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Capítulo 20: "The Outlaws".

Loly, Andrew y Billy habían llegado al vestíbulo del edificio donde encontraron varios cuerpos en el suelo.

—Llegan tarde. — dijo Payton acercándose.

—¿Tú también? — soltó Loly.

—¿Qué pasó acá?

—Se llevaron a Black, la loca esa de las espadas.

Andrew se acercó a la salida de emergencia donde se concentró lo suficiente para poder localizar a Jack.

—Debemos encontrar a esos idiotas pronto o algo malo va a pasar. — gruñó Loly perdiendo la paciencia.

—Están en el sótano. — dijo Andrew. —Planean llevar a Jack a la máquina y experimentar con él, tenemos que movernos.

—Iremos por las escaleras, pueden tener el ascensor vigilado. — sugirió Payton.

—Tengo una idea. — continuó el enmascarado.

Jack comenzaba a recuperar la consciencia, al abrir sus ojos observó cómo lo arrastraban hasta una camilla que tenía una máquina en la parte superior.

—La máquina está lista, los encantamientos fueron exitosos y se activaron las runas. — dijo Mónica.

—Excelente, vamos a… — Winchest fue interrumpido por el sonido del ascensor acercándose.

—¡Mierda! — exclamó Zhou.

Rápidamente Baako tomó a Jack y le colocó un cuchillo en su cuello para evitar que escapara.

El ascensor bajó en su totalidad y dentro de él se encontraba Loly, totalmente sola, la pelinegra comenzó a caminar hacia todas aquellas personas que la observaban.

—Escuchen, sé lo que intentan hacer aquí y normalmente digo que no es de mi incumbencia pero esto es diferente… solo vine a hablar.

—¿Dónde están los demás? — preguntó Mónica colocándose frente a Loly.

—Sólo necesito que suelten a Jack y terminemos con esto, en serio, no quiero pelear con ustedes… al menos no sola. — contestó la pelinegra con una sonrisa.

Andrew apareció dando un gran salto impactando una patada en la cara de un hombre mientras Billy se sacó aquella capa de invisibilidad que guardaba en su chaqueta para derribar a otro sujeto.

—Lo que sea que vayan a intentar, no funcionará esta noche. — dijo Billy.

—Siempre tan seguros… ¿Por qué lo estarían? — preguntó Zhou con una sonrisa maliciosa.

De repente se escuchó el tiro de un arma de fuego, Baako cayó al suelo con un agujero de bala en su cabeza causando la distracción perfecta para que Loly, Billy y Andrew atacaran a los demás en el lugar con ayuda de Jack quien ahora se encontraba liberado.

—¡Payton, la máquina! — exclamó Andrew.

—Yo me encargo. — contestó el pelinegro.

Una batalla comenzó en el sótano de aquel edificio, Loly se encargaba de enviar a volar a aquellos hombres solo con sus puños mientras Jack y Andrew se enfrentaban a Zhou.

Payton se encontraba colocando explosivos a la máquina con el cuidado necesario para no ser tocado por algún rayo que la misma desprendía, cuando terminó se puso en pie y se dirigía a ayudar a los demás, sin embargo, la luz se apagó en esa área y un encantamiento de Mónica hizo que un gran muro se interpusiera entre Payton y sus compañeros.

—¡Atrapenlo! — exclamó un hombre en la oscuridad.

Payton comenzó a escuchar los pasos de hombres corriendo a su alrededor, sin embargo, no podía visualizarlos debido a que la luz en el lugar había sido cortada. El hombre sintió como aquellos sujetos le hacían pequeños cortes en su cuerpo mientras pasaban, uno que otro tiro fue impactado con éxito, un par de golpes en sus piernas lo hicieron caer al suelo de rodillas y un último lo tumbó en el suelo bastante herido.

Los otros cuatro seguían luchando al otro lado de la pared tratando de detener a La Disidencia, de repente, ambos grupos se frenaron.

—Payton está herido. — dijo Andrew aprovechando la situación.

—No podemos parar… — añadió Billy.

