golpeable. Su voz elegante ya no era irritante y su sonrisa ahora era una vista bienvenida. Harry se sintió mareado. ¿Cuándo había cambiado todo?

Harry negó con la cabeza, -Necesito una cita. Rápido- declaró Harry. Miró a su alrededor y notó que Parvati y Padma bajaban las escaleras e inmediatamente las llamó.