Capítulo 8 : 16 de diciembre, viernes: Traidores a la casa
-Hay algo mal con Malfoy.
Harry miró hacia arriba, buscando en el Gran Comedor al rubio. Se relajó cuando lo encontró sentado en la mesa de Slytherin, escuchando a Pansy Parkinson con una sonrisa perezosa.
-Me parece bien- dijo Harry, volviendo a su ensayo. Snape parecía decidido a enviarles asignaciones imposibles ya que Harry obtuvo una nota alta en su ensayo de bilis de armadillo. Tal vez Malfoy podría ayudarlo nuevamente con esto, sobre las diferentes formas de usar la mandrágora en los antídotos. Tendría que preguntárselo la próxima vez que se encontraran. Harry lo había ayudado con Transformaciones el martes, así que Malfoy le debía.
-¿Qué quieres decir?- susurró Ron, parpadeando cuando Harry lo miró con una ceja levantada. -Ha estado sospechosamente callado por un tiempo ahora.
Harry tuvo que estar de acuerdo. Malfoy no se había burlado de él desde su cuarto encuentro en la lechucería, cuando se rompió el silencio y ofreció una botella de tinta. Harry supuso que se debía a la extraña tregua que tenían, pero el rubio tampoco se había molestado en decirle nada a Ron o a Hermione. Harry estaba verdaderamente agradecido por eso porque si lo hacía tendría que dejar de hablarle.
-¿No es eso algo bueno?- preguntó Harry, pendiente de Snape. Se suponía que la hora de estudio era para tareas y bueno, estudiar, el hombre se lo tomaba muy en serio.
-¿Bueno ?- siseó Ron. -¡Debe estar tramando algo!- Cuando Harry dejó escapar un tarareo evasivo, Ron se volvió hacia Hermione. -¿verdad?
Hermione frunció el ceño. -Odio estar de acuerdo con Ron, especialmente cuando debería estar estudiando, pero Malfoy ha estado terriblemente callado.-Miró a su alrededor antes de inclinarse. -En la última clase de Aritmancia, dejé caer mi botella de tinta justo al lado de sus zapatos.
-¡Bien, Hermione!
-¡Accidentalmente, Ron!- susurró Hermione. -Y lo limpió y siguió con lo suyo. Ni siquiera se burlo de mí.
-¿QUÉ?- soltó Ron, comprobando rápidamente que Snape no lo había notado.
-¿Quizás dejó de ser un imbécil?- intentó Harry. -O no- agregó cuando sus dos amigos lo miraron como si se hubiera vuelto loco. Sacudió la cabeza y volvió a su ensayo.
Después de descubrir que las propiedades de las mandrágoras cambian drásticamente dependiendo de si se cortan con cuchillos de plata o de hierro, Harry supo que tenía que pedirle a Malfoy que lo resumiera. El libro de texto era demasiado confuso y seguía distrayéndose con las conversaciones a su alrededor.
-¿Qué pasa, Seamus?- preguntó Ron, cuando el chico se dejó caer en el banco cerca de ellos.
Dean se sentó a su lado, sonriendo. -Sí, Seamus. Diles.
Seamus frunció el ceño. -Intenté invitar a una Ravenclaw de tercer año al Baile de Navidad. La he visto en la biblioteca antes, es muy bonita y parece lo suficientemente agradable.
-¿Y?
-Y Seamus se asustó de su amiga Slytherin de tercer año- terminó Dean, luciendo muy divertido.
-¡Ella seguía mirándome!
Ron se volvió hacia Hermione. -Te dije que eran malvados.
Hermione puso los ojos en blanco. -O simplemente estaba preocupada porque su amiga sea invitada a salir por un chico que ella ni siquiera conoce.
Ron dejó escapar un suspiro. -En serio, ¿Cómo se supone que vamos a preguntarles? Viajan en manadas.
Harry se encogió de hombros. Realmente debería esforzarse más para encontrar una cita, ya que al parecer, los campeones tenía que abrir el baile. Pero él no pudo encontrar centrarse en sí mismo para intentarlo. -Tal vez deberías ir con Seamus y preguntarle a la amiga enojada.
-De ninguna manera. Prefiero morir que ir con una Slytherin.
-Eso es un poco dramático- comentó Hermione.
Ron olfateó. -Se llama lealtad a la casa.
-Bien, sobre eso- intervino Dean. -¿Sabías que Fay va con Zabini?
-¿Cuándo sucedió eso ? preguntó Seamus.
-Ella lo acorraló después de Pociones. Zabini pareció sorprendido, pero estuvo de acuerdo con bastante facilidad.
—Traidora a la casa —murmuró Ron.
-Quiero decir, ella era muy audaz. ¿No es ese el comportamiento de un Gryffindor?- Harry se encogió de hombros cuando Ron, Seamus y Dean lo miraron raro. -¿No? Está bien.
Cerró su libro de texto de Pociones, sabiendo que no avanzaría más sin preguntarle a Malfoy. Miró hacia la mesa de Slytherin, donde el rubio estaba escribiendo en un pergamino. Sus ojos grises parpadearon, encontrándose con los de Harry. Malfoy le dio una breve sonrisa tentativa antes de volver a su trabajo.
Harry buscó a tientas su pluma, que casi se le cae. Sacudió la cabeza y trató de leer su libro de texto. Entonces se dio cuenta de que ya lo había cerrado. Lo abrió de nuevo en una página al azar y le pegó los ojos. No volvió a levantar la vista hasta que Ron comenzó a decirle a Hermione que era una niña.
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