—Y no lo haremos. — contestó Loly.

La Disidencia formó un círculo dejando a aquellos cuatro en el centro del mismo, Mónica y Zhou estaban frente a ellos pero la anciana dio un paso al frente preparada para atacar.

—Jack, enciendelo. — dijo Billy.

El rubio también dio un paso al frente, encendió su puño y se puso en guardia.

La anciana lanzó un encantamiento con su mano al mismo tiempo que Jack lanzó un golpe en la misma dirección causando que el encantamiento lanzado por la anciana rebotara en su puño y aturdiera a los demás a las espaldas de Zhou.

—¡Vamos! — exclamó Mónica mientras se ponía de pie junto a sus hombres reanudando la pelea.

—¡Billy, el muro! — exclamó Loly al hombre quien de inmediato corrió a aquella pared y la derrumbó con ayuda de Jack.

Al escuchar el estruendo, Payton tomó del brazo a uno de los hombres y lo jaló hacia él, mordió fuertemente su oreja hasta arrancarla por completo de su cabeza y de un golpe en su cara lo dejó medio inconsciente, se las arregló para colocarse de pie y comenzar a pelear a mano limpia contra aquellos sujetos.

Aquel enfrentamiento era feroz entre ambos bandos, sin embargo, los pocos hombres que iban quedando de La Disidencia eran fácilmente derrotados por sus rivales.

Winchest había sido derrotado por Loly mientras Andrew combatía aún contra una Mónica al borde de la derrota.

Jack y Billy se encargaron de frenar a Zhou y con un fuerte golpe del rubio en la cabeza de la anciana la dejó en el suelo sin signos vitales.

—¡Cuidado, están armados! — exclamó Billy quién corrió para proteger a Andrew y a Loly.

Una ráfaga de disparos se abrió en el lugar impactando con todo a su paso pero rápidamente contraatacaron pues Payton había tomado uno de los rifles del suelo y abrió fuego contra aquellos hombres asesinandolos en segundos.

—No pueden… no pueden ganar, son muy débiles. — susurraba Mónica tirada en el suelo.

—Lo siento por esto. — contestó Andrew dándole un golpe a la mujer en la cara que la dejó inconsciente.

—¡Escuchen, estos explosivos son muy potentes! — exclamó Payton. —Podrían hacer que todo esto se vaya a la mismísima mierda. — continuó.

—No podemos marcharnos, no todos están derrotados. — dijo Jack.

—¿No escuchaste, poker? El edificio colapsará, será suficiente para que mueran estos idiotas. — contestó Loly.

—Es hora de largarnos. — agregó Payton.

Billy tomó a Mónica quien seguía inconsciente y luego miró a Andrew.

—Sé lo que estás pensando y tienes razón.

El enmascarado hizo un ademán con su cabeza entendiendo lo que su compañero intentaba decir.

—Bien, ya hay que irnos, tomen sus manos. — dijo Loly.

—No pueden desaparecer… — susurró la voz de Winchest quien se ponía lentamente de pie. —…Hay encantamientos en el edificio que impiden aparecer o desaparecer dentro de él, están condenados al igual que nosotros. — añadió el hombre quien lentamente levantó su mano mostrando el detonador de los explosivos el cual había tomado luego de que a Payton se le cayera.

—¡No! — exclamó la pelinegra quien dio un golpe seco en el suelo causando que se levantara y arrojara a Winchest por los aires soltando el detonador. —Váyanse, les daré tiempo. — dijo después.

—¿Estás loca, Diggory? — cuestionó Billy.

—No te dejaremos aquí, no es opción. — siguió Andrew.

—Escuchen, soy la más vieja de todos ustedes y les estoy diciendo que se larguen. No es mi mejor argumento para ganar una discusión pero estamos perdiendo el tiempo mientras discutimos esto, los alcanzaré en cuanto estén afuera, lo prometo.

—Vamos, confíen en ella. — dijo Payton.

—Usa la salida norte, la policía está rodeando el lugar. — dijo Andrew a Loly.

—Cuernitos, ven. — contestó la pelinegra.

