[Taiwán, 5 de Marzo de 1980]

Varios soldados del ejército estadounidense corrían de forma desesperada para protegerse de las bombas, granadas y demás que les lanzaban sus rivales, quienes tenían la orden directa de asesinar a sangre fría. 

—¡El helicóptero está en camino! — exclamó uno de los soldados. 

—¡Sí, pero estamos rodeados y no podrá aterrizar si no despejamos la zona! 

Uno de los soldados tomó su arma y la recargó. 

—¡Cubranse todos, que nadie salga hasta que yo lo ordene! — exclamó quién parecía el Capitán del pelotón. 

—¿Qué vas a hacer, Payton? 

—Voy a despejar esta mierda. 

—Definitivamente estás loco, no irás solo. — dijo un hombre, con sus ojos medio achinados y decidido a salir con su compañero. 

—¡A la cuenta de tres… Uno, dos…! 

—¡Tres! 

[América, 20 de Marzo de 1980]

Payton abrió sus ojos, se encontraba medio mareado con sus manos atadas a unas cuerdas amarradas a tubos de acero inoxidable, se encontraba mareado, exhausto y moribundo. 

—Fue una gran labor como soldado de los Estados Unidos, señor Payton, pero todo inicio tiene un final. 

El hombre abrió sus ojos totalmente luego de que una luz blanca iluminó el lugar, luego quedó desmayado nuevamente solo sujetado por las cuerdas en sus brazos.