Andrew se acercó a la mujer quien le susurró algo en el oído al enmascarado para después apartarse.

» Vayan, me verán allá cuando menos lo esperen… — dijo la mujer. —… Tú no, porque… ya sabes. — añadió dirigiéndose a Andrew. —Muevanse.

Los cuatro hombres siguieron la orden de Loly y se dirigieron rápidamente al ascensor del lugar para salir lo más rápido posible.

—Tienes valor, Evelyn.

—Cierra la boca, payaso.

—Decidiste enfrentar tu problema personal conmigo pero no les dijiste nada a tus amigos. ¿Por qué? — hablaba Winchest.

—Tú eres mi problema, no el de ellos. Y me alegra estar aquí parada frente a ti en esta situación para decirte la basura que eres y en lo que terminaste siendo.

La pelinegra se acercaba lentamente al detonador en el suelo, al hacerlo, se agachó para tomarlo.

—¿Crees que este será el fin de La Disidencia, querida? Hay muchas más personas en todo el mundo que siguen nuestros caminos.

—Entonces ellos se encargarán de destruirlos. — contestó la pelinegra.

Los cuatro hombres habían llegado a la salida principal donde la policía esperaba en la puerta pues habían sido alertados de los disparos y actividad sospechosa dentro del edificio.

—¡Todos al suelo! — exclamó uno de los oficiales.

—Despejen la zona y déjenlos pasar. — ordenó el oficial a cargo.

Jack observó a aquel hombre reconociendolo de inmediato, el presidente del MACUSA les estaba ayudando.

—Necesitan atención médica. — dijo Billy a aquel oficial refiriéndose a Payton y Mónica.

—Loly… estamos fuera. — susurró Andrew con aquel aparato en su oído.

La pelinegra escuchó a Andrew hablar por el comunicador.

—Lo que pasará a continuación, maldito enfermo, es poco de lo que te mereces. — dijo la muchacha hablando con Winchest preparada para detonar los explosivos.

Antes de que pudiera hacerlo, el hombre de traje púrpura sacó la varita de su mango y apuntó a la mujer en el pecho.

—¡Desmaius!

El encantamiento impactó en la pelinegra y la envió a volar por los aires, su espalda chocó contra la pared y quedó aturdida en el suelo.

Winchest se puso de pie rápidamente, tomó el detonador del suelo y se dirigió hacia las escaleras.

—Suerte la próxima vez, muñeca… Aunque no creo que tengas otra oportunidad.

Loly se colocó de pie, sacudió su cabeza un poco y corrió tras Winchest.

—No vas a escapar esta vez. — soltó la pelinegra.

Loly dio un gran salto, cayó justo a las espaldas de Winchest, lo tomó por su camiseta y lo empujó por la escaleras, el hombre castaño rodó con tal potencia hasta llegar al último piso.

—No te rindes nunca… — susurró el hombre.

La pelinegra quitó el detonador de sus manos y con una patada lanzó largo a su rival, sin embargo, el hombre nuevamente sacó su varita y apuntó a la mujer.

» ¡Suéltalo, Evelyn! — exclamó.

La chica dudó, fueron unos largos segundos de silencio hasta que decidió lo que haría.

—Vete al infierno. — contestó y sin más, apretó el botón que accionó los explosivos.

La policía intentaba entrar al edificio, sin embargo, fueron detenidos por Payton quien pidió al hombre a cargo alejar a sus hombres pues habían explosivos dentro.

—Todos alejense de este lugar. White llama al equipo antibombas. — dijo Voight.

Todos los oficiales acataron la orden del hombre a cargo.

» ¿Qué mierda pasó ahí? — preguntó el hombre.

—Es una larga historia. — contestó Billy.

—Loly aún no aparece, volveré por ella. — soltó Jack algo desesperado.

—¡Jack, espera! —exclamó Andrew.

El rubio dio un paso al frente, sin embargo, se detuvo al instante debido al sonido de la explosión.

—¡Mierda! —exclamó Billy.

La estructura del edificio comenzó a colapsar, todos los oficiales observaban la escena desde lo largo.

—Sabía que no saldría… — susurró Andrew.

—¿De qué hablas? — preguntó Voight, curioso.

—Susurró algo en mi oído antes de irnos. Dijo: “Disculpame con Bells.” — agregó el enmascarado.

Jack observaba el edificio caer mientras una montaña rusa de sentimientos se hacía presente en su cabeza.

—Loly… — susurró el rubio.

Un par de horas habían pasado desde el suceso en Hell's Kitchen, el MACUSA cooperaba en secreto con la policía muggle para limpiar el desastre causado. Payton había sido trasladado a un hospital pues tenía algunas heridas graves, sin embargo, se encontraba estable.

Andrew decidió acompañar a Jack y Billy al hospital donde esperarían noticias sobre los cuerpos encontrados en el lugar de los hechos.

—Disculpen, estoy buscando a Evelyn Diggory, una chica de cabello negro con chaqueta de cuero negra y jeans azules… ¿No sabe si ha aparecido por acá? — preguntaba una rubia en la recepción del hospital.

—Disculpe señorita, no hemos recibido datos sobre esa persona, tome asiento y le avisaré si encuentro algún dato.

—Demonios… — susurró la chica mientras se alejaba de la recepción.

—¿Señorita Bells? — escuchó la rubia decir a una voz masculina.

—¿Sí? — preguntó mientras se giraba.

—Mucho gusto, mi nombre es Andrew Wilson.

El muchacho invidente decidió darle la noticia a la mujer quien se sentó de golpe en una de las sillas de la recepción mientras un mar de lágrimas salían de sus ojos.

Voight visitaba la habitación de Payton, el presidente del MACUSA tenía noticias para él.

—Ryan Payton, permítame presentarme. Soy Franklin Voight.

—¿Qué quiere? — preguntó de mala gana el pelinegro.

—Tranquilo, no sea tan agresivo… solo vine a informarle que el gobierno mágico pagará su estadía en el Hospital General Metropolitano de Nueva York y que al finalizar su trato acá será libre. — narraba Voight mientras le quitaba las esposas a Payton.

—¿De qué está hablando? — contestó el hombre algo confundido y asustado.

—Agradezca al señor Malcolm Carter quien decidió declarar ante el Wizengamot sobre su inocencia, lo hicimos llegar a la fiscalía de Nueva York y bueno, es usted un hombre libre, ahora con su permiso, me retiro. — dijo Franklin para luego salir de la habitación.

—Doctor, un cuerpo nuevo, una mujer pelinegra con múltiples quemaduras y traumas a nivel craneal.

—Bien, envíela a la morgue para identificación.

Escuchó decir Andrew, mientras caminaba por los pasillos del hospital en busca de la habitación de Mónica.

—Disculpe, busco a una paciente recién ingresada, Mónica Evans. — dijo el hombre a la doctora encargada.

—Evans fue transferida a otro hospital, señor, si gusta puedo llevarlo con el gerente para que le indique con más detalle.

—No, no es necesario, gracias…

Tras unos días de lo sucedido, Jack había decidido tomarse unas vacaciones y regresar un tiempo a Londres.

—Sí ves a tu hermano envíale saludos de mi parte, llevo años sin saber de él. — le dijo Billy al rubio.

—Somos dos… de todas formas debo buscarlo para darle la noticia, al igual que al resto.

—Vamos Jack, sé que era tu amiga y era una gran persona pero murió haciendo lo correcto, la convierte en una héroe.

—Si te escuchara decir eso te patearía el trasero. — contestó Jack con una sonrisa.

—Jack se hace tarde, debemos irnos. — escuchó decir a Jia Li al otro lado de la habitación.

—Nos vemos. — dijo el rubio a Billy.

—Suerte viejo. — contestó el hombre.

Jack se marchó de Nueva York angustiado, triste y un poco desanimado pero a la vez sentía una sensación de alegría al saber que su mejor amiga se había marchado de esta vida como una gran héroe y él estuvo a su lado para apoyarla siempre.

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